El rescate
Basta ya de preparación,
echemos un vistazo al Sistema de la Reserva Federal tal como efectivamente actúa.
Limitándonos a un periodo de aproximadamente 20 años (de 1970 a
1990) seleccionaremos algunos de los rescates más interesantes y
mejor documentados. Durante la lectura,
recuerde que se están preparando rescates "mayores y mejores".
Mientras a la élite financiera le resulte rentable cometer este tipo
de "errores",
las historias que vienen a continuación no tendrán fin.
Penn
Central Railroad
En 1970 Penn Central era el mayor
ferrocarril de Estados Unidos. Empleaba a 96.000 personas,
tenía una nómina semanal de 20 millones de dólares y estaba al
borde de la quiebra. Si alguna vez hubo un candidato para un rescate
para "proteger al público",
era éste. Una cosa a tener en cuenta a medida que avanzamos es que
muchos de los grandes bancos que habían prestado a Penn Central
hasta que la empresa alcanzó una deuda insalvable,
también tenían funcionarios bancarios en el consejo de
administración de Penn Central. En otras palabras,
Penn Central fue "mal gestionada hasta la insolvencia"
por los mismos bancos a los que debía dinero. Ayudaron a cavar el
gigantesco agujero del que la empresa (y los banqueros) serían
finalmente rescatados.
El presidente del Comité Bancario
y Monetario de la Cámara de Representantes,
Wright Patman,
llevó a cabo una investigación en 1972 y descubrió lo siguiente:
"Los bancos concedieron grandes préstamos para desastrosos
proyectos de expansión y diversificación. Prestaron millones
adicionales al ferrocarril para que pudiera pagar dividendos a sus
accionistas. Esto creó una falsa apariencia de prosperidad e infló
artificialmente el precio de mercado de sus acciones el tiempo
suficiente para arrojarlas sobre un público desprevenido. Así,
los gerentes banqueros fueron capaces de diseñar una triple bonanza
para ellos. Los banqueros:
(1) recibieron
dividendos de acciones carentes de valor,
(2)
ganaron intereses sobre los préstamos que proporcionaron el dinero
para pagar esos dividendos,
y
(3) pudieron deshacerse de 1,8
millones de acciones (después de cobrar los dividendos,
por supuesto) a precios absurdamente altos".
Incluso
si se hubiera permitido que el ferrocarril entrara en quiebra,
los banqueros habrían estado protegidos. Los activos de Penn Central
se habrían vendido y,
como en cualquier liquidación,
se habría pagado primero a los bancos. Los accionistas,
por su parte,
sólo podían esperar obtener algunas migajas (si es que quedaba
algo) una vez saldadas las deudas de la empresa. Sabiendo esto,
los banqueros individuales que diseñaron la crisis ya se habían
deshecho de la mayoría de sus acciones antes de que se hicieran
públicos los problemas del ferrocarril.
Pero ¿por qué
recurrir a la quiebra cuando el Sistema de la Reserva Federal se
había creado precisamente para este tipo de situaciones? Los
ejecutivos de Penn Central,
los banqueros,
los representantes sindicales e incluso el Departamento de Marina
acudieron en masa al Congreso para hablar de la grave amenaza para el
"interés público" (incluso para la seguridad nacional)
que supondría la quiebra de Penn Central. El Congreso respondió
patrióticamente ordenando un aumento salarial inmediato del 13,5%
para todos los empleados sindicados,
añadiendo otra carga financiera a la ya fracasada empresa. Y con la
"Ley de Servicios Ferroviarios de Emergencia"
autorizaron 125 millones de dólares en garantías de préstamos
federales.
Por supuesto,
ninguna de estas medidas resolvió la causa subyacente de los
problemas financieros de Penn y el ferrocarril fue "nacionalizado"
("...un eufemismo para convertirlo en un agujero negro en el que
desaparece el dinero de los impuestos"-Griffin) en 1971.
En 1973 se había dividido en dos partes: Amtrak y Conrail. Amtrak se
ocupaba de los servicios de pasajeros y Conrail del transporte de
mercancías. En 1998,
el Congreso había invertido 21.000 millones de dólares en Amtrak y
su pasivo seguía superando a sus activos en unos 14.000 millones. En
2002 gastaba unos 25.000 dólares por hora (24 horas al día,
7 días a la semana) del dinero de los contribuyentes.
Afortunadamente,
el gobierno vendió Conrail en 1987. Desde que volvió al sector
privado ha conseguido obtener beneficios. Ahora paga impuestos en
lugar de consumirlos.
