https://home.solari.com/review-of-pfizers-non-clinical-program-by-sasha-latypova/
El
apresurado desarrollo a "velocidad de
vértigo" (“warp speed”)
y la aprobación de vacunas de ARNm y ADN Covid-19 completamente
novedosas, que se han impuesto a millones de personas, han provocado
millones de lesiones y miles de muertes, según las bases de datos de
salud pública como VAERS (EE.UU.), EudraVigilance (UE), Yellow Card
(Reino Unido) y otras. Este artículo revisa algunos de los
documentos de acceso público sobre el programa de desarrollo no
clínico de Pfizer y señala sus deficiencias, omisiones y
lagunas que eran claramente visibles, pero que nunca fueron
cuestionadas por los organismos reguladores ni por otras autoridades
sanitarias. La naturaleza superficial de todo el programa
preclínico puede resumirse brevemente como "no
encontramos ninguna señal de seguridad porque no la buscamos".
Las omisiones de estudios de seguridad
estándar y la flagrante
falta de honradez científica en los estudios que se
realizaron son tan evidentes que no
pueden atribuirse a la incompetencia de los fabricantes y
reguladores. Más bien debería plantearse la cuestión
de la negligencia intencionada.
Mi
revisión se centró en el alcance y la idoneidad del programa de
evaluación no clínica de una nueva vacuna de terapia génica, con
un breve análisis de los marcos normativos pertinentes. No
profundicé en la revisión de los resultados de estudios
específicos. Mi objetivo es ilustrar el completo
desmoronamiento del proceso de desarrollo de fármacos,
que hasta ahora se consideraba riguroso desde el punto de vista
ético, así como la escandalosa
negligencia por parte de las agencias reguladoras que
se supone que deben vigilar la honradez de los fabricantes
farmacéuticos. Resulta que ambos fueron muy deshonestos e impusieron
una tecnología y un producto totalmente novedosos a millones de
personas, sin una sola evaluación de
seguridad bien diseñada.
En resumen, he
identificado lo siguiente:
Conclusión 1: El programa de Pfizer no incluía una prueba completa de principio a fin de todos los componentes del producto final aprobado. Los estudios incluidos en el paquete de aprobación fueron para una variedad de versiones del producto, sin evaluaciones de comparabilidad, por lo que no se puede hacer una evaluación completa de la seguridad del producto.
Conclusión 2: ¡Nunca se estudió la toxicidad del ingrediente activo ARNm de la vacuna Covid 19!
Conclusión 3: Pfizer afirmó la ausencia de potencial para aumentar la enfermedad covídica basándose en el estudio con animales, en el que no se observó enfermedad covídica.
Conclusión 4: Los CDC, la FDA y Pfizer mintieron sobre la "permanencia de la vacuna en el lugar de la inyección".
Conclusión 5: Pfizer se saltó por completo importantes categorías de pruebas de seguridad.
Conclusión 6: Pfizer utilizó una interpretación deshonesta e interesada de las directrices reguladoras para evitar las pruebas de seguridad rutinarias.
Conclusión 7: Tanto la FDA como Pfizer conocían las principales toxicidades asociadas a los medicamentos de terapia génica y, por tanto, no pueden alegar falta de conocimiento anticipado de estos riesgos. Esto apunta a un fraude intencionado y a una colusión entre Pfizer y los organismos reguladores para introducir en el mercado este peligroso producto no probado.
Antecedentes:
Los
estudios
preclínicos
son la fase inicial del proceso de I+D farmacéutica, en la que un
medicamento o producto biológico se
prueba en líneas celulares,
animales
pequeños
(por ejemplo ratones y ratas) y animales
más grandes
(por ejemplo monos u otras especies). El objetivo de los estudios
preclínicos es demostrar la prueba
de concepto
(PoC,
https://es.wikipedia.org/wiki/Prueba_de_concepto
) y
caracterizar la seguridad y la eficacia hasta un nivel "suficiente".
En el caso de las vacunas tradicionales, la fase
no clínica
es la única fase del desarrollo en la que se evalúan formalmente la
seguridad y la toxicidad. Las fases del desarrollo de fármacos se
han definido con el fin de reducir el riesgo de los nuevos
medicamentos, reducir el potencial de daño a los seres humanos y
garantizar una mejor comprensión de su riesgo/beneficio en cada
paso.
