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viernes, 18 de abril de 2025

Tyler Durden, Conclusiones clave de la historia secreta del New York Times que detalla la impactante participación de EEUU en la guerra de Ucrania, 31 de marzo de 2025

 


https://www.zerohedge.com/geopolitical/key-takeaways-nyts-secret-history-us-shocking-level-involvement-ukraine-war

Ya es demasiado tarde y los medios alternativos e independientes han trabajado mucho para exponer la realidad, incluidos libros de más de 600 páginas que se han publicado, pero el New York Times publicó el domingo un extenso informe sobre The Partnership: The Secret History of America's Role in the Ukraine War

(https://www.nytimes.com/es/2025/03/31/espanol/mundo/ucrania-estados-unidos-guerra-colaboracion.html ).

Hasta hace muy poco los guardianes de los grandes medios de comunicación se negaban a admitir que se estaba desarrollando una guerra indirecta desde el inicio del conflicto en Ucrania. Esto incluso después de que el supuesto periódico oficial reconociera, en febrero de 2024, que la CIA había construido 12 "bases secretas de espionaje" en Ucrania para librar una guerra en la sombra contra Rusia desde 2014. Una vez más llega demasiado tarde, pero ahora que las fuerzas ucranianas están claramente perdiendo la guerra, el Times admite que la administración anterior de Biden estuvo mucho más involucrada a nivel militar y de inteligencia con Ucrania de lo que previamente hicieron público las fuentes oficiales. El informe analiza en profundidad la extraordinaria colaboración de inteligencia, estrategia, planificación y tecnología que se convirtió en el arma secreta de Zelenski para combatir a Rusia. Comienza describiendo que, dos meses después de que Putin enviara a su ejército al otro lado de la frontera, generales ucranianos vestidos de civil eran trasladados en secreto a bases estadounidenses en Alemania para participar en sesiones de planificación de guerra de alto nivel. "Los pasajeros eran generales ucranianos de alto rango", escribe el New York Times sobre los hombres que fueron trasladados en un convoy de vehículos sin distintivos desde la capital ucraniana a Europa Occidental. "Su destino era Clay Kaserne, el cuartel general del Ejército de EEUU en Europa y África, en Wiesbaden, Alemania. Su misión era ayudar a forjar lo que se convertiría en uno de los secretos mejor guardados de la guerra en Ucrania". El informe deja claro que los comandantes estadounidenses estaban mucho más involucrados en las operaciones ucranianas de lo que se creía, hasta el punto de escandalizar a algunos aliados de la OTAN. En esencia muchas operaciones antirrusas en los campos de batalla de Ucrania se dirigían precisamente desde la base en Alemania. Sin embargo una investigación del New York Times revela que Estados Unidos estuvo involucrado en la guerra de forma mucho más profunda y amplia de lo que se creía anteriormente (continúa el informe). En momentos críticos esta alianza fue la columna vertebral de las operaciones militares ucranianas que, según cifras estadounidenses, han matado o herido a más de 700.000 soldados rusos (Ucrania ha estimado su número de bajas en 435.000). Codo con codo en el centro de mando de la misión de Wiesbaden, oficiales estadounidenses y ucranianos planearon las contraofensivas de Kiev. Un vasto esfuerzo estadounidense de recopilación de inteligencia guió la estrategia de batalla a gran escala y canalizó información precisa sobre los objetivos a los soldados ucranianos en el campo de batalla. Cabe destacar que, en esencia, se trata de funcionarios estadounidenses y del New York Times admitiendo que el Kremlin siempre ha tenido razón al insistir en que nunca se trató simplemente de Moscú contra Kiev, sino que los países de la OTAN han militarizado a Ucrania y la han convertido en un arma contra Rusia. El presidente Putin y funcionarios del Kremlin se han quejado vehementemente de la intervención estadounidense desde el principio, pero Occidente lo descartó como mera "propaganda". A continuación se presentan algunos extractos clave del extenso informe del New York Times, con subtítulos y énfasis de ZeroHedge...

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Los estadounidenses supervisan la "cadena de la muerte"

Un jefe de inteligencia europeo recordó su sorpresa al descubrir lo profundamente involucrados que estaban sus homólogos de la OTAN en las operaciones ucranianas. «Ahora forman parte de la cadena de la muerte», afirmó. La idea rectora de la asociación era que esta estrecha cooperación podría permitir a los ucranianos lograr la hazaña más improbable: asestar un golpe aplastante a los invasores rusos.