Lockheed Corporation
También
en 1970,
el mayor contratista de defensa del país,
Lockheed Corporation,
se encontró sumido en una deuda de casi 500 millones de dólares.
Para salvar al gigante de la quiebra y,
por supuesto,
evitar que los bancos perdieran un enorme activo y una fuente de
ingresos,
un grupo de interesados acudió al Congreso. Los bancos,
la dirección de Lockheed,
los accionistas y los sindicatos explicaron cómo se perderían
puestos de trabajo,
los subcontratistas quedarían fuera del negocio y se pondría en
peligro la seguridad nacional si Lockheed no podía pedir más dinero
prestado y rápido (... dinero que ningún banco quería prestar sin
una garantía del gobierno).
=
El gobierno
respondió con un plan de rescate de 250 millones de dólares en
garantías de préstamos,
aumentando la deuda de la empresa en más de un 50%. Pero ¿no
supondría este aumento demencial de la deuda un riesgo aún mayor de
insolvencia para la empresa? En circunstancias normales sí,
pero no en este caso. ¿Por qué? Porque ahora el gobierno
(responsable de 250 millones de dólares) tenía todo el incentivo
del mundo para dirigir lucrativos contratos de defensa a Lockheed
para que pudiera pagar sus facturas. De nuevo premiando el fracaso y
castigando el éxito. Aquellos contratistas que operaban su negocio
de forma más eficiente no tenían la ventaja añadida de decir: "Si
fracasamos,
entonces ustedes (el gobierno) tienen que aportar cientos de millones
de dólares". Sería absurdo pensar que eso no entraba en
juego a la hora de decidir a quién se adjudicaba un contrato y a
quién no.
Lockheed acabó devolviendo sus préstamos,
pero en este caso realmente no habría importado que no lo hiciera.
Como explica G. Edward Griffin: "…todo el dinero
utilizado para pagar los préstamos procedía de contratos de defensa
que fueron adjudicados por el mismo gobierno que garantizaba esos
préstamos… Los contribuyentes estaban condenados a pagar la
factura de cualquier manera".
First
Pennsylvania Bank
Cuando un banco se ha metido
tanto en un agujero del que no puede salir,
la FDIC (Federal
Deposit Insurance Corporation,
Corporación Federal de Seguro de Depósitos) tiene varias
formas de intervenir:
1) La
opción de liquidación: Se paga a los depositantes
asegurados y se deja que el banco entre en quiebra y se liquiden sus
activos. Si se trata de un banco pequeño sin influencia política,
esto es lo más probable.
2) La
opción de venta: Se paga a los depositantes
asegurados y se hacen arreglos para que un banco más grande asuma el
control de los activos y pasivos del banco en quiebra. El nombre del
banco cambia,
pero no hay interrupción del servicio y pocas personas se dan cuenta
de lo que ha ocurrido. Tal vez usted sea un banco mediano,
tal vez tenga un poco más de influencia; en cualquier caso,
ésta es una opción mejor si puede conseguirla.
3) La
opción del rescate: El banco no cierra y se paga a
todos los depositantes
(asegurados y no asegurados). Si tiene la suerte de conseguir esta
opción lo más probable es que sea un banco muy grande y bien
conectado. La importancia de que se pague a todos los depositantes es
la siguiente: Los grandes bancos suelen tener muchas cuentas no
aseguradas. Como la FDIC sólo cobra a los bancos participantes un
porcentaje de los depósitos asegurados,
el gran banco acaba cobrando un seguro que nunca tuvo que pagar. Ese
enorme ahorro da una ventaja competitiva aún mayor a los bancos más
grandes. Pero eso no debería sorprendernos; es exactamente lo que
quería el grupo de Jekyll Island.
Como ya habrán
adivinado el First Pennsylvania Bank era un gran
banco. En 1980,
con activos superiores a 9.000 millones de dólares,
ocupaba el puesto 23 del país. Después de caer en la insolvencia,
su movimiento final era predecible. Los banqueros fueron a Washington
con su solicitud de rescate. Como si las advertencias de
consecuencias catastróficas en Filadelfia no fueran suficientes,
se inventaron historias de una crisis financiera internacional en
caso de que First Penn no fuera salvado. First Penn,
decían,
sería la primera ficha de dominó en una cadena de colapsos que
darían la vuelta al mundo.
