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domingo, 31 de diciembre de 2023

Kevin Barrett (29 de diciembre de 2023) entrevista en https://www.presstv.ir/ (La guerra contra los niños en Palestina).

 

https://www.unz.com/kbarrett/why-are-israelis-obsessed-with-killing-palestinian-children/

Kevin Barrett, Ph.D., is an Arabist-Islamologist scholar and one of America's best-known critics of the War on Terror.


From 1991 through 2006 Dr. Barrett taught at colleges and universities in San Francisco, Paris and Wisconsin. In summer 2006 Dr. Barrett was attacked by a group of Republican state legislators who called for him to be fired from his job at the University of Wisconsin-Madison due to his political opinions. Since 2007 Dr. Barrett has been informally blacklisted from teaching in American colleges and universities.


Dr. Barrett ran for Congress in Wisconsin in 2008, and currently works as a nonprofit organizer, public speaker, author and talk radio host. He lives in rural western Wisconsin with his wife, two sons, and a dog named after Salman Rushdie. His website is http://www.truthjihad.com

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PRESSTV.IR: Kevin Barrett es editor de Veterans Today y se une a nosotros. Bienvenido al programa, Kevin Barrett. No estoy muy seguro de si debería hablar de la referencia que Osama Hamdan, el alto dirigente de Hamás, hizo a la fuerza del régimen israelí que quería matar niños o de otro aspecto de esta guerra. Pero empecemos por ese en concreto, que es bastante horripilante y bastante chocante. ¿Por qué crees que los soldados israelíes están actuando de esa manera, a menos que tal vez estén siendo instruidos para matar bebés? Pero, de nuevo, ¿no forma eso parte de su psique en términos del entrenamiento que recibieron en el pasado en el ejército?

Sí, el ejército israelí es conocido por atacar y asesinar deliberadamente a niños.
Chris Hedges escribió sobre ello en su famoso artículo "Diario de Gaza" de hace 15 años, quizá 20, creo. Y describió cómo había estado en zonas de guerra y presenciado atrocidades antes, pero hasta que fue a Gaza, nunca había visto a soldados ladrando insultos obscenos por sus megáfonos, con el fin de atraer a los niños palestinos dentro del alcance de sus miras, para que pudieran ser fusilados por deporte. Y fue testigo de lo que les ocurrió a varios niños palestinos. Es algo habitual. El fusilamiento deportivo de niños es parte habitual de lo que hacen las Fuerzas de Defensa israelíes. Y nunca se enfrentan a ningún tipo de justicia, porque la veda está abierta contra los niños palestinos.


Las Fuerzas de Defensa israelíes reparten camisetas donde está escrito "un disparo, dos muertes" y muestran a una palestina embarazada con una diana en el vientre.

Están orgullosos de matar niños. Ayelet Shaked, ex ministra de Justicia, es famosa por pedir el asesinato en masa de niños palestinos. Los llamó "pequeñas serpientes" y dijo que Israel también debería matar a sus madres. Así que hay algo torcido en lo profundo de la psique israelí, mentalmente enferma. Odian a los niños palestinos y quieren matarlos.

En la guerra actual en Gaza los principales informes occidentales atestiguan que los combatientes de la resistencia han atraído a los soldados israelíes a emboscadas emitiendo voces grabadas de niños. Los israelíes siempre van a querer matar a los niños. Eso los atrae a la emboscada. Y los militares israelíes incluso lo han admitido. Así que son psicóticos, genocidas asesinos de niños. Y son terroristas.

El lado palestino está calculando racionalmente una operación militar y tratando de negociar diplomáticamente una solución. La parte israelí es simplemente psicótica y genocida y quiere exterminar a Amalek, como dijo Netanyahu refiriéndose a la Biblia hebrea que ordena el exterminio completo de todo hombre, mujer, niño o bebé e incluso de los animales.


Hay algo profundamente corrompido en la psique israelí.

Ve pues y hiere a Amalec y destruye todo lo que tiene y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos (Biblia Reina-Valera 1960, I Samuel 15:3)


PRESSTV.IR: Así que cuando se echa un vistazo al futuro, ¿qué estamos viendo? En este momento estamos oyendo hablar de las pérdidas que las fuerzas del régimen israelí están sufriendo sobre el terreno, pero no hasta el punto de que no creo que vayan a alzar la bandera blanca. ¿Estamos ante una guerra de desgaste? ¿Estamos ante un largo camino por recorrer en esta guerra genocida?

En realidad es sólo una cuestión de cuánto tiempo el mundo aguanta el genocidio. Y cuanto más espere, peor quedará a los ojos de la historia.

No tengo ni idea de en qué momento la proverbial gota colmará el vaso y las fuerzas relevantes del mundo cambiarán lo suficiente como para que los sionistas sientan que no tienen más remedio que detener el genocidio.