Las
directrices de la Food and Drug
Administration (FDA)
de EE.UU. para las distintas fases de desarrollo se describen en las
publicaciones de la FDA Guidance for Industry y se
armonizan a nivel mundial a través de la Conferencia
Internacional sobre Armonización (ICH, International
Conference on Harmonization). Se publican conjuntos separados de
directrices para fármacos convencionales (moléculas pequeñas) y
productos biológicos, incluidas las vacunas. Sin embargo, en el caso
de plataformas más complejas, como las combinaciones
fármaco-dispositivo o combinaciones de fármacos y productos
biológicos (drug-biologics combinations), ambos tipos de directrices
son aplicables en función del producto acabado. Desde 2013 la FDA
publica directrices dirigidas específicamente a las plataformas de
terapia génica. La guía más reciente de la FDA sobre las pruebas
de fase temprana de productos de terapia génica se publicó en 2015:
"Considerations for the Design of Early-Phase Clinical
Trials of Cellular and Gene Therapy Products"
(Consideraciones para el diseño de ensayos clínicos de fase
temprana de productos de terapia celular y génica). Los aspectos
relevantes de esta guía y la posición de la FDA sobre esta clase de
fármacos se discuten al final de este documento (Hallazgo 7) y
demuestran lo que la FDA y los fabricantes conocían los riesgos
asociados a esta clase de fármacos antes de 2020.
El alcance exacto del programa de desarrollo de cada nuevo medicamento se negocia en una serie de reuniones entre el fabricante y la FDA. En general, cuanto más novedoso es el nuevo medicamento o la nueva entidad biológica, más estrictas y extensas son las pruebas que se requieren debido a la necesidad de garantizar la falta de riesgos bien caracterizados y de datos de seguridad, procedentes de la experiencia previa con la clase o tipo de producto. Deben evaluarse numerosas incógnitas y, por tanto, los posibles daños en los pacientes; los riesgos, si se identifican, deben caracterizarse para poder realizar una evaluación de riesgos y beneficios bien fundamentada. Un medicamento o un producto biológico se considera peligroso hasta que se demuestre que es seguro. Afirmar que algo es seguro por motivos puramente teóricos o porque "todas las vacunas son seguras" no es ni científica ni éticamente aceptable. Además cabe señalar que la FDA no ha permitido históricamente el ensayo de diferentes versiones de un producto candidato bajo la misma solicitud IND (Investigational New Drug Application).
Una
estrategia de pruebas no clínicas bien diseñada incluirá la
caracterización del producto y sus componentes en las siguientes
categorías generales de investigación (no es una lista completa de
temas, la descripción de cada uno se proporciona más adelante en el
artículo):
Farmacocinética/Farmacodinámica (distribución del fármaco y su procesamiento por el organismo)
Farmacología (mecanismo de acción), incluidos los efectos primarios y secundarios (off target, fuera de rango)
Farmacología y toxicología de seguridad, incluida la caracterización de los riesgos para las principales clases de órganos (cardiovascular, SNC, hepático, renal, sanguíneo y otros sistemas de órganos seleccionados en función de los efectos conocidos o previstos de la clase de producto o sus componentes)
Genotoxicidad (propensión a causar daños en el material genético)
Carcinogenicidad (proclividad a causar cáncer)
Toxicología reproductiva (antes de que el producto pueda administrarse a personas con potencial reproductivo)
Otras categorías de estudios diseñados para caracterizar el riesgo, basándose en señales de seguridad previamente identificadas.
Además, mientras que organismos mundiales como la Organización Mundial de la Salud pueden proporcionar opiniones técnicas o científicas a través de recomendaciones publicadas, en Estados Unidos la única autoridad para regular el desarrollo de fármacos/biológicos y aprobar nuevos productos es la FDA.
Programa no clínico de Pfizer para la vacuna de ARNm Covid-19:
Recientemente,
algunos de los documentos utilizados por la FDA para aprobar la
plataforma de ARNm de Pfizer basada en la vacuna Covid-19 se han
obtenido a través de demandas de libertad de información (Freedom
or Information lawsuits), superando las pretensiones de la FDA y
Pfizer para mantener esta información en secreto durante 75 años.
Uno de estos documentos, titulado "BNT162b2 Module 2.4.
Nonclinical Overview" (466 páginas) fue obtenido por
Judicial Watch del HHS
(Departamento de Salud y Servicios
Sociales de los Estados Unidos).
Conclusión 1: El programa de Pfizer no incluía una prueba exhaustiva de principio a fin de todos los componentes del producto final aprobado. Los estudios incluidos en el paquete de aprobación eran para una variedad de versiones del producto sin evaluaciones de comparabilidad, por lo que no se puede hacer una evaluación exhaustiva de la seguridad del producto.
En
la p. 6 los documentos de Pfizer afirman que:
BNT162b2 (número de código BioNTech BNT162, número de código Pfizer PF-07302048) es una vacuna en investigación destinada a prevenir la COVID-19, que es causada por el SARS-CoV-2. BNT162b2 es un ARNm modificado con nucleósidos (modARN) que expresa S de longitud completa con dos mutaciones de prolina (P2) para bloquear la proteína transmembrana en una conformación de prefusión antigénicamente óptima (Pallesen et al, 2017; Wrapp et al, 2020). La vacuna está formulada en nanopartículas lipídicas (LNP). La LNP está compuesta por 4 lípidos: ALC-0315, ALC-0159, DSPC y colesterol. Otros excipientes de la formulación son sacarosa, NaCl, KCl, Na2HPO4 y KH2PO4. La dosis seleccionada para el BNT162b2, con eficacia demostrada en la evaluación clínica de fase 2/3 y destinada a uso comercial, es de 30 µg administrados por vía IM en dos dosis administradas con 21 días de intervalo.
