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jueves, 23 de junio de 2022

(II) Morgan, Wilson y la guerra (Murray Rothbard, “Wall Street, los bancos y la política exterior norteamericana”). Acerca de que EEUU es y siempre ha sido una potencia comercial y pacífica.

 


La NSL también abogó por el entrenamiento militar universal, el reclutamiento militar y que Estados Unidos acumulara la mayor armada del mundo. Prominente en la organización de la Liga de Seguridad Nacional fueron: Frederic R. Coudert, abogado de Wall Street para los gobiernos británico, francés y ruso; Simon y Daniel Guggenheim; T. Coleman DuPont, de la familia de fabricantes de municiones y una multitud de destacados financieros cercanos a Morgan, entre los que estaba su ex-socio Robert Bacon; Henry Clay Frick, de la Carnegie Steel; el juez Gary, de U.S. Steel; George W. Perkins, socio de Morgan conocido como "el secretario de Estado" de los intereses de Morgan; el ex presidente Theodore Roosevelt y el propio J. P. Morgan.

Uno de los socios fundadores particularmente interesantes de la NSL fue un hombre que dominó la Política Exterior estadounidense durante el siglo XX: Henry L. Stimson, secretario de Guerra bajo William H. Taft y Franklin D. Roosevelt y secretario de Estado bajo Herbert Hoover. Stimson, un abogado de Wall Street del entorno de Morgan, era un protegido del abogado personal de Morgan, Elihu Root, y dos de sus primos eran socios de empesas de suministros públicos (agua, gas y electricidad) que cotizaban en Wall Street y que Morgan dominaba; eran también socios del banco Bonbright & Co.

Mientras los Morgan y otros intereses financieros estaban haciendo retumbar los tambores de guerra, otros aún tuvieron más influencia a la hora de empujar hacia la guerra al poco reticente Wilson. Uno de ellos fue su asesor en Política Exterior y protegido del coronel House, Walter Hines Page quien ejercía una gran influencia sobre Wilson y fue nombrado embajador en Gran Bretaña. El salario de Page en ese prestigioso e influyente puesto fue generosamente subvencionado, gracias a la mediación del coronel House, por el magnate del cobre Cleveland H. Dodge, un destacado asesor de Wilson que se benefició enormemente de las ventas de municiones a los aliados.

Al coronel House le gustaba presentarse como un abyecto instrumento de los deseos del presidente Wilson. Pero antes y después de la entrada de Estados Unidos en la Guerra, House manipularía descaradamente a Wilson en colaboración secreta y traidora con los británicos, para empujarle primero a entrar en la guerra y después a seguir los deseos británicos en lugar de establecer un plan norteamericano independiente.

Así en 1916 House escribió a su amigo Frank L. Polk, consejero del Departamento de Estado y más tarde consejero de J. P. Morgan, que "al presidente hay que guiarlo" para que no tenga un criterio independiente alejado de los deseos británicos. Mientras asesoraba al primer ministro británico Arthur Balfour sobre cómo manejar mejor a Wilson, House le aconsejó que exagerase las dificultades británicas para obtener más ayuda estadounidense y le pidió que nunca le hablara de negociar la paz. Es más, Balfour filtró al coronel House los detalles de varios Tratados secretos de los Aliados y como ambos sabían que el ingenuo Wilson no los aceptaría, acordaron ocultarlos al presidente.

Del mismo modo, poco después de que Estados Unidos entrara en la guerra los británicos enviaron a Estados Unidos, como enlace personal entre el Primer Ministro y la Casa Blanca, al joven jefe de la Inteligencia militar británica, Sir William Wiseman. House y Wiseman establecieron rápidamente una relación de estrecha colaboración en la que House enseñaba al inglés la mejor forma de tratar con el presidente, como "decirle sólo lo que quiere escuchar", nunca discutir con él y descubrir y explotar sus debilidades.

A su vez el principal agente de la Inteligencia de Gran Bretaña manipuló a House, adulándolo constantemente, y cultivó una estrecha amistad con el coronel consiguiendo un apartamento en el mismo edificio de la ciudad de Nueva York y viajando juntos al extranjero. William Phillips, secretario de Estado adjunto que se había casado con una Astor, fue otro de los que colaboró con House en su plan para manipular a Wilson con el fin de que éste siguiera las políticas británicas.

Dos fueron los importantes funcionarios estadounidenses que destacaron a la hora de colaborar con House en el suministro de información ilegal a Wiseman y que trabajaron con el agente británico contra Wilson. Uno de ellos fue Walter Lippman, un joven socialista que había sido nombrado por el socio de Morgan, Willard Straight, como uno de los tres editores de su New Republic, una publicación que por supuesto encabezó la lista de intelectuales progresistas y socialistas favorables a la entrada de Estados Unidos en la guerra al lado de los Aliados.

Lippmann pronto asumiría un papel importante en el esfuerzo de guerra: asistente del secretario de Guerra, secretario del grupo secreto de historiadores llamado The Inquiry, establecido bajo el Coronel House a finales de 1917 para pactar los términos del armisticio cuando terminara la guerra. Lippmann dejaría más adelante la organización para viajar a ultramar al servicio de la inteligencia militar norteamericana.

Otro colaborador importante de Wiseman fue el hombre de negocios y erudito George Louis Beer, que estaba a cargo de asuntos coloniales africanos y asiáticos para The Inquiry. Wiseman mostró secretamente documentos británicos sobre colonias africanas a Beer, quien a su vez filtró informes de The Inquiry a la inteligencia británica.

Los sesgados planes del coronel House y de sus jóvenes historiadores de The Inquiry se llevaron a la práctica en los acuerdos de paz de Versalles. Alemania, Austria-Hungría y Rusia fueron cruelmente desmembradas, asegurando así que Alemania y Rusia, una vez recuperadas de la devastación de la guerra, concentrarían sus energías en recuperar sus territorios. De esta manera, las condiciones para una Segunda Guerra Mundial quedaban virtualmente fijadas.

No sólo eso. los Aliados de Versalles aprovecharon el vacío de poder temporal existente en Europa del Este para crear nuevos Estados independientes que funcionarían como Estados clientes de Gran Bretaña y Francia, formarían parte de la red financiera Morgan/Rothschild y ayudarían a contener permanentemente a Alemania y Rusia. Era una tarea imposible para esas nuevas naciones pequeñas, dificultada por el hecho de que los jóvenes historiadores lograron reescribir el mapa de Europa en Versalles para hacer que los polacos, los checos y los serbios dominaran a todas las demás nacionalidades minoritarias, incorporadas a la fuerza en los nuevos países. Estos pueblos subyugados (los alemanes, los ucranianos, los eslovacos, los croatas, los eslovenos, etc.) se convertirían así en aliados seguros de los sueños revanchistas de Alemania y Rusia.

La entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial en abril de 1917 impidió una paz negociada entre las potencias beligerantes y llevó a los aliados a una paz de rendición incondicional y desmembramiento, una paz que, como hemos visto, preparó el escenario para la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, la entrada de Estados Unidos en la guerra costó innumerables vidas a ambos bandos, causando al final de la guerra caos y trastornos en toda Europa central y oriental y el consecuente ascenso al poder en Europa del Bolchevismo, el Fascismo y el Nazismo. De esta manera la decisión de Woodrow Wilson de entrar en la guerra fue la acción más fatídica del siglo XX, causando miseria y destrucción incalculables e interminables. Pero Morgan se aseguró cuantiosas ganancias.

(I) Morgan, Wilson y la guerra (Murray Rothbard, “Wall Street, los bancos y la política exterior norteamericana”). Acerca de que EEUU es y siempre ha sido una potencia comercial y pacífica.

 


La estratagema ideado por Morgan y el Progressive Party aseguró la elección de Woodrow Wilson como presidente Demócrata. El propio Wilson, hasta casi el momento de postularse a la presidencia, estuvo durante varios años en puestos de dirección de la Mutual Life Insurance Company, que controlaba Morgan. También estuvo rodeado por hombres de Morgan. Su yerno, William Gibbs McAdoo, quien se convirtió en secretario del Tesoro de Wilson, era un empresario fracasado de la ciudad de Nueva York cuando fue rescatado y se hizo amigo de J. P. Morgan y sus asociados. Acto seguido los Morgan le promocionaron como presidente de la New York‘s, Hudson and Manhattan Railroad hasta su nombramiento en la Administración Wilson. McAdoo pasaría el resto de su carrera financiera y política en el seguro entorno de Morgan.

El patrocinador principal de la carrera de Wilson para la presidencia fue George W. Harvey, director de la editorial Harper & Brothers, controlada por Morgan; otros importantes patrocinadores incluyeron al financiero de Wall Street y asociado de Morgan Thomas Fortune Ryan y al compañero de clase de Wilson y aliado de Morgan, Cyrus H. McCormick, director de la International Harvester Company.