Podría ser una combinación de cosas: la presión de las fuerzas de Ansarullah de Yemen, que han estado atacando heroicamente el transporte marítimo israelí e imponiendo su propio bloqueo a los israelíes, que por supuesto están imponiendo ellos mismos un bloqueo genocida de alimentos, agua, medicinas y combustible en Gaza. Ese es el principal factor que preocupa a los estadounidenses sobre la posibilidad de una guerra más amplia. Naturalmente Netanyahu quiere una guerra más amplia, porque toda su carrera política y tal vez su permanencia fuera de la cárcel depende de que mantenga la guerra y vea cuántos asesinatos masivos de civiles puede lograr.


Las fuerzas de resistencia han sabido manejar bien las cosas para evitar la escalada que podría desembocar en algo totalmente desastroso para la región. En este momento Yemen es el único país que presiona de forma significativa a Estados Unidos para que ponga fin a este genocidio.

viernes, 29 de diciembre de 2023

EKAI Center - Proyecto GOGOZ - Corporativismo posmoderno, posmodernismo corporativo

 


CORPORATIVISMO POSMODERNO Y CAPITALISMO AVANZADO: https://www.youtube.com/watch?v=sAURw8LikNY&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=4


CORPORATIVISMO POSMODERNO. UN FENÓMENO MÁS NEONAZI QUE NEOFASCISTA: https://www.youtube.com/watch?v=JCv8-9200eA&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=50


IZQUIERDA, DERECHA Y POSMODERNISMO CORPORATIVO: https://www.youtube.com/watch?v=7v_J5Qv4urs&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=96


POSMODERNISMO Y CAPITALISMO AVANZADO: https://www.youtube.com/watch?v=vpk-tuR_DRg&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=15


IDEOLOGÍA EN EL SIGLO XXI. EL POSMODERNISMO: https://www.youtube.com/watch?v=p4qrat4RAWA&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=16


BASES NEONAZIS DEL POSMODERNISMO: https://www.youtube.com/watch?v=TezNiqm4obA&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=17

EKAI Center - Proyecto GOGOZ - Reducción de la población (maltusianismo, despoblación). Antinatalismo

 


¿QUIEREN REDUCIR LA POBLACIÓN?: https://www.youtube.com/watch?v=BZxJIU7PMRE&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=21


ANTINATALISMO EN CHINA. INFLUENCIAS OCCIDENTALES: https://www.youtube.com/watch?v=s9tYdUTqYdI&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=68


FRACASO Y ÉXITO DEL MALTUSIANISMO: https://www.youtube.com/watch?v=ZJwXoon4Xho&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=97


KISSINGER COMO ESTRATEGA DE LA DESPOBLACIÓN: https://www.youtube.com/watch?v=Fe-uw3yxS_k&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=130


LA REDUCCIÓN DE LA POBLACIÓN COMO ESTRATEGIA CORPORATIVA: https://www.youtube.com/watch?v=pAzSeDSqsCE&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=7


LA REDUCCIÓN DE LA POBLACIÓN COMO OBJETIVO CORPORATIVO: https://www.youtube.com/watch?v=uV_jC4XbatA&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=38


Nazismo, Ecologismo y Reducción de la Población LA FAMILIA REAL BRITÁNICA: https://www.youtube.com/watch?v=L472ygmryDY&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=32


ORIGEN CORPORATIVO DEL ANTINATALISMO. EL INFORME KISSINGER. EKAI Center: https://www.youtube.com/watch?v=DsSiUJXq27g&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=23


ORIGEN DEL ANTINATALISMO CORPORATIVO: https://www.youtube.com/watch?v=i1E8fbjHj-A&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=93


ORIGEN DEL ANTINATALISMO NEONAZI: LA GUERRA FRIA: https://www.youtube.com/watch?v=kuNoxP78Y24&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=24


REDUCCIÓN DE LA POBLACIÓN POR RAZONES MEDIOAMBIENTALES: https://www.youtube.com/watch?v=U7aAX6dQmO4&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=132


REDUCCIÓN DE LA POBLACIÓN. DE NIXON A FORD: https://www.youtube.com/watch?v=7VMBHFEwCj4&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=133


SOBRE LA REDUCCIÓN DE LA POBLACIÓN: https://www.youtube.com/watch?v=4MrMPBa6POA&list=PL_m52CSnem-h-wab-umDxodGRhUk_kVRg&index=64

martes, 12 de diciembre de 2023

Red Voltaire (5 de diciembre de 2023) Inversionistas con información privilegiada apostaron contra la economía de Israel antes del 7 de octubre

 


En un estudio titulado Trading on Terror?, investigadores estadounidenses revelan que, un mes antes del ataque palestino contra Israel, inversionistas no identificados apostaron en Wall Street por un derrumbe a corto plazo de las acciones israelíes.

