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viernes, 7 de octubre de 2022

Antonio Escohotado ante la peste globalista

 Antonio Escohotado ante la peste globalista:

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Hablando del pensamiento de Antonio Escohotado lo que más me interesa a estas alturas es por qué él mismo (y los lectores simpatizantes de Escohotado en general, entre los que me cuento) estábamos tan desprovistos de herramientas para interpretar lo que ha ocurrido a partir de 2019.

Antonio Escohotado: …la verdad es que lo pasmoso es que se trata de principio a fin de una decisión global… lo que me deja estupefacto es que se toma la misma decisión de pronto en Alemania, España, Guatemala, Camerún... eso me ha dejado pasmado. Por supuesto, las libertades no se regalan; hay que conquistarlas. El BICHO ha caído sobre sociedades donde se daban regalada la libertad. Vosotros tenéis la libertad regalada. Mi generación todavía no la tenía. Entonces viene un BICHO muchísimo menos letal que la gripe asiática o española, del principio de siglo (principio del siglo XX) y se monta la que se monta. ¿Qué se monta realmente? Pues una interrupción de la actividad económica que, a día de hoy, posiblemente haya arruinado irreparablemente … digamos a quinientos millones de personas, por hablar de una cifra baja. Arruinadas definitivamente quinientos millones de familias. ¿Qué gravedad tiene esto? Claro, no es una cosa inmediata, no es algo que podamos… evitar supuestamente poniéndonos un bozal. No, no señor. Esto es una cosa que se va a manifestar a medio y largo plazo, durante muchísimo tiempo. Aquí ha predominado el cortoplacismo, pero, insisto, globalNo lo ha decidido nadie en particular. Venimos arrastrados porque en unas sociedades donde la libertad se regala, la muerte se aparta, no se mira, no se ve, no es de buen gusto siquiera mencionarla. No se ve un mal que, por fortuna, es poco mal. Compáralo con la peste, que se cargaba más de la mitad de la población, en momentos donde la técnica no permitía nada… Agnolo di Tura, aquel pobre alcalde de Siena que decía: he enterrado con mis manos a mis cinco hijos y no me daba tiempo a echar tierra sobre el último, cuando veía que los perros desenterraban los cadáveres de mis otros hijos. Ese hombre, di Tura, escribió la Crónica de Siena [«E io Agnolo di Tura, detto Grasso, sotterrai cinque miei figlioli co' le mie mani; e anco furo di quelli che furono sì mal coperti di terra, che li cani ne trainavano, e ne mangiavano di molti corpi per la città»]. Transcrito por mí en abril de 2021.

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Veamos otro caso (transcrito por mí el 26 de agosto de 2020)

Natalia Motyl: Una última pregunta. Qué opinan ambos sobre el término marxismo cultural, cuyos principales promotores son Georges Soros y Bill Gates.

Escohotado se apresura a contestar:

Antonio EscohotadoBill Gates es un gran benefactor de la humanidad, como es sabido. De George Soros lo único que conozco es que puso diez millones de dólares, hacia finales de los años noventa, en la Liga Antiprohibicionista Internacional, a través de ese instituto que tiene para promover la libertad en el planeta. Yo entonces no conocía a Soros, pero sí conocía su gerente y director general, un catedrático de Princeton, un pelirrojo muy simpático y muy cultivado, profesor de sociología. No tengo el menor motivo para imaginar que ni el señor Soros ni el eminente Bill Gatesgracias al cual podemos celebrar esta entrevista, por ejemplo, sean cosas distintas de grandes filántropos y benefactores de la humanidad y, aunque no me atrevo a hablar mucho de Soros, porque lo conozco poco, por Bill Gates me parto la cara con quien sea. Me parece un hombre fantástico, en cualquier caso.

Alberto Benegas Lynch, con su proverbial cortesía, dice a continuación:

Alberto Benegas Lynch: Yo coincido contigo, Antonio, respecto de Bill Gates… y respecto a George Soros, su libro La crisis del capitalismo global muestra que no tiene la menor idea de qué significa el capitalismo. Hay hombres que tienen buen olfato para el arbitraje, pero no tienen la menor idea de filosofía política ni de economía. Jean François Revel, que tuvo la generosidad de escribir un prólogo para un libro mío, que se llama Las oligarquías reinantesdesarrolla el concepto de los errores garrafales de George Soros. Incluso, en una revista que se llama The atlantic monthly, tuvo que pedir disculpas por haber tergiversado ese modelito, y lo digo en un sentido peyorativo, que se enseña en alguna facultad de economía, de la competencia perfecta, que no ha entendido George Soros. Yo escribí varias cosas. Ahí, en YouTube, está para el que le interese alguna charla mía sobre sobre George Soros, mostrando sus deficiencias. En una última columna que escribí se llama la atención sobre los inmensos peligros de los empresarios prebendarios. Esto viene de Adam SmithEl empresario, si se lo deja en el mercado competitivo y abierto, es un benefactor, pero si se lo consulta políticamente o si se lo hace entrar a la casa de gobierno, hay un peligro enorme, porque con el pedido de prebendas y de mercados cautivos está haciendo, en la práctica, de asaltante y de explotador de la comunidad. Eso es con respecto a George Soros.