Huelga decir que nadie quería
ser responsable de negarse a hacer todo lo posible para evitar
semejante catástrofe. En respuesta la FDIC concedió a First Penn un
préstamo de 325 millones de dólares,
a un año,
sin intereses. Eso,
por sí solo,
ahorró al banco un par de millones al mes. Tras el año sin
intereses,
el préstamo pasó a aproximadamente la mitad del tipo de mercado
(muchos millones más ahorrados). Los bancos vinculados a First Penn
prestaron otros 175 millones de dólares y ofrecieron una línea de
crédito de 1.000 millones. La FDIC insistió en esta medida. Quería
demostrar que el sector bancario tenía fe en el rescate. La Reserva
Federal ofreció a esos bancos fondos a bajo interés para asegurarse
de que había crédito de sobra para todos. Al final,
se recompensó de nuevo el fracaso y todos ganaron mucho dinero
(excepto los ciudadanos que lo acabaron pagando todo).
Continental
Illinois
Es triste decirlo,
pero First Penn fue literalmente un juego de niños comparado con
Continental Illinois. Con 12.000 empleados,
oficinas en países de todo el mundo y 42.000 millones de dólares en
activos,
ocupaba el séptimo lugar del país. Durante un tiempo,
parecía imparable.
(Continental Illinois) "…los
ingresos netos por préstamos se habían duplicado literalmente en
sólo cinco años y en 1981 se habían disparado a una cifra anual de
254 millones de dólares. Se había convertido en la niña mimada de
los analistas del mercado e incluso había sido nombrada por la
revista Dun como una de las cinco empresas mejor gestionadas del
país. Estos líderes de opinión no percibieron que los
espectaculares resultados se debían,
no a una pericia en banca o inversión,
sino a la financiación de empresas poco sólidas y gobiernos
extranjeros que no podían obtener préstamos en ningún otro
sitio."
=
Continental Illinois
había realizado grandes inversiones en Argentina,
México y una serie de empresas de alto riesgo. En 1982,
cuando la crisis de la deuda argentina y mexicana llegó a su punto
álgido y una serie de empresas se declararon en quiebra,
el banco sufrió un duro golpe. Pero al igual que había hecho Penn
Central Railroad 12 años antes,
el banco hizo todo lo posible por proyectar una imagen de "business
as usual" (lo de siempre). Siguió pagando dividendos que
realmente no podía permitirse e hizo un buen uso de lo que el
presidente del banco llamó "La brigada de reaseguro de
Continental Illinois". Se trataba de los empleados del
banco,
por todo el mundo,
haciendo lo que podían para calmar los nervios de los depositantes y
accionistas).
La medida funcionó durante un tiempo,
pero en 1984 los préstamos dudosos del banco habían alcanzado los
2.700 millones de dólares y la cifra iba en aumento. Con
literalmente cientos de millones de dólares en ingresos perdidos,
pagar a los accionistas y mantener una imagen de prosperidad era cada
vez más difícil. Era sólo cuestión de tiempo. Las noticias sobre
la precaria situación financiera del banco empezaron a circular (un
rumor por aquí,
otro por allá) y,
al poco tiempo,
las compuertas se abrieron de par en par.
La primera
corrida bancaria electrónica del mundo
Si se
mirara Continental Illinois desde fuera,
nunca se sabría lo que estaba pasando. Nunca se sabría,
cuando amaneció el miércoles 9 de mayo de 1984,
que se estaba produciendo una corrida bancaria de proporciones
históricas. Ese día mil millones de dólares en dinero asiático
fueron retirados en silencio,
electrónicamente. El viernes,
el banco se vio obligado a pedir prestados 3.600 millones de dólares
a la Reserva Federal para cubrir la escalada de retiradas y,
el viernes siguiente,
¡el total de retiradas superó los 6.000 millones de dólares!
"La
corrida del Continental fue como una fantasía modernista: no había
multitudes de depositantes histéricos,
sólo fríos destellos de pesadilla en las pantallas de los
ordenadores…" -Ron Chernow
"Dentro
del banco todo estaba en calma,
las filas en los cajeros se movían como siempre y los funcionarios
del banco no recordaban ningún signo visible de problemas,
excepto en la sala de transferencias.
