Tú dijiste
¿En qué momento y por quién o quienes empieza a reutilizarse el término democracia, en el sentido actual de la palabra
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El término "democracia" empieza a reutilizarse en el sentido moderno a partir del siglo XVIII, durante la Ilustración, pero toma fuerza especialmente con las revoluciones atlánticas, como la Revolución Americana (1776) y la Revolución Francesa (1789). Estos eventos marcan un punto de inflexión clave en la resignificación del término.
1. Orígenes antiguos del término
Originalmente, democracia viene del griego "demokratía", que significa poder del pueblo (demos = pueblo, kratos = poder). En la Atenas clásica, especialmente en el siglo V a. C., significaba un sistema en el que los ciudadanos (aunque limitados a varones libres atenienses) participaban directamente en la toma de decisiones.
Sin embargo, tras la caída de la democracia ateniense, el término perdió prestigio y fue visto durante muchos siglos con desconfianza, especialmente por pensadores como Platón, Aristóteles, y más tarde por muchos autores medievales y del Renacimiento.
2. Reaparición y resignificación moderna
El uso moderno de la palabra democracia como gobierno representativo basado en la soberanía popular comienza a desarrollarse en estos contextos:
a) Ilustración y pensamiento político
Jean-Jacques Rousseau (1712–1778), con El contrato social (1762), propone la idea de la voluntad general y de un pueblo soberano, conceptos que influyen en el desarrollo del ideal democrático, aunque él mismo era escéptico respecto al parlamentarismo moderno.
Montesquieu y Locke también contribuyen al marco teórico sobre la separación de poderes y los derechos individuales.
b) Revolución Americana
En Estados Unidos, figuras como Thomas Jefferson, James Madison y otros fundadores adoptan el término "democracia" para referirse al nuevo sistema basado en la soberanía popular y el gobierno representativo, aunque al principio con reservas (preferían hablar de "república").
c) Revolución Francesa
A finales del siglo XVIII, el término "démocratie" comienza a emplearse más abiertamente. Los jacobinos, como Robespierre, lo reivindican como el gobierno del pueblo frente a la aristocracia y la monarquía.
En 1793, la Constitución francesa jacobina habla claramente de soberanía popular, sufragio universal masculino y otras ideas asociadas a la democracia moderna (aunque no llegó a aplicarse plenamente).
3. Expansión en el siglo XIX
Durante el siglo XIX, el término "democracia" se afianza con el movimiento liberal, el sufragismo y la lucha por la expansión del derecho al voto.
En Estados Unidos, el término se populariza con Andrew Jackson (presidente en 1829–1837), líder del llamado "Partido Demócrata", que apelaba al hombre común.
En Europa, se relaciona con el movimiento de los demócratas radicales que piden reformas sociales y sufragio universal (por ejemplo, en 1848).
En resumen:
Cuándo: El término democracia empieza a reutilizarse con su sentido moderno en el siglo XVIII, y se afianza en el XIX.
Quiénes: Pensadores como Rousseau, líderes revolucionarios como Jefferson, Robespierre, y movimientos políticos en EEUU y Europa.
Cómo cambia su sentido: De participación directa en la antigua Grecia a gobierno representativo, sufragio, derechos individuales, y estado de derecho en la era moderna.
¿Quieres que te trace una línea del tiempo con estas etapas clave?
Tú dijiste:
Sí, conozco lo de república vs democracia... y también que la democracia antigua no era, esencialmente, representativa. Yo te pregunto por la palabra "democracia" en el sentido moderno (sí es posible cuándo y por quién o quienes)
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Gracias por la aclaración. Entonces, vamos a centrarnos específicamente en cuándo, dónde y por quiénes se empieza a reutilizar la palabra “democracia” con el significado moderno, es decir, como gobierno representativo basado en la soberanía popular y los derechos ciudadanos (aunque sin necesariamente incluir sufragio universal en sus primeras formulaciones).
Línea de tiempo: Reaparición moderna de la palabra “democracia”
Siglo XVIII – Antes de las revoluciones
Montesquieu (El espíritu de las leyes, 1748) menciona la democracia como uno de los tres tipos de gobierno (monarquía, despotismo, democracia), pero sigue entendiendo el término en el marco de la democracia antigua (directa), que él considera posible solo en pequeños estados.
Rousseau (1762, El contrato social): habla de soberanía popular y voluntad general, pero desconfía del parlamentarismo. Curiosamente, no utiliza “democracia” en sentido moderno, sino más bien como una forma directa que ve inviable en grandes estados.
