Pregunta 8: Nuestra comprensión de la guerra
En la página 202, usted hizo la siguiente afirmación que ayuda a subrayar la grave importancia de la exactitud histórica: "También debemos reconocer que muchas de las ideas fundamentales que dominan nuestro mundo actual se fundaron sobre una comprensión particular de esa historia bélica, y si parece haber buenas razones para creer que esa narración es sustancialmente falsa, quizá deberíamos empezar a cuestionar el marco de creencias erigido sobre ella." Se trata de una afirmación que invita a la reflexión y que me hace preguntarme si los últimos 80 años de sangrientas intervenciones estadounidenses pueden atribuirse a nuestra "particular comprensión" de la Segunda Guerra Mundial. Me parece que nuestros dirigentes han utilizado este mito idealizado de la '"Buena Guerra" en la que el "excepcional" pueblo estadounidense lucha contra el mal del fascismo para promover su agenda bélica y justificar su implacable búsqueda de la hegemonía mundial. En su opinión, ¿cuál es el mayor peligro de erigir un "marco de creencias" sobre una falsa comprensión de la historia?
Ron
Unz:
La imagen
construida por Hollywood
de nuestro gran triunfo mundial en la heroica guerra contra Hitler y
la Alemania nazi ha inspirado un legado
de colosal arrogancia norteamericana,
que ahora nos conduce hacia una confrontación enormemente temeraria
con Rusia por Ucrania y con China por Taiwán, el tipo de arrogancia
geopolítica que a menudo conduce a la némesis (castigo
fatal que restablece un orden anterior),
quizás incluso a una némesis de forma extrema dados los arsenales
nucleares de esos Estados rivales. Como escribí poco después del
estallido de la guerra de Ucrania:
Durante años, el
eminente especialista en Rusia Stephen
Cohen
había considerado al presidente de la República Rusa, Vladimir
Putin,
como el líder mundial más importante de principios del siglo XXI.
Elogiaba el enorme
éxito de este hombre en la revitalización de su país tras el caos
y la miseria de los años de Yeltsin
y destacaba su
deseo de mantener relaciones amistosas con Estados Unidos,
pero temía cada vez más que estuviéramos entrando en una nueva
Guerra Fría, aún más peligrosa que la anterior.
Ya en
2017 el difunto profesor Cohen argumentó que ningún líder
extranjero había sido tan vilipendiado en la historia reciente de
Estados Unidos como Putin y la invasión rusa de Ucrania hace dos
semanas ha elevado exponencialmente la intensidad de tales denuncias
mediáticas, casi igualando la histeria que nuestro país experimentó
hace dos décadas tras el atentado del 11-S en Nueva York. Larry
Romanoff
ha proporcionado un útil catálogo con
algunos ejemplos.
Hasta hace poco, esta demonización
extrema de Putin se limitaba en gran medida a los demócratas y
centristas, cuya extraña narrativa del Rusiagate
le había acusado de instalar a Donald
Trump
en la Casa Blanca. Pero la reacción se ha vuelto ahora totalmente
bipartidista, con el entusiasta partidario de Trump Sean
Hannity
utilizando recientemente su programa en horario de máxima audiencia
de FoxNews
para pedir la muerte de Putin, un grito al que pronto se unió el
senador Lindsey
Graham,
el republicano de mayor rango en el Comité Judicial del Senado. Se
trata de amenazas sorprendentes contra un hombre cuyo arsenal nuclear
podría aniquilar rápidamente a la mayor parte de la población
estadounidense y la retórica parece no tener precedentes en nuestra
historia de posguerra. Ni siquiera en los días más oscuros de la
Guerra Fría recuerdo que se dirigieran tales sentimientos públicos
contra la URSS o sus máximos dirigentes comunistas.
En
muchos aspectos, la reacción occidental al ataque de Rusia ha estado
más
cerca de una declaración de guerra que de una mera vuelta a la
confrontación de la Guerra Fría.