Otro amigo cercano y asesor político de Wilson fue el banquero de la ciudad de Nueva York, George Foster Peabody, perteneciente a la aristocracia de Boston y al servicio de Morgan. Una figura particularmente fascinante en la fatídica Política Exterior de Wilson fue el "Coronel" Edward Mandell House, de la rica familia House de Texas, con profundos vínculos inmobiliarios, comerciales, bancarios en el sector de los ferrocarriles. House fue durante varios años presidente de la Trinity and Brazos Valley Railway, financiada por la familia House en colaboración con intereses financieros asociados a Morgan, en especial por la Old Colony Trust Company. El misterioso House, aunque nunca tuvo ningún cargo oficial en el gobierno, es generalmente reconocido por haber sido el todopoderoso ayudante y consejero de Wilson en materia de Política Exterior durante la casi totalidad de sus dos mandatos.

En 1914 el imperio de Morgan se encontraba en una situación financiera cada vez más inestable. Los Morgan se habían dedicado durante mucho tiempo al negocio del ferrocarril y con el cambio de siglo los ferrocarriles, que estaban altamente subsidiados y regulados, entraron en un declive continuo. Los Morgan tampoco habían estado suficientemente activos en el nuevo mercado de capitales para valores industriales, que había comenzado en la década de 1890, lo que permitió a Kuhn, Loeb ganar la carrera por lograr el dominio del mercado de financiación de las empresas industriales. Para empeorar las cosas, la New Haven Railroad que Morgan gestionaba y en la que había invertido 400 millones de dólares se declaró en quiebra en 1914.

En un momento de gran peligro financiero para los Morgan, el advenimiento de la Primera Guerra Mundial resultó ser una divina bendición. Durante mucho tiempo conectados con los intereses financieros británicos y los de los Rothschild, los Morgan se lanzaron a la batalla, asegurando rápidamente la designación de J.P. Morgan & Co. como intermediario en la colocación de deuda pública de los gobiernos beligerantes británico y frances y monopolista para la comercialización de sus bonos de guerra en Estados Unidos. J. P. Morgan también se convirtió en el agente fiscal del Banco de Inglaterra, el poderoso banco central inglés. No sólo eso: los Morgan estaban muy relacionados con empresas norteamericanas dedicadas a financiar compras de municiones norteamericanas y que exportaban armas y material de guerra a Gran Bretaña y Francia. J. P. Morgan & Co. además se convirtió en la autoridad central que organizaba y canalizaba las compras de guerra para las dos naciones aliadas.

Estados Unidos había estado en una recesión aguda durante 1913 y 1914; había mucho desempleo y muchas fábricas estaban funcionando sólo al 60% de su capacidad. En noviembre de 1914 Andrew Carnegie, íntimo aliado de los Morgan desde que su empresa la Carnegie Steel Corporation se fusionara para formar la United States Steel Corporation, escribió al presidente Wilson lamentando las malas condiciones comerciales, pero esperando felizmente un gran cambio a mejor gracias a las compras de exportaciones estadounidenses.

Efectivamente, las exportaciones de material de guerra aumentaron. Las exportaciones de hierro y acero se quintuplicaron entre 1914 y 1917 y el porcentaje promedio de beneficios de las empresas siderúrgicas entre 1915 y 1917 aumentó del 7,4% al 28,7%. Solamente en 1915, las exportaciones de explosivos a los aliados aumentaron hasta diez veces. En general, de 1915 a 1917, el departamento de exportación de J. P. Morgan y Co. negoció más de 3 mil millones de dólares en contratos a Gran Bretaña y Francia. A comienzos de 1915 el secretario McAdoo escribía a Wilson celebrando la "gran prosperidad" que traían las exportaciones de guerra a los aliados y un destacado comentarista del mundo de los negocios escribía al año siguiente que "la guerra para Europa significa devastación y muerte; para América una cosecha abundante de nuevos millonarios y una frenética y rápida recuperación de la prosperidad".

A los Morgan la venta de bonos aliados y la exportación de municiones les estaba yendo extraordinariamente bien y sus grandes rivales, Kuhn y Loeb, que eran pro-alemanes, se vieron necesariamente privados de la bonanza que la guerra trajo a los Aliados. Pero había un obstáculo: era imperativo que los Aliados ganaran la guerra. No es de extrañar por lo tanto que desde el principio del gran conflicto, J. P. Morgan y sus asociados hicieran todo lo posible para que Estados Unidos, que había permanecido como potencia supuestamente neutral, entrara en la guerra del lado de Inglaterra y Francia. Como dijo el mismo Morgan: "Acordamos que deberíamos hacer todo lo que estaba legalmente en nuestro poder para ayudar a los aliados a ganar la guerra lo antes posible".

Congruentemente en 1915 Henry P. Davison, socio de Morgan, creó la Aerial Coast Patrol (Patrulla Aérea de la Costa) para conseguir que estuviera en el ánimo del público escrutar los cielos en busca de aviones alemanes. Bernard M. Baruch, asociado de largo tiempo de los extremadamente ricos magnates del cobre, la familia Guggenheim, financió el Campamento de Entrenamiento de Empresarios, en Plattsburgh, Nueva York, diseñado para impulsar el entrenamiento militar universal y los preparativos para la guerra. También participaron en la financiación del campamento el socio de Morgan, Willard Straight, y su ex socio Robert Bacon. Además del propio J. P. Morgan, una larga lista de líderes políticos relacionados con Morgan, que incluía a Henry Cabot Lodge, Elihu Root y Theodore Roosevelt, reclamaba entusiásticamente la entrada inmediata de Estados Unidos en la guerra del lado de los Aliados.

Además, en diciembre de 1914 se fundó la National Security League (NSL) (Liga de Seguridad Nacional) para pedir la entrada de Estados Unidos en la guerra contra Alemania. La NSL emitió advertencias sobre una invasión alemana de Estados Unidos una vez que Inglaterra fuera derrotada y acusó a todos los defensores de la paz y la no intervención de ser "pro-alemanes", "extranjeros peligrosos", "traidores" y "espías".

domingo, 19 de junio de 2022

El Club de Roma

 


El Club de Roma es, en palabras de la Wikipedia globalista, unaorganización informal sin ánimo de lucro, formada por intelectuales y líderes empresariales, cuyo objetivo es el debate crítico de los problemas mundiales más acuciantes”. Se fundó en 1968. Se trata por tanto de la típica ONG globalista, integrada por oligarcas occidentales y algunos de su intelectuales orgánicos. Lo que dicen de sí mismos se puede leer aquí: http://www.clubderoma.net/archivos/documentos/ElCoRyelCECoR20210622.pdf . Comparte miembros con los otros grandes foros de la oligarquía de Occidente (USA y países satélites, en particular Europa occidental y central, etc.): Council on Foreign Relations, Royal Institute International Affair, Club Bilderberg, Comisión Trilateral, etc. El conocido think tanks estalinista formado en el entorno del catedrático español Gustavo Bueno tiene una introducción interesante aquí: https://www.filosofia.org/urss/dsf/roma.htm . Se orienta muy particularmente al servicio de línea maltusiana de los oligarcas, sin olvidar las otras.


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Sus dos textos fundamentales son Los límites del crecimiento y La primera revolución global (también La primera revolución mundial).

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Donella H. Meadows, Dennis L. Meadows, Jørgen Randers & William W. Behrens III, The Limits to Growth: A Report for the Club of Rome's Project on the Predicament of Mankind (1972)

Informe de 1972 sobre el crecimiento económico y demográfico, estudiado mediante simulación informática. El estudio utilizó el modelo informático World3 para simular las consecuencias de las interacciones entre la tierra y los sistemas humanos. El modelo se basó en el trabajo de Jay Wright Forrester, del MIT (Massachusetts Institute of Technology), que se describe en su libro World Dynamics (1971, https://www.amazon.es/World-Dynamics-Jay-W-Forrester/dp/1563270595 ). Encargado por el Club de Roma, los resultados del estudio se presentaron por primera vez en reuniones internacionales celebradas en Moscú y Río de Janeiro en el verano de 1971. Los autores del informe son Donella H. Meadows, Dennis L. Meadows, Jørgen Randers y William W. Behrens, en representación de un equipo de 17 investigadores (https://en.wikipedia.org/wiki/The_Limits_to_Growth#cite_note-6 ).

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Alexander King & Bertrand Schneider, The First Global Revolution, A Report by the Council of the Club of Rome (Pantheon Books, 1991).

Es un proyecto para el siglo XXI escrito por Alexander King y Bertrand Schneider y publicado por Pantheon Books en 1991. Es la continuación de la obra anterior, publicada en 1972 por el Club de Roma, titulada Los límites del crecimiento. El eslogan del libro es Un informe del Consejo del Club de Roma. Los autores prevén una revolución social a escala global en medio de convulsiones sociales, económicas, tecnológicas y culturales, que empujan a la humanidad hacia lo desconocido. El objetivo del libro es esbozar una estrategia para movilizar a los gobiernos del mundo en pro de la seguridad medioambiental y la energía limpia, abordando el calentamiento global y el problema energético. Intenta trascender el paradigma de gobernanza del Estado-nación de los siglos XIX y XX.

