Los intereses financieros privados más poderosos del mundo,
al amparo de la COP26 [Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2021 (31 de octubre
- 12 de noviembre)],
han desarrollado un plan para transformar el sistema financiero
mundial fusionándose con instituciones como el Banco Mundial y
utilizándolas para erosionar aún más la soberanía nacional en el
mundo en desarrollo.
El miércoles una alianza de
instituciones bancarias y financieras privadas,
"liderada por la industria y convocada por la ONU",
anunció en la conferencia COP26 planes para revisar el papel de las
instituciones financieras mundiales y regionales,
incluidos el Banco Mundial
y el FMI,
como parte de un plan más amplio para "transformar" el
sistema financiero mundial. Según los miembros de la alianza,
el objetivo oficial de esta propuesta es promover la transición
hacia una economía "neta cero".
Sin embargo,
la "reimaginación" de las instituciones financieras
internacionales propuesta por el grupo,
según su "informe de progreso" recientemente
publicado,
también supondría
fusionar estas instituciones con los intereses de la banca privada que componen la alianza,
crear un nuevo sistema de "gobernanza financiera mundial" y
erosionar la soberanía nacional de los países en desarrollo,
obligándolos
a establecer entornos
empresariales considerados "favorables"
a los intereses de los miembros de la alianza. En
otras palabras,
los poderosos intereses bancarios que componen este grupo están
presionando para recrear todo el sistema financiero mundial en su
beneficio,
bajo el pretexto de promover la
sostenibilidad.
Esta alianza,
denominada Glasgow Financial Alliance for
Net Zero (GFANZ,
Alianza Financiera de Glasgow para el Cero
Neto),
fue lanzada en abril por John Kerry,
Enviado Presidencial Especial de Estados Unidos para el Cambio
Climático,
Janet Yellen,
Secretaria del Tesoro de Estados Unidos y ex presidenta de la Reserva
Federal y Mark Carney,
Enviado Especial de la ONU para la Acción Climática y las Finanzas
y ex presidente del Banco de Inglaterra y del Banco de Canadá.
Carney,
que también es Asesor Financiero del Primer Ministro británico para
la conferencia COP26,
copreside actualmente la alianza con el multimillonario
estadounidense y ex alcalde de Nueva York,
Michael Bloomberg.
En el momento de su creación,
la GFANZ declaró que "proporcionaría un foro para la
coordinación estratégica entre los dirigentes de las instituciones
financieras de todo el sector para acelerar la transición hacia una
economía neta cero" y "movilizar los billones
(trillions) de dólares
necesarios" para alcanzar los objetivos de emisiones cero
del grupo. En el momento del lanzamiento de la alianza,
el primer ministro del Reino Unido,
Boris Johnson,
describió la GFANZ como "la unión de los bancos e
instituciones financieras del mundo en apoyo de la transición global
hacia la economía de emisiones netas cero",
mientras que John Kerry señaló que "los
mayores actores financieros
del mundo reconocen que la
transición energética
representa una gran
oportunidad comercial". Al analizar estas dos
declaraciones juntas,
parece claro que la GFANZ ha unido a los bancos privados y las
instituciones financieras más poderosas del mundo detrás de lo que
considera,
ante todo,
"una vasta oportunidad
comercial",
cuya explotación está comercializando como un "imperativo
planetario".
La GFANZ se compone
de varias "alianzas subsectoriales",
entre ellas la Net Zero Asset Managers
Initiative (NZAM),
la Net Zero Asset Owner Alliance
(NZAOA) y la Net
Zero Banking Alliance (NZBA).
Juntas dominan una parte formidable de los intereses mundiales de la
banca y las finanzas privadas y sólo la NZBA representa actualmente
el 43% de todos los activos bancarios
mundiales. Sin embargo,
entre los "grandes actores financieros" que dominan la
GFANZ figuran los directores ejecutivos de BlackRock,
Citi,
Bank of America,
Banco Santander y
HSBC,
así como David Schwimmer,
director ejecutivo del London Stock
Exchange Group,
y Nili Gilbert,
presidenta del Comité de Inversiones del David
Rockefeller Fund.
Cabe destacar que otra
entidad relacionada con Rockefeller,
la Fundación Rockefeller,
desempeñó recientemente,
en septiembre,
un papel fundamental en la creación de las Natural
Asset Corporations (Corporaciones
de Activos
Naturales,
NAC). Estas NAC
pretenden crear una nueva clase de activos que pondría
a la venta el mundo natural,
así como los procesos ecológicos que
sustentan toda la vida,
con el pretexto de "protegerlos".