Trading on Terror?

 

Robert J. Jackson, Jr.*

Nathalie P. Urry Professor of Law

New York University

Joshua Mitts

David J. Greenwald Professor of Law

Columbia University

December 4, 2023

La firma estadounidense MSCI (antes conocida como Morgan Stanley Capital International) se dedica a la gestión de fondos que se negocian en la bolsa (Exchange-traded fund), incluyendo uno que sigue el conjunto de las firmas israelíes, con la posibilidad de “apostar” al alza o a la caída de sus valores. Cinco días antes del ataque del 7 de octubre se registraron bruscamente 227.000 “apuestas” a la caída a corto plazo de las acciones israelíes (habitualmente sólo se registraban unos miles al día).


Durante los 20 días posteriores al ataque palestino del 7 de octubre las acciones israelíes perdieron, como promedio, un 17,5% de su valor.


Un fenómeno similar, aunque menos extenso, ya se había visto el 3 de abril, el día que el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, destituyó a su ministro de Defensa, el general Yoav Gallant, a pesar de que la opinión pública ignoraba entonces que el general había sido destituido porque estaba alertando a los demás ministros sobre un posible ataque del Hamas.


Los inversionistas que se enriquecieron al “prever” que los valores israelíes iban a bajar estaban seguramente al tanto de que el ataque del 7 octubre iba a tener lugar y utilizaron esa información privilegiada (lo cual se conoce como “delito de iniciado” o “abuso de información privilegiada”).


Un fenómeno idéntico se observó en 2001. Cuando sucedieron los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington pudo verse que ciertos inversionistas habían “apostado” al derrumbe de las acciones de las compañías aéreas afectadas por los atentados y a la caída de las acciones del World Trade Center. La Securities and Exchange Commission (SEC, el órgano estadounidense encargado de garantizar la honestidad de las operaciones bursátiles) identificó a los inversionistas beneficiados, pero nunca divulgó sus nombres ni emprendió acciones contra ellos.


miércoles, 6 de diciembre de 2023

Simon Elmer (17 de noviembre de 2023) Ideología Woke, Racismo y Gran reinicio. 3. La ideología Woke como colonialismo cultural

 


https://architectsforsocialhousing.co.uk/2023/11/17/woke-racism-and-the-great-reset/

Y las acusaciones de racismo no se limitan a nuestros políticos. Este mes de junio, durante la segunda prueba de la serie de cricket Ashes entre Inglaterra y Australia, la Comisión Independiente para la Equidad en el Cricket publicó un informe titulado "Colocando un espejo ante el Cricket", que acusaba al cricket inglés de "racismo, sexismo y elitismo". Es difícil pensar en otro país que haría una acusación semejante contra sus propios deportistas mientras disputaban una serie, pero si examinamos más de cerca la ICEC queda más claro cuál es la motivación para hacerlo. La Comisión fue creada por la Junta de Cricket de Inglaterra y Gales en julio de 2021 (dice el informe) "a raíz de movimientos globales como
Black Lives Matter y MeToo". Como la propia ideología woke, de la que son filiales, se trata de movimientos ideológicos fabricados y financiados por globalistas estadounidenses.

Por ejemplo, desde 2020 Black Lives Matter y causas relacionadas han recibido la asombrosa cantidad de
82,9 mil millones de dólares de empresas y corporaciones, incluidos 18,25 mil millones de dólares del Bank of America, 10,11 mil millones de dólares de Goldman Sachs, 1,05 mil millones de dólares de Facebook, 810 millones de dólares de BlackRock, 535 millones de dólares de Paypal, 500 millones de dólares de Mastercard, 370 millones de dólares de Google, 252 millones de dólares de IBM, 244.6 millones de Microsoft, 169,55 millones de Amazon, 110 millones de Johnson & Johnson, 107,4 millones de Twitter, 100 millones de YouTube, 85 millones de Deloitte, 36,4 millones de Alliance, 30 millones de Morgan Stanley, 30 millones de JPMorgan Chase, 29,7 millones de Merck, 7,2 millones de Pfizer y 6 millones de State Street Global Advisor.

Sólo hay una cosa que estos grupos activistas supuestamente "de base" pueden hacer con semejantes sumas de dinero y no es organizar marchas por las calles de Londres. Lo están utilizando para presionar a los gobiernos para que
redacten leyes a favor de los woke, sobornen a las legislaturas para que las conviertan en leyes y financien instituciones públicas y empresas privadas para que las impongan a la población. Además de financiar Black Lives Matter, todas estas empresas y muchas más conforman los más de 1.100 socios del Foro Económico Mundial que, el 11 de marzo de 2020 (el mismo día que la Organización Mundial de la Salud declaró la "pandemia") se agruparon en la "Plataforma de Acción COVID-19", que es la plantilla del capitalismo de las partes interesadas. El activismo woke no es mera publicidad engañosa para sus financiadores corporativos; es el medio a través del cual el capitalismo de partes interesadas está desmantelando nuestra democracia y sustituyéndola por el gobierno de las tecnocracias transnacionales que forman estas corporaciones. Como veremos, este es el verdadero objetivo de la Comisión Independiente para la Equidad en el Cricket.