De
la descripción del producto se desprende claramente que esta
plataforma completamente novedosa consta de nuevos componentes
biológicos, genéticos y químicos patentados que conforman una
estructura de "carga útil + vehículo de administración".
En el caso de productos complejos que contienen combinaciones de
fármacos y productos biológicos, o productos biológicos y
vehículos de administración novedosos (como el producto de Pfizer),
el fabricante debe evaluar la seguridad de todos los componentes por
separado y en la versión final ensamblada que se destina a las fases
de desarrollo en humanos.
El documento de Pfizer explica además que se probaron preclínicamente varias versiones del producto y se seleccionó una para ser estudiada en ensayos clínicos y que el candidato específico a vacuna BNT162b2 V9 es, por lo tanto, el objeto de la Solicitud de Licencia Biológica (BLA), es decir, el producto que finalmente la FDA autorizó plenamente para su comercialización en 2021:
https://phmpt.org/wp-content/uploads/2022/03/125742_S1_M2_24_nonclinical-overview.pdf
La afirmación señalada más arriba no es cierta. La revisión
de los estudios clínicos publicados por la FOIA descubrió que al
menos 4 categorías diferentes de principio activo se incluyeron en
la única solicitud de nuevo fármaco en investigación de Pfizer
IND#19736:
- SARS-CoV-2 Spike Protein;
- BNT162a1 (ARNu; variante RBL063.3);
- BNT162b1 (modARN; variante RBP020.3);
- BNT162b2 (modARN; variante RBP020.2);
- BNT162c2 (saRNA; variante RBS004.2)
Cada categoría puede ser administrada por las nanopartículas lipídicas (ALC-0315, ALC0159, DSPC y colesterol).
Además se desprende del protocolo del ensayo clínico de Fase 1/2/3, de las enmiendas y del Folleto del Investigador que en varias partes del estudio y diferentes geografías, Pfizer utilizó varias versiones del ingrediente activo ARNm y se añadieron nuevas versiones no mencionadas en el IND anterior (por ejemplo, la variante específica para Sudáfrica en 2021).
Téngase en cuenta que, si bien las versiones múltiples de un producto en las primeras fases de desarrollo suelen ser inevitables, a efectos de la aprobación del producto cada entidad química o biológica se considera jurídicamente distinta y, por lo tanto, los estudios realizados con versiones del producto que no son la especificación exacta del producto final aprobado pueden proporcionar información de apoyo, pero no deben considerarse pruebas definitivas de las alegaciones de seguridad o eficacia. En septiembre de 2021 la FDA publicó un proyecto de directrices: "Studying Multiple Versions of a Cellular or Gene Therapy Product in an Early-Phase Clinical Trial" (Estudio de múltiples versiones de un producto de terapia celular o génica en un ensayo clínico de fase inicial), en el que se establece que cada versión del producto requiere un IND independiente; sin embargo, en una nota a pie de página, se indica que esto no se aplica a las "vacunas destinadas a prevenir enfermedades infecciosas". No se da ninguna explicación de por qué se hace esta excepción y no existe ninguna base científica o legal para esta excepción, aparte de que la FDA ha permitido arbitrariamente esta dramática desviación sin precedentes de la norma reguladora y ahora necesita ocultar sus huellas. De hecho se puede argumentar que esta "excepción" reglamentaria ni siquiera se aplica a la "vacuna" covid 19 de Pfizer, ya que el producto no previene la infección ni la transmisión de la enfermedad.
Pfizer afirma que la farmacología primaria, la distribución, el metabolismo, la seguridad y la inmunogenicidad del BNT162b2 se estudiaron in vitro e in vivo en ratones, ratas y monos rhesus, así como en varios experimentos con cultivos celulares. Había un total de 18 estudios incluidos en el paquete No Clínico, de los cuales 7 eran para el candidato V9 (incluyendo 1 estudio no-GLP que no debería ser aceptable para el etiquetado) y 6 estudios eran sólo para dos de los cuatro excipientes lipídicos (ALC-0315 y ALC-0159). Los otros lípidos incluidos en la Plataforma de Nanopartículas Lipídicas (LNP) -DSPC y colesterol- no fueron estudiados. De los 6 estudios de los excipientes lipídicos, 4 eran para formulaciones lipídicas "comparables a la LNP en BNT162b2" y 2 de los estudios eran no-GLP. No se explica en ninguna parte del documento en qué diferían estas formulaciones de la formulación final de la PNL incluida en el producto aprobado, ni cómo se determinó su comparabilidad, aparte de la afirmación de Pfizer de que eran comparables.