Los directivos de la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto,
entre ellos Larry Fink,
de BlackRock,
llevan mucho tiempo entusiasmados con las perspectivas de las NAC y
otros esfuerzos relacionados para financiarizar
el mundo natural y también ha desempeñado un papel
clave en la comercialización de dicha financiarización,
como necesaria para combatir el cambio
climático.
Como parte de la
COP26,
la GFANZ (un grupo clave en esa conferencia) publica un plan
destinado a ampliar "los flujos de capital privado hacia las
economías emergentes y en desarrollo". Según el comunicado de
prensa de la alianza,
este plan se centra en "el desarrollo de plataformas
nacionales para conectar el ahora enorme capital
privado comprometido con la reducción a cero
con proyectos nacionales,
ampliando la financiación combinada a través de los BMD [Bancos
Multilaterales de Desarrollo] y
desarrollando mercados mundiales de carbono creíbles y de alta
integridad". El comunicado de prensa señala que este
"enorme capital privado" es dinero que los miembros de la
alianza pretenden invertir en países emergentes y en desarrollo,
estimado en más de 130
billones de dólares
($130.000.000.000.000),
y que (para desplegar estos billones en inversiones) "el sistema
financiero mundial está siendo transformado" por esta misma
alianza en coordinación con el grupo que los convocó,
las Naciones Unidas.
Propuesta de absorción
Los
detalles del plan de la GFANZ para desplegar billones en inversiones
de sus miembros en mercados emergentes y países en desarrollo se
publicaron en el "Informe de Progreso" al
formalizar de la alianza y su publicación se hizo coincidir con la
conferencia COP26. El informe detalla el "plan de trabajo y las
ambiciones a corto plazo" de la alianza,
que ésta resume sucintamente como un "programa de trabajo
para transformar el sistema financiero".
El
informe señala que la alianza ha pasado de la fase de "compromiso"
a la de "implicación",
siendo el principal objetivo de la fase de implicación la
"movilización de capital privado hacia los mercados
emergentes y los países en desarrollo,
a través del liderazgo del sector
privado y la colaboración
público-privada". Con ello,
según el informe,
la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto pretende crear
"una arquitectura financiera internacional",
que aumente los niveles de inversión privada de los miembros de la
alianza en esas economías. Sus principales objetivos a este respecto
giran en torno a la creación de "plataformas nacionales
ambiciosas" y a una mayor colaboración entre los Bancos
Multilaterales de Desarrollo y el sector financiero privado.
Según
la GFANZ,
una "plataforma de país" se define como un mecanismo que
convoca y alinea a las "partes interesadas",
es decir,
un mecanismo de asociación público-privada/capitalismo de las
partes interesadas,
"en torno a una cuestión
o geografía
específica". Entre los ejemplos que se ofrecen
figura la Iniciativa de Liderazgo para la
Financiación del Clima (CFLI) de Mike Bloomberg,
que cuenta con la colaboración de Goldman
Sachs y
HSBC,
entre otras instituciones del sector privado. Aunque se presentan
como impulsadas por las "partes interesadas",
los ejemplos existentes de "plataformas nacionales" que
ofrece la GFANZ son iniciativas dirigidas por el sector privado,
como la CFLI,
o asociaciones público-privadas dominadas por poderosas empresas
multinacionales y multimillonarios. Como ha explicado recientemente
el periodista e investigador Iain Davis,
estos modelos de mecanismos de "capitalismo de las partes
interesadas",
a pesar de que se presentan como si ofrecieran una forma de
capitalismo "más responsable",
permiten a las corporaciones y entidades privadas participar
en la creación
de las normativas que rigen sus propios mercados
y les otorgan un papel mucho
mayor en la toma de decisiones políticas
al situarlas en pie de
igualdad con los gobiernos nacionales. Es
esencialmente una forma creativa de comercializar el
"corporativismo",
la definición de fascismo infamemente suministrada por el dictador
italiano Benito Mussolini.