En esta etapa, la palabra "democracia" todavía se evita o se usa con reservas. “República” es preferida por su neutralidad y asociación con virtud cívica.
Revolución Americana (1776)
Thomas Jefferson y otros autores de la Declaración de Independencia no usan la palabra “democracia” en sentido moderno; preferían "república". De hecho, “democracy” era a menudo un término peyorativo para los federalistas conservadores.
Sin embargo, en las décadas siguientes (1790s), empieza a haber una reapropiación positiva del término por sectores populistas (ej. el partido de Jefferson se convierte en el Democratic-Republican Party → luego Democratic Party).
Primera fase de resignificación: el término "democracia" empieza a asociarse a la idea de gobierno del pueblo mediante representantes elegidos, aunque aún sin sufragio universal.
Revolución Francesa (1789–1799)
Aquí se da el momento clave en la modernización del término:
Robespierre, Saint-Just y los jacobinos comienzan a hablar de “démocratie” como gobierno representativo fundado en la soberanía popular, diferenciándose de la democracia directa clásica.
La Constitución de 1793 (que no llegó a entrar en vigor) habla explícitamente de democracia como gobierno representativo y sufragio universal masculino.
Se produce un giro semántico: democracia deja de ser vista como el caos o el gobierno de la plebe y pasa a ser reivindicada como ideal político moderno.
Primeros en usar “democracia” con el sentido actual: los revolucionarios franceses radicales, especialmente los jacobinos a partir de 1792–1793.
Siglo XIX – Difusión y consolidación
A partir de 1800, “democracia” comienza a usarse en el discurso político como sinónimo de gobierno representativo, aunque a menudo con diferentes grados de participación popular.
En EEUU, con Andrew Jackson y su “Democracy” (años 1820–30), el término se populariza como símbolo del poder del ciudadano común frente a las élites.
En Europa, los movimientos revolucionarios de 1848 y los partidos demócratas radicales adoptan la palabra explícitamente para distinguirse de los liberales moderados.
Conclusión clara y breve
La palabra “democracia” comienza a reutilizarse en su sentido moderno (gobierno representativo basado en la soberanía popular) hacia 1792–1793, en boca de los jacobinos durante la Revolución Francesa, especialmente con la Constitución del Año I (1793). Desde ahí, su uso se extiende y consolida en el siglo XIX.
Si quieres, puedo proporcionarte citas o textos concretos donde se vea este cambio de uso en contexto. ¿Te interesa ese enfoque más filológico o textual?
Tú dijiste:
Bueno, aunque lo estudié hace bastante tiempo (lo del paso desde Solón a Clístenes y esas cosas), desearía que me recordaras lo de la democracia en la antigüedad, porque recuerdo que δῆμος no es "pueblo", en el sentido en que hoy se entiende "pueblo". Claro que si alguien quiere creerlo ¿qué se le va a hacer? Pero bueno, tú no tienes por qué actuar como el típico "demócrata" fundamentalista.
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Excelente observación, y muy pertinente. Tienes toda la razón en matizar el sentido de δῆμος (dêmos) y también en subrayar que la democracia antigua no es, ni pretende ser, lo que hoy llamamos democracia. Vamos a repasar ese contexto antiguo, sin anacronismos ni idealizaciones.
La democracia antigua: contexto, límites y realidad
¿Qué era dêmos en la Atenas antigua?
El término δῆμος literalmente significa “el conjunto de los habitantes de una región” o simplemente una unidad territorial (como un dème o distrito). Con el tiempo, en el contexto político de Atenas, dêmos pasó a significar algo así como la colectividad de ciudadanos, pero no incluía a todos los habitantes.
No es "el pueblo" como lo entendemos hoy (como sinónimo de la nación o el conjunto de la población).
En realidad, dêmos excluía explícitamente a:
Mujeres
Esclavos
Metecos (extranjeros residentes)
Menores de edad
Todos los no-ciudadanos
En el mejor momento de la democracia ateniense (siglo V a. C.) se estima que solo un 10–15% de la población podía participar políticamente.
¿Cómo funcionaba esa "democracia"?
La democracia ateniense, especialmente desde Clístenes (finales del siglo VI a. C.) y luego Pericles, se caracterizaba por:
Participación directa en la Asamblea (ekklesía), donde los ciudadanos votaban leyes y decisiones clave.
