
https://www.corbettreport.com/blackrock/
Como ya sabe, BlackRock comenzó su vida como "Blackstone
Financial Management" en las oficinas de The
Blackstone Group en 1988. En 1992 ya tenía tanto
éxito que el fundador Larry Fink y el director ejecutivo de
Blackstone, Stephen Schwarzman, escindieron la empresa como su
propia entidad, bautizándola como BlackRock
en un intento deliberado de sembrar confusión.
Pero fue
en 1993 (o eso dice la historia) cuando se forjó posiblemente la más
importante de las herramientas de control de mercado de BlackRock.
Fue ese año que Jody Kochansky, un administrador de cartera
de renta fija contratado el año anterior, comenzó a cansarse de su
tarea diaria, a las 6:30 de cada mañana, de comparar toda su cartera
con las cifras de ayer.
La tarea, realizada a mano a
partir de copias impresas en papel, era larga y ardua. Kochansky tuvo
una idea mejor: "Dijimos, tomemos estos datos y, en lugar de
imprimirlos, los clasificaremos en una base de datos y haremoas que
la computadora compare el informe de hoy con el informe de ayer, en
todas las posiciones".
Puede que hoy nos parezca
obvio, pero en 1993 la idea de automatizar una tarea como ésta era
radical. Aun así, valió la pena. Después de ver la utilidad de
tener un informe automatizado, diario y generado por computadora, que
calcula el riesgo de cada activo en una cartera, Kochansky y su
equipo se prepararon para un ejercicio de escritura de código de 72
horas que resultó en Aladdin (abreviatura de "activo,
pasivo y red de inversión en deuda y derivados"),
una tecnología de análisis de inversiones patentada promocionada
como "el sistema operativo de BlackRock".
Vendido
como un "sistema de procesamiento central para la gestión de
inversiones", el software es ahora el núcleo de BlackRock
Solutions, una filial de BlackRock que otorga licencias de
Aladdin a clientes corporativos e inversores institucionales. Aladdin
combina gestión de cartera y negociación, cumplimiento, operaciones
y supervisión de riesgos en una única plataforma y ahora lo
utilizan más de 200 instituciones, incluidos los gestores
de fondos rivales Vanguard
y State Street; la mitad
de las diez principales aseguradoras
del mundo; gigantes de las grandes
tecnológicas
como Microsoft, Apple y Alphabet y numerosos fondos
de pensiones, incluido el más grande del mundo, el
Fondo de Seguros de Pensiones del Gobierno Japonés, de 1,5 billones
de dólares.
Los propios números cuentan la historia de
Aladdin.
Lo utilizan 13.000 empleados de BlackRock y miles
de clientes de BlackRock.
Ocupa tres centros de datos en
Estados Unidos y BlackRock planea abrir dos más en Europa.
Ejecuta
miles de simulaciones Monte Carlo
(algoritmos computacionales que modelan la probabilidad de diversos
resultados en sistemas caóticos) todos los días en cada uno de las
decenas de millones de valores bajo su ámbito.
Y, en
febrero de 2017, Aladdin gestionaba el
riesgo de activos por valor de 20 billones de dólares.
Fue entonces cuando BlackRock dejó de informar esta cifra, ya que,
como dijo la compañía a The Financial Times, "los
activos totales no reflejan cómo los clientes usan el sistema".
Una fuente anónima de la empresa tuvo una opinión diferente: "La
cifra ya no se divulga debido a la atención negativa que atrajeron
las enormes sumas".
En este caso, la frase
"sumas enormes" casi no logra hacer justicia a la riqueza
verdaderamente alucinante que se encuentra bajo la atenta mirada de
este sistema informático. Como informó The Financial Times,
la combinación de los numerosos nuevos clientes que utilizan Aladdin
en los últimos años y el crecimiento de los mercados de acciones y
bonos en ese tiempo ha significado que el valor total de los activos
bajo la gestión del sistema es mucho mayor que los 20 billones de
dólares reportados en 2017: "Hoy en
día, 21,6 billones de dólares se encuentran en la plataforma de
sólo un tercio de sus 240 clientes, según documentos públicos
verificados con las empresas y relatos de primera mano".
Para ponerlo en
contexto, esa cifra (que representa los activos de sólo un tercio de
la clientela de BlackRock) representa en sí misma el 10% del valor
de todas las acciones y bonos del mundo.