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El fundamento de la estrategia propuesta se expresa con estas palabras:

«La necesidad de enemigos parece ser un factor histórico común. Algunos Estados se han esforzado por superar los fracasos domésticos y las contradicciones internas culpando a los enemigos externos. La estratagema de encontrar un chivo expiatorio es tan antigua como la propia humanidad: cuando las cosas se ponen demasiado difíciles en casa, hay que desviar la atención hacia la aventura en el exterior. Reunir a la nación dividida para que se enfrente a un enemigo exterior, ya sea uno real o uno inventado a tal efecto. Con la desaparición del enemigo tradicional, la tentación es utilizar a las minorías religiosas o étnicas como chivos expiatorios, especialmente a aquellas cuyas diferencias con la mayoría resultan molestas

«Todo Estado ha estado tan acostumbrado a clasificar a sus vecinos como amigos o enemigos, que la repentina ausencia de adversarios tradicionales ha dejado a los gobiernos y a la opinión pública con un gran vacío que llenar. Hay que identificar nuevos enemigos, imaginar nuevas estrategias e idear nuevas armas

«En la búsqueda de un enemigo común contra el que pudiéramos unirnos, se nos ocurrió que la contaminación, la amenaza del calentamiento global, la escasez de agua, la hambruna y similares, encajarían. En su conjunto y en sus interacciones, estos fenómenos constituyen una amenaza común a la que debemos enfrentarnos todos juntos. Pero al designar estos peligros como el enemigo caemos en la trampa, de la que ya hemos advertido a los lectores, de confundir los síntomas con las causas. Todos estos peligros son causados por la intervención humana en los procesos naturales y sólo mediante un cambio de actitudes y comportamientos se pueden superar. El verdadero enemigo es pues la propia humanidad»

viernes, 17 de junio de 2022

(II) Whitney Webb y Diego (14 de mayo de 2020) La cabeza de la hidra: el ascenso de Robert Kadlec

 


El objetivo declarado del plan del Pentágono, según un informe de 2001 de The New York Times, era "comprobar si la vacuna [contra el ántrax] que Estados Unidos pretende suministrar a sus fuerzas armadas es eficaz contra esa cepa". Las instalaciones del Battelle Memorial Institute (https://en.wikipedia.org/wiki/Battelle_Memorial_Institute ) en West Jefferson, Ohio, fueron contratadas por el Pentágono para crear el ántrax modificado genéticamente, una tarea que fue supervisada por el entonces director del programa de Battelle para todo lo relacionado con las armas biológicas, Ken Alibek. Un artículo publicado en 1998 en el New Yorker señalaba que William Patrick, también consultor de Battelle y "amigo íntimo" de Alibek, estaba trabajando con éste en un proyecto relacionado con el ántrax en aquella época. Más tarde se revelaría que el acceso a la cepa de ántrax utilizada en los ataques, la cepa Ames, estaba controlado por Battelle.

Además la supuesta "pistola humeante" del FBI utilizada para vincular a Bruce Ivins con los ataques por ántrax fue el hecho de que se determinó que un frasco en el laboratorio de Ivins, etiquetado como RMR-1029, era su cepa "madre". Sin embargo más tarde se revelaría que partes de la RMR-1029 habían sido enviadas por Ivins a las instalaciones de Battelle en Ohio, antes de los ataques con ántrax. Un análisis del agua utilizada para fabricar el ántrax también reveló que las esporas de ántrax se habían creado en el noreste de Estados Unidos y los análisis de seguimiento redujeron las únicas fuentes posibles a uno de tres laboratorios: Fort Detrick, un laboratorio de la Universidad de Scranton o las instalaciones de Battelle en West Jefferson.

Tras el inoportuno "suicidio" de Ivins en 2008, los abogados civiles del Departamento de Justicia impugnaron públicamente las afirmaciones del FBI de que Ivins había sido el culpable y en su lugar, "sugirieron que un laboratorio privado de Ohio" gestionado por Battelle "podría haber estado implicado en los ataques".

El trabajo de Patrick con Battelle en la creación de una forma más potente de ántrax, así como su trabajo con SAIC en el estudio del efecto del ántrax enviado por correo, comenzó más o menos al mismo tiempo que BioPort se había asegurado el monopolio de la producción de la vacuna contra el ántrax, que recientemente el Pentágono hizo obligatoria para todas las tropas estadounidenses. Como se detalla en la Parte II de esta serie, la instalación de BioPort que producía su vacuna contra el ántrax estaba, en ese momento, plagada de problemas y había perdido su licencia de funcionamiento. A pesar de que el Pentágono le dio a BioPort millones para que los usara en renovaciones de la fábrica, gran parte de ese dinero se destinó a bonos de la alta gerencia y a la redecoración de las oficinas ejecutivas. Otros millones simplemente "desaparecieron".

En 2000, no mucho después de recibir su primer rescate del Pentágono, BioPort contrató nada menos que al Battelle Memorial Institute. El acuerdo dio a Battelle "acceso inmediato a la vacuna" que se estaba utilizando, en relación con el programa de ántrax modificado genéticamente en el que participaron tanto Alibek como Patrick. Ese programa comenzó entonces a utilizar la vacuna fabricada por BioPort para pruebas en sus instalaciones de West Jefferson. En ese momento Battelle también estaba prestando "asesoría técnica" a BioPort y contrató a 12 trabajadores para enviarlos a las problemáticas instalaciones de BioPort en Michigan "para mantener la operación en funcionamiento."

En ese momento una portavoz de BioPort declaró: "Tenemos una relación con Battelle para ampliar nuestra penetración entre las personas que estamos tratando de atraer para puestos críticos en nuestra parte técnica. También nos ayudan con nuestras pruebas de potencia como una especie de respaldo. Están validando nuestras pruebas de potencia". Los informes sobre el contrato BioPort-Battelle afirmaban que los términos de su acuerdo no se habían hecho públicos, pero también señalaban que las dos empresas habían "trabajado juntas anteriormente en una operación fallida, para fabricar otras vacunas encargadas por el gobierno".

Como se señaló anteriormente, en la Parte II de esta serie, BioPort estaba a punto de perder por completo su contrato para la vacuna contra el ántrax en agosto de 2001 y la totalidad de su negocio de vacunas contra el ántrax fue rescatada por los ataques de ántrax de 2001, que vieron reemplazadas las preocupaciones sobre la corrupción de BioPort con fervientes demandas de más de su vacuna contra el ántrax.

Rumsfeld salva a BioPort

Uno de los defensores de salvar el contrato de la vacuna contra el ántrax de BioPort después de los ataques fue Donald Rumsfeld, quien declaró después de los ataques que "vamos a tratar de salvarlo y de llegar a algún tipo de acuerdo en el que demos una oportunidad más para hacer el trabajo con ese equipo [BioPort]. Es el único equipo de este país que tiene algo en marcha y no está muy bien encaminado, como usted señala".

Mientras Rumsfeld y otros trabajaban para salvar el problemático acuerdo con BioPort para la vacuna contra el ántrax, otra figura recurrente en esta sórdida saga, Jerome Hauer, también desempeñaría un papel clave en la presión para aumentar las compras del producto más lucrativo y controvertido de BioPort. Además de ser director general de Kroll Inc. y vicepresidente de SAIC, Hauer era también asesor de seguridad nacional del secretario del HHS, Tommy Thompson, el 11 de septiembre de 2001. Fue ese mismo día cuando Hauer también les dijo a los altos funcionarios de la administración que tomaran Cipro para prevenir el contagio de ántrax.

Hauer desempeñó un papel clave asesorando a los dirigentes del HHS mientras se producían los ataques con ántrax. Tras los atentados Hauer presionó a Thompson para que creara la Office of Public Health Preparedness (OPHP, Oficina de Preparación de Salud Pública) dentro del HHS… oficina que se creó ese mismo año. En un primer momento la dirigió D.A. Henderson, un estrecho colaborador de Joshua Lederberg y fundador original del Grupo de Trabajo Johns Hopkins sobre Biodefensa Civil, que incluía a Jerome Hauer y a la protegida de Henderson, Tara O'Toole. El propio Hauer llegaría a sustituir a Henderson en la OPHP sólo unos meses después.

La legislación posterior, configurada en parte por Robert Kadlec, daría acceso a la OPHP al puesto de Assistant Secretary for Public Health Emergency Preparedness (ASPHEP, Subsecretario de Preparación para Emergencias de Salud Pública), un puesto que también ocuparía Hauer. Hauer utilizaría ese puesto para impulsar el almacenamiento de vacunas, incluida la vacuna contra el ántrax de BioPort. Hauer y su adjunto William Raub ayudaron entonces a presionar al Pentágono para que reanudara la vacunación de las tropas, a pesar de los antiguos problemas sobre la seguridad de la vacuna. Poco después de dejar el HHS en 2004, Hauer se incorporó inmediatamente al consejo de administración de BioPort, ya bajo su nuevo nombre Emergent Biosolutions, cargo que sigue ocupando en la actualidad.

Todos los sistemas en marcha

Tras los ataques con ántrax, las predicciones de Robert Kadlec sobre incidentes de bioterrorismo se dispararon. "No es la viruela de tus padres", dijo Kadlec al LA Times a finales de octubre de 2001, "es un caza F-17 Stealth… está diseñado para ser indetectable y para matar. Estamos fracasando en nuestros esfuerzos de biodefensa. No pensamos en esto como un arma; lo vemos ingenuamente como una enfermedad". Como señala el artículo esta cepa de viruela "furtiva" no existía. En cambio, Kadlec (al que Rumsfeld prestaba oído en cuestiones de biodefensa) esperaba que esa cepa pudiera ser modificada genéticamente en breve.