Uso de la sorteo (kleroterion) para designar cargos públicos (para evitar la aristocracia hereditaria).
Tribunales populares masivos (dikasteria), también sorteados.
La isonomía: igualdad ante la ley (entre ciudadanos).
La isegoría: derecho igual de hablar en la Asamblea.
Sin embargo:
No había representación como la entendemos hoy.
No había derechos universales ni se reconocía la idea de "derechos humanos".
El sistema descansa en una economía esclavista.
El dêmos estaba muchas veces en tensión con las élites, lo que generó reacciones oligárquicas y contrarreformas.
Los mismos griegos desconfiaban de la democracia
Platón la considera una forma degenerada de gobierno (en su tipología pasa de aristocracia → timocracia → oligarquía → democracia → tiranía).
Aristóteles, aunque más empírico, la distingue de la politeía, y teme el dominio de los pobres sobre los ricos.
Para ambos, democracia era casi sinónimo de demagogia: el pueblo manipulado por oradores.
Entonces… ¿era democracia?
Sí, pero no en el sentido moderno. Por eso, muchos historiadores y politólogos prefieren hablar de:
“Democracia directa antigua” o “democracia de ciudadanos”, pero con muchas reservas.
Es más un modelo de participación directa entre pares (varones ciudadanos) que un sistema universalista o representativo.
En resumen (sin “fundamentalismo democrático”)
Dêmos en Atenas no era el pueblo moderno, sino una clase política limitada, masculina, y excluyente.
La democracia antigua fue un régimen de participación directa, sin partidos, sin representación, sin derechos universales.
La idealización moderna de la democracia griega es más una construcción del siglo XIX (cuando se buscaban raíces para el parlamentarismo liberal) que una realidad continua.
No hay continuidad sustancial entre la democracia antigua y la moderna, aunque el término se haya reciclado.
¿Quieres que te trace una comparación esquemática entre democracia antigua y moderna? ¿O te interesa más cómo ese mito de “la cuna de la democracia” se ha usado en el discurso político moderno?
Tú dijiste:
me interesa más cómo ese mito de “la cuna de la democracia” se ha usado y se sigue usando en el discurso político moderno
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Perfecto. Es un tema crucial y muy revelador: la apelación a la "democracia griega" como mito fundacional cumple una función simbólica en el discurso político moderno, más que una función histórica rigurosa. Vamos a ver cómo se construye y se utiliza ese mito, desde el siglo XIX hasta hoy.
1. El mito de Atenas como "cuna de la democracia"
Desde el siglo XIX, especialmente en Europa occidental y EEUU, se empieza a construir una narrativa genealógica en la que la democracia moderna sería la heredera directa de Atenas. Esta narrativa sirve para:
Legitimar el parlamentarismo liberal como algo "natural" o "históricamente inevitable".
Proveer una raíz noble, clásica y europea a los sistemas representativos modernos.
Contraponerse a regímenes autocráticos, comunistas o coloniales.
Esta visión no se basa en una continuidad histórica real (como ya vimos), sino en una apropiación simbólica de ciertos valores: libertad, participación, ley, razón pública.
2. Quiénes construyen y difunden este mito (siglo XIX)
a) Historiadores y filólogos del siglo XIX
Académicos como George Grote (británico, History of Greece, 1846–1856) defienden una visión positiva de la democracia ateniense, frente a autores conservadores que la desprecian.
Esta es la primera gran rehabilitación moderna del término democracia, tomando Atenas como modelo admirado, no como advertencia.
b) Liberalismo europeo
Tras las revoluciones liberales (1830, 1848), los liberales necesitan un relato heroico de los orígenes de la libertad y el gobierno civil.
Se invoca a Atenas y Roma como precedentes del Estado de derecho, la ciudadanía y la participación.
c) Nacionalismos modernos
Grecia moderna (independiente desde 1830) se construye simbólicamente como la continuadora del espíritu helénico. Occidente la presenta como origen común europeo, borrando siglos de dominación otomana y bizantina.
3. Usos ideológicos contemporáneos del mito
a) Occidente vs. el "Otro"
En el contexto de la Guerra Fría y después del 11-S, se invoca la “democracia” occidental como heredera de Atenas frente a:
El comunismo soviético (autoritarismo).
El islam político (teocracia).
China (autoritarismo confuciano).