Pero si le
preocupa la idea de que esta cantidad de activos del mundo estén
bajo la gestión del software informático propiedad de una sola
empresa, BlackRock tiene un mensaje para usted: ¡Relájese! La línea
oficial es que Aladdin sólo calcula el riesgo, no les dice a los
administradores de activos qué comprar o vender. Por lo tanto,
incluso si hubiera una línea de código perdida o un algoritmo
defectuoso en algún lugar profundo de la programación de Aladdin,
que hiciera que su análisis de inversión fuera catastróficamente
incorrecto, la decisión final sobre cualquier inversión determinada
aún dependería del juicio humano.
…No hace falta decir
que eso es mentira. En 2017 BlackRock presentó un proyecto para
reemplazar a los seleccionadores de acciones humanos de bajo
rendimiento con algoritmos informáticos. Apodado "Monarch",
el esquema vio miles de millones de dólares en activos arrebatados
al control humano y entregados a un oscuro brazo del imperio
BlackRock llamado Systematic Active
Equities (SAE). BlackRock adquirió SAE en el mismo
acuerdo de 2009 en el que adquirió iShares
de Barclays Global Investors
(BGI).
Como ya hemos visto, el acuerdo con BGI fue
increíblemente lucrativo para BlackRock: iShares se compró por
13.500 millones de dólares en 2009 y alcanzó una valoración de 1,9
billones de dólares en 2020. Como testimonio del compromiso de
BlackRock con el proyecto Monarch, una máquina sobre un hombre, Mark
Wiseman, director global de acciones activas de BlackRock, dijo a
The Financial Times en 2018: "Creo firmemente que,
si miramos hacia atrás dentro de cinco a diez años, lo que más nos
benefició con la adquisición de BGI es en realidad SAE. "
Incluso
The New York Times informaba, en el momento del
lanzamiento de la operación Monarch, de que Larry Fink había
"puesto su suerte en manos de las máquinas" y que
BlackRock había "trazado un ambicioso plan para consolidar
un gran número de fondos de inversión gestionados activamente, con
otros que se basan más en algoritmos y modelos para elegir
valores".
"La democratización de la
información ha hecho mucho más difícil la gestión activa",
dijo Fink al New York Times. "Tenemos que cambiar el ecosistema;
eso significa depender más de big
data, inteligencia
artificial, factores
y modelos
dentro de las estrategias de inversión tradicionales y
cuantitativas".
Para que no quede ninguna duda sobre
el compromiso de BlackRock con esta agenda antihumana, la compañía
redobló su apuesta en 2018 con la creación de AI
Labs, que está "compuesto por investigadores,
científicos de datos e ingenieros" y trabaja para "desarrollar
métodos para resolver sus problemas" técnicos más difíciles
y avanzar en los campos de las finanzas y la IA".
Los
modelos reales que utiliza SAE para seleccionar valores se ocultan
tras los muros del secreto empresarial, pero conocemos algunos
detalles. Sabemos, por ejemplo, que SAE recopila más de 1.000
señales de mercado sobre cada valor evaluado, incluidas todas las
estadísticas obvias que cabría esperar en cualquier análisis
cuantitativo de los mercados de renta variable (precio de
negociación, volumen, relación precio-beneficios, etc.) hasta las
formas más exóticas de recopilación de datos que son posibles
cuando se conectan complejos algoritmos de aprendizaje a las
alucinantes cantidades de datos disponibles en la actualidad sobre
prácticamente cada uno y cada cosa.
Un estudiante de MBA
de Harvard catalogó algunos de estos enfoques novedosos para la
valoración de acciones emprendidos por los algoritmos SAE en una
publicación de 2018 sobre el tema.
Una de las formas en
que BlackRock está incluyendo el aprendizaje automático en su
proceso de inversión es mediante una “combinación de
señales”, en la que un modelo extrae datos para intentar
conocer las relaciones entre los rendimientos de las acciones y
diversos datos cuantitativos. Por ejemplo, analizaría el tráfico
web a través de los sitios web corporativos como un indicador del
crecimiento futuro de la empresa o examinaría los datos de
geolocalización de los teléfonos inteligentes para predecir qué
minoristas son más populares. Al hacerlo, los investigadores deben
recalibrar y perfeccionar el modelo, para asegurarse de que esté
agregando valor y no simplemente redescubriendo comportamientos de
mercado bien conocidos que ya conocen [sic] los administradores de
fondos “fundamentales”.