Por supuesto, en ese momento el único gobierno del que se sabía que estaba diseñando genéticamente un patógeno era el de Estados Unidos, como informó Judith Miller, del New York Times. Miller informó en octubre de 2001 que, a raíz de los ataques con ántrax, el Pentágono había aprobado "un proyecto para hacer una versión potencialmente más potente de la bacteria del ántrax" a través de la modificación genética, un proyecto que sería llevado a cabo por el Battelle Memorial Institute.

Se trataba de la continuación del proyecto, en el que habían participado William Patrick y Ken Alibek y que el Pentágono reinició tras los atentados, aunque no está claro si Patrick o Alibek siguieron trabajando en la posterior continuación de los esfuerzos de Battelle para producir una cepa más virulenta de ántrax. Ese proyecto se interrumpió un mes antes, cuando Miller y otros periodistas revelaron la existencia del programa en un artículo publicado el 4 de septiembre de 2001.

Tras conocerse la noticia de los planes del Pentágono para comenzar de nuevo a desarrollar cepas de ántrax más potentes, se hicieron acusaciones de que Estados Unidos estaba violando la convención sobre armas biológicas. Sin embargo Estados Unidos evitó por poco tener que admitir que había violado la convención, ya que sólo un mes después del ejercicio Dark Winter, en julio de 2001, había rechazado un acuerdo que lo habría obligado a cumplir la prohibición de armas biológicas.

El New York Times señaló concretamente que los experimentos con ántrax modificado genéticamente, que se estaban llevando a cabo en las instalaciones de Battelle, en West Jefferson, eran una "razón importante" para que la administración Bush rechazara el proyecto de acuerdo y que el gobierno estadounidense había argumentado entonces que "las visitas ilimitadas a las instalaciones farmacéuticas o de defensa por parte de inspectores extranjeros podrían utilizarse para reunir información estratégica o comercial". Por supuesto, una de esas "instalaciones farmacéuticas o de defensa" fue finalmente la fuente del ántrax utilizado en los atentados.

El trabajo de base

Tras el caos de finales de 2001 la visión de Kadlec sobre la política de biodefensa de Estados Unidos se hizo realidad rápidamente ante sus propios ojos. La primera ley que habilitó la Strategic National Stockpile (SNS, Reserva Estratégica Nacional) fue la Ley de Seguridad de la Salud Pública y Preparación para el Bioterrorismo de 2002, que fue originada en gran medida por los ataques con ántrax y ordenaba al Secretario del HHS mantener una "Reserva Nacional Estratégica (SNS)". La legislación había sido resultado directo de un proceso iniciado años antes, cuando el Congreso destinó fondos al CDC para almacenar productos farmacéuticos en 1998. El programa se denominó en un principio National Pharmaceutical Stockpile (NPS).

El papel de Kadlec en la dirección de los desarrollos posteriores del SNS y otras iniciativas legislativas relacionadas fue considerable, ya que en 2002 se convirtió en director de biodefensa en el recién creado Consejo de Seguridad Nacional. Su trabajo en el Consejo, que abandonó en 2005, dio lugar a la "Política Nacional de Biodefensa para el Siglo XXI" de la administración Bush, que como es lógico se hizo eco de las recomendaciones del documento que Kadlec había patrocinado en la Escuela Nacional de Guerra.

El 1 de marzo de 2003 el NPS se convirtió en el programa de Reservas Nacionales Estratégicas y fue gestionado conjuntamente por el DHS y el HHS después de que George W. Bush emitiera la Directiva Presidencial de Seguridad Nacional (HSPD-5). Dos días antes, el Secretario de Seguridad Nacional Tom Ridge y el entonces Secretario del HHS, Tommy Thompson, habían presentado al Congreso la Ley del Proyecto BioShield. Se trataba de una ley de gran alcance que establecía lo que se convertiría en una fuente de dinero del gobierno para las grandes farmacéuticas, llamada Biomedical Advanced Research and Development Authority (BARDA, Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado), entre otras entidades y poderes, no siendo el menor de ellos el de alejar el control del SNS (Strategic National Stockpile) del DHS (Department of Homeland Security) y acercarlo al HHS (Department of Health and Human Services).

Poco después de la promulgación de la ley BioShield, BioPort/Emergent BioSolutions cofundó un grupo de presión llamado Alliance for Biosecurity como parte de su estrategia para conseguir fácilmente lucrativos contratos de BioShield. Ese grupo de presión hizo que Emergent BioSolutions uniera fuerzas con el Centro de Bioseguridad de la Universidad de Pittsburgh, dirigido entonces por Tara O'Toole y asesorado por Randall Larsen.

Con este marco establecido, la Política Nacional de Biodefensa para el Siglo XXI, redactada por Kadlec, se utilizó como marco para la Directiva Presidencial de Seguridad Nacional 10 (HSPD-10) de Bush, que amplió aún más el BioShield, el SNS y otros programas controvertidos. El Proyecto BioShield se convirtió en ley en 2004 y un año después Kadlec se incorporó al subcomité de bioterrorismo y salud pública del senador Richard Burr. Allí Kadlec trabajó como director de personal en el comité que redactó la Ley de Preparación ante Pandemias y Riesgos (PAHPA), que contenía las directivas políticas específicas para el despliegue del Proyecto BioShield y creó el futuro puesto de Kadlec en el HHS.

La PAHPA se aprobó al año siguiente, tras el huracán Katrina, y estableció la relación estatutaria entre las diversas agencias promulgadas o incluidas en la legislación del BioShield. Esto incluye la delegación al puesto de nueva creación de Secretario Adjunto de Preparación y Respuesta del HHS (ASPR) para "ejercer las responsabilidades y autoridades del Secretario [del HHS] con respecto a la coordinación de "las reservas y para supervisar la investigación avanzada y el desarrollo de contramedidas médicas financiadas por BARDA, pero llevadas a cabo por la Big Pharma". A la ASPR también se le asignó el papel de liderazgo en la dirección de la respuesta del HHS a una emergencia sanitaria nacional.

Junto a Kadlec, en la Casa Blanca estuvo Tevi Troy, Asistente Especial del Presidente para Política Interior, un cargo que le convertía en el principal asesor de la Casa Blanca en materia de sanidad, trabajo, educación y otras cuestiones, con especial atención a la gestión de crisis. Troy, que había ascendido a través del Departamento de Trabajo como asistente adjunto para la política, ya era miembro principal tanto del Instituto Hudson como de su think tank satélite, el Potomac Institute for Policy Studies (PIPS), donde se realizaba el verdadero trabajo de desarrollo de políticas.

Tanto Troy como Kadlec dejarían la administración al final del primer mandato de Bush y no volverían hasta la segunda mitad del segundo. Mientras tanto los engranajes se habían puesto en marcha con la aprobación del Proyecto BioShield y la PAHPA (Pandemic and All-Hazards Preparedness Act, Ley de preparación para la pandemia y todos los peligros) y poco después de su aprobación comenzó el pánico por un brote de "gripe aviar" (https://en.wikipedia.org/wiki/Influenza_A_virus_subtype_H5N1 ) que se había extendido primero en 33 ciudades de Vietnam y que luego condujo a un brote de la enfermedad que mata a las aves de corral y que afectó a toda Eurasia, África y Oriente Medio. El brote desató el pánico en Estados Unidos a finales de 2005, gracias en gran parte a las advertencias exageradas del sucesor de Tommy Thompson al frente del HHS, Michael Leavitt.

A pesar de que las afirmaciones de Leavitt eran totalmente inexactas, algunos funcionarios de la administración se beneficiaron económicamente del alarmismo, como Donald Rumsfeld, cuyas acciones en la empresa farmacéutica Gilead le reportaron 5 millones de dólares una vez finalizado el miedo. Parte de la razón del aumento de la rentabilidad de Gilead se debió a la decisión del Pentágono y otras agencias gubernamentales estadounidenses de almacenar 80 millones de dosis de Tamiflu, un medicamento promocionado para tratar la gripe aviar que fue desarrollado originalmente por Gilead. Rumsfeld había sido el máximo ejecutivo de Gilead antes de incorporarse a la administración de George W. Bush. Aparte de los que se beneficiaron monetariamente, el susto de la gripe aviar también dio un impulso considerable a la agenda de "reservas" de biodefensa que Kadlec y otras personas con información privilegiada apoyaron.

Kadlec volvería a la Casa Blanca como Asistente Especial para la Seguridad Nacional y Director Principal de la Política de Defensa Biológica en 2007 para consolidar aún más su eventual control sobre la Reserva Nacional Estratégica y la oficina de ASPR (Assistant Secretary for Preparedness and Response), junto con su compañero del Instituto Hudson/PIPS (Potomac Institute for Policy Studies), Tevi Troy, nombrado simultáneamente Director Adjunto del HHS. Esto puso a Troy a cargo de la aplicación de las mismas políticas consagradas en la PAHPA (Pandemic and All-Hazards Preparedness Act) y los cambios departamentales promulgados como parte del Proyecto BioShield.