Además de la creación de
"plataformas nacionales" "corporativistas",
que se centran en áreas y/o problemas específicos del mundo en
desarrollo,
la GFANZ también pretende "corporativizar" aún más los
bancos multilaterales de desarrollo (BMD) y las instituciones
financieras de desarrollo (IFD) para cumplir mejor los objetivos de
inversión de los miembros de la alianza. Según la alianza,
esto se describe como un aumento de la "colaboración entre los
BMD y el sector privado". El informe de la GFANZ señala que
"los BMD desempeñan un papel fundamental a la hora de
contribuir al crecimiento de los flujos de inversión" en el
mundo en desarrollo. Los BMD,
como el Banco Mundial,
han sido criticados durante mucho tiempo por llevar a cabo esta tarea
atrapando a las naciones en desarrollo en la deuda y luego
utilizando esa deuda para obligar a esas naciones a
desregular los mercados (específicamente los mercados financieros),
privatizar activos estatales y
aplicar políticas de austeridad contra la población.
El informe de la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto deja claro que la alianza pretende ahora utilizar estas mismas controvertidas tácticas de los Bancos Multilaterales de Desarrollo, forzando una desregulación aún mayor en los países en desarrollo, para facilitar las inversiones "verdes" de los miembros de la alianza.
El informe afirma
explícitamente que los BMD
deben utilizarse para
impulsar a las naciones en desarrollo a "crear
los entornos propicios
adecuados,
transversales y de alto nivel" para
las inversiones de los miembros de la alianza en esas naciones.
Los niveles significativamente mayores de inversión de capital
privado,
necesarios para alcanzar el cero neto según GFANZ,
requieren que los BMD se utilicen para impulsar a las naciones en
desarrollo a "establecer entornos empresariales favorables a la
inversión; un marco reproducible para desplegar las inversiones de
capital privado y reservas de oportunidades de inversión
financiables". A continuación la GFANZ señala que "el
capital privado y la inversión fluirán hacia estos proyectos si los
gobiernos y los responsables políticos crean las condiciones
adecuadas",
es decir,
entornos propicios para las inversiones del sector privado.
En
otras palabras,
a través del aumento propuesto de la participación del sector
privado en los BMD,
como el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo,
los miembros de la alianza pretenden utilizar los BMD para imponer
globalmente una desregulación
masiva
y extensiva
en los países en desarrollo,
utilizando el impulso de la descarbonización como justificación.
Los BMD ya no deben endeudar a los países en desarrollo para forzar
políticas que beneficien a entidades extranjeras y multinacionales
del sector privado,
ya que ahora se pueden utilizar justificaciones relacionadas con el
cambio climático con los mismos fines.
Esta nueva
modalidad para los BMD,
junto con su fusión con el sector
privado,
es en última instancia lo que propone la Alianza Financiera de
Glasgow para el Cero Neto en términos de "reimaginar"
estas instituciones. El director de la GFANZ y CEO de BlackRock,
Larry Fink,
durante un panel de la COP26 que tuvo lugar el 2 de noviembre,
se refirió explícitamente al plan de revisión de estas
instituciones cuando dijo: "Si vamos a tomarnos en serio el
cambio climático en el mundo emergente,
vamos a tener que centrarnos realmente en la reimaginación
del Banco Mundial y el FMI".
Fink
prosiguió:
Son el prestamista principal y actualmente
no entra suficiente capital privado en el mundo emergente debido a
los riesgos asociados con el riesgo político,
la inversión en terrenos abandonados… si realmente queremos
aumentar el capital de inversión en el mundo emergente… " …
Insto a los propietarios de esas instituciones,
a los accionistas,
a que se centren en cómo reimaginar estas instituciones y replantear
sus estatutos".
Los planes propuestos por la
GFANZ para reimaginar los Bancos Multilaterales de Desarrollo son
especialmente alarmantes,
dado que documentos militares
estadounidenses filtrados
muestran que dichos bancos
se consideran esencialmente "armas
financieras"
que se han utilizado como "instrumentos financieros e
instrumentos diplomáticos del poder
nacional estadounidense",
así como instrumentos de lo que esos mismos documentos denominan el
"actual sistema de gobernanza mundial",
que se utilizan para obligar a los países en desarrollo a adoptar
políticas que de otro modo no adoptarían.
Además,
dadas las declaraciones de Fink,
no debería sorprender que el informe de la GFANZ señale que su
esfuerzo por establecer "plataformas de países" y alterar
el funcionamiento y los estatutos de los BMD es un componente clave
de la aplicación de las recomendaciones planificadas de antemano
destinadas a "aprovechar el momento
del nuevo Bretton Woods" y rehacer el sistema de
"gobernanza financiera mundial" para que "promueva la
estabilidad económica y el crecimiento sostenible."
