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martes, 16 de julio de 2024

A. J. Smuskiewicz (julio 7, 2024) Una nación demenciada


https://www.unz.com/article/a-nation-with-dementia/

Es fascinante ver a los diversos medios de comunicación corporativos de "noticias", como la CNN y The New York Times, fingir que de repente han descubierto que Joe Biden tiene demencia, en lugar de sólo el "tartamudeo" que han estado atribuyédole durante años. Estas organizaciones "periodísticas" habían estado previamente en connivencia con el Partido Demócrata para encubrir la verdad sobre el "montón de mierda putrfacta" (para usar la descripción brutalmente honesta y cómica de Trump). Pero cuando la realidad fue finalmente expuesta en directo en la televisión, durante 90 minutos, para que todo el mundo la viera, la narrativa quebró y se vieron obligados a confesar la verdad.

Aunque los portavoces de los medios demócratas fingen conmoción por la lamentable actuación de Biden en el debate y sus evidentes problemas cognitivos, muchos estadounidenses están realmente conmocionados porque se habían creído ignorantemente todas las mentiras de los medios sobre el "problema del habla" de Joe. Cuando le vieron farfullar débilmente incoherencias y aparecer patéticamente confuso a lo largo de ese debate en la CNN, a millones de estadounidenses les recordó a parientes ancianos que sufren demencia. No tenían ni idea de que su presidente estuviera en un estado tan decrépito.

Por supuesto, esos estadounidenses habrían sabido la verdad años antes de ese debate si solo hubieran tenido la suficiente curiosidad intelectual para mirar fuentes de medios alternativos o incluso los principales medios de noticias conservadores, que han estado informando sobre el deterioro de la condición cognitiva de Biden desde al menos 2019.
Recuerdo a Tucker hablando de ello cuando los candidatos presidenciales demócratas comenzaban sus campañas primarias en 2019.
Así que ahora muchos de los anteriormente falsantes medios de comunicación e incluso un creciente número de políticos demócratas y, lo que es más importante, de donantes, están tan preocupados por las perspectivas electorales del partido que están pidiendo a Biden que renuncie como candidato o incluso que dimita inmediatamente.
Será interesante ver lo que ocurre el resto de esta semana. Tal vez se rompa el dique de contención y los líderes demócratas de la Cámara de Representantes y el Senado, junto con Obama, le digan a Joe que tiene que irse. El partido no va a permitir que la esposa de Biden dicte su futuro.

Joe se irá
Sospecho que Biden pronto se verá obligado a abandonar la carrera y renunciar a la presidencia, convirtiendo a la vicepresidenta en presidente en funciones. Biden se irá pateando, arrastrado y gritando, pero a estas alturas tendrá que irse. No podrá sobrevivir a esta crisis. Demasiados peces gordos del partido y de los medios de comunicación han dejado claro este punto con demasiada fuerza como para echarse atrás ahora. Encontrarán la manera de hacerlo.

Esta situación me recuerda a 1974 (sí, me acuerdo de aquellos tiempos), cuando un número creciente de republicanos pidieron a Nixon que dimitiera y finalmente lo hizo. Nixon dimitió a regañadientes, pero por voluntad propia. Biden no lo hará de buena gana, pero lo hará, incluso si tienen que hacerle un "JFK", lo que no sería difícil teniendo en cuenta su frágil condición. (¡Uy, ahí va el presidente cayéndose por la escalerilla del Air Force One! Qué tragedia).

Una vez superado ese desagradable trámite, el partido elegirá una compañera de fórmula para Kamala Harris que resulte atractiva o, al menos, tranquilizadora. Y entonces ellos (el partido Demócrata y sus aliados mediáticos) llevarán a cabo una campaña de propaganda masiva para pulir la imagen de Kamala, transformándola milagrosamente en una combinación de líder brillante, sabia estadista y chica glamurosa de mediana edad. Y probablemente funcione. Gran parte del público se lo tragará con entusiasmo, teniendo en cuenta que se les ha dicho repetidamente la "amenaza existencial para la democracia" que supondría Trump si fuera elegido para otro mandato. "Cualquiera menos Trump" (aunque preferiblemente no un paciente con demencia).