Se utiliza como narrativa civilizatoria para justificar intervenciones, superioridad cultural o exportación de modelos políticos (“bringing democracy”).
b) Educación cívica y cultura política
Manuales escolares, museos, discursos oficiales... presentan Atenas como modelo fundacional de nuestras democracias.
Se omiten (o minimizan) sus exclusiones estructurales (esclavitud, patriarcado, imperialismo), y se presenta una imagen idealizada, tipo “Érase una vez la democracia...”.
c) La Unión Europea y la identidad europea
Se invoca la Grecia clásica como parte del relato de una identidad europea común basada en la razón, la ley, la libertad y la democracia, frente al caos exterior o la barbarie.
Esto puede verse, por ejemplo, en los discursos del Parlamento Europeo o en instituciones como el Consejo de Europa.
¿Qué función cumple este mito?
Legitimadora: vincula las democracias liberales actuales con una “tradición noble” y antigua.
Excluyente: al presentar la democracia como invención europea, se margina a otras tradiciones políticas (como las formas de gobierno indígenas, islámicas, africanas).
Simplificadora: reduce procesos históricos complejos a un relato lineal (de Atenas a Washington o Bruselas), borrando rupturas, retrocesos y ambigüedades.
Instrumental: se usa para justificar políticas internacionales, o incluso guerras, en nombre de la “defensa de la democracia”.
Conclusión crítica
El mito de Atenas como "cuna de la democracia" no es simplemente una descripción histórica, sino una construcción ideológica moderna. Su función no es explicar el pasado, sino legitimar el presente. Sirve para naturalizar ciertos regímenes, excluir alternativas, y crear un sentido de continuidad cultural que no existió realmente.
Si te interesa, puedo recomendarte autores que han desmontado este mito, como Moses Finley, Josiah Ober, Cornelius Castoriadis, o incluso enfoques más críticos como los de Michel Foucault o Etienne Balibar. ¿Quieres que te comparta alguna bibliografía comentada sobre esto?
Tú dijiste:
Por ejemplo ¿se empleó el mito en el ataque a Afganistán?
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Sí, el mito de la democracia —como herencia de Atenas y como símbolo de civilización occidental— fue claramente empleado, directa e indirectamente, en la narrativa que justificó el ataque a Afganistán en 2001. Aunque el lenguaje no siempre invoca a Atenas de forma explícita, la estructura ideológica que sostiene el discurso occidental sí recurre a esa genealogía mitificada de la democracia.
Contexto: Guerra en Afganistán (2001)
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos lanzó la operación militar Enduring Freedom en Afganistán, oficialmente para destruir a Al-Qaeda y derrocar al régimen talibán. Pero muy pronto se incorporó un discurso de "misión civilizatoria", en el que se enmarcaron valores como:
La libertad
Los derechos humanos
La democracia
La liberación de las mujeres
El Estado de derecho
Este discurso no se limitó a razones de seguridad nacional: se convirtió en una narrativa de "rescate", de proyecto civilizador, profundamente vinculado al mito moderno de la democracia occidental.
¿Cómo aparece el mito de la democracia aquí?
1. Democracia como universalismo moral
Los discursos de George W. Bush y otros líderes occidentales usaron la democracia como piedra de toque de los "valores universales", que supuestamente Occidente tenía el deber de proteger y difundir.
Ejemplo (Bush, discurso de 2002):
“No luchamos para imponer nuestra voluntad, sino para llevar la esperanza de la democracia y la libertad a personas que la merecen tanto como nosotros.”
Este uso sitúa a la democracia como un valor suprahistórico, naturalizado como herencia de Occidente (aunque sin decir “Atenas” directamente), frente a un "Otro" retratado como bárbaro, fanático, premoderno.
2. Democracia como misión histórica
En muchos documentos estratégicos de EEUU y la OTAN entre 2001 y 2010 se habla de “nation building” (construcción de una nación) y “transition to democracy” en Afganistán, presentando el modelo occidental como un camino inevitable y deseable.
Se organizaron elecciones bajo supervisión internacional.
Se redactó una constitución “democrática” con apoyo de la ONU.
Se impusieron formas institucionales copiadas del modelo liberal occidental (presidencialismo, multipartidismo, parlamento).
Esta narrativa sigue el guion del mito: de la barbarie a la civilización, del despotismo a la democracia, de Oriente a Occidente. Aunque no diga “Atenas”, la estructura ideológica es la misma que nace con el mito ilustrado.