La administración Bush llegó a su inevitable conclusión cuando Barack Obama fue elegido y juró su cargo, a principios de 2009. Kadlec y Troy, una vez más, dejaron sus puestos en el gobierno y desaparecieron en sus guaridas del sector privado. Pero ese mismo año tuvo lugar el primer ensayo para el SNS (Strategic National Stockpile) recién reequipado de Kadlec, cuando la pandemia de la "gripe porcina" (H1N1) desencadenó su "mayor despliegue" hasta la fecha, distribuyendo casi 13 millones de viales antivirales, así como equipos médicos y otros fármacos a nivel nacional e internacional en colaboración con BARDA. Gilead (y Rumsfeld) volvieron a obtener pingües beneficios, al igual que otras grandes empresas farmacéuticas, que estaban ansiosas por reponer el SNS tras su despliegue a gran escala.

Los orígenes del virus han sido objeto de controversia durante varios años, identificados alternativamente como procedentes de cerdos en México o Asia. Uno de los últimos estudios realizados en 2016 afirma haber localizado definitivamente el origen en cerdos de México. Independientemente de su verdadero origen los observadores interesados pudieron obtener datos vitales del ejercicio para prepararse para la "próxima…".

Los caballos de Troya

El subdirector saliente del HHS, Tevi Troy, no tardó en aceptar un trabajo como lobista de alto poder para la empresa de cigarrillos electrónicos JUUL (https://en.wikipedia.org/wiki/Juul ), que se había topado con algunas barreras regulatorias como resultado de la Ley de Control del Tabaco, que acababa de ser firmada por el entonces presidente Obama. Margaret Hamburg, miembro fundador de la NTI (Nuclear Threat Initiative, https://en.wikipedia.org/wiki/Nuclear_Threat_Initiative ), era entonces Comisionada de la FDA y estancó la aplicación de las nuevas regulaciones; una política tácita de no aplicación había persistido en la FDA hasta la reciente prohibición de los sabores de vaping, que siguió a las renovadas preocupaciones de salud planteadas por un informe del NIH de 2018.

Por qué un ex funcionario del HHS tomaría la iniciativa de promover el uso de un producto que se sabe que es perjudicial para la salud, se puede responder mirando los estrechos vínculos del Dr. Troy con PIPS y el Instituto Hudson. Enmarcadas en la retórica del libre mercado, estas instituciones son vehículos para las iniciativas políticas que sus multimillonarios financiadores quieren ver implementadas, con sus think tanks subsidiarios (como el PIPS) que sirven como satélites que orbitan más cerca del centro del poder.

Como miembro adjunto del Instituto Hudson y miembro principal de PIPS, Tevi Troy parece desempeñar un papel fundamental de coordinación entre ambos. El Instituto Hudson fue fundado en 1961 por el antiguo estratega militar de la RAND, teórico de sistemas e inspirador del Dr. Strangelove, Herman Kahn. Tras el fallecimiento de Kahn en 1983, el Instituto fue "fuertemente infiltrado" por la Lilly Endowment (https://en.wikipedia.org/wiki/Lilly_Endowment , la mayor fundación privada de Estados Unidos con diferencia) y se convirtió en un imán para las mismas redes de multimillonarios conservadores radicales que hoy lo patrocinan.

Entre sus mayores donantes se encuentran nombres conocidos como Microsoft, Lockheed Martin Corporation, la Fundación Charles Koch, Boeing y Emergent BioSolutions. En 2004 Lilly Endowment regresó a Washington DC anunciando que "volvería a sus raíces de seguridad nacional y política exterior" como resultado de que la guerra contra el terrorismo se había convertido en una "preocupación nacional general".

El PIPS y el Instituto Hudson llegarían a desempeñar un papel central en los próximos esfuerzos de Kadlec por hacer de la biodefensa una prioridad nacional, con él al frente de una oficina de la ASPR enormemente ampliada. Pero aún faltaban algunos años. Mientras tanto había más cosas que hacer en el ámbito de la legislación, por no hablar de la empresa privada.

Sobre la base de todas las versiones anteriores de la PAHPA original de Kadlec, la Ley de preparación para la pandemia y todos los peligros (PAHPRA) de 2013 estableció dos instrumentos más que reforzaron su objetivo final. En primer lugar se codificó en ley el Plan de Estrategia e Implementación (SIP) de la PHEMCE, que formalizó los vínculos de la legislación original con la oficina de presupuesto y, en segundo lugar, agilizó el mecanismo de Autorización de Uso de Emergencia (EUA, Emergency Use Authorization) para que la FDA acelerara la aprobación de medicamentos.

Enséñame el dinero

Poco después de volver al sector privado, Robert Kadlec ayudó a fundar una nueva empresa en 2012 llamada "East West Protection", que desarrolla y ofrece "sistemas integrados de preparación y respuesta ante todo tipo de riesgos para comunidades y naciones soberanas." La empresa también "asesora a comunidades y países en cuestiones relacionadas con la amenaza de armas de destrucción masiva y pandemias naturales."

Kadlec formó la empresa con W. Craig Vanderwagen (https://en.wikipedia.org/wiki/W._Craig_Vanderwagen ) el primer ASPR del HHS después de que la creación del puesto fuera orquestada en gran medida por Kadlec. El otro cofundador de East West Protection fue Fuad El-Hibri, fundador de BioPort/Emergent Biosolutions, que acababa de dejar de ser director general de Emergent a principios de ese año.

El-Hibri tiene numerosas conexiones comerciales con el Reino de Arabia Saudí, donde él y su padre, Ibrahim El-Hibri, habían vendido en una ocasión reservas de vacunas contra el ántrax al gobierno saudí a un precio exorbitante por dosis. East West Protection persiguió la oportunidad de dotar al Reino de un sistema de biodefensa hecho a medida, pero finalmente no logró cerrar el trato a pesar de las conexiones de El-Hibri. En su lugar, East West Protection vendió sus productos a un puñado de estados de los EEUU.

Kadlec fue el director de la empresa desde su fundación hasta al menos 2015 y posteriormente vendió su participación en la empresa a El-Hibri. Al ser nominado para servir como ASPR en la administración de Trump, Kadlec no reveló sus vínculos con East West Protection y El-Hibri y desde entonces ha afirmado que solo estuvo involucrado en la fundación de la firma, a pesar de las pruebas que demuestran lo contrario.

Las incursiones de Robert Kadlec en el sector privado durante este periodo fueron mucho más allá de East West Protection. La empresa de consultoría de Kadlec, RPK Consulting (http://www.rpkconsulting.org/ ) le reportó 451.000 dólares solo en 2014; allí asesoró directamente a Emergent Biosolutions, así como a otras empresas farmacéuticas como Bavarian Nordic. Kadlec también fue consultor de contratistas militares y de inteligencia, como la empresa Invincea, respaldada por DARPA y el contratista de la NSA Scitor, que fue adquirido recientemente por SAIC.

El trabajo de consultoría de Kadlec para empresas vinculadas a los servicios de inteligencia le valió los elogios de espías convertidos en emprendedores, como Steve Cash, antiguo oficial de la CIA y fundador de Deck Prism, una consultora que contrató a Kadlec. Cash declaró recientemente a The Washington Post que "todo el mundo adora al Dr. Bob [Kadlec]" y añadió que era un "tesoro nacional".

En vísperas de la guerra biológica

Kadlec había ido acumulando un tesoro de poder con la ayuda de algunas relaciones muy estrechas en el negocio de la consultoría y a estas alturas el escenario se había preparado para un gran salto que creara un organismo oficial dentro de los pasillos de la legislatura; una especie de consultora incrustada para promover los diseños de la camarilla de la guerra biológica.

Ese año Robert Kadlec reunió un Grupo de Estudio "Blue Ribbon" patrocinado conjuntamente por el Instituto Hudson y una institución subsidiaria de PIPS, llamado Inter-University Center for Terrorism Studies (IUCTS, Centro InterUniversitario de Estudios sobre el Terrorismo), dirigida por el Dr. Yonah Alexander. El panel de estudio de Kadlec estaba presidido por el senador Joe Lieberman y contaba con la imprescindible aportación de Tom Daschle, Donna Shalala y otros miembros del club de la política de guerra biológica.

El panel de estudio publicó un informe a finales de 2015 titulado "A National Blueprint for Biodefense" en el que se pedían 33 iniciativas específicas, como la creación de un "sistema hospitalario de biodefensa" y la puesta en marcha de una "colaboración cívicomilitar para la biodefensa." Además el panel recomendó que la oficina del Vicepresidente dirigiera un "Consejo de Coordinación" de la Casa Blanca para supervisar y orientar la política de biodefensa.

Poco después se formaría un organismo oficial llamado Comisión Bipartidista de Biodefensa con todos los miembros del Panel Blue Ribbon y muchos otros, como el copresidente de la Comisión, Tom Ridge y quizá no sea sorprendente también Tevi Troy y Yonah Alexander, que son miembros ex officio. Junto a ellos está Lewis "Scooter" Libby, antiguo jefe de gabinete de Dick Cheney y vicepresidente senior del Instituto Hudson, que resulta ser también el patrocinador fiscal de la Comisión.

