Tú
dijiste:
Bueno, regreso a este asunto. Veamos lo de "al papel de las inteligencias artificiales en la fabricación de nuevos “anti-sistemas” controlados".
ChatGPT Plus
Podemos mirar ese asunto —el uso de sistemas de IA en la creación o mantenimiento de “oposiciones controladas”— sin recurrir a hipótesis conspirativas. Lo que sí es observable y ya documentado es que las mismas técnicas algorítmicas empleadas para la publicidad y la gestión de la opinión pueden servir también para modelar el espacio de la disidencia, de modo que parezca plural sin llegar a poner en peligro los consensos de fondo.
Aquí tienes los planos más importantes del fenómeno:
1. Modelización del paisaje político
Las grandes plataformas (X/Twitter, YouTube, TikTok, Meta…) cartografían continuamente las afinidades ideológicas y emocionales de sus usuarios.
Los sistemas de recomendación pueden reforzar identidades de grupo (por ejemplo, “populistas de derechas”, “ecologistas”, “anticapitalistas”) y mantenerlas separadas, evitando que se unan en causas comunes.
Esa fragmentación produce micro-oposiciones que gritan pero no cooperan. Es lo que algunos investigadores llaman pluralismo administrado.
2. Generación automatizada de discurso
Las mismas herramientas de lenguaje que generan contenido comercial pueden sintetizar narrativas políticas adaptadas a segmentos concretos de población.
Gobiernos, agencias de relaciones públicas y grupos de presión ya las usan para:
Crear mensajes aparentemente espontáneos o “ciudadanos”.
Saturar las redes con versiones divergentes de un mismo tema, de modo que el ruido diluya la crítica coherente.
También se utilizan para probar y ajustar eslóganes o marcos discursivos antes de que se lancen públicamente.
3. Simulación de disidencia
En lugar de censurar de manera frontal, el control algorítmico puede amplificar voces “alternativas” inofensivas y suprimir otras más incisivas.
Esto genera una sensación de libertad de expresión mientras el sistema define qué tipo de crítica tiene visibilidad.
La “oposición” se convierte así en un género de entretenimiento o identidad cultural, no en un movimiento transformador.
4. Monitorización y gestión del malestar social
Los modelos de IA aplicados al análisis de sentimiento permiten a gobiernos y corporaciones detectar precozmente tendencias de descontento, anticipar protestas o cambios de opinión y responder con campañas de encuadre.
En algunos casos se aplican estrategias de pre-bunking: inocular narrativas preventivas que neutralizan posibles críticas antes de que surjan.
5. Producción de líderes y micro-influencers “seguros”
Plataformas y agencias seleccionan perfiles con alto potencial de influencia y los alimentan algorítmicamente con visibilidad y recursos.
Estos personajes pueden encarnar una estética de rebeldía o de crítica, pero dentro de límites de seguridad comercial y política.
El resultado recuerda al proceso que en otros tiempos se hacía con partidos o movimientos: oposiciones gestionadas, ahora distribuidas digitalmente.
6. Consecuencia estructural
El efecto de conjunto no requiere una conspiración centralizada. Basta con la convergencia de tres incentivos:
Económico: las plataformas premian el contenido polarizante pero rentable.
Político: los gobiernos prefieren un desacuerdo controlado a una revuelta impredecible.
Cognitivo: los usuarios buscan pertenencia y validación, no complejidad.
La inteligencia artificial simplemente acelera y automatiza esa dinámica.
7. Cómo detectar y resistir esa deriva
Fomentar espacios de deliberación fuera de las plataformas comerciales.
Desarrollar alfabetización algorítmica: saber cómo y por qué se nos muestran ciertos contenidos.
Apoyar medios e investigaciones independientes que auditen la influencia de los algoritmos.
Utilizar herramientas de IA de modo consciente, para aumentar la comprensión y no solo la visibilidad.