Otra aplicación
importante del aprendizaje automático se produjo cuando se combinó
con el procesamiento del lenguaje natural. En este modelo la
tecnología aprende de forma adaptativa cuáles son las palabras que
pueden predecir el comportamiento futuro de las acciones. Este modelo
se utilizó en el análisis de informes de corredores y
presentaciones corporativas y la tecnología descubrió que los
comentarios del CEO (Chief Executive
Officer) tienden a ser generalmente más positivos,
por lo que comenzó a darle más importancia a los comentarios del
CFO (Chief Financial Officer)
o la parte de preguntas y respuestas de las conferencias
telefónicas.
Entonces recapitulemos. Sabemos que
BlackRock ahora gestiona más de 21
billones de dólares en activos con su software
Aladdin, lo que hace que una parte
significativa de la riqueza mundial dependa de los cálculos de un
"sistema operativo" opaco y propiedad
de BlackRock. Y sabemos que Fink
ha "unido
su suerte a las máquinas"
y se dedica cada vez más a encontrar formas de aprovechar la llamada
inteligencia artificial,
los algoritmos de aprendizaje
y otras tecnologías de
vanguardia para eliminar
aún más a los humanos del circuito de inversión.
Pero
aquí está la verdadera pregunta: ¿qué está haciendo realmente
BlackRock con su ojo que todo lo ve de Aladdin y sus robots
selectores de valores SAE (Systematic
Active Equities)y sus laboratorios de inteligencia
artificial? ¿A dónde están realmente tratando de llevarnos Fink y
su pandilla con lo último y lo mejor en
magia fintech de vanguardia?
Afortunadamente no
necesitamos exactamente escudriñar las hojas de té para encontrar
la respuesta a esa pregunta. Larry Fink ha tenido la amabilidad de
escribirnoslo en blanco y negro.
Verá, cada año desde
2012 Fink se ha encargado, como gobernante de facto de la riqueza
mundial, de escribir una "carta anual a
los directores ejecutivos" exponiendo los próximos
pasos en su plan para dominar el
mundo.
…Bueno, quiero
decir que escribe
la carta "como fiduciario de nuestros clientes que nos confían
la gestión de sus activos, para resaltar los temas
que creo que son vitales para generar retornos duraderos a largo
plazo y ayudarlos a alcanzar sus objetivos".
A
veces denominadas "llamado
a la acción" a los líderes corporativos, estas
cartas del hombre que administra una parte importante de los activos
de inversión del mundo en realidad cambian el comportamiento
corporativo. Que esto sea así debería ser evidente para cualquiera
que tenga dos células cerebrales funcionando, que
es precisamente la razón por la que un equipo de investigadores
necesitó meses de minucioso estudio para publicar un artículo,
revisado por pares, que
concluyera este hecho deslumbrantemente obvio: "las
empresas de cartera son sensible a los esfuerzos de participación
pública de BlackRock".
Entonces ¿cuál
es el último caballo de batalla de Larry Fink? ¡Por supuesto, la
estafa de los criterios ESG (Environmental, Social and Governance!
Los
criterios ESG
(Environmental,
social and corporate governance)
son un enfoque de acción corporativa orientado a implantar en el
mundo 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS,
Sustainable Development
Goals, SDG)
de la Agenda 2030 de las mil corporaciones más grandes del
mundo.
Así es, Fink utilizó su carta de
2022 para arengar a su audiencia cautiva de jefes corporativos sobre
"El poder
del capitalismo", con lo que se refiere al poder
del capitalismo para
controlar más perfectamente el comportamiento humano en nombre de la
"sostenibilidad".
Específicamente:
Han
pasado dos años desde que escribí que el riesgo climático es un
riesgo de inversión. Y en ese corto período hemos visto un
desplazamiento tectónico del capital. Las inversiones sostenibles
han alcanzado ya los 4 billones de dólares. También han aumentado
las acciones y ambiciones hacia la descarbonización. Esto es sólo
el comienzo: el cambio tectónico hacia la inversión sostenible
todavía se está acelerando. Ya sea que se destine capital a nuevas
empresas centradas en la innovación energética o que se transfiera
capital de índices tradicionales a carteras y productos más
personalizados, veremos más dinero en movimiento.