Los estadounidenses son fáciles
El pueblo estadounidense es fácil. Son fáciles de engañar y fáciles de convencer de que la mierda apestosa vuela como el hermoso pájaro de la verdad. Me llevó años luchar contra la omnipresente y abrumadora mierda del gobierno, las corporaciones y los medios de comunicación para ver algo parecido a la verdad, como describo en mi nuevo libro, Searching for Truth in the Empire of Lies: An Evolution of Political and Societal Perspectives During the Decline of America and its Empire. Y es un proceso continuo. Todavía me engañan de vez en cuando. Pero al menos intento dejarme de tonterías, buscar fuentes de noticias alternativas y desarrollar mis propias opiniones independientes.

Eso es porque tengo un cerebro que funciona bastante bien (aunque hay que reconocer que algo defectuoso). Por desgracia gran parte del resto del público estadounidense se comporta como si su cerebro colectivo funcionara tan bien como el de Biden. De hecho, cuando se trata de política, actualidad y asuntos mundiales, muchos estadounidenses actúan como si sufrieran demencia.

Indicios de la demencia estadounidense
Como el anciano con Alzheimer que insiste en que aún puede conducir un coche con seguridad (o el presidente demente que insiste en que está "dirigiendo el mundo"), los estadounidenses deliran. Creen que Estados Unidos sigue siendo la superpotencia todopoderosa que gobierna el mundo. Somos la única nación "esencial" del mundo, como dice Biden. Podemos hacer lo que queramos, ¡y hacerlo con orgullo! Todos los demás quieren ser como nosotros, excepto esos "terroristas" que sólo nos tienen envidia. Esto es lo que muchos estadounidenses creen ignorante pero sinceramente, mientras ondean sus putas banderas y disparan sus putos fuegos artificiales.

Esos estadounidenses no entienden que Estados Unidos es un imperio moribundo, al que actualmente le están pateando el culo por poderes en Ucrania (como antes lo hicieron en Irak, Afganistán, Vietnam, etc, etc), pero que sigue trabajando horas extras para mantener encendidas las llamas de la guerra y el caos en todo el mundo en un intento desesperado por afirmar su desmoronada hegemonía mundial y distraer la atención de sus profundas patologías culturales y sociales en casa. Los estadounidenses no saben que las políticas belicistas, imperialistas, colonialistas y de apropiación de recursos de su país son despreciadas en la mayor parte del mundo (aparte de los vasallos europeos del imperio). Les chocaría saber que el bueno del Tío Sam es visto como el "malo" en gran parte del Sur global, que es más probable que vea a Rusia y China como los "buenos".

La gente de todo el mundo sabe que la autoproclamada defensa de la "democracia" por parte de Estados Unidos es una patraña. No se defiende la democracia estableciendo 1.000 bases militares en países extranjeros a lo largo y ancho del imperio, ni dando golpes de Estado en un país tras otro, ni persiguiendo y enjuiciando a opositores políticos y disidentes en el propio país, ni organizando elecciones fraudulentas.

Los estadounidenses son demasiado ilusos para comprender las maldades que se cometen en nombre de su glorioso país rojo, blanco y azul por todo el mundo. Se les ha adoctrinado desde la infancia para que crean que su nación es profundamente moral y ética. ¿Saben que el dinero de sus impuestos es responsable de la matanza innecesaria de cientos de miles de ucranianos, en una guerra que Estados Unidos provocó a propósito? No, por supuesto que no lo saben a causa de su avanzado estado de demencia. ¿Saben que Estados Unidos ha saboteado todos los esfuerzos para poner fin a esta guerra? No, por supuesto que tampoco lo saben.