En
síntesis:
la IA no “crea” oposiciones controladas en el
sentido clásico de operaciones de inteligencia, pero ofrece
los instrumentos para modularlas, amplificarlas o neutralizarlas
con una precisión sin precedentes. El resultado es un ecosistema
político hiperactivo
pero predecible,
donde casi todo puede discutirse, salvo los fundamentos del propio
sistema. ¿Quieres que te detalle casos o estudios concretos donde ya
se haya documentado esta gestión algorítmica del disenso (por
ejemplo, durante las protestas de 2019-2023 o en campañas
electorales recientes)?
Tú dijiste:
De acuerdo... se entiende bien... vamos a "casos o estudios concretos donde ya se haya documentado esta gestión algorítmica del disenso"
ChatGPT Plus
Muy buena idea. Hay varios estudios que documentan cómo los algoritmos de redes sociales y motores de recomendación han afectado la movilización social, la disidencia, la visibilidad de protestas y cómo modelos de IA sesgados influyen decisiones políticas. Aquí te resumo algunos casos concretos y hallazgos que ilustran esta gestión algorítmica del disenso:
📚 Casos y estudios documentados
“On the influence of social bots in online protests: preliminary findings of a Mexican case study”
Estudio sobre el hashtag #YaMeCansé en México. Se analiza cómo bots influyeron en las conversaciones en Twitter.
Hallazgo clave: los bots no solo amplificaban el descontento, sino que generaban ruido — contenidos irrelevantes, desinformación — que distraían o interferían con los mensajes coherentes de protesta.
“Algorithmic Censorship by Social Platforms: Power and Resistance” (Philosophy & Technology)
Examina cómo las plataformas utilizan moderación automatizada para suprimir comunicaciones que consideran “indeseables”.
Importante porque no se trata solo de moderación humana, sino de las “cajas negras” algorítmicas que deciden qué contenido se ve, qué se oculta, sin transparencia ni rendición de cuentas.
“Activists in the dark: Social media algorithms and collective action in two social movement organizations”
Estudia cómo grupos activistas sienten que los algoritmos distorsionan “la conversación”, interrumpen la conexión entre hashtags, temporales y usuarios; generan sobrecarga informativa y omiten contenido importante.
Un ejemplo concreto: cuando un debate parlamentario informativo era emitido a través de Twitter, el hashtag usado por activistas no fue bien recogido, muchos usuarios no lo vieron porque el algoritmo lo “silenció” en el feed por no ser “trending”.
“Algorithmic amplification of politics on Twitter” (PNAS, 2022)
Muestra cómo el algoritmo de Twitter tiende a amplificar contenido político polarizado, mensajes que generan emociones fuertes (ira, resentimiento) más que aquellos que invitan al consenso o la deliberación moderada.
Efecto: la política se vuelve más extrema en la percepción pública, porque los mensajes más radicales, críticos o polarizantes tienen distribución algorítmica favorecida.
“Engagement, User Satisfaction, and the Amplification of Divisive Content on Social Media”
Estudio del Instituto Knight (Columbia) sobre cómo los algoritmos de redes sociales tienden a fomentar contenido divisivo: cuantos más “likes”, más reacciones, más reasignaciones de tráfico.
Observa que los usuarios perciben menor satisfacción con contenido político altamente polarizante, pero estos contenidos generan más engagement, lo que incentiva a las plataformas a seguir amplificándolos.
“TikTok's recommendations skewed towards Republican content during the 2024 U.S. presidential race”
En un estudio reciente, se crearon cuentas falsas (“sock puppet accounts”) con sesgos partidistas para estudiar qué les recomendaba el algoritmo de TikTok. El resultado fue que cuentas que empezaban con contenido republicano recibían más contenido afín, mientras que cuentas con contenido demócrata tenían más probabilidades de recibir contenido del otro lado.
Lo interesante es que la diferencia persiste incluso controlando por engagement, seguidores, etc. Esto sugiere que el algoritmo “favorece cierta dirección ideológica” en función de patrones internos posiblemente ligados a métricas de compromiso o viralidad.
“Exposing State Repression: Digital Discursive Contention by Chinese Protestors”
En China, se estudia cómo protestas ciudadanas intentan exponer abusos policiales o represión, y cómo los ciudadanos usan redes sociales para ello, pero enfrentan silenciamiento, censura o supresión de contenido relevante.