Aquí los empleados sabían lo que estaba
ocurriendo,
mientras una orden de retirada de fondos tras otra llegaba
por cable,
desangrando Continental hasta la muerte…" -Irvine
Sprague
Este sería el momento de decir la verdad: Si
se hubiera permitido el colapso de Continental,
sus accionistas habrían sido aniquilados,
sus depositantes habrían perdido una fortuna y el mundo financiero
se habría visto gravemente sacudido. Pero ¿por
qué eso habría sido malo? Las
pérdidas habrían despertado la ira y la ira habría impulsado las
exigencias
de cambio. Sería casi imposible ocultar y excusar la naturaleza
intrínsecamente fraudulenta del sistema bajo tal escrutinio y
legítima indignación. Los beneficios a largo plazo para nuestra
nación (de deshacerse
de un
sistema defectuoso) habrían sido enormes. Pero,
por supuesto,
nunca se consideró tal alternativa. El "Sistema" se había
creado por una razón y era ésta. Era el momento de que la Fed y la
FDIC hicieran su trabajo mágico,
lo que significa que era el momento de que los ciudadanos
pagaran.
Anteriormente mencionamos que los grandes bancos
son los más propensos a ser rescatados y también son los más
propensos a beneficiarse de un rescate,
ya que son propensos a tener muchos depósitos no asegurados.
Continental resultó ser un ejemplo paradigmático. El 96% de
depósitos de Continental no estaba asegurado cuando llegó la ayuda.
O dicho de otro modo,
el banco sólo había pagado para asegurar el 4%,
pero ahora "para proteger al público" estaría cubierto al
100%.
"El paquete de rescate final fue enorme.
Básicamente,
el gobierno se hizo cargo de Continental Illinois y asumió todas sus
pérdidas. En concreto,
la FDIC se hizo con 4.500 millones
de dólares en préstamos fallidos y pagó a
Continental 3.500 millones
por ellos. La diferencia se compensó con la infusión
de 1.000 millones
de dólares en capital fresco,
en forma de compra de acciones. El banco,
por lo tanto,
tenía ahora al gobierno federal como un accionista que
controlaba el 80% de sus acciones y sus préstamos dudosos se habían
descargado sobre el contribuyente… En 1984,
el "apoyo ilimitado de liquidez" se había traducido en la
asombrosa suma de 8.000 millones
de dólares. A principios de 1986,
la cifra alcanzó 9.240
millones de dólares y seguía aumentando. Mientras
explicaba este robo al contribuyente ante el Comité
Bancario del Senado,
el presidente de la Reserva Federal,
Paul Volcker,
dijo: La operación es la función
más básica de la Reserva Federal. Para
eso se fundó'".
Detrás de la
creación de todo este dinero estaba el Sistema de la Reserva
Federal. Es interesante que la Reserva Federal sea conocida como el
"Prestamista de Último Recurso" cuando,
en realidad,
no tiene dinero que prestar. No tiene dinero… es decir,
hasta que crea algo de la nada,
lo vierte en nuestra economía y,
a través del impuesto
oculto de la inflación,
confisca
el poder adquisitivo de nuestros bolsillos.
Como
explica G. Edward Griffin "…el
sistema fue creado en la Isla Jekyll para fabricar cualquier cantidad
de dinero que fuera necesaria para cubrir las pérdidas del cártel".
Y eso es exactamente lo que hace (para los "grandes"). Si
eres alguien pequeño,
no esperes ningún favor.
=
Durante los 6
primeros meses de 1984,
mientras Continental recibía el trato de favor,
43 bancos más pequeños sufrieron de primera mano la correspondiente
lección: como bancos pequeños,
los únicos depósitos que quedaban cubiertos fueron los que habían
pagado para asegurar y podían estar seguros de que no recibirían
ninguna oferta de rescate. Si tienes problemas no te queda más
remedio que venderte a un banco más grande. Esta es otra ventaja
para los conspiradores de Jekyll Island. Expulsar o comprar a la
competencia; en cualquier caso,
ellos ganan.
El
mercado de la vivienda (las
Cajas de
Ahorros y Préstamos)
Hasta
ahora,
hemos visto cómo las sanciones por mala gestión y fraude (en los
negocios y la banca) pueden convertirse en grandes recompensas. Ahora
echaremos un vistazo a la industria de Préstamo y Ahorro (Cajas de
Ahorros y Préstamos) y cómo las promesas del gobierno de "una
vivienda en cada parcela" condujeron a rescates de las Cajas de
Ahorros y Préstamos de proporciones épicas. Basta con decir: "aún
no has visto nada".
Durante la Gran Depresión los
marxistas culparon al sistema capitalista de la grave situación
financiera del país. Difundieron visiones de una utopía socialista.