En los agradecimientos, el informe de 2015 del grupo incluye un homenaje a Robert Kadlec, a quien se atribuye el mérito del logro, que solo "existe gracias a la previsión, la paciencia y el optimismo perpetuo del Dr. Robert Kadlec. Bob comprendió que, por mucho que se haya avanzado en el esfuerzo nacional para prevenir y prepararse para las amenazas biológicas, aún no es suficiente. Sabía que con el impulso adecuado podríamos hacer mucho más y concibió este Panel como un medio para conseguirlo. Nos alegramos de que lo hiciera".

Kadlec montó esta última ofensiva mientras ejercía de subdirector de personal del Comité Selecto de Inteligencia del Senado del senador Richard Burr, cargo que ocuparía hasta la víspera de la elección de Donald Trump en 2016. Trump lo nominaría entonces para el cargo de ASPR y Kadlec sería confirmado a principios de agosto del año siguiente.

Solo quedaba una pieza del rompecabezas, pero no pasaría mucho tiempo antes de que Robert Kadlec se convirtiera en el mayor capo de todos con un sutil cambio que se introdujo en la PAHPRA de 2018:

Título III - Sec 301

1) DELEGACIÓN A LA ASPR.-Se modifica el apartado (a) (1) de la sección 319F-2 de la Ley de Servicios de Salud Pública (42 U.S.C. 247d-6b) tachando "en colaboración con el Director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades" e insertando "actuando a través del Subsecretario de Preparación y Respuesta".

https://www.thelastamericanvagabond.com/head-hydra-rise-robert-Kadlec/

martes, 14 de junio de 2022

(II) Whitney Webb y Diego (9 de abril de 2020) Una empresa asesina: cómo una de las empresas más corruptas de la gran industria farmacéutica planea acaparar el mercado de los remedios contra el virus del Covid-19

 


Aquel fatídico día Jerome Hauer ya no trabajaba en la Oficina de Gestión de Emergencias de Nueva York, porque se había marchado en febrero del 2000. Sin embargo en 2001 Hauer seguía trabajando en el complejo del World Trade Center, dirigiendo la seguridad de los edificios como director general de Kroll Inc. Conocida informalmente como la "CIA de Wall Street", las agencias de inteligencia francesas afirmaron que Kroll era una verdadera tapadera de la CIA, según el Washington Post. Aunque afirmaba que se dedicaba principalmente a la seguridad e investigaciones corporativas, también investigaba con frecuencia a objetivos de la política exterior de Washington, incluido Saddam Hussein. Kroll fue también la empresa elegida para "reorganizar" Enron (https://en.wikipedia.org/wiki/Enron_scandal ) en 2002.

Aunque Hauer debería haber estado en su oficina del World Trade Center la mañana del 11 de septiembre de 2001, no se presentó a trabajar ese día y en cambio hizo apariciones en los medios de comunicación televisivos, donde afirmó que Osama bin Laden había sido el responsable de los atentados, apenas unas horas después de que se derrumbaran las torres, en una entrevista con Dan Rather.

Sin embargo no todos los empleados de Kroll tuvieron la misma suerte que Hauer. John O'Neill acababa de empezar a trabajar para Kroll y estaba en el World Trade Center ese día, muriendo en los atentados. O'Neill había trabajado anteriormente con el FBI y era el mayor experto del país en Osama bin Laden y sus actividades. Había dimitido a mediados de 2001 después de que sus investigaciones sobre Bin Laden fueran bloqueadas repetidamente por sus superiores, algo que ocurrió con numerosos investigadores federales antes del 11-S, y posteriormente se le ofreció un trabajo en Kroll nada menos que por el propio Hauer.

También el día del 11-S Hauer había dicho a altos funcionarios de la administración Bush que empezaran a tomar el antibiótico Cipro para prevenir la infección por ántrax y Hauer haría posteriormente insinuaciones públicas a través de los medios de comunicación de que los terroristas extranjeros estaban trabajando con Saddam Hussein para desencadenar un ataque con ántrax contra el público estadounidense. Todo esto tuvo lugar mucho antes de que la primera víctima del ataque con ántrax, el fotoperiodista Robert Stevens, mostrara síntomas.

Hauer se había preparado para un escenario como el de los ataques con ántrax como parte del simulacro de guerra biológica Dark Winter, que tuvo lugar sólo unos meses antes y en un momento en el que Hauer era miembro del Grupo de Trabajo de Johns Hopkins sobre BioDefensa Civil, parte de lo que ahora es el Centro de Seguridad Sanitaria de Johns Hopkins, dirigido entonces por la coautora de Dark Winter, Tara O'Toole. El ejercicio Dark Winter y su relevancia actual se analizan en detalle en la primera parte de esta serie.

También hay que destacar el hecho de que, mientras trabajaba para Kroll Inc. Hauer también trabajaba para la Scientific Applications International Corporation (SAIC), un contratista de defensa e inteligencia. Allí se convirtió en compañero de trabajo de Stephen Hatfill, a quien Hauer había conocido años antes. En SAIC Hatfill trabajaba en el desarrollo de protocolos para el manejo de las "cartas con bromas de ántrax", un fenómeno presente en Dark Winter y más tarde durante los ataques reales con ántrax de 2001. Hatfill sería acusado más tarde de haber cometido esos mismos ataques, pero más tarde fue absuelto de toda sospecha ganando un considerable acuerdo multimillonario al gobierno.

Además de su trabajo para SAIC y Kroll mientras se producían los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, Hauer fue también asesor de seguridad nacional del entonces jefe del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), Tommy Thompson. Hauer asesoró estrechamente a Thompson durante los ataques con ántrax de 2001 y después, ayudando a dar forma a la respuesta del HHS y a la posterior política de biodefensa, que se centró en gran medida en la vacuna contra el ántrax de BioPort.

Hauer y el HHS

A medida que se desarrollaban los ataques con ántrax, Hauer aconsejó al Secretario Thompson que estableciera una nueva oficina en el HHS, la Oficina de Preparación de la Salud Pública (OPHP), cuyo primer director en funciones fue el Dr. D.A. Henderson, antiguo funcionario de la Organización Mundial de la Salud y fundador original del Grupo de Trabajo de Johns Hopkins sobre Biodefensa Civil, que había patrocinado Dark Winter y que incluía a Jerome Hauer, así como a los coautores de Dark Winter, Tara O'Toole y Thomas Inglesby. A principios de 2002 el propio Hauer sustituiría a Henderson como jefe de la recién creada OPHP.

En mayo de 2002, Hauer (mientras dirigía la OPHP) fue coautor de un informe con miembros del Grupo de Trabajo de Johns Hopkins, entre ellos O'Toole e Inglesby. En ese documento, publicado en la prestigiosa revista Journal of the American Medical Association (JAMA), Hauer, O'Toole, Inglesby y sus coautores sostenían que era necesario aumentar la producción y la compra de la vacuna contra el ántrax a la luz de los ataques con ántrax de 2001 y que también se necesitaba financiación gubernamental para investigar una nueva vacuna contra el ántrax. También afirmaron que la vacuna no causaba efectos adversos significativos.

Cabe destacar que apenas unos meses antes O'Toole e Inglesby habían sido objeto de escrutinio por sus intentos de vincular los ataques con ántrax a Al Qaeda, varios meses después de que esa posibilidad fuera descartada por completo por los investigadores federales y otros científicos independientes.

El documento redactado por el Grupo de Trabajo de Johns Hopkins también sería objeto de escrutinio, en particular su recomendación de que el gobierno adquiriera más BioThrax. Esto se debió en gran medida a que las pruebas de los ataques demostraron que los antibióticos eran mucho más eficaces y menos costosos para responder a los ataques con ántrax y estudios posteriores afirmaron que los llamamientos para almacenar más BioThrax "desafían las pruebas médicas y las recomendaciones de los expertos" basadas en las lecciones aprendidas durante los ataques con ántrax.

Luego, en junio de 2002, el Presidente Bush promulgó la Public Health Security and Bioterrorism Preparedness and Response Act (Ley de Seguridad de la Salud Pública y de Preparación y Respuesta ante el Bioterrorismo), creando el puesto de Subsecretario de Preparación para Emergencias de Salud Pública, que fue rápidamente ocupado por Hauer y le dio un poder casi total sobre la política de biodefensa del HHS y todos los asuntos del HHS relacionados con la "seguridad nacional".

En julio de 2002 Hauer y su adjunto William Raub ayudaron a presionar al Pentágono para que reanudara la vacunación de las tropas, a pesar de las antiguas preocupaciones sobre la seguridad de la vacuna. Según el nuevo programa de inmunización, el número de tropas vacunadas "se dispararía", según los funcionarios. Sin embargo, la magnitud de ese aumento nunca se hizo pública. Además la mitad de las compras de BioThrax del Pentágono se almacenaron para uso civil.

Aunque Hauer, O'Toole, Inglesby, el Pentágono y, por supuesto, BioPort, siguieron afirmando que el BioThrax era seguro para uso humano, la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) publicó sus conclusiones sólo unos meses después, mostrando que la vacuna "causó reacciones adversas en la mayoría de los receptores [85%] y contribuyó a que muchos miembros de la Reserva de la Fuerza Aérea y de la Guardia Nacional Aérea se trasladaran a otras unidades o abandonaran el ejército entre 1998 y 2000". El Pentágono y el HHS rechazaron las conclusiones de la GAO.