Al igual que nuestros partidos políticos, la Comisión está presidida por una inmigrante de segunda generación,
Cindy Butts, una mujer negra cuyos padres eran de Guyana y el Caribe y una ex vicepresidenta de la Autoridad de la Policía Metropolitana, con un interés especial en "cuestiones de diversidad". El resto del Consejo está compuesto por un inmigrante paquistaní de segunda generación, ex jugador de críquet y abogado recién licenciado, Zafar Ansari y una mujer mestiza, Michelle Moore, que se describe a sí misma como "ejecutiva reconocida mundialmente en liderazgo, equidad racial y deporte para el desarrollo". Sólo dos de sus cinco miembros son blancos: Michael Collins, profesor woke en el University College de Londres, que está escribiendo un libro titulado Windrush Cricket: Caribbean Migration and the Remaking of Postwar England, que sitúa el críquet dentro de una "historia global de raza, racialización y racismo en el deporte", y Sir Brendan Barber, miembro del Partido Laborista y antiguo Secretario General de la Conferencia de Sindicatos. Tanto Butts como Moore (y podría decirse que también Ansari y Collins) se ganan la vida identificando el racismo, que (por decir algo obvio) les interesa económicamente encontrar dondequiera que miren, al igual que los cazadores de brujas de la Contrarreforma, que prosperaban gracias al fanatismo religioso, el miedo y la superstición de la opinión pública.

Y los criterios para la acusación de racismo empleados por el ICEC son tan rigurosos como una caza de brujas del siglo XVII, basándose en las anécdotas anónimas de los equivalentes modernos de los colonos puritanos de Arthur Miller en The Crucible, su alegoría del macartismo en los EE.UU. de los años cuarenta y cincuenta. Según la definición del ICEC, para calificar un acto de "racista" no es necesaria la intención de la persona que lo comete, sino simplemente la "percepción" de racismo por parte del ofendido. Y sin embargo, incluso con una definición tan subjetiva y sin sentido legal, tan abierta al abuso, sólo 4.156 personas contribuyeron a las conclusiones del informe, de una población de 2,5 millones de jugadores de críquet en Inglaterra y Gales. Eso es sólo el 0,16% de los que practican un deporte en el que, como reconoce el informe, entre el 30% y el 35% proceden de "entornos étnicamente diversos". Esto me parece una prueba de que el críquet en Inglaterra y Gales es uno de los deportes menos racistas del mundo. Pero los woke, que evitan las pruebas en favor de acusaciones salvajes, toman muchos de sus procedimientos del macartismo y con su escenificación global de los juicios a las brujas de Salem habiendo penetrado en todos los aspectos de nuestra cultura, deporte, educación, economía, leyes, política y gobierno, el racismo es el demonio "percibido" en todas partes por cualquiera que tenga rencor o un chip en el hombro, cada uno que presume de su virtud conforme con la ideología woke, cada mezquino defensor de la censura estatal, cada cobarde que espera salvar su propio pellejo.

Como cualquier otro organismo equivalente creado para llevar a cabo estos juicios de brujas, la Comisión Independiente para la Equidad en el Cricket no es, en realidad, nada de eso, sino más bien un producto financiado por el Estado de las instituciones públicas del Reino Unido, que tienen que hacer cumplir los criterios de Diversidad, Equidad e Inclusión. Estos son una obligación de la English Cricket Board's Public Sector Equality Duty, que entró en vigor en abril de 2011 en virtud de la Sección 149 de la Ley de Igualdad de 2010. Esto, a su vez, es el equivalente legislativo de los gestores de activos estadounidenses y financiadores de BLM, como BlackRock, State Street y Vanguard, que hacen cumplir los criterios de DEI a las empresas en las que invierten y sobre cuyas decisiones tienen poder de voto mayoritario, lo que en su caso significa las 500 empresas más grandes de la Bolsa de Nueva York. Y los objetivos colonialistas e ideológicos de tales criterios quedan claros en el informe del ICEC. Para ello los autores insisten en que "se reformen las políticas, las prácticas y los sistemas existentes" y que los principios woke de Diversidad, Equidad e Inclusión formulados por BlackRock y otros gestores de activos estadounidenses "se integren en todos los aspectos del críquet en Inglaterra y Gales". Tras afirmar que el racismo que percibe en el críquet es "indicativo de problemas sociales igualmente arraigados", Butts concluye: "Es necesario un cambio fundamental en la cultura y las actitudes". Esta es una medida de la escala de ambición y arrogancia de estos colonialistas woke. Y su influencia no se detiene ahí.