Estaban empezando a ganar apoyo popular. Muchos de los políticos de
nuestra nación,
antes campeones de la responsabilidad personal y el individualismo,
aprendieron rápidamente las ventajas de predicar el paternalismo
gubernamental.
De repente era más que "aceptable"
impulsar políticas socialistas en Estados Unidos,
que eran ahora políticamente rentables. Parecía haber algo para
todos. Las élites estaban más que dispuestas a considerar la
implantación de una economía planificada; al fin y al cabo eran
ellos los intelectuales ricos y bien conectados,
quienes se encargarían de la planificación. Los políticos tenían
todas las de ganar. No sólo podían ampliar enormemente el poder y
el control del gobierno (lo que a su vez aumentaba su propio poder y
control),
sino que podían hacerlo bajo la bandera de "hacer lo correcto
para el país". Por último,
pero no menos importante,
un gran porcentaje de la población,
financieramente aplastada y desmoralizada por lo que se les decía
que era la "inestabilidad del libre mercado",
estaba dispuesta a aceptar casi cualquier cosa. Muchos
estadounidenses estaban arruinados por la Depresión; no era
demasiado difícil vender la idea de un poco de ayuda
gubernamental.
Franklin Delano Roosevelt (FDR)
llegó a representar el epítome del nuevo político estadounidense.
"Al principio de su carrera política había sido el campeón
de la libre empresa y el individualismo. Habló en contra del gran
gobierno y a favor del libre mercado,
pero a mediados de su vida reajustó su vela para atrapar el
cambiante viento político. Pasó a la historia como pionero del
socialismo en Estados Unidos… Mientras los marxistas prometían una
gallina en cada olla,
los nuevos traficantes (de Roosevelt) ganaban elecciones
impulsando una casa en cada parcela".
A
través de la FHA (Federal Housing Authority,
Autoridad Federal de la Vivienda),
los préstamos hipotecarios privados serían ahora subvencionados por
el gobierno federal. Al principio muchas personas que no habrían
podido permitirse una casa se beneficiaron de la ayuda de la FHA. Sin
embargo no pasó mucho tiempo antes de que estos nuevos compradores
"subvencionados por la FHA" empezaran a hacer subir el
precio de las viviendas y eso contrarrestara cualquier ventaja
real.
Como otra medida para ayudar al mercado
inmobiliario,
se exigió a los bancos que pagaran menos intereses a sus
depositantes que las Cajas de Ahorros y Préstamos. Esto hizo que los
depósitos se dirigieran a las Cajas de Ahorros y Préstamos
aumentando la cantidad de dinero disponible para préstamos
hipotecarios,
pero también disminuyó el capital disponible para préstamos en
todas las demás industrias. Eso es estupendo si tu negocio forma
parte de la industria de la vivienda,
pero no es tan estupendo para todos los demás que compiten por los
mismos dólares de inversión.
Fue también en esta época
cuando surgieron la FDIC (mencionada anteriormente) y la FSLIC
(Federal Savings and Loan Insurance
Corporation,
https://en.wikipedia.org/wiki/Federal_Savings_and_Loan_Insurance_Corporation
). Si había pérdidas,
la gente ya no tenía que preocuparse,
"el gobierno pagaría por ello". Muy pocos se dieron
cuenta,
entonces como hoy,
de que el gobierno no paga nada. Cada dólar es confiscado de una
forma u otra de lo que otros han ganado. Considera la ironía de que
el gobierno te obligue a dar dinero para poder protegerte de perder
tu dinero (o a entregarlos a través de la
inflación).
Desgraciadamente las soluciones
gubernamentales son siempre derrochadoras y a menudo
contraproducentes. Incluso si aceptas la idea de que los programas y
políticas gubernamentales están pensados para servirnos (en lugar
de para asegurar y ampliar el poder de la élite) no hace falta ser
un genio para calcular los pésimos resultados.
La guerra
contra las drogas,
la guerra contra el terrorismo,
una casa en cada parcela…
cualquier "solución" que se le ocurra al
gobierno tiende a crear más problemas de los que resuelve. Y con más
problemas vienen más propuestas de solución,
más demandas de mayor financiación,
más demandas de mayor control. En resumen: cuanto más fracasa el
gobierno,
más dinero y poder confisca. Si los que se benefician de este
sistema retrógrado no están "fracasando a propósito",
deberían estarlo.
