https://www.unz.com/article/a-nation-with-dementia/
Es fascinante ver a los diversos medios de comunicación corporativos de "noticias", como la CNN y The New York Times, fingir que de repente han descubierto que Joe Biden tiene demencia, en lugar de sólo el "tartamudeo" que han estado atribuyédole durante años. Estas organizaciones "periodísticas" habían estado previamente en connivencia con el Partido Demócrata para encubrir la verdad sobre el "montón de mierda putrfacta" (para usar la descripción brutalmente honesta y cómica de Trump). Pero cuando la realidad fue finalmente expuesta en directo en la televisión, durante 90 minutos, para que todo el mundo la viera, la narrativa quebró y se vieron obligados a confesar la verdad.
Aunque
los portavoces de los medios demócratas fingen conmoción por la
lamentable actuación de Biden en el debate y sus evidentes problemas
cognitivos, muchos estadounidenses están realmente conmocionados
porque se habían creído ignorantemente todas las mentiras de los
medios sobre el "problema del habla" de Joe. Cuando le
vieron farfullar débilmente incoherencias y aparecer patéticamente
confuso a lo largo de ese debate en la CNN, a millones de
estadounidenses les recordó a parientes ancianos que sufren
demencia. No tenían ni idea de que su presidente estuviera en un
estado tan decrépito.
Por supuesto, esos
estadounidenses habrían sabido la verdad años antes de ese debate
si solo hubieran tenido la suficiente curiosidad intelectual para
mirar fuentes de medios alternativos o incluso los principales medios
de noticias conservadores, que han estado informando sobre el
deterioro de la condición cognitiva de Biden desde al menos
2019.
Recuerdo a Tucker hablando de ello cuando los
candidatos presidenciales demócratas comenzaban sus campañas
primarias en 2019.
Así que ahora muchos de los
anteriormente falsantes medios de comunicación e incluso un
creciente número de políticos demócratas y, lo que es más
importante, de donantes, están tan preocupados por las perspectivas
electorales del partido que están pidiendo a Biden que renuncie como
candidato o incluso que dimita inmediatamente.
Será
interesante ver lo que ocurre el resto de esta semana. Tal vez se
rompa el dique de contención y los líderes demócratas de la Cámara
de Representantes y el Senado, junto con Obama, le digan a Joe
que tiene que irse. El partido no va a permitir que la esposa de
Biden dicte su futuro.
Joe se irá
Sospecho
que Biden pronto se verá obligado a abandonar la carrera y renunciar
a la presidencia, convirtiendo a la vicepresidenta en presidente en
funciones. Biden se irá pateando, arrastrado y gritando, pero a
estas alturas tendrá que irse. No podrá sobrevivir a esta crisis.
Demasiados peces gordos del partido y de los medios de comunicación
han dejado claro este punto con demasiada fuerza como para echarse
atrás ahora. Encontrarán la manera de hacerlo.
Esta
situación me recuerda a 1974 (sí, me acuerdo de aquellos tiempos),
cuando un número creciente de republicanos pidieron a Nixon que
dimitiera y finalmente lo hizo. Nixon dimitió a regañadientes, pero
por voluntad propia. Biden no lo hará de buena gana, pero lo hará,
incluso si tienen que hacerle un "JFK", lo que no sería
difícil teniendo en cuenta su frágil condición. (¡Uy, ahí va el
presidente cayéndose por la escalerilla del Air Force One! Qué
tragedia).
Una vez superado ese
desagradable trámite, el partido elegirá una compañera de fórmula
para Kamala Harris que resulte atractiva o, al menos,
tranquilizadora. Y entonces ellos (el partido Demócrata y sus
aliados mediáticos) llevarán a cabo una campaña de propaganda
masiva para pulir la imagen de Kamala, transformándola
milagrosamente en una combinación de líder brillante, sabia
estadista y chica glamurosa de mediana edad. Y probablemente
funcione. Gran parte del público se lo tragará con entusiasmo,
teniendo en cuenta que se les ha dicho repetidamente la "amenaza
existencial para la democracia" que supondría Trump si fuera
elegido para otro mandato. "Cualquiera menos Trump" (aunque
preferiblemente no un paciente con demencia).