Por lo tanto sólo 9 de los 18 estudios de este paquete están directamente relacionados con el producto autorizado y sólo con algunos de los componentes del producto final.
Conclusión
2: ¡Nunca se estudió la toxicidad del ingrediente activo ARNm de la
vacuna!
En
los estudios diseñados para probar si la vacuna permanece cerca del
lugar de la inyección o viaja por todo el cuerpo, Pfizer no utilizó
el artículo de prueba representativo de la vacuna comercial
(BNT162b2 – ARNm, que codifica la proteína espiga de longitud
completa con dos mutaciones de prolina P2), sino que en su lugar
estudió la biodistribución administrando a ratones y ratas "modRNA
que codifica luciferasa formulado en LNP comparable a BNT162b2, con
cantidades traza de [3H]-CHE como etiqueta no difusible" (un
mRNA "sustituto" que produce la proteína luciferasa). Es
evidente que este sustituto no codifica la proteína luciferasa y,
por lo tanto, no se puede sacar ninguna conclusión sobre si la
promesa teórica de la ausencia de circulación de la proteína
luciferasa en el torrente sanguíneo es realmente cierta. Además, la
formulación de administración de la PNL utilizada no es la misma,
pero sí "lo suficientemente parecida" al producto vacunal
final. Las afirmaciones no respaldadas por ningún dato en el no
estudio de sólo la mitad de la formulación del producto son
impresionantemente deshonestas desde el punto de vista científico:
"Es probable que la distribución al hígado esté mediada por la entrada de las LNP en el torrente sanguíneo. La expresión de luciferasa en los puntos de inyección descendió a niveles de fondo al cabo de 9 días. El estudio de toxicidad con dosis repetidas en ratas no mostró indicios de lesión hepática (sección 2.4.4.3). Se espera que la biodistribución del antígeno codificado por el componente de ARN del BNT162b2 dependa de la distribución de la LNP y los resultados presentados deberían ser representativos de la plataforma de ARN de la vacuna, ya que el modARN codificador de luciferasa formulado con LNP tenía la misma composición lipídica."
Reiteremos: Pfizer ha evaluado un producto sustituto no relacionado y ha afirmado que los resultados de toxicidad y seguridad son representativos de su ingrediente activo de ARNm que codifica la proteína spike. Más sorprendente aún, la FDA no encontró esto objetable.
No se proporciona ninguna justificación para no probar el ARNm que codifica la proteína de la espiga. Habría sido posible evaluar la expresión (y los efectos subsiguientes o la ausencia de los mismos) de la proteína de la espiga en varios tejidos de interés. Después de todo, los recientes estudios histopatológicos basados en autopsias de muertes post-vacuna proporcionan amplia evidencia de que la expresión de la proteína de la espiga, con el subsiguiente daño orgánico, era posible de detectar y estudiar con técnicas estándar.
Conclusión
3: Pfizer alegó la ausencia de potencial de aumento de la enfermedad
cóvida basándose en el estudio animal en el que no se observó
enfermedad cóvida.
La
amplificación de la infección dependiente de anticuerpos, a causa
de la vacunación basada en ARNm o ADN, es un factor de riesgo
conocido que ha sido identificado en numerosos estudios animales
previos para la clase de terapia génica. Pfizer y la FDA eran
claramente conscientes de este riesgo. Sin embargo en el paquete no
clínico el fabricante afirmó que "no hay pruebas de aumento de
la enfermedad inducido por la vacuna" en el único estudio con
animales de 6 monos rhesus, en el que no se provocaron síntomas
clínicos de enfermedad cóvida en primer lugar, ni en los animales
inoculados ni en los de control después de la provocación con el
virus. El estudio de inmunogenicidad (VR-VTR-10671) se realizó en 6
monos rhesus inoculados con 2 inyecciones con 21 días de intervalo y
un grupo de control de 3 monos. Aunque los monos inoculados
produjeron una respuesta de anticuerpos mensurable y, tras la
provocación vírica, produjeron niveles mucho más bajos de ARN
vírico en los pulmones que el grupo de control, ninguno de los monos
enfermó clínicamente. Pfizer afirma que: "Ninguno de los
animales objetivo mostró signos clínicos de enfermedad
significativa, lo que indica que el modelo observado en rhesus macho
de 2-4 años es principalmente un modelo de infección por
SARS-CoV-2, no un modelo de enfermedad por COVID-19". Parece que
para Pfizer (y la FDA), el estudio de un modelo de no-enfermedad es
aceptable para hacer afirmaciones sobre la inexistencia de enfermedad
mejorada.