Las enormes reservas de divisas de Rusia en el extranjero han sido
confiscadas y congeladas, sus líneas aéreas civiles excluidas de
los cielos occidentales y sus principales bancos desconectados de las
redes financieras mundiales. Se han confiscado propiedades de
ciudadanos rusos acaudalados, se ha prohibido a la selección
nacional de fútbol participar en la Copa del Mundo y se ha despedido
al director ruso de la Filarmónica de Múnich por negarse a
denunciar a su propio país…
De hecho el paralelismo más
cercano que se me ocurre sería la hostilidad estadounidense dirigida
contra Adolf
Hitler
y la Alemania nazi tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial,
como indican las comparaciones generalizadas entre la invasión de
Ucrania por Putin y el ataque de Hitler a Polonia en 1939. Una simple
búsqueda en Google de "Putin y Hitler" arroja decenas de
millones de páginas web, con resultados que van desde el titular de
un artículo del Washington
Post
hasta los tuits de la estrella de la música pop Stevie
Nicks.
Ya en 2014 Andrew
Anglin,
del Daily
Stormer,
había documentado el meme emergente "Putin
es el nuevo Hitler".
Pasé
a discutir las implicaciones extremadamente peligrosas de nuestra
histérica política anti-rusa.
Ron Unz (7 de marzo de 2022) Pravda americana: ¿Putin como Hitler? (https://www.unz.com/runz/american-pravda-putin-as-hitler/ )
Ron Unz (Octubre 24, 2022) Pravda Americana: ¿La Tercera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial? (https://www.unz.com/runz/world-war-iii-and-world-war-ii/ )
Ron Unz (Mayo 15, 2023) ¿Asesinando a Vladimir Putin? (https://www.unz.com/runz/assassinating-vladimir-putin/ )
Y
como escribí en 2019, mi propia evaluación de la historia real es
considerablemente diferente:
A raíz de los atentados del
11-S los neoconservadores judíos llevaron en estampida a Estados
Unidos hacia la desastrosa guerra de Irak y la consiguiente
destrucción de Oriente Próximo, con las cabezas parlantes de
nuestros televisores afirmando sin cesar que "Sadam
Husein es otro Hitler."
Desde entonces hemos oído repetir regularmente el mismo eslogan en
diversas versiones modificadas, diciéndonos que "Muamar
Gadafi es otro Hitler"
o "Mahmud
Ahmadineyad es otro Hitler"
o "Vladimir
Putin es otro Hitler"
o incluso "Hugo
Chávez es otro Hitler".
Durante los últimos dos años nuestros medios de comunicación
estadounidenses se han llenado implacablemente con la afirmación de
que "Donald
Trump es otro Hitler".
A
principios de la década de 2000 yo reconocía obviamente que el
gobernante de Irak era un duro tirano, pero me reía de la absurda
propaganda mediática, sabiendo perfectamente que Sadam Husein no era
Adolf Hitler. Pero con el crecimiento constante de Internet y la
disponibilidad de los millones de páginas de publicaciones
periódicas que me ha proporcionado mi proyecto de digitalización,
me
he sorprendido bastante al descubrir gradualmente también que Adolf
Hitler no era Adolf Hitler.
Puede
que no sea del todo correcto afirmar que la historia de la Segunda
Guerra Mundial fue que Franklin Roosevelt intentó escapar de sus
dificultades domésticas orquestando una gran guerra europea contra
la próspera y pacífica Alemania nazi de Adolf Hitler. Pero creo que
esa imagen es probablemente algo más cercana a la realidad histórica
que la imagen invertida que se encuentra más comúnmente en nuestros
libros de texto.
Lectura
relacionada:
American Pravda: Comprender la Segunda Guerra Mundial (https://www.unz.com/runz/american-pravda-understanding-world-war-ii/ )
La notable historiografía de David Irving (https://www.unz.com/runz/the-remarkable-historiography-of-david-irving/ )
American Pravda: La Francia de posguerra y la Alemania de posguerra (https://www.unz.com/runz/american-pravda-post-war-france-and-post-war-germany/ )
American Pravda: Nuestra gran purga de los años 40 (https://www.unz.com/runz/american-pravda-our-great-purge-of-the-1940s/ )
American Pravda: La negación del Holocausto (https://www.unz.com/runz/american-pravda-holocaust-denial/ )
American Pravda: Cómo Hitler salvó a los Aliados (https://www.unz.com/runz/american-pravda-how-hitler-saved-the-allies/ )
https://www.unz.com/runz/why-everything-you-know-about-world-war-ii-is-wrong/
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