A pesar de los rechazos del Pentágono y del HHS, el número de veteranos que sufrían los efectos del BioTrax seguía aumentando. Incluso las principales fuentes comenzaron a informar sobre las afirmaciones que relacionaban el BioThrax con más de 20 muertes y más de 4.000 enfermedades, 347 de las cuales fueron consideradas "graves".

Como resultado, en marzo de 2003, seis militares y contratistas civiles del Departamento de Defensa demandaron al Pentágono, al HHS y a la FDA por la política de vacunación obligatoria con BioTrax, alegando que la forma en que se había administrado la vacuna en los años 90 y a principios de los 2000 era experimental.

Esta reclamación se basaba en el hecho de que la FDA no había aprobado el uso de BioThrax contra la exposición al ántrax en aerosol (es decir, la inhalación de ántrax). Sin embargo, el Pentágono utilizaba el BioThrax para proteger a los soldados de la exposición al ántrax en aerosol, que es la forma de ántrax que encontrarían los soldados en un escenario de armas biológicas o bioterrorismo. Por lo tanto, el Pentágono estaba inyectando a los soldados con BioThrax para un uso para el que no estaba aprobado por el gobierno federal, lo que hacía que su uso fuera experimental. Dado que la imposición federal de vacunas experimentales es ilegal, un juez federal dictaminó en octubre de 2004 que el programa de vacunación obligatoria con BioThrax del Pentágono era ilegal.

La sentencia fue un golpe para BioPort, que se había reorganizado ese año y adoptó el nombre de Emergent BioSolutions. Sin embargo, BioPort/Emergent BioSolutions encontraría alivio en 2006, cuando el Pentágono decidió reanudar la vacunación obligatoria contra el ántrax entre los militares estadounidenses, poco después de que la FDA decidiera aprobar BioThrax como tratamiento para la inhalación de ántrax.

BioShield y BioSolution

Apenas unos meses antes de que el programa de vacunas con BioTrax del Pentágono se considerara ilegal, el Congreso aprobó la Ley del Proyecto BioShield, una ley que fue redactada en gran parte por los cabilderos de Emergent BioSolution y que contó con la gran influencia de Robert Kadlec, que en ese momento se desempeñaba como Director de Biodefensa del Consejo de Seguridad Nacional. El objetivo de la ley era destinar 5.000 millones de dólares a la compra de vacunas, incluyendo millones de dosis de vacunas contra el ántrax, para almacenarlas en caso de un futuro ataque bioterrorista. Dado que estas vacunas tienen una vida útil limitada (de tres a cuatro años en el caso de BioThrax), la reserva tendría que renovarse continuamente a medida que su contenido fuera caducando.

Poco después de la promulgación de la ley BioShield, Emergent BioSolutions cofundó un grupo de presión llamado Alliance for Biosecurity como parte de su estrategia para conseguir fácilmente lucrativos contratos BioShield. Ese grupo de presión hizo que Emergent BioSolutions uniera fuerzas con el Centro de Bioseguridad de la Universidad de Pittsburgh, creado en 2003 y poblado por antiguos miembros del Instituto de Estrategias de Biodefensa Civil de Johns Hopkins. En aquel momento, el Centro de la Universidad de Pittsburgh estaba dirigido por Tara O'Toole.

Aunque Emergent BioSolutions tenía contactos con las organizaciones y personas clave del complejo industrial de biodefensa, la administración Bush y el ejército, BioShield no salió inicialmente como estaba previsto por la empresa. En lugar de invertir aún más dinero en la controvertida BioThrax, el HHS decidió invertir en una nueva vacuna contra el ántrax que conllevara menos dosis y menos efectos secundarios adversos y por tanto menos controversia.

En noviembre de 2004 el HHS, a través de BioShield, adjudicó a VaxGen Inc. un contrato de 877,5 millones de dólares para producir una vacuna recombinante contra el ántrax y fue el primer contrato realizado a través de BioShield. En gran contraste con los anteriores contratos de BioThrax de Emergent con el gobierno, el contrato de VaxGen no proporcionó a la empresa dinero del gobierno hasta que la vacuna fue aprobada y posteriormente entregada.

El contrato de VaxGen preocupaba mucho a BioPort/Emergent BioSolutions por razones obvias. Para evitar perder el monopolio de las vacunas, invirtieron mucho en grupos de presión y gastaron 5,29 millones de dólares en lobbies entre 2004 y 2007. En comparación, durante ese mismo período, VaxGen gastó 720.000 dólares en grupos de presión.

Uno de esos grupos de presión era Jerome Hauer, que también se incorporó a la junta directiva de Emergent poco después de dejar el HHS. A pesar de que Hauer había apoyado una nueva vacuna contra el ántrax que no fuera BioThrax mientras había trabajado en el HHS, de repente comenzó a insistir en que BioThrax era la solución. También exigió que su sustituto en el HHS, Stewart Simonson, que era el responsable último del contrato de VaxGen con BioShield, fuera despojado de su autoridad. Otros lobistas contratados por Emergent en aquella época eran dos ex ayudantes del entonces vicepresidente Dick Cheney y ex ayudantes de miembros influyentes del Congreso.

La contratación de Hauer y de otras personas bien conectadas con la administración Bush y el Congreso fue sólo una parte del agresivo cabildeo de Emergent contra el contrato de VaxGen, ya que la empresa también empleó tácticas mafiosas, diciendo a los legisladores y a los funcionarios del gobierno que los civiles estadounidenses "corrían el riesgo de morir sin una reserva inmediatamente ampliada de la vacuna contra el ántrax [BioTrax]" y amenazando con "dejar de fabricar la vacuna si el gobierno decidía no comprar su producto para la reserva".

La guerra entre Emergent BioSolutions y VaxGen se extendió a las audiencias del Congreso, donde los congresistas que habían recibido miles de dólares del entonces director general de Emergent atacaron el contrato de VaxGen/BioShield y uno de ellos lo calificó de "altamente sospechoso" y exigió airadamente que el HHS explicara por qué no había comprado más BioThrax. También se extendió a la prensa, donde los grupos de presión de Emergent escribieron artículos de opinión en periódicos influyentes.

Emergent incluso encontró improbables partidarios en periodistas "progresistas" como Jeremy Scahill, que escribió un artículo para The Nation en el que elogiaba a Jerome Hauer, presentándolo como un campeón de la preparación de la salud pública que estaba en desacuerdo con los neoconservadores de la era Bush (a pesar de su pertenencia a organizaciones repletas de esos mismos neoconservadores). Scahill también criticó duramente al sucesor de Hauer, Stewart Simonson y el contrato de VaxGen.

Scahill no mencionó en su informe que Hauer trabajaba entonces como lobista para Emergent BioSolutions o que era miembro de su junta directiva, a pesar de haberlo entrevistado para el artículo. Scahill ni siquiera mencionó a Emergent BioSolutions (o su nombre anterior, BioPort) una vez en todo el artículo, a pesar de ser el principal competidor de VaxGen.

Finalmente en 2006 el HHS rescindió el contrato de VaxGen después de que la empresa se encontrara con un obstáculo en el desarrollo de su vacuna, negándose a ofrecerles el tipo de salvavidas que Emergent BioSolutions había recibido en numerosas ocasiones bajo su anterior nombre, BioPort.

Después de que el contrato de VaxGen con el HHS fue eliminado, el monopolio de la vacuna contra el ántrax de Emergent BioSolution permaneció intacto, al menos por un tiempo. Sin embargo, PharmAthene, otra empresa de biotecnología que había formado el grupo de presión Alliance for Biosecurity con Emergent, pronto anunció sus planes para desarrollar su propia vacuna recombinante contra el ántrax. Esto hizo que Emergent terminara comprando la esencialmente quebrada VaxGen y adquiriendo la misma vacuna contra el ántrax de VaxGen que había gastado millones de dólares durante varios años para desacreditar.

Unos años más tarde los competidores de Emergent hicieron incursiones en el Pentágono, con los militares ofreciendo contratos para la vacuna contra el ántrax desarrollada por PharmAthene y otra fabricada por PaxVax. Emergent desafió agresivamente a sus competidores o los compró para mantener su monopolio, al tiempo que desarrollaba tres nuevas vacunas contra el ántrax (una de las cuales era la vacuna VaxGen) para satisfacer la demanda del gobierno de una nueva vacuna contra el ántrax. Sólo una, denominada NuThrax, llegó a progresar.

NuThrax, una combinación de BioThrax y un adyuvante, sería otra mina de oro para Emergent BioSolutions. La empresa recibió 127 millones de dólares de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA) del HHS y del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) para su desarrollo inicial. Mientras tanto empezaron a aumentar drásticamente su producción de BioThrax con aún más subvenciones de BARDA. Después, en 2016, recibió 198 millones de dólares adicionales del HHS para seguir desarrollando NuThrax, así como una promesa del gobierno de comprar hasta 50 millones de dosis para la reserva nacional de biodefensa. Esa promesa se hizo como parte de un contrato valorado en hasta 1.600 millones de dólares y también se hizo antes de que NuThrax recibiera la aprobación de la FDA. Hasta la fecha, NuThrax sigue sin ser aprobado por la FDA.