No es una coincidencia que el día antes de que se publicara el informe, que acusaba al críquet inglés de ser institucionalmente racista y que se discutiera en la cobertura de Radio 5 de la BBC durante la pausa del almuerzo de los jugadores, Just Stop Oil, otra organización woke también financiada por globalistas estadounidenses, de alguna manera se las arregló para escapar de la seguridad, correr hacia el campo de críquet de Lord's y cubrirlo con su marca de polvo naranja. Por si pudiéramos pensar que esta vez "tuvieron suerte" (como hacen estos activistas corporativos cada vez que participan en sus promociones de la Agenda 2030), la BBC, que tiene una estricta política de negarse a cubrir las protestas en eventos deportivos para no proporcionarles la cobertura que buscan, concedió a los manifestantes de Just Stop Oil unos preciosos y muy caros minutos de pantalla en su cobertura televisada del partido de esa tarde. Al igual que los criterios de Diversidad, Equidad e Inclusión que el informe del ICEC insiste en que estén integrados en el críquet de este país, los criterios Medioambientales, Sociales y de Gobernanza corporativa de la Agenda 2030, promovidos por Just Stop Oil y otros grupos activistas medioambientales, no sólo son impuestos a las empresas por BlackRock, State Street, Vanguard y otros gestores de activos estadounidenses, sino que, detrás de su marca de las Naciones Unidas, son formulados por ellos mismos como una herramienta del capitalismo de las partes interesadas.

Después de que el equipo de Inglaterra, como era de esperar, perdiera la prueba en Lords, su capitán, Ben Stokes, emitió una disculpa rastrera en respuesta a las acusaciones. Dado que fueron hechas por una junta cuidadosamente seleccionada por su raza y etnia, habría sido denunciado como racista si no lo hubiera hecho. Pero me complace informar de que un capitán de Inglaterra de una era anterior al racismo, Ian Botham, que además de ser uno de los mejores jugadores de críquet de Inglaterra es conocido por recaudar más de 12 millones de libras para obras benéficas, tuvo el valor de calificar el informe de "disparate". Inmediatamente fue objeto de una larga difamación en el portavoz de los woke, The Guardian, que sugirió que Botham debería ser despedido de su cargo de Presidente del Durham County Cricket Club.

Pero, por supuesto, el colonialismo cultural Woke no se detiene en el críquet. En un acto similar de insulto nacional realizado con total impunidad, en febrero de 2021, Ugo Monye, inmigrante nigeriano de segunda generación y ex jugador de rugby inglés, acusó al rugby inglés de ser racista. Dos meses después fue nombrado presidente del recién creado "grupo independiente de asesoramiento sobre diversidad e inclusión" de la Rugby Football Union. Dos meses después, en un eco de Tony Blair, Monye dijo que el rugby tenía que abordar su cultura de "consumo excesivo de alcohol" y "machismo" con el fin de atraer a jugadores musulmanes y homosexuales. Recientemente entrevistó a un jugador de rugby "trans". Por sus servicios, Monye fue nombrado comentarista principal de ITV en la Copa del Mundo de Rugby de este año, en los partidos jugados por una selección inglesa cuya plantilla de 33 hombres incluye a 10 jugadores negros, polinesios o mestizos. Tales son las recompensas para los conformistas.

Se trata de un hombre cuyo padre abandonó a su familia y regresó a Nigeria cuando él era joven y fue criado por su madre negra soltera en una urbanización de Londres. En este sentido, la educación de Ugo Monye es representativa de la segunda generación de británicos negros en el Reino Unido. En Inglaterra y Gales el 57% de las familias caribeñas negras y el 44% de las familias africanas negras son monoparentales, frente al 22% de las familias británicas blancas y el 90% de estas familias monoparentales son mujeres. En parte, pero no totalmente, como consecuencia de ello, el 48% de los británicos negros viven en viviendas sociales y el 8% de la escasa cantidad de viviendas sociales que se construyen en el Reino Unido se alquila a inquilinos negros, el doble de su proporción en la población. Pero con la ayuda y el apoyo financiero de una beca en un internado inglés y su fichaje por un club de rugby inglés, Monye llegó a jugar 14 veces para el país de adopción de su madre.