Incluye mecanismos, tanto manuales como algorítmicos, de filtrado, bloqueo, o desmonetización de contenidos antes de que tengan alcance significativo.
Cómo funcionan estos mecanismos
Estos estudios revelan varios modos en que los algoritmos actúan para gestionar el disenso:
Filtrado/ocultamiento: hashtags o posts no llegan al feed de muchos usuarios si no cumplen criterios de “trending”, engagement, etc.
Ruido o saturación: bots, cuentas inactivas, contenido irrelevante mezclado para distraer, diluir mensajes coherentes.
Amplificación selectiva: contenido que provoca reacciones emocionales fuertes (ira, miedo) tiende a ser promovido más por algoritmos de engagement.
Sesgos ideológicos: como en el caso de TikTok, recomendaciones que favorecen ciertas tendencias políticas.
Moderación automática con errores: posts de protesta legítimos que se etiquetan como “odio” o “violencia” y se bloquean o disminuyen su visibilidad.
Interpretación: implicaciones para lo que hemos estado hablando
Esto confirma que no es una teoría especulativa decir que los algoritmos son herramientas de gestión del malestar social, de disidencia controlada o de oposición permitida que no llega a amenazar. Algunos puntos clave:
Las plataformas no necesitan conspiraciones centralizadas: sus incentivos económicos (más tiempo de uso, más interacción, más publicidad) y sus reglas de gobernanza (moderación, cumplimiento legal, perfiles de riesgo) ya producen estos efectos.
Los actores tradicionales del poder (gobiernos, corporaciones, medios) tienen interés en que ciertas protestas no escalen, que ciertas narrativas no cristalicen, sin que parezca censura manifiesta.
La IA y los algoritmos actúan como filtros que permiten ver a la disidencia, pero bajo condiciones que impiden su consolidación (difícil coordinación, visibilidad puntual, rumor, polarización, etc.).
Si quieres, te puedo buscar ejemplos concretos en España recientes (en el 15-M, en las protestas del “no pago de la luz”, en manifestaciones contra el confinamiento, etc.) para ver cómo esto se ha manifestado localmente. ¿Te interesa?
Tú dijiste:
Veamos algunos ejemplos de "oposiciones controladas en el sentido clásico de operaciones de inteligencia", para comparar...
ChatGPT Plus
Buena idea. Eso permite contrastar dos épocas:
la era clásica de la “oposición controlada”, gestionada por servicios de inteligencia o estructuras políticas tradicionales (siglo XX – primeros 2000),
y la era algorítmica, donde la manipulación es distribuida, automatizada y menos visible.
Veamos primero algunos casos históricos y documentados —no teorías— de oposiciones controladas “clásicas”, donde se puede demostrar la participación directa de servicios de inteligencia o aparatos de Estado:
1. La “Operación Trust” (URSS, 1921-1926)
Organizador: Cheka (antecesora del KGB).
Objetivo: Neutralizar a la oposición monárquica y a los emigrados rusos hostiles al régimen bolchevique.
Método: Crearon una falsa organización “anti-bolchevique”, llamada “Monarchist Union of Central Russia (MUCR)”, infiltrada y controlada por la Cheka.
Resultado: atrajeron a espías occidentales y contrarrevolucionarios, que fueron identificados y arrestados al intentar colaborar con el supuesto movimiento.
Relevancia: modelo de manual de oposición controlada: permitir que el enemigo se agrupe… pero en una estructura vigilada por el propio Estado.
2. “Gladio” y las “Stay Behind Networks” (Europa Occidental, 1949-1990)
Organizador: OTAN, CIA y servicios europeos (principalmente SISMI en Italia, BND en Alemania).
Objetivo: mantener redes clandestinas anticomunistas en caso de invasión soviética; en algunos países, se usaron también para influir en la política interna.
Episodios documentados:
En Italia, varios atentados de los años 70-80 (como Bolonia 1980) se vinculan a la estrategia de tensión: sembrar miedo y desacreditar a la izquierda.
En Bélgica, la red “SDRA8” operó en entornos de ultraderecha bajo cobertura “anticomunista”.