Carta
de Larry
Fink
a los CEOs.
18 de enero de 2022. El
Poder del Capitalismo
https://www.blackrock.com/cl/2022-larry-fink-ceo-letter
Todas las empresas y
todas las industrias se verán transformadas por la transición a un
mundo neto cero. La
pregunta es: ¿liderarás o serás conducido?
¡Oooh,
oooh, quiero liderar, Larry! ¡Elígeme, escógeme!… pero por
favor, dime cómo puedo llevar a mi empresa a este feliz nuevo orden
mundial Net Zero.
El
capitalismo de partes interesadas consiste en generar retornos
duraderos y a largo plazo para los accionistas. Y la transparencia en
torno a la planificación de su empresa para un mundo neto cero es un
elemento importante de ello. Pero es sólo una de las muchas
revelaciones que nosotros y otros inversores pedimos a las empresas.
Como administradores del capital de nuestros clientes, pedimos a las
empresas que demuestren cómo van a cumplir con su responsabilidad
ante los accionistas, incluso mediante prácticas y políticas
ambientales, sociales y de gobernanza
corporativa.
Sí,
para sorpresa de nadie Larry Fink ha incluido a BlackRock en la
estafa multimillonaria de "prácticas y
políticas ambientales, sociales y de gobernanza",
más conocida como ESG. Para aquellos que aún no saben acerca de
ESG, tal vez quieran ponerse al día sobre el tema con mi
presentación a principios de este año sobre "ESG y la
conspiración de las grandes petroleras". O pueden leer
el resumen de la estafa ESG de Iain Davis en su artículo
sobre la globalización de los bienes comunes (también
conocida como la financiarización
de la naturaleza a través de
las llamadas "corporaciones
de activos naturales"):
Esto
se logrará utilizando Métricas del Capitalismo de las Partes
Interesadas. Los activos se calificarán utilizando puntos de
referencia ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para el
desempeño empresarial sostenible. Cualquier negocio que requiera
financiación de mercado, tal vez mediante la emisión de bonos
climáticos, o tal vez bonos verdes para empresas europeas,
necesitará que esos bonos tengan una calificación ESG saludable.
Iain
Davis. Seizing
Everything: The Theft of the Global Commons
(Apoderándose
de todo: El robo de los bienes comunes globales):
https://iaindavis.com/global-commons-part-1/
… https://iaindavis.com/global-commons-part-2/
Una calificación ESG baja disuadirá a los inversores,
impidiendo que un proyecto o negocio despegue. Una calificación ESG
alta hará que los inversores se apresuren a invertir su dinero en
proyectos respaldados por acuerdos internacionales. En combinación,
iniciativas financieras como NAC
(Natural Asset
Companies) y ESG están
convirtiendo los ODS en regulaciones de mercado.
En
otras palabras, ESG es un conjunto de métricas falsas y tontas que
están siendo elaboradas por think tanks
globalistas y aspirantes a consejos gobernantes (como el Foro
Económico Mundial) para que sirvan como una especie
de sistema de crédito social para las
corporaciones. Si las corporaciones no siguen la línea en
lo que respecta a las políticas globalistas del momento, ya sea
adoptando los
compromisos cero neto (o incluso Cero Absoluto)
que destruyen la industria
o expulsando de la vida económica a los
que “piensan criminalmente”
(https://es.wikipedia.org/wiki/Crimental
) o cualquier otra cosa que pueda estar en
la lista de lo ondeseado por los
globalista, su calificación
ESG se verá afectada.
"¿Y qué?",
se preguntará usted. "¿Qué tiene que ver una calificación
ESG con el precio del té en China y por qué le importaría a
cualquier director ejecutivo?"
El "y qué"
aquí es que, como señala Fink en su última carta, BlackRock
pondrá los informes ESG y su
cumplimiento en su canasta de consideraciones al
elegir en qué acciones
y bonos invertir y
cuáles pasar por
alto.
Y Fink no está solo. Ahora hay
291 signatarios de la Iniciativa Net Zero
Asset Managers, un "grupo internacional de
administradores de activos comprometidos a apoyar el objetivo de cero
emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050 o antes".
Incluyen BlackRock, Vanguard, State
Street y muchas otras empresas que gestionan
colectivamente 66 billones de dólares en activos.
