jueves, 14 de agosto de 2025

Los PCCGF versus Rusia. Desmembrar a Rusia. La guerra interminable - ChatGTP Plus

 


He encontrado multitud de testimonios del propósito de desmembrar a la Federación Rusa, atribuidos a personas como Dick Cheney, Jon Schwarz, Brzezinski, la Corporación RAND, Janusz Bugajski, Alexander J. Motyl, Kaja Kallas… es decir, al menos a lo lago de los últimos 35 años. Incluso he encontrado mapas. Me ha llamado un poco la atención porque me da indicios de por qué verdaderamente se ha expandido la OTAN, de la razón del Maidán y de todo lo demás al día de hoy. Parece que es un asunto viejo y de fondo. ¿Me puedes ordenar un poco este asunto?

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Sí, lo que mencionas no es un conjunto de declaraciones sueltas, sino un hilo doctrinal de larga duración en la política y estrategia occidental hacia Rusia, que aparece con variaciones desde el final de la Guerra Fría y que hunde sus raíces incluso antes. Te lo puedo ordenar en cuatro capas cronológicas y conceptuales, para que veas la continuidad:

1. El germen previo a 1991

Brzezinski (en The Grand Chessboard, 1997, pero con ideas previas ya en los 70) formuló la visión de que Eurasia es el “tablero” donde se juega el dominio global, y que la clave para controlarla es evitar que surja una potencia hegemónica allí. En su lectura, Rusia era esa potencia potencial.

Durante la Guerra Fría, think tanks como RAND ya habían explorado la idea de “desestabilizar la periferia soviética” fomentando tensiones étnicas y nacionalistas. Estas ideas no buscaban necesariamente “desmembrar” de inmediato, pero sí “fragmentar su poder”.

2. El momento unipolar (1991–2000)

Colapso soviético: para parte del establishment de Washington, la desaparición de la URSS no era el fin del proceso, sino el inicio de una oportunidad para garantizar que Rusia no volviera a ser un actor global.

Documentos y conferencias en la década de los 90 (Brzezinski, algunos oficiales del Pentágono, analistas como Janusz Bugajski) ya contemplaban que Rusia podría dividirse en regiones más pequeñas, debilitada en términos militares y controlada económicamente desde fuera.

Expansión de la OTAN al Este: oficialmente era “para integrar y estabilizar Europa del Este”, pero en círculos internos se reconocía que cerraba espacios estratégicos a Rusia y le impedía recrear una esfera de influencia.

3. La formalización doctrinal (2000–2014)

Durante el mandato de Dick Cheney y la era post-11S, surgió un pensamiento estratégico que combinaba la guerra preventiva (Bush Doctrine) con la idea de neutralizar a rivales antes de que crezcan. Rusia, aunque debilitada, entraba en la lista junto a China.

RAND y otros think tanks elaboraron estudios sobre la “descentralización” o “regionalización” de Rusia como escenario favorable a intereses estadounidenses, justificándolo como vía para “resolver problemas de gobernanza y derechos humanos”.

Georgia 2008: el conflicto marcó un punto de quiebre; en Rusia, la percepción fue que el cerco atlántico ya no era defensivo, sino ofensivo.

4. La fase abierta (2014–presente)

Maidán 2014: en Moscú se interpreta como un golpe occidental para insertar a Ucrania en el dispositivo geopolítico contra Rusia. En documentos internos y discursos de figuras como Bugajski o Motyl, se habló explícitamente de “aprovechar la oportunidad para debilitar al Kremlin”.

Think tanks y política oficial: RAND, Atlantic Council, CEPA, y declaraciones de políticos como Kaja Kallas han planteado escenarios donde una Rusia fragmentada sería más segura para Occidente.

Guerra de Ucrania (2022–): la narrativa pública es “defensa de Ucrania”, pero en foros estratégicos reaparece el objetivo de “reducir la capacidad rusa de proyectar poder”, incluso si eso implica crisis internas territoriales.