Los
estadounidenses son fáciles
El pueblo
estadounidense es fácil. Son fáciles de engañar y fáciles de
convencer de que la mierda apestosa vuela como el hermoso pájaro de
la verdad. Me llevó años luchar contra la omnipresente y abrumadora
mierda del gobierno, las corporaciones y los medios de comunicación
para ver algo parecido a la verdad, como describo en mi nuevo libro,
Searching for Truth in the Empire of Lies: An Evolution of
Political and Societal Perspectives During the Decline of America and
its Empire. Y es un proceso continuo. Todavía me engañan de vez
en cuando. Pero al menos intento dejarme de tonterías, buscar
fuentes de noticias alternativas y desarrollar mis propias opiniones
independientes.
Eso es porque tengo
un cerebro que funciona bastante bien (aunque hay que reconocer que
algo defectuoso). Por desgracia gran parte del resto del público
estadounidense se comporta como si su cerebro colectivo funcionara
tan bien como el de Biden. De hecho, cuando se trata de política,
actualidad y asuntos mundiales, muchos estadounidenses actúan como
si sufrieran demencia.
Indicios de la demencia
estadounidense
Como el anciano con Alzheimer que
insiste en que aún puede conducir un coche con seguridad (o el
presidente demente que insiste en que está "dirigiendo el
mundo"), los estadounidenses deliran. Creen que Estados
Unidos sigue siendo la superpotencia todopoderosa que gobierna el
mundo. Somos la única nación "esencial"
del mundo, como dice Biden. Podemos hacer lo que queramos,
¡y hacerlo con orgullo! Todos los
demás quieren ser como nosotros, excepto esos
"terroristas" que sólo nos tienen envidia.
Esto es lo que muchos estadounidenses creen ignorante pero
sinceramente, mientras ondean sus putas banderas y disparan sus putos
fuegos artificiales.
Esos estadounidenses
no entienden que Estados Unidos es un imperio moribundo, al que
actualmente le están pateando el culo por poderes en Ucrania (como
antes lo hicieron en Irak, Afganistán, Vietnam, etc, etc), pero que
sigue trabajando horas extras para mantener
encendidas las llamas de la guerra y el caos en todo el mundo
en un intento desesperado por afirmar su desmoronada hegemonía
mundial y distraer la atención de sus profundas
patologías culturales y sociales en casa. Los
estadounidenses no saben que las políticas
belicistas,
imperialistas,
colonialistas
y de apropiación de recursos
de su país son despreciadas en la mayor parte del mundo (aparte de
los vasallos europeos del imperio). Les chocaría saber que el bueno
del Tío Sam es visto como el "malo" en gran parte del Sur
global, que es más probable que vea a Rusia y China como los
"buenos".
La gente de todo el mundo sabe que la
autoproclamada defensa de la "democracia" por parte de
Estados Unidos es una patraña. No se defiende la
democracia estableciendo 1.000 bases
militares en países extranjeros a lo largo y ancho del imperio,
ni dando golpes de Estado en un país
tras otro, ni persiguiendo
y enjuiciando a opositores políticos y disidentes en el propio país,
ni organizando elecciones
fraudulentas.
Los estadounidenses
son demasiado ilusos para comprender las maldades que se cometen en
nombre de su glorioso país rojo, blanco y azul por todo el mundo. Se
les ha adoctrinado desde la infancia para que crean que su nación es
profundamente moral y ética. ¿Saben que el dinero de sus impuestos
es responsable de la matanza innecesaria de cientos de miles de
ucranianos, en una guerra que Estados Unidos provocó a propósito?
No, por supuesto que no lo saben a causa de su avanzado estado de
demencia. ¿Saben que Estados Unidos ha saboteado todos los esfuerzos
para poner fin a esta guerra? No, por supuesto que tampoco lo
saben.
