El
pensamiento de Eric
Voegelin
Detengámonos
en el pensador de esta época que seguramente es el más original y destacado. A
finales de los años 1930, en Viena, Eric
Voegelin –que el mundo francófono «descubre», como es
en él tradicional, con medio siglo de retraso– caracterizó la esencia de la modernidad por la
aparición y el progreso de las «politische
Religionen», que elevan, en un mundo privado de trascendencia, lo que él
denomina un Realissimum, un ídolo más-que real —El Estado,
la Producción económica, la Ciencia, la Raza y la Sangre, la Nación, la Clase. 35 Las
“religiones intramundanas” desplazan la trascendencia construyendo en este
mundo una jerarquía de cosas y de seres coronados por el Más-que-real. Como en el caso de los ídolos de los tiempos bárbaros,
diversos “chivos expiatorios” han de sacrificarse al Más-que-real, mientras que “hombres nuevos” reeducados serían
conducidos a servirlo y conocerían por ello la felicidad en la abnegación. Las
religiones políticas inmanentizan el «éschatos»
al afirmar que el fin de los tiempos no llegará a causa de un fiat divino, sino por la lucha de una minoría “consciente”
y que tendremos de esta manera, en un futuro próximo, una solución terrenal al
problema del Mal. Se lleva a cabo así la conexión con todos los otros
pensadores que muy pronto van a diagnosticar, en las doctrinas políticas
antidemocráticas del siglo XX, la reaparición del “milenarismo” y el “mesianismo”
–se trata de Jakob Taubes,
Jacob Talmon, Karl Löwith y Norman Cohn principalmente–. El
presupuesto de Voegelin es un
axioma eminentemente cristiano: que la condición del hombre es irremediable y que la ambición de
encontrar un remedio global “aquí abajo” al mal social es la fuente de males
inmensos. Como se ha dicho, en sus Politische
Religionen de 1938 Voegelin considera
fundamentalmente idénticos al nazismo y el bolchevismo. Todo propósito
militante “intramundano”, rebelión contra la condición humana, procede en su
opinión de una enfermedad del alma, es una “psicopatología”. La pérdida de la
apertura hacia la trascendencia y la pretensión de encontrar la salvación en la
inmanencia son, para este pensador a contracorriente, en una sola pieza un
error de razonamiento y un mal, el
verdadero mal. En todo proyecto humano o prometeico de conocer absolutamente el
mundo y cambiarlo radicalmente Voegelin
no ve otra cosa que hýbris y vana
rebelión abocadas al fanatismo de masas. En el curso de la guerra, exiliado en
Estados Unidos y profundizando su reflexión Eric Voegelin abandonará el sintagma-oxímoron “religiones
políticas”. Para un espiritualista como él este sintagma parecería conferir un
sentido finalmente peyorativo a la misma palabra “religión”. Efectivamente, el
trabajo que emprende a partir del concepto de gnôsis –la gnosis concebida como una forma de visión del mundo
equívoca, que no es propiamente religiosa, es decir trascendental, ni inmanente
y sobriamente profana– va a permitirle después de 1945 una profundización
teórica decisiva. Según Voegelin
el gnóstico se sitúa frente a un mundo radicalmente malo, que ha de ser
destruido por el Dios redentor, ayudado por los que sufren pero han alcanzado
el conocimiento. Por tanto el dualismo le es inherente. Toda gnosis desarrolla
un Gran relato en el que se
enfrentan, en el fin de los tiempos, los justos y los perversos, los sufrientes
que dan testimonio ante el mundo (y gracias a los cuales llegará la salvación)
y los inicuos, las fuerzas de la Luz y las de las Tinieblas, el pueblo de Dios
y el Anticristo. Este enfrentamiento culminará en un Armagedón, desquite de los Humillados que precede al Reino de la
armonía.
■
¡Voegelin
abandona la expresión “religiones políticas” en la misma fecha en que un joven filósofo gaullista la retoma en
Londres! Uno de los primeros en sayos de historia contemporánea de Raymond Aron, publicado en
Londres en 1944 en la publicación gaullista La France libre se titula efectivamente «L’avenir
des religions séculières», sintagma que Aron volverá a utilizar frecuentemente
en los sucesivo sin desarrollar verdaderamente la teoría, por lo demás. Su
famosa obra L’opium des intellectuels
[1955] será una alusión a eso a través de un irónico homenaje a una fórmula
del mismo Marx, aplicada a los intelectuales marxistas. 36
Notas
35 Die
politische Religionen. Wien: Bermann-Fischer, 1938. ✑ Rééd.
München: Fink, 1993, éd. Peter J. Opitz avec un „Nachwort“ important. En fr. Les
religions politiques. Paris: Cerf, 1994. Eric Voegelin est l’auteur d’une oeuvre de
philosophie politique qui comporte trente-quatre volumes publiés à ce jour en
anglais, oeuvre fort partiellement traduite et largement ignorée des chercheurs
de langue française –alors que les études et les colloques sur la pensée de
Voegelin se comptent par dizaines en anglais et en allemand.
36
La France libre, 15 juillet 1944. Dans
L’opium des intellectuels, Aron
consacre un chapitre à montrer «les intellectuels en quête d'une religion»
(composée de trois mythes centraux, ceux de la gauche, de la révolution, du
prolétariat). Il revendique par ailleurs le mérite, évidemment inexact, d'avoir
été «le premier» en 1944 à parler de «religions séculières» en soulignant ainsi
la singularité historique du seul communisme: «Rien de comparable à la religion
séculière du communisme n'est sorti du nationalisme ou de la démocratie.»
(C'est étrange et d'ailleurs en contradiction avec le parallèle qu'il avait
esquissé naguère entre religions bolchévique et nazie. Du nationalisme, ou du
moins de l'ultra-nationalisme fasciste est issu à coup sûr, si on accepte la
catégorie, une «religion politique» de nocivité équivalente. — Un scientifique
soviétique va développer un peu plus tard, de l’intérieur de l’URSS et
indépendamment de la recherche occidentale on peut croire, une théorie
généalogique proche de celle de Voegelin.
Igor Chafarévitch laissera
publier en Occident Le phénomène socialiste. Le marxismeléninisme, c’est la thèse
du livre, est issu d’un antique «socialisme chiliastique» dans lequel l’érudit
russe comprend les cathares, les amalriciens et les joachimites. Trad. Erreur!
Document principal seulement. Chafarévitch, Igor [Šafarevich Igor’
Rostislavovich]. Le phénomène socialiste. Paris: Seuil, 1977.
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