Los mapas que has visto suelen venir de publicaciones de Bugajski o análisis RAND que simulan divisiones regionales (Urales, Lejano Oriente, Cáucaso) con diferentes grados de autonomía o incluso independencia.

Claves para entenderlo

Continuidad estratégica: no es un plan único, sino una línea de pensamiento que atraviesa administraciones demócratas y republicanas, y que se actualiza según las circunstancias.

Instrumentos: expansión de alianzas militares, guerra informativa, sanciones, presión económica, apoyo a movimientos separatistas o disidentes, y uso de terceros Estados como plataformas (Ucrania, Georgia).

Meta final: garantizar que Rusia no pueda reconstruirse como polo de poder independiente capaz de disputar el dominio de Occidente en Eurasia.

Riesgo implícito: fragmentar un Estado con arsenal nuclear plantea riesgos de seguridad global que incluso dentro de EEUU generan debate.

Si quieres, puedo hacerte un mapa visual de actores y momentos clave para que veas cómo encaja cada declaración y documento en esta secuencia. Sería como un diagrama de flujo del pensamiento “desmembrador” desde 1991.

Tú dijiste:

Escuchando a gente del MAGA he oído referencias a ciertos puntos clave: inmigración, guerra inacabable y recuperación de la manufactura (aparte de un horror a la ideología wok). ¿Cuán imaginable es lo de cambiar los asuntos de la guerra inacabable y la recuperación de la manufactura (esto para EEUU… el colapso demográfico coloca a Europa en otra escala)…

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Muy buena pregunta. Lo que señalas —inmigración, guerras inacabables, reindustrialización y rechazo al wokismo— son efectivamente los cuatro pilares del imaginario MAGA (y sus réplicas internacionales). Pero lo interesante es cuáles de esas demandas pueden convertirse en política real y cuáles son fantasmas funcionales: útiles para movilizar emocionalmente, pero imposibles de realizar sin romper el sistema.

Vamos por partes, enfocándonos sobre todo en:

• La guerra inacabable (perpetual war)

1. “End the endless wars” – ¿es posible salir de la guerra perpetua?

Trump, y buena parte del entorno MAGA, han denunciado el estado de guerra permanente como una anomalía. Y es cierto: desde 1945, EEUU no ha dejado de intervenir militarmente en decenas de países, con guerras abiertas, encubiertas o por delegación.

Pero salir de ese patrón es casi inimaginable por cinco razones estructurales:

a) El complejo militar-industrial está incrustado en la economía real

• Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grumman, Boeing... están profundamente integradas en el sistema económico, político y laboral.

• Cortar la cadena de guerra supondría cerrar fábricas, despedir decenas de miles de trabajadores, perder influencia global y romper contratos con aliados clave.

b) La guerra es la principal herramienta de política exterior

• EEUU ya no puede competir económicamente con China en muchos sectores. Lo que le queda es:

◦ Monopolio del dólar

◦ Control de rutas estratégicas

◦ Red de bases militares (más de 800 en el mundo)

• Renunciar al estado de guerra permanente sería renunciar a su estatus imperial.

c) Las guerras actuales son híbridas y delegadas

• Ya no se necesitan invasiones a gran escala.

• Ucrania es un ejemplo: se transfiere la guerra a otros, y se sostiene con armas, inteligencia, narrativa, financiación.

• Esto abarata políticamente la guerra, y permite mantenerla “fuera del radar” del votante medio.

d) La narrativa del “enemigo permanente” es estructural

• Ya no es el comunismo. Ahora es Rusia, China, Irán, terrorismo, narcotráfico, desinformación, etc.

• El sistema no puede funcionar sin una amenaza que justifique el estado de excepción.

e) Incluso Trump no pudo cerrar guerras

• Intentó sacar tropas de Siria y Afganistán... pero fue bloqueado desde dentro (Pentágono, Congreso, servicios de inteligencia).

• No pudo cerrar Guantánamo. No cerró ninguna base. Simplemente “cambió el tono”.

Conclusión parcial: la guerra permanente es una función estructural del sistema estadounidense, no una desviación corregible por voluntad presidencial.

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