=
Las
consecuencias de la intromisión del gobierno en el mercado
inmobiliario tardaron mucho en manifestarse,
pero cuando llegaron los resultados fueron desastrosos. Se ha
calculado que sólo los costes derivados del cumplimiento de la
normativa gubernamental representan el 60% de todos
los beneficios de las Cajas de Ahorros y Préstamos. Además: "…la
parte sana de la economía debe gastar más de
mil millones de dólares cada año en primas adicionales,
en el llamado fondo de seguros,
para compensar las fallas del componente enfermo,
una forma de penalización al éxito. Cuando algunas de
las instituciones sanas intentaron convertirse en bancos para eludir
esta penalización,
los reguladores dijeron que no. Su flujo de caja era necesario para
sostener el fondo de rescate".
Cuando la Reserva
Federal empezó a subir los tipos de interés,
las Cajas de Ahorros y Préstamos tuvieron que ofrecer ellas mismas
tipos más atractivos para seguir atrayendo depositantes. En
diciembre de 1980,
las Cajas de Ahorros y Préstamos pagaban casi un 16% por sus
certificados en el mercado monetario. Esto estaría bien si luego
prestaran ese dinero a un porcentaje más alto,
pero no lo hacían. De hecho el tipo medio que estaban obteniendo por
los nuevos préstamos hipotecarios era sólo del 12,9%.
Peor aún,
muchos de sus antiguos préstamos hipotecarios sólo producían un 7%
u 8% y otros estaban en mora (sin pagar nada en absoluto.) Las
matemáticas sencillas ilustran que las Cajas de Ahorros y Préstamos
ya estaban en quiebra y no hacían más que hundirse aún más.
En
condiciones normales poca gente querría invertir su dinero en una
institución en quiebra. Pero con los depósitos de Cajas de Ahorros
y Préstamos totalmente asegurados,
las "condiciones normales" no existían. Lo único que les
importaba a los que depositaban su dinero era ese 16% de rentabilidad
sin riesgo. Las empresas de corretaje,
con grandes cantidades de efectivo para invertir,
estaban especialmente contentas con el acuerdo. Respaldadas por la
"plena fe y crédito" del gobierno de Estados Unidos,
no tenían nada que perder y todo que ganar invirtiendo su dinero en
las S&Ls.
A estas alturas,
todos sabemos lo que respalda la "plena fe y crédito del
gobierno federal". Consumer Reports,
conocedos del esquema,
lo expuso de esta manera: "Detrás de los bancos con
problemas… está "la plena fe y el crédito"
del gobierno; en efecto,
una promesa,
que seguramente será cumplida por el Congreso,
de que todos los ciudadanos contribuirán,
a través de los impuestos o la inflación,
para que todos los depositantes recuperen sus
fondos".
Mediante ingeniosas técnicas contables
(léase técnicas contables fraudulentas),
se hizo todo lo posible para que las Cajas de Ahorros y Préstamos
parecieran sanas y prósperas. Esto sólo pospuso lo inevitable y
aumentó enormemente la carnicería final. En un periodo de sólo 6
años (1980-1986),
seiscientas sesenta y cuatro Cajas de Ahorros y Préstamos aseguradas
quebraron. El gobierno,
fiel a su costumbre,
se vio sobrepasado. Sencillamente no podía permitirse cerrar todas
las cajas de ahorros porque no tenía fondos para pagar a sus
depositantes. En marzo de 1986,
la FSLIC sólo tenía 3 centavos por cada dólar de depósitos
asegurados. Justo antes de 1987,
esa cifra se redujo a dos décimas de 1 centavo por cada
dólar.
"Mantener a las Cajas de Ahorros y Préstamos
funcionando le costaba a la FSLIC 6 millones de dólares al día. En
1988… el sector del
ahorro en su conjunto perdía 9,8
millones al día y los no rentables (los cadáveres apuntalados por
la FSLIC) perdían 35,6
millones al día. Y aun así el juego continuaba".
En 1989
la FSLIC ni siquiera tenía dos décimas de centavo por cada dólar,
sino que ya no tenía nada. También era insolvente.
