http://marcangenot.com/.../Le_siecle_des_religions_politiques.pdf
Régis Debray y la crítica de la razón política
Podemos ahorrarnos numerosos capítulos sobre la
caracterización de lo histórico para concentrarnos en la caracterización de algunas
problemáticas esenciales; eso nos conduce a las teorizaciones recientes de una
nueva escuela de historiadores: Emilio
Gentile50 en Italia, Michael
Burleigh51 y Roger
Griffin en Inglaterra, que hacen de las “religiones políticas” el
concepto clave para la interpretación del siglo pasado. El estudio de las “religiones
políticas, expresión que se encuentra en el título de algunos libros recientes,
es objeto de una publicación académica, Totalitarian Movements and Political Religions, editada en Londres por Routledge
desde el año 2.000. Esto parece demostrar la aparición de un cierto consenso
académico. Se aprecian esfuerzos para intentar una definición genérica del
concepto: [Una religión política] "otorga un estatus sagrado a una entidad
terrenal (la nación, el país, el estado, la humanidad, la sociedad, la raza, el
proletariado, la historia, la libertad o la revolución) y la convierte en principio
absoluto de la existencia en el mundo".52 Sin embargo Emilio Gentile admite que la
unanimidad no será fácil de conseguir: "no es necesario poseer el don de la
profecía para predecir que la cuestión de la religión política es una de las
que nunca se resolverán a satisfacción de todos los estudiosos."53
Llegamos ahora a un filósofo “de izquierdas” contemporáneo que desarrolla en
cierta soledad una problemática sutil sobre un hecho que está en el corazón de
la historia de las ideas: la “transmisión” de una generación a otra y sus fundamentos, renovando a su manera la
tesis de las religiones políticas y aclimatándola en el pensamiento francés: se
trata de Régis Debray, con su ecuación «lo ideológico/lo político = lo
religioso», que ha desarrollado en su Critique de la raison politique54 [Crítica
de la razón política, Cátedra 1983] de
1981 in en obras posteriores. De cierta manera Debray ha redescubierto en
Francia lo que muchos publicistas, sociólogos, politólogos, y filósofos más
bien «de derechas» han estado repitiendo en una relativa cacofonía desde el
siglo XIX y, sin embargo, con cierto acuerdo. El filósofo de izquierdas (aunque
no progresista, porque reniega de toda “fe” en el progreso) que es Régis Debray,
cansado de sostener el exangüe materialismo, se ha vuelto a sumergir para el
caso en la antigua tesis de la Religio perennis.
Evidentemente fue la eflorescencia y después el hundimiento total de las
grandes “religiones políticas” del siglo XX, a cuyo “milenarismo” sacrificó su
juventud, lo que incitó a Régis Debray a reactivar-repensar la tesis de la Religion
pérenne fundada sobre la inextinguible necesidad humana de comunión; el
correlato de esta tesis es que la deserción de los altares en Occidente y la
disolución supuestamente completada de las religiones seculares de antaño no es
de ninguna manera el fin de la historia de las creencias colectivas, porque su
fin sería el fin de la vida en sociedad ya que una sociedad sin oráculos, sin
clero, sin textos sagrados y sin ministros de la palabra perecerá. «Una
sociedad que desea seguir siendo una sociedad no puede echar biodegradable en
la esencia de su historia».55 Veamos con precisión qué es lo que
propone Debray. Lo religioso no es una necesidad en el sentido de cierta
necesidad individual de
irracionalidad y de quiméricas esperanzas; es algo mucho más serio, más esencial
e irreductible; es una necesidad del Zôon politikon, una
necesidad de una heteronomía estructurante de lo político, aunque sea a costa
de comulgar colectivamente con lo irracional. La cuestión fundamental que
ilustra el enfoque metodológico es la del “destino” de Karl Marx: entre la obra
racional y antirreligiosa de Marx y el marxismo convertido en religión se ha
producido una traición total en la transmisión: “¿este malentendido es el fruto de un desafortunado azar o responde a una
necesidad lógica?”56 Lo que exige explicación, dice Debray, «es que el materialismo mismo, como doctrina
del Estado o del Partido, no funciona más que bajo formas explícitamente religiosas.»57
«Asombrosa caja negra, se mofa, “Entrada: un ateísmo radical. Salida: una
religión mundial…” Hoy más que nunca la crítica de la religión marxista es la
condición preliminar de toda crítica… Porque la ilusión está en el comunismo en
tanto que él mismo se niega como ilusión; la ilusión está en todos los lugares
en los que se le niega a la ilusión el derecho de ciudadanía, olvidando que la
ilusión es la condición de existencia de la ciudadanía.»58
Notas
50
Emilio Gentile, Il culto del littorio. La
sacralizzazione della politica nell’Italia fascista. Bari: Laterza, 1993. → The Sacralization of Politics in Fascist Italy. Cambridge MA: Harvard UP, 1996. → La religion fasciste. Paris:
Perrin, 2002. + Fascismo.
Storia e interpretazione. Roma, Bari: Laterza, 2002. → Qu’est-ce que le fascisme? Histoire
et interprétation. Paris: Gallimard, 2004. Cf.
notamt. le chap. IX, «Le fascisme comme religion politique». + Le origini
dell’ ideologia fascista (1918-1925). Roma, Bari: Laterza, 1975. → The Origins
of Fascist Ideology 1918-1925. New
York: Enigma Books, 2005. + Le
religioni della politica. Fra democrazie e totalitarismi. Roma,
Bari: Laterza, 2001. → Les
religions de la politique. Entre démocraties et totalitarismes. Paris:
Seuil, 2005.
51 Michael Burleigh, Earthly Powers. Religion and Politics in Europe from
the Enlightenment to the Great War. London, New York : HarperCollins, 2005. Suivi de : Sacred Causes. The Clash of Religion from the Great
War to the War on Terror. London,
New York : HarperCollins, 2007.
52 Emilio Gentile dans le numéro 1:2000 de Totalitarian Movements and Political Religions.
53 Gentile encore dans Totalitarian Movements and Political Religions, 6, 1: 2005.
54 R.
Debray, Critique de la raison politique. Paris: Gallimard, 1981. [sous-titré ultérieurement: ... ou: l’Inconscient religieux.]
55 R.
Debray, Le scribe. Genèse d’une politique. Paris:
Grasset, 1980, 70.
56 Critique
de la raison politique, 321.
57
Ibid., 324.
58 Critique
de la raison politique, 318. Il me paraît – ce serait une autre étude
encore – que le soupçon de «religión politique» déniée et instrumentalisée, est
également au coeur de la polémique intra-socialiste en
longue durée. Que, de Georges Sorel à Ernst Bloch, à Karl Mannheim, à Walter
Benjamin enfin lequel a donné à voir, dissimulé dans le socle de l’automate
Histoire, le petit nain Théologie qui en tire les ficelles, tous les penseurs hétérodoxes du
socialisme ont travaillé à cet égard des problématiques convergentes. C’est
qu’en effet toutes sortes de phénomènes fidéistes et de rituels envahissants,
devenus apparemment essentiels à la vie militante, agaçaient les esprits
indépendants et sobres. Le culte des morts au service de la Cause est à
l’honneur dans les partis collectivistes de la Seconde Internationale qui n’y
entendaient pas malice et ne s’interrogeaient jamais sur le sens ultime de leur
obsession commémorative ni sur leur goût prononcé pour les enthousiasmes
liturgiques – sur ces «mômeries religieuses» et ce «culte de la charogne» qui indisposaient par contre et faisaient ricaner
les mauvais esprits libertaires et anarchistes.
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