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Ahora es fácil hablar de lo que está pasando porque todas las cartas están boca arriba. No era lo mismo hablar de los comunistas a partir de la paridas de Jules Guesde († 1922) o ahora después de Lenin y Stalin… No es lo mismo considerar en su día los delirios de Guido List († 1919) que luego las hazañas de Hans Frank.

Pero es lo cierto que Escohotado se encontró sin herramientas en enero de 1920 (pasmoso… estupefacto… pasmado…) y no digamos yo y cualquiera que yo haya conocido.

Y sin embargo las herramientas existían y las poseían personas absolutamente diferentes más allá de esas herramientas. Son personas cuya erudición no se acerca ni de lejos a la de Escohotado (yo quedo a años luz).

Pongo un ejemplo bastante sencillo:

Alfonso Longo (ingeniero industrial y consultor organizacional): Yo soy consultor organizacional. Me dedico a una especie de ingeniería social en micro, en organizaciones. Al desarrollo organizacional. Trabajamos mucho la cultura, los valores de las organizaciones y la visión, la estrategia. Una semana antes de que se declarara el estado de alarma en España, que fue el 14 de marzo del año pasado, estaba con una cliente hablando y ella me dijo: parece que el ambiente está enrarecido y que los médicos están muy preocupados ¿viene algo raro? Y a mí me salió, no sé de dónde… le dije: es ingeniería social. Fue desde el principio. Una intuición. Es como si estuviera en el campo, en el ambiente. El día que vi la comparecencia de Pedro Sánchez en la televisión (estaba con mi mujer y nos miramos alarmados) yo vi claramente que había una deriva totalitariaen ese preciso momento. Cuando has estudiado estilos de liderazgo y te mueves en temas de cultura, valores, etcétera y has estado en organizaciones autoritarias, participativas, más democráticas, menos… tienes esas distinciones en la cabeza, lo ves. Yo creo que cualquiera podía verlo, pero a mí me resultó muy impactante. En aquel momento yo pensaba que era una equivocación. Yo era muy activo en LinkedIn, tenía una buena red de contactos, promovía muchas discusiones, debates sobre buenos estilos de liderazgo, coaching también, hago ese tipo de cosas… estilo directivo y demás. Entonces publiqué un artículo, creo que a primeros de abril… Inicialmente publiqué algunas cositas cortas y notaba que la gente se rebotaba mucho, que había una tensión importante. Pero en el momento en que Pedro Sánchez pidió una lista de hoteles y de lugares para confinar y apartar a los que tuvieran covid ya me saltaron las alarmas. Publiqué un artículo que se titulaba algo así como Súbditos o Ciudadanos, en el que reflexionaba sobre el desencadenamiento de una deriva autoritaria y lo difícil que iba a ser pararla. Yo lo interpretaba como un error de gestión. A partir de ahí empecé a investigar, a investigar, a investigar… empecé a hacer análisis, análisis de curvas epidemiológicas. A analizar mucho los datos que salían en esa web que publica todos los datos de todo el mundo en tiempo real. Ya me extrañó que hubiera tantos datos nada más empezar. El primer día ya había datos consolidados en gráficas de todo el mundo. Yo decía: vaya sorpresa y claro, empecé a darme cuenta que había cosas muy raras, muy raras. Mi conclusión después de hacer muchos análisis era que los confinamientos no tenían absolutamente ninguna influencia en la propagación de la enfermedad, porque las curvas epidemiológicas eran perfectamente naturales. En mi canal de YouTube tengo hechos muchos modelos. Hacíamos Madrid, hacíamos Nueva York, hacíamos el País Vasco. Hacíamos cualquier país y siempre era una curva totalmente natural. No tenía nada que ver con cómo eran estas medidas no farmacéuticas (como las llaman)Entonces me di cuenta que el error era muy gordo. Intenté contactar con unos y con otros. Hice llegar algunos análisis a través de intermediarios, amigos comunes, a algunos ámbitos más cercanos a la toma de decisiones. Me di cuenta, porque incluso me lo llegaron a decir, que ya lo sabían. Me di cuenta que no era un error. Los confinamientos no tenían ningún sentido sanitario. A partir de ahí seguí investigando. Me metí más en el contexto general. Descubrí más información, como el Evento 201 y ya, cuando vi el Evento 201, se me pusieron los ojos como platos, porque además cualquier consultor organizacional reconoce perfectamente las dinámicas, la planificación por escenarios, la creación de relatos. Es todo muy obvio. Toda la guionización es muy obvia. Detrás está el Foro de Davos, que al final no deja de ser una gran empresa de consultoría… y de hecho empezó así, como un Foro de Management. Llegué a lo que habéis podido ver últimamente. Esa fue mi la trayectoria. Pasar de creerlo un error a darme cuenta de que había un proyecto de ingeniería social por detrás. Después me convertí en afirmacionista y desde entonces afirmo sin lugar a dudas de que estamos en medio del proyecto de ingeniería social de mayor dimensión de toda la historia.