Conclusión
4: Los CDC, la FDA y Pfizer mintieron sobre la "permanencia de
la vacuna en el lugar de la inyección".
El
estudio de biodistribución en ratas muestra claramente que la carga
útil (sea lo que sea: sustituto de la luciferasa o ARNm nunca
probado que codifica la proteína spike) está entrando en el
torrente sanguíneo y se distribuye por todo el cuerpo: hay grandes
acumulaciones en las glándulas
suprarrenales,
el hígado,
el bazo,
los ovarios
y otros
órganos,
como los ganglios
linfáticos
y la
médula ósea,
como ilustra la tabla siguiente (Cf.
https://home.solari.com/
).
De hecho uno de los estudios en ratas incluidos en el lote
prevé que el producto llegue directamente al torrente sanguíneo e
incluye la vía de administración IV. Este estudio también se basa
en el ARNm sustituto y no en la versión que codifica la proteína de
la espiga.
Dado que este artículo se centra en el alcance del programa no clínico de Pfizer y no en la revisión en profundidad de estos estudios, remito a los lectores a un excelente análisis realizado por expertos científicos en este campo.
https://phmpt.org/wp-content/uploads/2022/03/125742_S1_M4_4223_185350.pdf
En particular este estudio es incompleto: no caracteriza completamente la biodistribución de las LNP portadoras de su carga útil. El estudio se interrumpió cuando las concentraciones en el hígado, el bazo y los ovarios de las hembras seguían aumentando, por lo que no es posible decir qué concentraciones máximas se observaron en los distintos órganos. No se realizaron ni planificaron estudios de seguimiento para dilucidar el curso temporal completo de la distribución, el tiempo hasta la concentración máxima, las concentraciones máximas observadas y el tiempo hasta la eliminación. No se facilitaron estimaciones de los márgenes de seguridad terapéutica.
El programa general de pruebas no clínicas parece lamentablemente incompleto. Este hecho se señaló claramente en el documento de síntesis de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) de la vacuna "Comirnaty" BNT162b2. Los revisores admiten explícitamente que "no se han realizado estudios farmacocinéticos o de biodistribución tradicionales con la vacuna candidata BNT162b2". Además el documento de la EMA afirma "Biodistribución: Varios informes bibliográficos indican que los ARN formulados con LNP pueden distribuirse de forma bastante inespecífica a varios órganos como el bazo, el corazón, el riñón, el pulmón y el cerebro. En línea con esto los resultados del estudio 185350, recientemente transmitido, indican un patrón de biodistribución más amplio."
Aunque
no se han realizado según las normas GLP de la industria, estos
resultados parecen indicar que las nanopartículas lipídicas con
ARNm que codifica la proteína spike, llegan al torrente sanguíneo,
circulan por todo el cuerpo y luego se acumulan en una variedad de
órganos y tejidos. Si esto da lugar a que la proteína spike se
exprese en esos órganos, estimularán la inmunidad y harán que esas
mismas células sean atacadas por el sistema inmunitario. La
"reactogenicidad de la vacuna" resultante podría
asemejarse a los síntomas clínicos
observados en síndromes autoinmunes de diversa gravedad,
en algunos casos lo bastante graves como
para causar la muerte o una discapacidad permanente. Con
el despliegue de las vacunas en todo el mundo, exactamente estos
tipos de efectos adversos se han notificado por miles en los sistemas
de notificación de efectos adversos de las vacunas, pero ninguna
agencia de salud pública ha establecido todavía una conexión entre
este mecanismo preclínicamente documentado
y los alarmantes datos actuales de resultados sanitarios.
Conclusión
5: Pfizer se saltó por completo importantes categorías de pruebas
de seguridad.
Aún
más esclarecedor es lo que Pfizer decidió no
estudiar,
es decir, la
totalidad de las secciones de farmacología relacionadas con la
seguridad y la caracterización de riesgos.
Concretamente, en el paquete de documentos no clínicos se afirma lo
siguiente (Cf. https://home.solari.com/
):
https://phmpt.org/wp-content/uploads/2022/03/125742_S1_M2_24_nonclinical-overview.pdf
Revisemos qué estudios de seguridad Pfizer decidió omitir por completo:
¿Qué es la Farmacología de Seguridad?
El objetivo de la Farmacología de Seguridad es caracterizar la relación farmacodinámica/farmacocinética (PK/PD) de los efectos adversos de un fármaco. La farmacodinámica pretende describir cómo actúa el fármaco sobre el organismo, mientras que la farmacocinética muestra cómo actúa el organismo sobre el fármaco. La estructura de una "batería básica" de estudios de Farmacología de Seguridad consiste en determinar los posibles efectos indeseables de un fármaco en los sistemas nervioso central, cardiovascular y respiratorio, así como en realizar pruebas complementarias para evaluar otros sistemas orgánicos (hígado, riñón, sangre, etc.) y si existe la posibilidad de riesgos o daños en estos sistemas.