Por último (aunque no es ni mucho menos el último ejemplo), en mayo de este año la actriz e inmigrante ghanesa de segunda generación, Adjoa Andoh, durante la coronación del rey Carlos dijo en la televisión nacional que la Familia Real del Reino Unido es demasiado blanca. Queda por ver cómo se "incrustarán" los criterios de Diversidad, Equidad e Inclusión en la monarquía británica y se "reformarán" sus prácticas, aunque la boda del duque de Sussex con Meghan Markle, actriz estadounidense mestiza, parece un intento hasta ahora fallido de hacerlo. Pero como dejó claro el consejero delegado de BlackRock, Larry Fink, allá por 2017 en una entrevista que ha resurgido recientemente, el cumplimiento de los criterios de Diversidad, Equidad e Inclusión se impone como condición para que cualquier empresa o institución, y no solo deportiva o cultural, reciba inversión:

"Hay que forzar comportamientos. Si no fuerzas comportamientos, ya sean de género o de raza, o de cualquier otro tipo -por ejemplo, la composición de tu equipo-, vas a sufrir las consecuencias. No se trata sólo de contratación, sino también de desarrollo. Vamos a tener que forzar el cambio".

Simon Elmer (17 de noviembre de 2023) Woke, Racism and the Great Reset. 2. La ideología del racismo

 


https://architectsforsocialhousing.co.uk/2023/11/17/woke-racism-and-the-great-reset/


Como la clase dominante británica sabe mejor que nadie y demostró despiadadamente en la India, África, Oriente Medio y el sudeste asiático cuando gobernaron no sólo nuestra propia nación sino muchas otras, la colonización de un país está condicionada a la supresión de su cultura autóctona y a la sustitución de sus líderes nativos por extranjeros que no tienen ninguna lealtad, ni en creencias ni en costumbres, con el pueblo conquistado. Los líderes británicos conformes con la ideología woke (blancos, asiáticos y negros), que ocupan puestos de liderazgo y responsabilidad en todos los partidos políticos parlamentarios del Reino Unido, han sido nombrados por los globalistas precisamente con este propósito. Ya sea la
Identidad Digital, que permitirá un sistema de vigilancia y crédito social, la Moneda Digital del Banco Central, que dará al Banco de Inglaterra el control total sobre nuestros gastos, las Ciudades de 15 Minutos del Foro Económico Mundial, que funcionarán como campamentos digitales, la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que está imponiendo un programa de eco-austeridad progresiva, o el Tratado de Pandemias de la Organización Mundial de la Salud, que externalizará el enmascaramiento obligatorio, la terapia génica y los encierros a una tecnocracia global que no rinde cuentas, los programas, agendas y tratados que nos imponen los dirigentes woke del Reino Unido están diseñados y pensados para privar al Reino Unido de su soberanía nacional y reducir a la población nativa a un pueblo sometido.

La ideología woke es una ideología extranjera,
fabricada en gran parte por globalistas, propagandistas y académicos estadounidenses para sustituir a las culturas autóctonas de los Estados nación de Occidente. Los líderes seleccionados para imponerla han sido elegidos estratégicamente con este fin porque, como ha demostrado repetidamente Sadiq Khan (el inmigrante de segunda generación votado alcalde de Londres, por una demografía de la que casi el 40% es de etnia asiática, negra o mixta), cualquiera que se oponga a la colonización del Reino Unido por estas políticas puede ser denunciado como "ultraderechista", "racista" y otros insultos del léxico de woke. Del mismo modo que el multiculturalismo fue la ideología del neoliberalismo que justificó (entre otras políticas de la gran pandilla capitalista de los últimos cuarenta años) el movimiento de capitales sin impuestos ni seguimiento a través de los mercados globales y hacia jurisdicciones financieras extraterritoriales, así woke es la ideología del capitalismo de partes interesadas que justifica el gobierno de los Estados nación por tecnocracias transnacionales. Independientemente del partido político al que pertenezcan nominalmente, todos los líderes woke son marionetas del Foro Económico Mundial, que (como estamos viendo con las Ciudades 15 Minutos) crea las políticas que nuestros políticos imponen con la autoridad del Estado nación, para cuyo gobierno han sido elegidos por nosotros (ingenua y tontamente).

Por citar sólo dos ejemplos, mientras la población del Reino Unido sufre 54.000 millones de libras en aumento de impuestos y recortes de servicios forzados por su Canciller, Rishi Sunak, yerno indio de un multimillonario indio y fundador de la multinacional de tecnología de la información
InfoSys (que casualmente está desarrollando un sistema de Identidad Digital), regresó recientemente de la cumbre del G20 celebrada en la India con la promesa de asignar, bajo el disfraz de un "Fondo Verde para el Clima", 2.000 millones de libras del dinero de los contribuyentes británicos a sus socios globalistas, para hacer frente a otra crisis fabricada. Y como parte del Grupo de Liderazgo Climático de Ciudades C40, que preside, Sadiq Khan planea implantar la prohibición de la propiedad de coches privados y del consumo de productos lácteos y carne para 2030. Sin embargo, ninguna de estas decisiones políticas, ni la financiación de los contribuyentes británicos necesaria para aplicarlas, formaban parte de las promesas electorales ni de Rishi Sunak ni de Sadiq Khan.