Las mayores operaciones en el campo de batalla fueron en realidad de la CIA y el Pentágono.

Una primera prueba fue una campaña contra uno de los grupos de combate más temidos de Rusia, el 58.º Ejército de Armas Combinadas. A mediados de 2022, utilizando información de inteligencia y planes estadounidenses, los ucranianos lanzaron una andanada de cohetes contra el cuartel general del 58.º Ejército en la región de Jersón, matando a generales y oficiales del Estado Mayor que se encontraban en el interior. El grupo se instaló una y otra vez en otro lugar; en cada ocasión los estadounidenses lo encontraron y los ucranianos lo destruyeron .

Más al sur, los socios pusieron la mira en el puerto de Crimea en Sebastopol, donde la Flota rusa del Mar Negro cargó misiles destinados a objetivos ucranianos en buques de guerra y submarinos. En el punto álgido de la contraofensiva ucraniana de 2022, un enjambre de drones marítimos, con el apoyo de la CIA, atacó el puerto antes del amanecer, dañando varios buques de guerra y obligando a los rusos a retirarlos.

Extralimitarse

Los ucranianos a veces veían a los estadounidenses como autoritarios y controladores, el prototipo del estadounidense condescendiente. A veces no entendían por qué los ucranianos no aceptaban simplemente un buen consejo. Mientras que los estadounidenses se centraban en objetivos localizados y alcanzables, veían a los ucranianos como si estuvieran constantemente buscando la gran victoria, el premio brillante y resplandeciente.

La fallida contraofensiva de 2023 en realidad se fraguó en el cuartel general estadounidense

Sin embargo, en el que podría considerarse el momento crucial de la guerra (a mediados de 2023, mientras los ucranianos lanzaban una contraofensiva para generar un impulso victorioso tras los éxitos del primer año), la estrategia ideada en Wiesbaden se vio afectada por la conflictiva política interna de Ucrania: el presidente Volodymyr Zelensky, contra su jefe militar (y potencial rival electoral), y el jefe militar contra su testarudo comandante subordinado. Cuando Zelensky se alineó con el subordinado, los ucranianos destinaron una vasta dotación de hombres y recursos a una campaña finalmente inútil para recuperar la devastada ciudad de Bajmut. En cuestión de meses, toda la contraofensiva terminó en un fracaso infructuoso .

Biden prohibió operaciones clandestinas en público, mientras cruzaba líneas rojas en secreto

Una y otra vez el gobierno de Biden autorizó operaciones clandestinas que previamente había prohibido. Asesores militares estadounidenses fueron enviados a Kiev y posteriormente se les permitió viajar más cerca de los combates. Oficiales militares y de la CIA en Wiesbaden ayudaron a planificar y apoyar una campaña de ataques ucranianos en Crimea, anexada por Rusia. Finalmente, el ejército y luego la CIA recibieron luz verde para permitir ataques precisos en el interior de Rusia.

En cierto sentido Ucrania fue, en un contexto más amplio, una revancha en una larga historia de guerras por poderes entre Estados Unidos y Rusia: Vietnam en los años 1960, Afganistán en los años 1980, Siria tres décadas después.

Fuerza de Tarea Dragón (Task Force Dragon)

El secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III, y el general Milley habían encomendado a la 18.ª División Aerotransportada la tarea de entregar armas y asesorar a los ucranianos sobre su uso. Cuando el presidente Joseph R. Biden Jr. autorizó el uso de los M777, el Tony Bass Auditorium se convirtió en un cuartel general al completo. Un general polaco se convirtió en el lugarteniente del general Donahue. Un general británico gestionaría el centro logístico en la antigua cancha de baloncesto. Un general canadiense supervisaría el entrenamiento. El sótano del auditorio se convirtió en lo que se conoce como un centro de fusión, que generaba inteligencia sobre las posiciones, movimientos e intenciones de Rusia en el campo de batalla. Allí, según funcionarios de inteligencia, oficiales de la CIA, la Agencia de Seguridad Nacional, la Agencia de Inteligencia de Defensa y la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial se unieron a oficiales de inteligencia de la coalición. La 18.ª División Aerotransportada se conoce como Dragon Corps; la nueva operación se denominaría Task Force Dragon. Solo faltaba el reticente alto mando ucraniano para alinear las piezas.