Había
llegado el momento de que el gobierno entrara en acción (y vaya si
lo hizo). Con la aprobación de la "Ley de Reforma y
Recuperación de las Instituciones Financieras" (FIRREA,
Financial Institutions Reform,
Recovery,
and Enforcement Act,
https://en.wikipedia.org/wiki/Financial_Institutions_Reform%2C_Recovery%2C_and_Enforcement_Act_of_1989
),
se asignaron 300.000 millones de dólares para "proteger al
público". 225.000 millones
procederían directamente de los impuestos o la inflación
y 75.000 millones se desviarían de las cajas de ahorro y préstamos
saneadas. Fue,
con diferencia,
el mayor rescate de la historia. Y,
por supuesto,
con el enorme fracaso llegó una excusa para añadir más controles
(más gobierno) a todo el inexcusable lío. Ahora tendríamos la
Resolution Trust Oversight Board,
la Resolution Funding Corporation,
la Office of Thrift Supervision y la Oversight Board for the Home
Loan Banks. Al firmar la ley,
el Presidente Bush (padre) anunció con orgullo: "Esta
legislación salvaguardará y estabilizará el sistema financiero de
Estados Unidos y pondrá en marcha reformas permanentes para que
estos problemas no vuelvan a repetirse. Además,
le dice a decenas de millones de depositantes de cajas
de ahorro y préstamos: 'no seréis víctimas de los errores de
otros. nos encargaremos -y seremos garantes- de que
vuestros depósitos asegurados estén a salvo'".
¿Le
sorprendería descubrir que la estimación del rescate fue un
poco baja?
Probablemente no,
ya que el Congreso siempre
da estimaciones a la baja para conseguir que se aprueben sus
proyectos de ley. Una vez que el proyecto se convierte en ley es
cuando las cifras empiezan a ajustarse mágicamente al alza. ¿Cuánto
es un poco baja?
¿10.000 millones de dólares? ¿25.000 millones? ¿100.000 millones?
No,
más bien 225.000 millones.
Sí,
cuando todo estaba dicho y hecho,
el coste total del rescate ascendía a algo más de medio billón de
dólares. Unos 525.000 millones
de dólares en total. Es agradable saber que "no seremos
víctimas de los errores de otros".
=
Cocinando los
libros
El mundo de la "regulación
gubernamental" es realmente un espectáculo para el público. Lo
que sería una actividad delictiva flagrante si lo hiciéramos usted
o yo,
se convierte en una forma aceptada (y fomentada) de hacer negocios
cuando nuestros protectores gubernamentales están al timón. Ahora
es tan buen momento como cualquier otro para dar algunos ejemplos de
cómo el gobierno ayudó a las Cajas de Ahorros y Préstamos a
maquillar las cuentas.
Manipular los libros consiste en
hacer que los ingresos o los activos parezcan mayores de lo que son
en realidad. También puede incluir hacer que los pasivos y las
pérdidas parezcan menores de lo que son en realidad,
pero por ahora centrémonos en el extremo de los "activos".
Cualquier tonto sabe que es bueno tener activos y las Cajas de
Ahorros y Préstamos necesitaban todos los activos que pudieran
conseguir. Así que el gobierno,
en su infinita sabiduría,
decidió que estaba bien que las Cajas de Ahorros y Préstamos
pusieran un valor en dólares a la cantidad de "buena voluntad
de la comunidad" que tenían (no
es una broma). Así que de repente crearon activos por
valor de 2.500 millones de dólares… ¡amaña los libros!
Otro
problema de activos que tenían las S&Ls: Se encontraron "sin
respaldo" en muchos de sus préstamos. En otras palabras,
Pete pidió prestados 125.000 dólares para comprar su casa,
pero debido a la caída de los precios inmobiliarios,
la casa de Pete ahora sólo valía unos 85.000 dólares. En el mundo
real la Caja de Ahorros y Préstamos sólo tenía un activo por valor
de 85.000 dólares,
que respaldaba el préstamo de 125.000 dólares. Ese pequeño
inconveniente se superó permitiéndoles ignorar el verdadero valor
de mercado y,
en su lugar,
registrar el valor basándose en el importe original del préstamo
¡amaña los libros!
Sabemos que la FSLIC había prometido
rescatar a las Cajas de Ahorros y Préstamos en dificultades si se
metían en problemas. Seguramente había algunos activos que podrían
ser extraer de esa "plena fe y crédito",
¿verdad? Por supuesto que sí. Se emitieron "certificados de
patrimonio neto" basados en la promesa de pago del gobierno y se
permitió a las Cajas de Ahorros y Préstamos que incluyeran el valor
de esos certificados como activos ¡amaña los libros!
Pero
los trucos contables inteligentes (fraude) sólo pueden llegar hasta
cierto punto.