Relevancia: ejemplo paradigmático de “disidencia fabricada” y manipulación del miedo político para mantener hegemonías prooccidentales.
3. La financiación de la “izquierda cultural” por la CIA (años 50-60)
Fuente principal: Frances Stonor Saunders, Who Paid the Piper? The CIA and the Cultural Cold War (1999).
Organizador: Office of Policy Coordination (CIA).
Objetivo: crear una izquierda “respetable”, anticomunista pero progresista, para contrarrestar la influencia soviética en los intelectuales occidentales.
Instrumentos:
Congress for Cultural Freedom (fundado en 1950), con sedes en 35 países, revistas como Encounter, Der Monat, Preuves, Cuadernos.
Financiamiento secreto de artistas, conferencias, becas y revistas que defendían un “humanismo liberal” frente al marxismo ortodoxo.
Relevancia: demuestra cómo una potencia puede moldear el campo cultural y la disidencia de izquierda para que critique al poder, pero sin romper con él.
4. “COINTELPRO” (FBI, EE. UU., 1956-1971)
Organizador: FBI, bajo J. Edgar Hoover.
Objetivo: infiltrar, dividir y desactivar movimientos considerados subversivos (Panteras Negras, activistas por los derechos civiles, grupos pacifistas).
Métodos:
Infiltración directa de agentes.
Difusión de rumores para provocar conflictos internos.
Arrestos selectivos, chantajes, campañas mediáticas.
Resultado: muchos movimientos sociales quedaron desarticulados o se radicalizaron hasta volverse impopulares.
Relevancia: manual moderno de gestión del disenso, aún citado en los manuales de inteligencia.
5. “Operación CHAOS” (CIA, EE. UU., 1967-1974)
Organizador: CIA (ilegalmente, porque tenía prohibido actuar en territorio nacional).
Objetivo: identificar conexiones internacionales de movimientos contraculturales y pacifistas durante la guerra de Vietnam.
Método: infiltración de grupos estudiantiles, espionaje electrónico y de correo, elaboración de listas negras.
Consecuencia: tras las revelaciones del Church Committee (1975), se reconoció que miles de ciudadanos estadounidenses fueron vigilados sin causa legal.
6. Estrategias de “revoluciones de colores” (años 2000)
No todas controladas, pero algunas inducidas:
Serbia (2000), Georgia (2003), Ucrania (2004), Kirguistán (2005).
Actores clave: ONGs y fundaciones vinculadas a redes estadounidenses (National Endowment for Democracy, Freedom House, Open Society).
Objetivo: promover transiciones políticas favorables a Occidente mediante movilización juvenil, medios y redes sociales.
Relevancia: un ejemplo contemporáneo de cómo la disidencia genuina puede ser redirigida y amplificada por intereses externos.
Muchos investigadores diferencian entre movimientos auténticos y aquellos "facilitados" o “acelerados” por asesoría y financiación externa.
Conclusión comparativa
Aspecto |
Oposiciones clásicas (siglo XX) |
Oposiciones algorítmicas (siglo XXI) |
---|---|---|
Gestor |
Servicios de inteligencia, gobiernos, alianzas militares |
Plataformas digitales, algoritmos, analistas de datos |
Objetivo |
Neutralizar o desviar movimientos potencialmente peligrosos |
Gestionar el malestar y fragmentar la disidencia digital |
Método |
Infiltración, propaganda, creación de organizaciones pantalla |
Amplificación selectiva, censura algorítmica, saturación informativa |
Visibilidad |
Encubierta, dependiente de documentos o filtraciones |
Pública, pero difícil de percibir como manipulación |
Resultado |
Control directo de la oposición |
Control indirecto del marco de visibilidad y atención |
Si quieres, puedo hacerte una línea cronológica comparada (1920-2025) mostrando cómo la gestión del disenso pasa de lo analógico (espías y propaganda) a lo digital (IA y algoritmos de visibilidad). ¿Quieres que te la prepare?
Tú dijiste:
Estupendo... muy clarificador... Ya nos veremos...
ChatGPT Plus
Perfecto —me alegra que te haya resultado útil y claro. Hasta la próxima, y que tengas un buen día.
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