3. El papel de la mujer: un símbolo clásico
Una parte clave del discurso fue la liberación de la mujer afgana como símbolo de avance democrático. Esto reproduce una antigua figura del mito democrático: la mujer como emblema de civilización, frente al oscurantismo oriental.
Iconografía muy difundida: burka → urna.
Condoleezza Rice, Hillary Clinton, y ONGs occidentales repitieron esta idea de que democratizar era liberar a las mujeres.
En muchos sentidos, esto recuerda a cómo en el siglo XIX se justificaba el colonialismo en nombre de “liberar” a los pueblos sometidos por despotismos (otomanos, árabes, africanos...).
¿Hay análisis críticos sobre esto?
Sí, muchos. Aquí algunos autores y enfoques que han desmontado este uso del mito democrático:
David Held – sobre democracia liberal y su exportación imperial.
Mahmood Mamdani (Good Muslim, Bad Muslim) – crítica a la visión binaria civilización/barbarie tras el 11-S.
Chantal Mouffe – señala cómo la democracia se convirtió en bandera ideológica de un "consenso" liberal excluyente.
Gayatri Spivak – en clave poscolonial, cuestiona el uso de “los derechos de las mujeres” como excusa imperial.
Conclusión
Sí, el mito de la democracia como herencia de Occidente (con raíces idealizadas en Atenas) fue instrumentalizado en la justificación del ataque y ocupación de Afganistán, aunque rara vez se mencione a Grecia de forma literal. El mito opera aquí como una narrativa legitimadora, que opone civilización occidental a barbarie oriental, y democracia a teocracia, para justificar una intervención militar y un modelo político específico.
¿Quieres que te seleccione algunos textos clave (académicos o políticos) donde esto se vea claramente? ¿O te interesa más cómo este mito se aplica también en otros contextos como Irak, Libia o incluso Ucrania?
Tú dijiste:
¿hay cálculos sobre el número de bajas afganas en esa intervención?
ChatGPT Plus
Sí, hay estimaciones bastante documentadas sobre el número de bajas afganas durante la intervención militar liderada por EEUU en Afganistán (2001–2021). Sin embargo, no existe una cifra única ni definitiva, porque los datos varían según la fuente, la metodología, y lo que se considera “baja” (combatientes vs. civiles, muertes directas vs. indirectas, etc.).
Estimaciones de víctimas afganas (2001–2021)
Civiles afganos
Entre 47.000 y 70.000 civiles muertos, según distintas fuentes.
Combatientes afganos
Fuerzas de seguridad afganas (policía y ejército): al menos 66.000 muertos.
Combatientes talibanes y otros insurgentes: entre 52.000 y 85.000 muertos, según informes de inteligencia y estimaciones de la ONU y el Pentágono.
Muertes indirectas (por hambre, enfermedad, colapso del sistema sanitario)
No hay cifras exactas, pero algunas estimaciones elevan el impacto total (directo + indirecto) a más de 200.000 muertes afganas atribuibles a la guerra.
Fuentes principales
Costs of War Project (Brown University)
Uno de los estudios más completos.
Estima (2021):
Civiles afganos muertos directamente por violencia: ~47.000
Fuerzas de seguridad afganas: ~66.000
Combatientes talibanes y otros insurgentes: >51.000
Total de muertos afganos: entre 170.000 y 200.000, si se incluyen muertes indirectas.
Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA)
Desde 2009 hasta 2021 registró más de 38.000 civiles muertos y más de 70.000 heridos, solo en ese periodo.
La ONU considera que los talibanes y otros grupos insurgentes fueron responsables de la mayoría de estas muertes, pero también documenta cientos de ataques erróneos o indiscriminados por parte de fuerzas estadounidenses y aliadas.
Ministerio de Salud Pública de Afganistán (en informes parciales)
Ha sugerido que las muertes indirectas por la guerra (hambre, desplazamiento, colapso sanitario) podrían ser incluso más numerosas que las muertes violentas directas.
Apunte crítico
Aunque se suelen publicitar las cifras de soldados muertos de EEUU (unos 2.400), se minimiza en el discurso público el hecho de que las víctimas afganas son con diferencia la mayoría abrumadora —y civiles en gran parte. La desproporción entre las muertes locales y extranjeras es típica de los conflictos asimétricos y de las guerras de ocupación.
¿Quieres una tabla con estos datos desglosados, o un gráfico comparativo visual? ¿O te interesa cómo estas cifras se han usado o silenciado en el discurso político y mediático occidental?
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