"La hora de la verdad llega cuando
las Cajas de Ahorros y Préstamos tienen que liquidar algunas de sus
participaciones,
como en la venta de sus hipotecas o viviendas embargadas… Es
entonces cuando el valor contable inflado se convierte en el
verdadero valor de mercado y la diferencia tiene que anotarse en el
libro mayor como una pérdida". Pero no en el país
de nunca jamás del socialismo,
donde el gobierno es el gran protector". Dennis Tucker
explica: "La FSLIC permite,
a la Caja de Ahorros y Préstamos que vendió la hipoteca,
asumir la pérdida durante un periodo de 40 años. La mayoría de las
empresas que venden un activo con pérdidas deben asumirlas
inmediatamente: sólo las Cajas de Ahorros y Préstamos pueden
cometer este fraude evidente. Dos Cajas de Ahorros y
Préstamos en quiebra podrían venderse mutuamente sus hipotecas de
menor valor ¡y ambas aumentarían su patrimonio neto!
Esta contabilidad deshonesta del sistema bancario está aprobada por
las más altas autoridades reguladoras".
Mucha
gente ha oído hablar de la crisis de las Cajas de Ahorros y
Préstamos,
algunos incluso podrían entender quién ha tenido que "pagar
los costes de los errores de otros" en última instancia,
pero muy pocos han oído hablar del papel que desempeñó el gobierno
en el escándalo. Esto,
por supuesto,
no debería sorprendernos. Tampoco debería sorprender que el
Congreso no pida una investigación exhaustiva de las causas del
desastre. Los bancos,
las Cajas de Ahorros y Préstamos y otras industrias reguladas por el
gobierno federal aportan grandes cantidades de dinero a las campañas
electorales de quienes redactan nuestras leyes reguladoras. No hace
falta empezar a hurgar ahí. El economista Hans Sennholz
resumió la debacle de las Cajas de Ahorros y Préstamos de esta
manera: "La verdadera causa del desastre es la propia estructura
financiera que fue elaborada por los legisladores y vigilada por los
reguladores; juntos crearon un cártel que,
como todos los demás tinglados monopolísticos,
está haciendo travesuras con sus víctimas."
Y G.
Edward Griffin está de acuerdo: "La industria de Ahorro
y Préstamo es realmente un cártel dentro de un cártel. No podría
funcionar sin la ayuda del Congreso para inyectarle cantidades
ilimitadas de dinero. Y el Congreso no podría hacerlo sin el cártel
bancario llamado Sistema de la Reserva Federal,
que actúa como "prestamista de última instancia" para
crear dinero de la nada con el fin de que el Congreso
lo tome prestado. Este cómodo acuerdo entre políticos
y financieros permite al Congreso votar a favor de
cualquier plan que desee,
independientemente de su coste. Si los políticos intentaran recaudar
ese dinero mediante impuestos,
serían expulsados de sus cargos. Pero poder "pedirlo prestado"
al Sistema de la Reserva Federal… les permite recaudarlo a través
del mecanismo oculto de la inflación
y ni uno de cada cien votantes se quejará."
=
Avanzamos
rápidamente hasta septiembre de 2008 y llegamos a la mayor y mejor
crisis financiera jamás diseñada. Como era de esperar también
llegamos al mayor y mejor "rescate bancario" jamás robado
de los bolsillos de los contribuyentes estadounidenses.
A
pesar de la masiva oposición pública,
el 3 de octubre de 2008 el Secretario del Tesoro Henry Paulson
consiguió que el Congreso aprobara un "Programa
de Alivio de Activos en Problemas" de 700.000
millones de dólares. La intensa presión de los
votantes había derrotado inicialmente los esfuerzos para promulgar
la legislación del TARP (Troubled
Asset Relief Program). Parece que Paulson superó
esa presión diciendo a los legisladores que habría caos en las
calles e incluso ley marcial si se negaban a aprobar el proyecto de
ley7.
Tanto la crisis como el rescate siguen su curso. Las
estimaciones más bajas del coste final superan
con creces los cinco millones
de millones de dólares.
Para que te hagas una idea de cuánto dinero es eso,
si gastaras 1 millón de dólares al día,
tardarías casi 14.000 años en llegar a los 5 billones.
Hasta
ahora hemos sido testigos de cómo se representa la farsa del
rescate. Hemos visto cómo se recompensan
el fracaso y el fraude,
cómo se evita
la rendición de cuentas y cómo
se cargan los enormes costes
sobre las espaldas del pueblo estadounidense. ¿Me
creerían si les dijera que todo lo expuesto hasta ahora es sólo una
pequeña parte del juego? Es cierto… Y en los próximos capítulos
vamos a poner de relieve los verdaderos objetivos del sistema y los
indecibles costes de permitir que sobreviva.
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