Debate sobre la negación plausible

Pronto los ucranianos, casi 20 en total (oficiales de inteligencia, planificadores operativos, especialistas en comunicaciones y control de fuego), comenzaron a llegar a Wiesbaden. Cada mañana, recordaron los oficiales, ucranianos y estadounidenses se reunían para inspeccionar los sistemas de armas y las fuerzas terrestres rusas y determinar los objetivos más adecuados y de mayor valor. Las listas de prioridades se entregaban entonces al centro de fusión de inteligencia, donde los oficiales analizaban los flujos de datos para determinar la ubicación de los objetivos.

Dentro del Comando Europeo de Estados Unidos, este proceso dio lugar a un debate lingüístico interesante aunque tenso: dada la delicadeza de la misión ¿era excesivamente provocativo llamar a los objetivos “objetivos”? Algunos oficiales consideraron apropiado el término «objetivos». Otros los llamaron «intel tippers», ya que los rusos se movían con frecuencia y la información requería verificación sobre el terreno. El debate fue zanjado por el mayor general Timothy D. Brown, jefe de inteligencia del Comando Europeo: la ubicación de las fuerzas rusas sería considerada como "puntos de interés". La inteligencia sobre amenazas aéreas sería considerada como "rutas de interés". “Si alguna vez te preguntan: ‘¿Le pasaste un objetivo a los ucranianos?’, puedes estar seguro de que no estás mintiendo al decir: ‘No, no lo hice’”, explicó un funcionario estadounidense.

La CIA y los asesinatos de altos oficiales rusos

La Casa Blanca también prohibió compartir información de inteligencia sobre la ubicación de líderes rusos "estratégicos", como el jefe de las fuerzas armadas, el general Valery Gerasimov. "Imaginen cómo sería para nosotros si supiéramos que los rusos ayudaron a otro país a asesinar a nuestro presidente", dijo otro alto funcionario estadounidense. "Iríamos a la guerra". De igual manera, la Fuerza de Tarea Dragón no podía compartir información que identificara la ubicación de rusos individuales. Según el funcionamiento del sistema, la Fuerza de Tareas Dragón indicaba a los ucranianos la posición de los rusos. Pero para proteger las fuentes y métodos de inteligencia de los espías rusos no revelaba cómo sabía lo que sabía.

La sala de operaciones de EEUU supervisó directamente los ataques de HIMARS

Wiesbaden supervisaba cada ataque HIMARS [High Mobility Artillery Rocket System (Sistema de cohetes de artillería de alta movilidad)]... Los ataques HIMARS que causaban 100 o más rusos muertos o heridos ocurrían casi semanalmente. Las fuerzas rusas quedaron aturdidas y confundidas. Su moral se desplomó y con ella su voluntad de luchar. Y a medida que el arsenal HIMARS aumentó de ocho a 38 y los atacantes ucranianos se volvieron más competentes, según un funcionario estadounidense, el número de bajas llegó a quintuplicarse. “Nos convertimos en una pequeña parte, quizá no la mejor, pero sí una pequeña parte de su sistema”, explicó el general Zabrodskyi y añadió: “La mayoría de los estados lo hicieron en un período de 10, 20 ó 30 años. Pero nosotros nos vimos obligados a hacerlo en cuestión de semanas”. Juntos, los socios estaban perfeccionando su máquina de matar.

Tensiones mientras los ucranianos presionaban para superar las líneas rojas de Putin

El año anterior los rusos, imprudentemente, habían situado puestos de mando, depósitos de municiones y centros logísticos a menos de 80 kilómetros de las líneas del frente. Pero nuevos informes de inteligencia mostraron que habían trasladado instalaciones críticas fuera del alcance de el HIMARS. Por ello los generales Cavoli y Aguto recomendaron el siguiente paso decisivo: dotar al Ejército ucraniano de Sistemas de Misiles Tácticos (ATACMS), misiles con alcance de hasta 305 kilómetros, para dificultar la defensa de Melitópol por parte de las fuerzas rusas en Crimea.

Los ATACMS fueron un tema particularmente delicado para la administración Biden. El jefe militar ruso, el general Gerasimov, se había referido indirectamente a ellos el pasado mes de mayo cuando advirtió al general Milley que cualquier avión que volara 305 kilómetros estaría sobrepasando la línea roja. También estaba la cuestión del suministro: el Pentágono ya advertía que no tendría suficientes ATACMS si Estados Unidos tuviera que librar su propia guerra. El mensaje fue contundente: Dejen de pedir ATACMS.