Para distraernos, apenas pasa una semana sin que Khan acuse e insulte a algún grupo de personas opuestas a sus políticas. Quizás el ejemplo más infame fue en marzo de 2023, durante una sesión pública del turno de preguntas, cuando acusó a los londinenses que se oponían a la expansión de su
Zona de Emisiones Ultra Bajas a todo Londres de estar "en coalición con la extrema derecha, los negacionistas del COVID y los anti-vacunas", a los que más tarde añadió "teóricos de la conspiración y nazis". Al emplear este discurso de "negación", Khan no dudó en reducir las opiniones políticas de los londinenses de clase trabajadora y su oposición a las multas de 12,50 libras al día que les empobrecerán aún más, a los negadores del "Holocausto".

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Yo diría que, puesto que según el artículo 4 de la Ley de Orden Público de 1986, es delito que una persona utilice "palabras o comportamientos amenazadores, abusivos o insultantes que causen o puedan causar a otra persona acoso, alarma o angustia" y que una persona culpable de tal delito puede ser condenada a una pena de prisión no superior a 6 meses, Khan debería ser detenido, interrogado e inculpado por el Servicio de Policía Metropolitana y ser obligado a dimitir de su cargo por no ser moralmente apto para ejercer un cargo público. No lo será, por supuesto, porque está protegido de tales acusaciones no sólo por su cargo, sino también por su origen étnico, que le permite, al igual que a otros británicos asiáticos y negros, acusar a cualquiera en este país que sea blanco de ser racista, de extrema derecha, antisemita (etc.) con total impunidad y de hecho con el pleno apoyo y aprobación de la izquierda woke y de casi 1 de cada 5 de la población del Reino Unido alentada por los woke a ver el racismo en todas partes.

Permítanme aclarar lo que estoy diciendo, en previsión de las reacciones instintivas a mi argumento de que los de la izquierda que consideran el uso de la palabra "inmigrante" o cualquier referencia a la etnia o la religión de una persona como una especie de crimen de odio, en estricta obediencia a las ortodoxias woke . No estoy diciendo que nuestros políticos blancos y marionetas del Foro Económico Mundial tengan más lealtad a Gran Bretaña o al pueblo británico que sus homólogos negros y asiáticos. Los nombres de Boris Johnson (nuestro anterior Primer Ministro), Matt Hancock (nuestro anterior Secretario de Estado de Sanidad), Jeremy Hunt (nuestro actual Ministro de Hacienda), Grant Shapps (el nuevo Secretario de Estado de Defensa), Michael Gove (nuestro Secretario de Estado de Vivienda), Steve Barclay (nuestro actual Secretario de Estado de Sanidad), Thérèse Coffey (nuestra Secretaria de Estado de Medio Ambiente), Penny Mordaunt (la Líder de los Comunes), Keir Starmer (el Líder del Partido Laborista), Nicola Sturgeon (la ex Primera Ministra de Escocia), Mark Drakeford (el Líder de la Asamblea de Gales) y Caroline Lucas (la única parlamentaria del Partido Verde), todos los cuales están colaborando en el Gran Reinicio del Reino Unido, son amplia prueba de ello. Pero ninguno de estos políticos blancos puede recurrir a la carta de la raza a la hora de defender su aplicación de políticas y programas formulados por tecnocracias transnacionales e impuestos sin mandato del electorado británico.

Si nos fijamos sólo en los dos partidos políticos con alguna posibilidad de formar Gobierno, el 17% del Gabinete del actual Gobierno conservador son inmigrantes de segunda generación, lo que es representativo del 18% de la población del Reino Unido procedente de un grupo étnico negro, asiático, mixto o de otro tipo, aunque los cinco ocupan los más altos cargos del Estado; mientras que el Gabinete en la sombra del Partido Laborista tiene cuatro, aunque, de nuevo todos son Secretarios de Estado en la sombra. Para referirnos a su etnia y no a su ciudadanía, que por supuesto es británica, es por lo que Rishi Sunak (nuestro Primer Ministro indio no electo), Suella Braverman (nuestra ex Ministra del Interior india), James Cleverly (nuestro primer Ministro de Asuntos Exteriores con ascendencia africana), Claire Coutinho (nuestra Secretaria de Estado india para Net Zero), Kemi Badenoch (nuestra Secretaria de Estado india de Empresa), Priti Patel (nuestra ex Ministra de Interior india), Sajid Javid (nuestro ex Canciller, Ministro de Interior y Secretario de Estado de Sanidad pakistaní), Nadhim Zahawi (nuestro ex Ministro iraquí para el Desarrollo de Vacunas COVID-19); David Lammy (nuestro Ministro de Asuntos Exteriores en la sombra, de origen guyanés), Shabana Mahmood (nuestra Secretaria de Estado de Justicia en la sombra, de origen pakistaní), Thangam Debbonaire (de soltera Singh, nuestra Secretaria de Estado de Cultura y Medios de Comunicación en la sombra, de origen indio), Diane Abbott (la ex Secretaria de Interior en la sombra, de origen jamaicano), Sadiq Khan (nuestro Alcalde de Londres, de origen pakistaní), Humza Yousaf (nuestro Primer Ministro pakistaní de Escocia) y Anas Sarwar (nuestro líder pakistaní del Partido Laborista escocés), todos ellos inmigrantes de segunda generación en el Reino Unido, han sido nombrados para ocupar puestos de responsabilidad en un Reino Unido cuya población es en un 75% británica blanca.