¿Qué son los estudios farmacodinámicos secundarios?
Las evaluaciones de nuevos fármacos por actividades farmacológicas distintas de la diana terapéutica deseada se denominan Farmacodinámica Secundaria. En el caso de una clase de compuesto biológico totalmente novedoso, con un excipiente completamente nuevo y no revelado, es inaceptable omitir la evaluación de la farmacodinámica secundaria de todo el producto y/o de sus componentes. En el caso del BNT162b2 se puede argumentar que no se realizaron estudios de farmacología primaria ni secundaria. Nunca se evaluó la farmacología primaria del ARNm que codifica la proteína de la espiga y Pfizer simplemente descartó los estudios secundarios por considerarlos innecesarios.
¿Qué son los estudios de interacciones farmacológicas?
Los estudios de interacciones farmacológicas están diseñados para evaluar los posibles efectos nocivos de las interacciones del nuevo producto farmacéutico con los medicamentos existentes que pueda estar tomando un paciente. Para ello se tiene en cuenta la carga adicional sobre los principales órganos de metabolización, como el hígado.
¿Qué son los estudios de genotoxicidad y carcinogenicidad?
Estudios diseñados para evaluar el riesgo de posibles daños a los procesos celulares del ADN y para evaluar el riesgo de promover daño celular y la formación de cáncer. Las nuevas tecnologías basadas en ADN/ARN tienen un potencial obvio de causar efectos mutagénicos y se sabe que los lípidos catiónicos son citotóxicos, es decir, tienen el potencial de causar cáncer. El producto nunca se probó para determinar si causa cáncer, ni en animales ni en humanos. La siguiente pregunta lógica es: ¿qué justificación se utilizó para renunciar a todas estas categorías de pruebas de seguridad farmacológica?
Conclusión 6: Pfizer utilizó una interpretación deshonesta e interesada de las directrices reguladoras para evitar las pruebas de seguridad rutinarias.
Se
documentaron numerosos mecanismos de daño en los principales
sistemas y órganos, así como experimentos previos fallidos en
animales con la plataforma de ARNm, sin embargo Pfizer afirmó a la
FDA que los estudios de Farmacología de Seguridad, Farmacodinámica
Secundaria, Genotoxicidad o Carcinogenicidad no eran necesarios para
su producto y como justificación de esta afirmación Pfizer citó
las Directrices de la Organización Mundial de la Salud para el
Desarrollo de Vacunas de 2005.
El producto de Pfizer sólo fue reclasificado arbitrariamente como vacuna en 2020. Antes de eso se clasificaba como terapia génica, por lo que en 2005, cuando se redactaron las directrices de la OMS, no se habría considerado una vacuna.
Además las recomendaciones de 2005 de la OMS no preveían las plataformas de terapia génica. A más de esto es responsabilidad de la FDA y otros organismos reguladores de todo el mundo reglamentar la autorización y concesión de licencias de productos médicos. La OMS no tiene esta autoridad ya que sólo es un organismo no gubernamental de asesoramiento y coordinación.
¿Qué dicen realmente las recomendaciones de la OMS de 2005?
Las
directrices de la OMS sobre la evaluación no clínica de las vacunas
afirman que los estudios de PK (Pharmacokinetics) no suelen ser
necesarios, pero deben considerarse caso por caso (párrafo 4.2.6, y
que deben realizarse estudios de toxicidad cuando se utilicen nuevos
excipientes (y conservantes) para los que no existan datos
toxicológicos (párrafo 5.2). El apartado 4.2.4 establece:
"Farmacología de seguridad. El propósito de la farmacología
de seguridad es investigar los efectos de la vacuna candidata sobre
las funciones vitales. Si los datos de los estudios no clínicos y/o
clínicos en humanos sugieren que la vacuna (por ejemplo, una basada
en toxoides
específicos) puede afectar a funciones
fisiológicas (por ejemplo las funciones del sistema nervioso
central, respiratorias, cardiovasculares y renales) distintas de las
del sistema inmunitario, los estudios de farmacología de seguridad
deberán incorporarse a la evaluación de la toxicidad. Se puede
encontrar información útil sobre este tema en la "Note
for Guidance on safety pharmacology studies for human
pharmaceuticals".
Conclusión 7: Tanto
la FDA como Pfizer conocían las principales toxicidades asociadas a
los medicamentos de terapia génica y, por tanto, no pueden alegar
falta de conocimiento anticipado de estos riesgos. Esto apunta a un
fraude intencionado y a una colusión entre Pfizer y los reguladores
para introducir en el mercado este peligroso producto no probado.
