Ron Unz y Mike Whitney (The Unz Review, 17 de julio de 2023) Hitler, Churchill, el Holocausto y la guerra en Ucrania. Pregunta 4
Mike
Whitney - ¿Por qué Franklin D. Roosevelt estaba tan ansioso
por arrastrar a los Estados Unidos a una guerra si no había una
amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos? Me parece
que la decisión de FDR puede haber sido moldeada no por principios,
sino por la expectativa de que si los centros industriales de Europa
quedaban en ruinas, EEUU emergería inevitablemente como la única
superpotencia mundial. Eso, por supuesto, resultó ser exactamente lo
que sucedió. Pero tenga en cuenta que la Batalla de Stalingrado (el
"punto de inflexión") terminó en febrero de 1943,
mientras que el Día D tuvo lugar en junio de 1944. Lo que eso
significa es que Estados Unidos no entró verdaderamente en el
conflicto europeo durante un total de 16 meses, cuando ya era seguro
que Alemania perdería la guerra. En otras palabras, la invasión
estadounidense fue básicamente una operación de limpieza destinada
a asegurar la hegemonía estadounidense sobre Europa occidental,
mientras evitaba que la Unión Soviética extendiera el comunismo por
todo el continente. ¿No estás de acuerdo con mi análisis? ¿Qué
nos puede decir sobre Franklin D. Roosevelt y su motivación para
entrar en la guerra? ¿Fue completamente decisión suya o hubo otros
factores involucrados?
Ron Unz - Es posible que
Franklin D. Roosevelt imaginara que una guerra europea conduciría a
la destrucción de la Europa industrializada como competidora y al
establecimiento de la hegemonía global estadounidense. Pero creo que
su motivación para la participación estadounidense en una guerra
fue en realidad mucho más simple que eso.
Estados Unidos
se había visto especialmente afectado por la Gran Depresión y,
aunque FDR había llegado a la Casa Blanca sobre la base de su
promesa de acabar con ella, después de cinco años en el cargo, sus
políticas habían fracasado en gran medida.
La economía
estadounidense también había sido débil en 1914, pero una vez que
estalló la Primera Guerra Mundial las enormes necesidades de los
países aliados impulsaron nuestra producción industrial a nuevas
alturas, lo que resultó en la prosperidad estadounidense. De manera
similar, muchos libros de historia convencionales admiten que fue
solo el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 lo que
finalmente sacó a la economía estadounidense de la Gran Depresión,
pero nunca consideran la posibilidad de que Franklin D. Roosevelt
haya provocado deliberadamente la guerra con ese propósito. Sin
embargo, como escribí en 2018, parece haber una fuerte evidencia
contemporánea en ese sentido.
Durante la década de 1930
John T. Flynn fue uno de los periodistas progresistas más
influyentes de Estados Unidos y, aunque había comenzado como un
importante partidario de Roosevelt y su New
Deal, gradualmente se convirtió en un crítico implacable
y concluyó que los diversos esquemas gubernamentales de Franklin D.
Roosevelt no habían logrado sacar del marasmo a la economía
estadounidense. Luego, en 1937, un nuevo colapso económico hizo que
el desempleo volviera a los mismos niveles que cuando el presidente
asumió el cargo por primera vez, lo que confirmó a Flynn en su duro
veredicto. Y como escribí el año pasado
https://www.unz.com/runz/american-pravda-our-great-purge-of-the-1940s/
.