El equipo A

Cabe destacar que Hauer no fue el único funcionario gubernamental clave que ayudó a BioPort y que posteriormente fue premiado con un puesto en su consejo de administración. Unos años después de que Hauer se convirtiera en miembro del consejo de administración de Emergent BioSolutions, la empresa incorporó a la Dra. Sue Bailey a su consejo en 2007. Bailey había sido anteriormente la máxima responsable médica del Pentágono a finales de la década de 1990 y desempeñó un papel clave para evitar que el programa de vacunas contra el ántrax del ejército se desbaratara por la persistente preocupación de los veteranos sobre su seguridad y sus efectos secundarios adversos.

Ya en 1999, cuando el Congreso celebró sus audiencias sobre la seguridad de la vacuna contra el ántrax a raíz de las preocupaciones planteadas por los veteranos afectados, Bailey formó parte de un grupo de expertos, entre los que se encontraba el almirante William Crowe, de BioPort. En su declaración preparada Bailey comenzó subrayando la urgencia de la amenaza bioterrorista, afirmando que "al menos diez estados nacionales y dos grupos terroristas" poseían capacidades de guerra biológica y citando un estudio de 1958 de la Universidad Johns Hopkins como prueba de que las vacunas contra el ántrax eran seguras. Concluyó asegurando a los miembros del Congreso que tenían una "vacuna segura y eficaz para responder a una amenaza bien documentada". Ninguna de estas afirmaciones resultaría ser cierta.

Otra experta, la Dra. Katherine Zoon, que entonces era directora del Centro de Evaluación de Productos Biológicos de la FDA, coincidió con la evaluación de la Dra. Bailey sobre la seguridad de la vacuna contra el ántrax en su declaración. Zoon, que posteriormente ocuparía puestos clave en el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) y en los Institutos Nacionales de Salud (NIH), también fue incorporada a la junta directiva de Emergent.

Las declaraciones realizadas por Zoon y Bailey en esa audiencia suponían una importante divergencia con la propia valoración de la FDA sobre la seguridad a largo plazo de la vacuna, según el testimonio de Kwai-Cheung Chan, de la Oficina General de Contabilidad (GAO). Chan prácticamente invalidó los testimonios de Bailey y Zoon al revelar que los estudios que habían citado se llevaron a cabo con una vacuna contra el ántrax completamente diferente que fue producida por Merck, no por Emergent BioSolutions, entre otros detalles. El testimonio de Chan dejó claro que BioThrax no tenía ningún historial de seguridad. Al igual que Hauer, Emergent recompensó más tarde a Bailey y Zoon (por su lealtad al sector privado y contra la salud pública) con puestos en el consejo de administración y lucrativas opciones sobre acciones.

"Nunca dejes que una buena crisis se desperdicie"

Aunque Emergent BioSolutions ha disfrutado de su estatus privilegiado en lo que respecta a la vacuna contra el ántrax durante más de dos décadas, hace tiempo que se ha ramificado y ha sacado provecho de una serie de sustos pandémicos, como el ébola y el zika, y de crisis de salud pública tanto a nivel mundial como nacional. También han adquirido otros monopolios de vacunas, incluida la única vacuna contra la viruela autorizada en Estados Unidos a través de su compra de Sanofi, que vino acompañada de un contrato gubernamental de 425 millones de dólares y la promesa de posteriores renovaciones plurianuales de ese contrato para las cada vez mayores reservas nacionales de biodefensa.

Otro monopolio de medicamentos adquirido por Emergent BioSolutions le ha permitido beneficiarse generosamente de la devastadora epidemia de opioides de Estados Unidos. En 2018, un año en el que la crisis de los opioides se cobró la vida de casi 70.000 estadounidenses y fue considerada la principal crisis sanitaria a la que se enfrentaba el país, Emergent adquirió el productor de Narcan, el único spray nasal de naloxona aprobado por la FDA, que se utiliza para tratar las sobredosis de opioides en el lugar de los hechos. En el momento de la adquisición, el ejecutivo de Emergent BioSolutions, Daniel J. Abdun-Nabi, se refirió a los institutos y universidades estadounidenses como lucrativos "mercados sin explotar" para Narcan.

Dos meses después de que Emergent completara su adquisición del monopolio del Narcan, el HHS comenzó a recomendar a los médicos que recetaran el medicamento junto con los analgésicos opiáceos. Sin embargo el HHS no ofreció ninguna medida destinada a prevenir la prescripción excesiva de analgésicos opiáceos como el fentanilo y ha permanecido en silencio con respecto a los esfuerzos para hacer que los analgésicos opiáceos sean una sustancia controlada de la lista 1. Tras la recomendación del HHS sobre el Narcan, varios estados aprobaron posteriormente leyes que obligan a los médicos a recetar el spray nasal. La venta de Narcan por parte de Emergent, que ahora cuesta 150 dólares por dosis, se disparó como era de esperar.

En lo que respecta a su monopolio del Narcan, Emergent lleva mucho tiempo afirmando que está trabajando para mantener el medicamento a un precio asequible y que incluso ha donado Narcan a bibliotecas públicas e YMCAs (Young Men's Christian Associations) como parte de una importante campaña de relaciones públicas. Sin embargo, las mismas tácticas agresivas de Emergent siguen aplicándose al Narcan, ya que han demandado a cualquier competidor que pretenda comercializar una versión genérica y más barata del medicamento. Además, la promoción del Narcan por parte del gobierno, en contraposición a otras soluciones a largo plazo para la adicción a los opioides, ha sido objeto de escrutinio, ya que algunos argumentan que el Narcan en realidad permite la adicción a los opioides y puede estar empeorando la crisis.

Acaparamiento del mercado de Covid-19

El historial de corrupción y especulación de Emergent no le ha impedido sacar provecho de la crisis sanitaria mundial del Covid-19. El 10 de marzo, Emergent anunció una asociación con NovaVax para producir una vacuna contra el Covid-19, una vacuna que también está respaldada por la Coalition for Epidemic Preparedness Innovations (CEPI, Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias) de Bill Gates. CEPI se había asociado previamente con Emergent BioSolutions, dándoles más de 60 millones de dólares en 2018. Emergent amplió aún más su asociación con NovaVax el 31 de marzo.

Solo 8 días después de asociarse con NovaVax, Emergent se asoció con otro productor de un candidato a vacuna Covid-19, VaxArt. A diferencia de la vacuna Emergent-NovaVax, la vacuna candidata coproducida con VaxArt será oral y en forma de píldora, "ofreciendo enormes ventajas logísticas en el despliegue de una gran campaña de vacunación", según el director general de VaxArt, Wouter Latoud.

Si bien el respaldo a dos de las candidatas a vacunas más destacadas para Covid-19 da a Emergent una ventaja en cuanto a los beneficios de cualquier vacuna que acabe siendo aprobada para su uso por el gobierno, la estrella de Emergent ha ascendido durante la actual crisis del coronavirus en gran medida gracias a sus dos tratamientos experimentales con plasma sanguíneo.

Anunciado justo un día después de su asociación con la vacuna NovaVax, el primer tratamiento experimental con plasma sanguíneo de Emergent consiste en agrupar y concentrar plasma sanguíneo de pacientes recuperados del Covid-19, mientras que el segundo utiliza plasma tomado de caballos a los que se les ha inyectado partes del virus. Estos tratamientos estaban programados para comenzar los ensayos clínicos a finales de este año, pero han recibido una gran ayuda de la BARDA del HHS, que depende de Robert Kadlec. Ahora se espera que estos tratamientos comiencen los ensayos de fase II a finales del verano.

El 3 de abril, BARDA concedió a Emergent BioSolutions 14,5 millones de dólares para el desarrollo de su tratamiento con plasma sanguíneo. Aunque la suma es menor que otros contratos que Emergent ha recibido de BARDA en el pasado, la asociación permite a Emergent superar su mayor obstáculo en el desarrollo de este producto, un suministro masivo de plasma sanguíneo procedente de pacientes recuperados de Covid-19. Gracias a su asociación con BARDA, Emergent tendrá acceso a las donaciones de sangre realizadas por Covid-19 recuperados a los centros de sangre públicos.

La Dra. Lisa Saward de Emergent lo confirmó en una reciente entrevista con TechCrunch, afirmando que "estamos superando [la falta de "material de origen", es decir, plasma sanguíneo] con la ayuda de asociaciones como la de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado dentro de Salud y Servicios Humanos y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas como se anunció a principios de esta semana."

Sin embargo, el uso por parte de Emergent de plasma donado para desarrollar su producto puede resultar controvertido, ya que el plasma donado por los pacientes recuperados de Covid-19 se utiliza actualmente como tratamiento para pacientes gravemente enfermos de Covid-19. El uso del plasma para tratar a pacientes críticos comenzó a finales del mes pasado, después de que el gobierno del estado de Nueva York autorizara por primera vez su uso en estos casos, seguido de la oferta de la FDA de aprobar su uso para pacientes críticos de Covid-19 en todo el país, caso por caso. Sin embargo, gracias a la asociación entre BARDA y Emergent, una cantidad significativa de ese plasma se destinará a ayudar a Emergent a acaparar otro mercado clave.