Existen
varios documentos de orientación de la FDA para el estudio de los
productos de terapia celular y génica en investigación, incluidas
las vacunas terapéuticas, en concreto:
Evaluación preclínica de productos de terapia celular y génica en investigación (2013),
Considerations for the Design of Early-Phase Clinical Trials of Cellular and Gene Therapy Products (2015) (Consideraciones para el diseño de ensayos clínicos de fase inicial de productos de terapia celular y génica)
Desarrollo y autorización de vacunas para prevenir la COVID-19 (junio de 2020)
Estudio de múltiples versiones de un producto de terapia celular o génica en un ensayo clínico de fase inicial (borrador de septiembre de 2021)
Productos de terapia génica humana que incorporan la edición del genoma humano (borrador de marzo de 2022)
Estos documentos de orientación contienen ideas normativas que anticipan claramente muchos riesgos de esta clase de productos. En concreto, la orientación sobre estudios no clínicos de 2013 afirma que:
"Se
recomienda encarecidamente el uso de estudios in vitro para la
identificación de posibles problemas de seguridad y MOA [mecanismo
de acción] de un producto CGT (Competitive Generic Therapy
Product) en investigación. Sin embargo estas pruebas por sí
solas no son suficientes para anticipar de forma fiable el resultado
de la integración fisiológica y funcional del producto tras su
administración in vivo. En consecuencia el programa de pruebas
preclínicas debe incorporar un enfoque gradual y multifactorial para
lograr una comprensión de la plausibilidad biológica para el uso
del producto CGT en investigación, en la población de pacientes
prevista. Para las pruebas preclínicas in vivo se recomienda
el uso de modelos animales de enfermedad/lesión, ya que dichos
estudios permiten la caracterización de los cambios morfológicos
resultantes junto con los cambios funcionales y de
comportamiento (functional/behavioural)
observables."
La guía de la FDA sobre el programa de ensayos clínicos en fase inicial de 2015 es extensa y advierte de los graves riesgos conocidos a partir de experiencias previas con terapias génicas:
Fallo multiorgánico y muerte
Potencial de desarrollo de tumores/cáncer
Leucemia de células T de aparición tardía
Potencial de actividad incontrolable prolongada tras una única administración
Inmunogenicidad como riesgo (autoinmunidad)
Expresión incontrolada de genes
Migración del producto a órganos y sistemas no deseados
Posibilidad de shedding (excreción/secreción de partículas virales que podrían transmitirse a otros individuos)
En general no se aconsejan los estudios en voluntarios sanos debido a las posibles toxicidades graves.
La guía también afirma que los riesgos asociados con la clase de terapia génica (gene therapy class) pueden ser totalmente novedosos y no pueden derivarse de la historia previa de otras clases de fármacos. En otras palabras, se trata de una clase de riesgo único, que requiere un programa de pruebas de seguridad amplio y riguroso. Cabe señalar que antes de 2020 todos los productos derivados de la terapia génica se desarrollaban para enfermedades extremadamente graves, a menudo terminales, como el cáncer terminal y la enfermedad de Huntington. Ni siquiera podían probarse en personas sanas y mucho menos prescribirse a todos los seres humanos del planeta como tratamiento profiláctico y mucho menos imponerse a todos los seres humanos sin consentimiento.
El documento no clínico de Pfizer afirma que consideró la "Guía para la industria sobre el desarrollo y la autorización de vacunas para prevenir la COVID-19" (2020) de la FDA. No está claro que se haya tenido en cuenta este documento, ya que ninguna de las recomendaciones de la guía de la FDA se utilizó en las evaluaciones no clínicas de Pfizer. Cabe preguntarse por qué se utilizaron las recomendaciones de la OMS de 2005 y no el documento de orientación industrial de la FDA de 2020 como base para el diseño del programa de pruebas no clínicas. En concreto, la guía de la FDA establece claramente que:
"Para
un candidato a vacuna COVID-19 que consista en un nuevo tipo de
producto y para el que no se disponga de datos no clínicos y
clínicos previos, se requerirán estudios de seguridad no clínicos
antes de proceder a los ensayos clínicos FIH 21 CFR 312.23(a)(8)."
La FDA expresa específicamente su preocupación por el aumento de la enfermedad respiratoria asociada a la vacuna y la necesidad de caracterizar/excluir el riesgo con el nuevo producto vacunal:
"Los datos de estudios realizados en modelos animales a los que se administraron determinadas tipos de vacunas contra otros coronavirus (SARS-CoV y MERS-CoV) han suscitado preocupación por el riesgo teórico de enfermedad respiratoria agravada (ERD, enhanced respiratory disease) asociada a la vacuna COVID-19. En estos estudios se administraron modelos animales a los que se administraron vacunas contra otros coronavirus (SARS-CoV y MERS-CoV) y posteriormente se les inoculó con el respectivo virus de salvaje. Estos estudios han mostrado evidencias de reacciones pulmonares inmunopatológicas características de una hipersensibilidad de tipo Th-2, similar a la ERD descrita en lactantes y animales a los que se administró la vacuna contra el virus respiratorio sincitial (VRS) inactivado con formalina y que posteriormente fueron infectados con el virus VRS debido a una exposición natural o en el laboratorio, respectivamente (Refs. 4-9). Las vacunas candidatas deben evaluarse a la luz de estos estudios…".