Los estadounidenses están demasiado demenciados
para comprender que su "principal aliado" y la "única
democracia" de Oriente Próximo es un seudoestado malvado,
colonial/colonialista y genocida, que ha estado utilizando el dinero
y las armas estadounidenses para perseguir, desposeer y asesinar a
cientos de miles (¿o tal vez millones?) de inocentes, durante las
últimas ocho décadas. Pero a diferencia de los confusos e
ignorantes estadounidenses y sus igualmente dementes secuaces
europeos, la mayor parte del resto del mundo lúcido puede ver la
maldad de Israel y la justicia de la causa palestina. Si los
estadounidenses conocieran esa perspectiva, se negarían a creerla,
igual que Biden se niega a creer muchas realidades. ¡Ese viejo loco
dijo de hecho, en la entrevista con la ABC, que uno de sus mayores
logros ha sido traer la paz a Oriente Medio! ¡Qué mierda!
Así pues Biden
delira e ignora la realidad actual y los estadounidenses deliran e
ignoran igualmente qué demonios está pasando en el mundo. Pero
estos no son los únicos síntomas de demencia con los que luchan los
estadounidenses. También parecen extremadamente olvidadizos de los
acontecimientos pasados.
Al parecer los estadounidenses ya
han olvidado cómo el gobierno y los medios de comunicación les
mintieron sobre el COVID (todas las tonterías sobre las vacunas
protectoras, las mascarillas, el distanciamiento social y el despido
de trabajadores siguiendo directrices fascistas... ¿o tal vez son
tan malditamente retrasado que todavía no se han dado cuenta de
eso?
Los estadounidenses obviamente se han olvidado de las
elecciones fraudulentas de 2020, o de lo contrario no estarían
aparentemente teniendo tanta esperanza y anticipación sobre las
elecciones de este año, ya sea votando por Trump, por Biden o por
quien sea. ¿O tampoco se han dado cuenta de eso? ¿De
verdad creen que el sistema electoral estadounidense es justo y
honesto? Habría que padecer demencia para creerlo.
Hay
muchas otras cosas en las que los estadounidenses actúan
repetidamente como si se hubieran olvidado. Como que su gobierno y
los medios de comunicación les han mentido una y otra vez durante
las últimas décadas: sobre
el
asesinato de los
Kennedy,
sobre Vietnam,
sobre Watergate,
sobre el 11-S,
sobre Irak,
Afganistán
y Libia,
sobre el 6 de
enero
y sobre innumerables
cosas más. Los estadounidenses deben haber
olvidado estas cosas, porque todavía siguen creyendo la mierda que
el gobierno y los medios de comunicación excretan sin cesar.
¿Demencia o
estupidez?
Cabría preguntarse si los
estadounidenses muestran más signos de demencia patológica o de
simple estupidez. Podrían ser ambas cosas. Trump ha contado a menudo
la historia de cómo su difunto colega, Ted Kennedy, solía
llamar a Biden "el hombre más tonto
del Senado". Y eso fue hace décadas, mucho antes de
que apareciera su demencia. Pero estoy de acuerdo con Caitlin
Johnstone, mi escritora política favorita, que ha observado que
el problema no es que los estadounidenses sean estúpidos, sino que
son intelectualmente perezosos. Bueno, la pereza intelectual podría
considerarse otro indicio de demencia. El cerebro no funciona muy
bien y se sienten débiles y cansados.
Así pues sostengo
que Estados Unidos (la representación colectiva de los
estadounidenses) es, en efecto, una nación con demencia. Además,
Biden es la representación perfecta de dicha nación. Así que,
ahora que lo pienso, ¡debería quedarse! ¡No renuncies, Joe! Tú
eres nosotros y nosotros somos tú. ¡Te necesitamos, Joe!
Pero
tal vez los demócratas deberían empezar a buscar al posible sucesor
de Biden entre los moribundos que se encuentran en la última fase de
la enfermedad de Alzheimer en las numerosas residencias de ancianos
del país. Estoy seguro de que allí hay mucho talento sin explotar,
que sería muy apropiado para puestos de liderazgo en estos días
menguantes del imperio estadounidense.
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