De hecho Flynn alega que a fines de 1937 FDR se había
volcado hacia una política exterior agresiva, destinada a involucrar
al país en una gran guerra exterior, principalmente porque creía
que esta era la única salida de su desesperada situcación política
y económica, una estratagema no desconocido entre los líderes de
las naciones a lo largo de la historia. En su columna de New
Republic del 5 de enero de 1938,
alertó a sus incrédulos lectores sobre la perspectiva inminente de
una gran acumulación de fuerzas navlaes y una guerra inminente,
después de que un alto asesor de Roosevelt se jactara en privado
delante de él de gran ataque de "keynesianismo
militar". Una gran guerra solucionaría los
aparentemente insuperables problemas económicos de EEUU. En ese
momento la guerra con Japón, posiblemente por los intereses
latinoamericanos, parecía el objetivo previsible, pero el desarrollo
de los acontecimientos en Europa pronto convenció a Franklin D.
Roosevelt de que fomentar una guerra general contra Alemania era el
mejor curso de acción. Las memorias y otros documentos históricos
obtenidos por investigadores posteriores parecen respaldar
generalmente las acusaciones de Flynn, al indicar que Roosevelt
ordenó a sus diplomáticos que ejercieran una enorme
presión sobre los gobiernos británico y polaco para evitar
cualquier acuerdo negociado con Alemania, lo que condujo
al estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939.
El
último punto es importante, ya que las opiniones confidenciales los
más cercanos a los eventos históricos importantes deben tener un
peso probatorio considerable. En un artículo reciente, John Wear
reunió las numerosas evaluaciones contemporáneas que implicaban a
Franklin D. Roosevelt como una figura fundamental en la orquestación
de la guerra mundial por su constante presión sobre el liderazgo
político británico, una política que
incluso admitió en privado podría significar su juicio político si
se revelaba. Entre
otros testimonios tenemos las declaraciones de los embajadores
de Polonia y Gran Bretaña en Washington
y del embajador de Estados
Unidos en Londres, quienes también transmitieron la
opinión coincidente del propio primer ministro Chamberlain. De hecho
la captura y publicación alemana de
documentos diplomáticos polacos secretos en 1939 ya había revelado
gran parte de esta información y William Henry
Chamberlin confirmó su autenticidad en su libro de 1950.
Pero dado que los principales medios de comunicación nunca
informaron nada de este asunto, estos hechos siguen siendo poco
conocidos incluso hoy.
Entonces, de acuerdo
con el relato de enero de 1938 de Flynn, Franklin D. Roosevelt y sus
asesores habían previsto originalmente una posible guerra con Japón
como la clave para la reactivación económica de Estados Unidos,
pero luego cambiaron su enfoque a una guerra europea contra Alemania.
El punto del giro puede haber sido los disturbios generalizados de la
Kristallnacht contra los judíos
alemanes, en noviembre de 1938, luego del asesinato de un diplomático
alemán por un activista judío. Estos ataques indignaron a las muy
influyentes comunidades judías de Estados Unidos y Europa,
destruyendo por completo cualquier consecuencia positiva del Acuerdo
de Munich un par de meses antes y crearon una intensa hostilidad
internacional contra la Alemania de Hitler, que previamente había
logrado relaciones razonablemente amistosas con su pequeña población
judía mientras establecía una importante asociación económica con
el movimiento sionista en ascenso.
Irónicamente, según
la reconstrucción muy detallada de Irving, Hitler no tuvo nada que
ver con los disturbios antijudíos y trató urgentemente de
reprimirlos una vez que comenzaron. En cambio, los ataques parecen
haber sido orquestados por Joseph Goebbels, su poderoso
ministro de Propaganda, quien recientemente había caído en
desgracia debido a su relación amorosa
de alto perfil con una actriz checa, lo
que provocó las amargas quejas de su esposa, una amiga cercana de
hitler. Aparentemente Goebbels esperaba poder usar los
disturbios antijudíos para restaurar su influencia en la jerarquía
nazi, pero por el contrario tuvieron consecuencias desastrosas, lo
que plantea la notable posibilidad de que las consecuencias políticas
de una relación extramatrimonial hayan jugado un papel crucial en el
estallido de la Segunda Guerra Mundial.
https://www.unz.com/runz/hitler-churchill-the-holocaust-and-the-war-in-ukraine/
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