Dado este conocimiento del potencial de aumento de la enfermedad, es aún más desconcertante que Pfizer decidiera hacer caso omiso de estas directrices y que la FDA decidiera ignorar este caso omiso.
Me llamó la atención un párrafo del documento de orientación que describe cuándo se puede prescindir de los estudios de seguridad no clínicos:
"En algunos casos puede no ser necesario realizar estudios de seguridad no clínicos antes de los ensayos clínicos FIH (First-in-human) porque la información adecuada para caracterizar la seguridad del producto puede estar disponible a partir de otras fuentes. Por ejemplo, si la vacuna COVID19 candidata se fabrica utilizando una tecnología de plataforma utilizada para fabricar una vacuna autorizada u otras vacunas en investigación previamente estudiadas y está suficientemente caracterizada, puede ser posible utilizar datos toxicológicos (por ejemplo, datos de estudios de toxicidad de dosis repetidas, estudios de biodistribución) y datos clínicos acumulados con otros productos que utilizan la misma plataforma, para apoyar los ensayos clínicos FIH para esa vacuna COVID-19 candidata. Los fabricantes de vacunas deben resumir los hallazgos y proporcionar una justificación si consideran utilizar estos datos, en lugar de realizar estudios de seguridad no clínicos."
Este párrafo me alertó. Posiblemente estoy hastiada de ver a las autoridades sanitarias gubernamentales mintiendo continuamente, tergiversando datos, suprimiendo la opinión disidente y el debate científico abierto en los últimos años. Sin embargo me pregunto si este párrafo se inserta para proporcionar a Pfizer y Moderna la futura "salida" de las pruebas de seguridad, alegando que sus productos son derivados de "productos seguros aprobados", al tiempo que erige una barrera reglamentaria a otros fabricantes que deseen diseñar una vacuna Covid-19 diferente.
La
interpretación deshonesta de las directrices por parte de Pfizer y
la selección de la normativa aplicable dieron lugar a un descarado
desprecio de todas las evaluaciones rutinarias de seguridad.
Es
inaceptable que un fabricante farmacéutico no estudie el potencial
de su producto para dañar los principales sistemas orgánicos, no es
aceptable sustituir el producto por un sustituto o una versión
diferente, alegar comparabilidad teórica y luego afirmar que no hay
riesgos para los principales sistemas orgánicos humanos. La ausencia
de pruebas no es prueba de ausencia.
El
mandato de la FDA como regulador de la industria exige que la agencia
cuestione y compruebe este desprecio temerario por las pruebas de
seguridad. Un regulador honesto habría cuestionado la afirmación
del fabricante de que las principales categorías de estudios de
seguridad no eran aplicables a su producto. No
se trata de incompetencia. La agencia cuenta con
profesionales cualificados y experimentados en farmacología y
toxicología. A estas alturas, con millones de informes de
acontecimientos adversos acumulándose rápidamente en todas las
bases de datos de salud pública, ni la FDA, ni los NIH, ni los CDC,
ni Pfizer ni otros fabricantes pueden alegar ignorancia de estas
cuestiones. Debe plantearse la cuestión
del fraude y la negligencia intencionada tanto por parte tanto de los
fabricantes como de los reguladores.
Sobre
la autora:
Sasha Latypova es una empresaria de origen ucraniano
que vive en Estados Unidos. La mayor parte de su carrera profesional
la ha desarrollado en el sector farmacéutico y sanitario, con
especial atención al desarrollo, la validación, la aceptación
reglamentaria y la comercialización de nuevas tecnologías clínicas
y biomarcadores.
Canal de Sasha Latypova en Bitchute con más presentaciones: https://www.bitchute.com/channel/7dNrFbLeGSev/
Notas al pie:
1 https://www.fda.gov/vaccines-blood-biologics/guidance-compliance-regulatory-information-biologics
4 FDA Guidance for Industry: Principles of Premarket Pathways for Combination Products, January 2022
5 FDA Grant Fast Track Designation Letter, July 7, 2020.
7 GLP = Good Laboratory Practice for Nonclinical Laboratory Studies, Code of US Federal Regulations (21 CFR Part 58).
9 The Pfizer mRNA Vaccine: Pharmacokinetics and Toxicity
12 https://ijvtpr.com/index.php/IJVTPR/article/view/23/51
13 https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2020.10.12.335083v1
14 https://www.nature.com/articles/nrmicro2090
15 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7547916/
16 https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0035421
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