En
términos sencillos, BlackRock y sus firmas de inversión globalistas
están aprovechando su poder como administradores de activos para
comenzar a moldear el mundo corporativo a su imagen y someter a las
corporaciones a su voluntad.
Y en caso de que se
lo pregunten, sí, esto también está relacionado con la agenda de
la IA.
En 2020
BlackRock anunció el lanzamiento de un nuevo módulo para su sistema
automatizado Aladdin: Aladdin
Climate.
Aladdin Climate es la primera
aplicación de software que ofrece a los inversores medidas tanto del
riesgo físico del cambio climático como del riesgo de transición a
una economía baja en carbono, en carteras con valoraciones de
valores y métricas de riesgo ajustadas al clima. Con Aladdin
Climate, los inversores ahora pueden analizar el riesgo y las
oportunidades climáticas a nivel de seguridad y medir el impacto de
los cambios de políticas, la tecnología y el suministro de energía
en inversiones específicas.
Para tener una idea de cómo
sería un mundo dirigido por señores digitales a instancias de esta
agenda ESG, simplemente debemos recurrir al conflicto en curso en
Ucrania. Como escribió Fink en su carta a los accionistas a
principios de este año:
Finalmente
un aspecto menos discutido de la guerra es su impacto potencial en la
aceleración de las monedas digitales. La guerra impulsará a los
países a reevaluar sus dependencias monetarias. Incluso antes de la
guerra, varios gobiernos buscaban desempeñar un papel más activo en
las monedas digitales y definir los marcos regulatorios bajo los
cuales operan. El banco central de Estados Unidos, por ejemplo, lanzó
recientemente un estudio para examinar las posibles implicaciones de
un dólar digital estadounidense. Un sistema de pago digital global,
cuidadosamente diseñado, puede mejorar la liquidación de
transacciones internacionales y al mismo tiempo reducir el riesgo de
lavado de dinero y corrupción. Las monedas digitales también pueden
ayudar a reducir los costos de los pagos transfronterizos, por
ejemplo, cuando los trabajadores expatriados envían sus ganancias a
sus familias. A medida que vemos un creciente interés por parte de
nuestros clientes, BlackRock está estudiando las monedas digitales,
las monedas estables y las tecnologías subyacentes para comprender
cómo pueden ayudarnos a servir a nuestros clientes.
El
futuro del mundo según BlackRock está a la vista ahora. Es un mundo
en el que algoritmos de aprendizaje informático inexplicables
dirigen automáticamente las inversiones de las instituciones más
grandes del mundo a las arcas de aquellos que cumplen con las
demandas de Fink y sus compañeros de viaje. Es un mundo en el que
las transacciones serán cada vez más digitales y cada transacción
se extraerá de datos para el beneficio financiero de los señores
algorítmicos de BlackRock. Y es un mundo en el que las corporaciones
que se nieguen a seguir la agenda serán relegadas al olvido en
materia de ESG y a las personas que presenten resistencia se les
cerrarán sus billeteras CBDC.
La transición de BlackRock
de una mera empresa de inversión a un coloso financiero, político y
tecnológico que tiene el poder de dirigir el curso de la
civilización humana está casi completa.
JAMES
O'KEEFE: Conozca a Serge Varlay, reclutador de BlackRock.
SERGE
VARLAY: Déjame decirte que lo importante no es quién es el
presidente. Lo
importante es
quién controla la billetera del presidente.
REPORTERO
ENCUBIERTO: ¿Y quién es ese?
VARLAY: Los fondos de
cobertura, BlackRock, los bancos. Estos tipos dirigen el mundo.
Financiamiento de campañas. Sí, puedes comprar a tus candidatos.
Obviamente contamos con este sistema. Primero están los senadores.
Estos tipos son jodidamente tacaños. ¿Tienes 10 de los grandes?
Puedes comprar un senador. "Podría darte 500.000 ahora mismo
sin hacer preguntas. ¿Vas a hacer lo que hay que hacer?"
REPORTERO:
¿Todo el mundo hace eso? ¿BlackRock hace eso?
VARLAY:
Todo el mundo hace eso. No importa quién gane. Están en mi bolsillo
en este momento.
FUENTE: El reclutador de BlackRock que
“decide el destino de las personas” dice que “la guerra es
buena para los negocios” Imágenes encubiertas