Los estadounidenses están demasiado demenciados para comprender que su "principal aliado" y la "única democracia" de Oriente Próximo es un seudoestado malvado, colonial/colonialista y genocida, que ha estado utilizando el dinero y las armas estadounidenses para perseguir, desposeer y asesinar a cientos de miles (¿o tal vez millones?) de inocentes, durante las últimas ocho décadas. Pero a diferencia de los confusos e ignorantes estadounidenses y sus igualmente dementes secuaces europeos, la mayor parte del resto del mundo lúcido puede ver la maldad de Israel y la justicia de la causa palestina. Si los estadounidenses conocieran esa perspectiva, se negarían a creerla, igual que Biden se niega a creer muchas realidades. ¡Ese viejo loco dijo de hecho, en la entrevista con la ABC, que uno de sus mayores logros ha sido traer la paz a Oriente Medio! ¡Qué mierda!

Así pues Biden delira e ignora la realidad actual y los estadounidenses deliran e ignoran igualmente qué demonios está pasando en el mundo. Pero estos no son los únicos síntomas de demencia con los que luchan los estadounidenses. También parecen extremadamente olvidadizos de los acontecimientos pasados.

Al parecer los estadounidenses ya han olvidado cómo el gobierno y los medios de comunicación les mintieron sobre el COVID (todas las tonterías sobre las vacunas protectoras, las mascarillas, el distanciamiento social y el despido de trabajadores siguiendo directrices fascistas... ¿o tal vez son tan malditamente retrasado que todavía no se han dado cuenta de eso?

Los estadounidenses obviamente se han olvidado de las elecciones fraudulentas de 2020, o de lo contrario no estarían aparentemente teniendo tanta esperanza y anticipación sobre las elecciones de este año, ya sea votando por Trump, por Biden o por quien sea. ¿O tampoco se han dado cuenta de eso? ¿De verdad creen que el sistema electoral estadounidense es justo y honesto? Habría que padecer demencia para creerlo.

Hay muchas otras cosas en las que los estadounidenses actúan repetidamente como si se hubieran olvidado. Como que su gobierno y los medios de comunicación les han mentido una y otra vez durante las últimas décadas: sobre el asesinato de los Kennedy, sobre Vietnam, sobre Watergate, sobre el 11-S, sobre Irak, Afganistán y Libia, sobre el 6 de enero y sobre innumerables cosas más. Los estadounidenses deben haber olvidado estas cosas, porque todavía siguen creyendo la mierda que el gobierno y los medios de comunicación excretan sin cesar.

¿Demencia o estupidez?
Cabría preguntarse si los estadounidenses muestran más signos de demencia patológica o de simple estupidez. Podrían ser ambas cosas. Trump ha contado a menudo la historia de cómo su difunto colega, Ted Kennedy, solía llamar a Biden "el hombre más tonto del Senado". Y eso fue hace décadas, mucho antes de que apareciera su demencia. Pero estoy de acuerdo con Caitlin Johnstone, mi escritora política favorita, que ha observado que el problema no es que los estadounidenses sean estúpidos, sino que son intelectualmente perezosos. Bueno, la pereza intelectual podría considerarse otro indicio de demencia. El cerebro no funciona muy bien y se sienten débiles y cansados.

Así pues sostengo que Estados Unidos (la representación colectiva de los estadounidenses) es, en efecto, una nación con demencia. Además, Biden es la representación perfecta de dicha nación. Así que, ahora que lo pienso, ¡debería quedarse! ¡No renuncies, Joe! Tú eres nosotros y nosotros somos tú. ¡Te necesitamos, Joe!

Pero tal vez los demócratas deberían empezar a buscar al posible sucesor de Biden entre los moribundos que se encuentran en la última fase de la enfermedad de Alzheimer en las numerosas residencias de ancianos del país. Estoy seguro de que allí hay mucho talento sin explotar, que sería muy apropiado para puestos de liderazgo en estos días menguantes del imperio estadounidense.


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