La administración Biden siguió cediendo ante Zelensky

Hasta ahora los ucranianos, con la ayuda de la CIA y las armadas estadounidense y británica, habían utilizado drones marítimos, junto con misiles Storm Shadow británicos de largo alcance y misiles SCALP franceses, para atacar a la Flota del Mar Negro. La contribución de Wiesbaden fue de inteligencia. Pero para proseguir la campaña más amplia en Crimea los ucranianos necesitarían muchos más misiles. Necesitarían cientos de ATACMS. En el Pentágono las viejas advertencias no habían desaparecido. Pero después de que el General Aguto informara al General Austin sobre todo lo que Lunar Hail podía lograr, un asesor recordó que dijo: «Bien, aquí hay un objetivo estratégico realmente convincente. No se trata solo de atacar cosas». El Sr. Zelenski obtendría su ansiado ATACMS. Aun así un funcionario estadounidense declaró: «Sabíamos que, en el fondo, aún quería hacer algo más, algo más».

Los aliados se enfrentaron por la incursión en Kursk

El 10 de agosto, el jefe de estación de la CIA también dejó el puesto para ocupar un puesto en el cuartel general. En medio de la inestabilidad del mando, el general Syrsky actuó: envió tropas a través de la frontera sudoeste rusa, hacia la región de Kursk. Para los estadounidenses el desarrollo de la incursión representó una grave violación de la confianza. No se trató solo de que los ucranianos los hubieran mantenido a obscuras una vez más, sino que habían cruzado en secreto una línea mutuamente acordada, introduciendo equipo suministrado por la coalición en territorio ruso dentro del área de operaciones, en violación de las normas establecidas al momento de su creación.

La norma se había establecido para prevenir una catástrofe humanitaria en Járkov, no para que los ucranianos la aprovecharan para apoderarse de territorio ruso. «No fue casi un chantaje, fue un chantaje», declaró un alto funcionario del Pentágono. Los estadounidenses podrían haber desconectado la central de operaciones. Sin embargo sabían que hacerlo, según explicó un funcionario de la administración, "podría conducir a una catástrofe": los soldados ucranianos en Kursk perecerían desprotegidos por los cohetes HIMARS y la inteligencia estadounidense.

Inteligencia estadounidense tras los ataques al enorme puente del estrecho de Kerch

De los aproximadamente 100 objetivos en Crimea, el más codiciado era el puente del estrecho de Kerch, que une la península con Rusia continental. Putin veía el puente como una poderosa prueba física de la conexión de Crimea con la patria. Derribar el símbolo del presidente ruso se había convertido a su vez en la obsesión del presidente ucraniano. También había sido una línea roja estadounidense. En 2022 el gobierno de Biden prohibió ayudar a los ucranianos a atacarlo; incluso los accesos desde Crimea debían considerarse territorio soberano ruso (los servicios de inteligencia ucranianos intentaron atacarlo ellos mismos, causando algunos daños). Pero después de que los socios acordaran el proyecto Lunar Hail, la Casa Blanca autorizó a los militares y a la CIA a trabajar en secreto con los ucranianos y los británicos, en un plan de ataque para derribar el puente: el ATACMS debilitaría los puntos vulnerables de la cubierta, mientras que los drones marítimos explotarían cerca de sus puntales. Pero mientras los drones se preparaban, los rusos reforzaron sus defensas alrededor de los puntos de ataque.

Lloyd Austin visto como el "padrino" de las operaciones secretas

A principios de enero los generales Donahue y Cavoli visitaron Kiev para reunirse con el general Syrsky y asegurarse de que acordara los planes para reabastecer las brigadas ucranianas y reforzar sus líneas, según informó el funcionario del Pentágono. Desde allí, viajaron a la base aérea de Ramstein, donde se reunieron con el General Austin, para lo que sería la última reunión de jefes de defensa de la coalición antes de que todo cambiara. Con las puertas cerradas a la prensa y al público, los homólogos del General Austin lo aclamaron como el "padrino" y "arquitecto" de la alianza que, a pesar de toda su confianza rota y traiciones, había sostenido el desafío y la esperanza de los ucranianos, iniciada en serio ese día de primavera de 2022, cuando los generales Donahue y Zabrodskyi se conocieron por primera vez en Wiesbaden. Lea la historia secreta completa del papel de Estados Unidos en la guerra de Ucrania en este enlace https://www.nytimes.com/interactive/2025/03/29/world/europe/us-ukraine-military-war-wiesbaden.html .

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