Como
se señala la GFANZ en otros documentos y en su sitio web,
el objetivo de la alianza es la transformación del sistema
financiero mundial… y de las declaraciones de los miembros y de los
documentos de la alianza se desprende que el objetivo de esa
transformación es facilitar los objetivos de inversión de los
miembros de la alianza más allá de lo que es posible en la
actualidad,
utilizando como medio para ello los dictados relacionados con el
cambio climático,
en lugar de la deuda.
La ONU y la "revolución
silenciosa"
A la luz de
la composición de la GFANZ y de las ambiciones de sus miembros,
algunos podrían preguntarse por qué las Naciones Unidas
respaldarían una iniciativa tan depredadora. ¿Acaso las Naciones
Unidas no trabajan principalmente con los gobiernos nacionales y no
con los intereses del sector privado?
Aunque
ciertamente esa es la percepción pública predominante de
la ONU,
la organización ha seguido durante décadas un modelo de
"capitalismo de partes interesadas" que privilegia
al sector privado y a los "filántropos" multimillonarios
frente a los gobiernos nacionales,
siendo la tarea de estos últimos simplemente crear "entornos
propicios" para las políticas creadas por y en beneficio de los
primeros.
En un discurso ante
el Foro Económico Mundial,
en 1998,
el Secretario General Kofi Annan hizo explícito este
cambio:
"Las Naciones Unidas se
han transformado desde la última vez que nos
reunimos aquí en Davos. La Organización ha sufrido una revisión
completa que he descrito como una "revolución
silenciosa"… Se ha producido un cambio fundamental. Antes las
Naciones Unidas sólo se ocupaban de los gobiernos. Ahora sabemos que
la paz y la prosperidad no pueden lograrse sin asociaciones en las
que participen gobiernos,
organizaciones internacionales,
la comunidad empresarial y la sociedad civil… Los negocios
de las Naciones Unidas implican a los negocios
del mundo".
Ahora que la
ONU es esencialmente un vehículo para la promoción del capitalismo
de las partes interesadas,
es lógico que "convoque" y apoye los esfuerzos de un grupo
como la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto para extender
ese modelo capitalista de las partes interesadas a otras
instituciones implicadas en la gobernanza mundial,
concretamente la gobernanza financiera mundial. Permitir que los
miembros de la GFANZ,
es decir,
muchos de los mayores bancos privados
e instituciones financieras
del mundo,
se fusionen con los Bancos Multilaterales
de Desarrollo,
rehagan el "sistema de gobernanza financiera mundial" y
obtengan un mayor control sobre las
decisiones políticas en el mundo emergente es el
sueño de un banquero hecho realidad. Para llegar tan lejos,
todo lo que han necesitado ha sido
convencer a un número suficiente de la población mundial de que
tales cambios son necesarios debido a la urgencia percibida del
cambio climático y a la necesidad de descarbonizar rápidamente la
economía. Sin embargo,
si se pone en práctica,
lo que resultará no será un mundo "más verde",
sino un mundo dominado por una pequeña
élite financiera
y tecnocrática
que tendrá libertad para beneficiarse y saquear
tanto el "capital
natural"
como el "capital
humano".
En la actualidad los BMD se utilizan como "instrumentos
de poder" que utilizan la deuda para obligar a las naciones en
desarrollo a aplicar políticas que beneficien a intereses
extranjeros en lugar de a sus propios intereses nacionales. Si la
GFANZ se sale con la suya,
los BMD del mañana se utilizarán esencialmente para
eliminar la soberanía nacional,
privatizar los "activos naturales" (por ejemplo, los ecosistemas, los procesos ecológicos) del mundo en desarrollo e
imponer políticas cada vez más tecnocráticas, diseñadas por instituciones de gobernanza global y grupos de reflexión, a poblaciones cada vez más privadas de sus derechos.
Aunque la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto se ha revestido de la elevada retórica de "salvar el planeta", sus planes equivalen en última instancia a un golpe de Estado dirigido por las empresas, que hará que el sistema financiero mundial sea aún más corrupto y depredador y reducirá aún más la soberanía de los gobiernos nacionales del mundo en desarrollo.
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