Si cualquier país no europeo tuviera una proporción tan alta de políticos de otra etnia y religión en su gobierno (¿y cuántos británicos blancos en el Raj británico nacieron en la India?) lo llamaríamos colonialismo; pero bajo las ortodoxias del woke y su permanente rerpobación de ser blanco y británico nos vemos obligados, en cambio, a celebrarlo como "multiculturalismo". Y bajo la protección de su dogma, estos líderes woke pueden (y lo hacen) jugar la carta de la raza cuando alguien se opone a las políticas y programas de sus amos globalistas.

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Por citar solo un puñado de los ejemplos más transparentes de los últimos años, en mayo de 2019, cuando Sajid Javid, el antiguo consejero del Deutsche Bank que vendió las obligaciones de deuda colateralizadas que convirtieron la crisis de las hipotecas subprime en la Crisis Financiera Global y canalizó las bonificaciones de los banqueros a través de las Islas Caimán, como ministro del Interior del Reino Unido firmó la orden de extradición de Julian Assange a Estados Unidos, acusó a los críticos de utilizar su raza y religión para atacar su política.

En junio de 2020, mientras se prohibían las protestas en virtud de la tercera enmienda al Reglamento de Protección de la Salud (cf. coronavirus, restricciones en Inglaterra) de 2020 y Priti Patel, sucesora de Javid como ministra del Interior, era acusada de racismo por diputados laboristas, por condenar una protesta de Black Lives Matter, ella respondió diciendo que de niña la habían llamado "pakistaní".

En octubre de 2020, Kemi Badenoch respondió a la falta comparativa de británicos de raza negra y minorías étnicas que participaban en los ensayos de las terapias génicas COVID-19, acusando a los "teóricos de la conspiración" de apuntar a las comunidades BAME (Black, Asian and minority ethnic) con desinformación.

El 7 de diciembre de 2020, mientras el Reino Unido firmaba un acuerdo militar con el Estado del apartheid de Israel, James Cleverly, que en ese momento era ministro de Oriente Medio, Norte de África y Norteamérica, se tomó su tiempo para condenar a los aficionados al fútbol por abuchear a los jugadores que cumplían con el ritual de "arrodillarse" por Black Lives Matter.

En febrero de 2021, Nadhim Zahawi (que el junio anterior había fundado una nueva empresa, Warren Medical Limited, registrada a nombre de su esposa y bajo la dirección de sus dos hijos), en su calidad de ministro de Vacunas, dijo que estaba preocupado por las "dudas sobre las vacunas" entre las comunidades negras y étnicas mixtas del Reino Unido, que achacó a un "tsunami de desinformación" de los "anti-vacunas" en las redes sociales.

En marzo de 2021, mientras se renovaba por segunda vez la Ley Coronavirus 2020 con el apoyo abrumador del Partido Laborista, incluido su Secretario de Justicia en la sombra, David Lammy, la Comisión sobre Disparidades Raciales y Étnicas concluyó que no había pruebas de racismo institucional en el Reino Unido. Tras lo cual Lammy, que en 2016 había sido multado con 5.000 libras por instigar 36.000 llamadas telefónicas automáticas instando a los londinenses a respaldar su campaña para ser alcalde de Londres, dijo que su informe era un insulto a las víctimas del racismo.

En noviembre de 2021, cuando el Gobierno escocés se planteaba hacer obligatorias para los ciudadanos escoceses las terapias genéticas justificadas por el COVID-19, Humza Yousaf, como ministro de Sanidad, acusó a una guardería de Dundee de denegar la plaza a su hijo por su nombre musulmán.

En marzo de 2022 Sadiq Khan, para justificar el objetivo de reducir las emisiones de carbono en Londres a Cero Neto para 2030, dijo que la "crisis" climática es una "cuestión de justicia racial", porque las comunidades BAME de la capital son las más afectadas por las emisiones de carbono, el aumento de las temperaturas y las inundaciones repentinas, calificándolo de "llamada de atención a la gente de color".

En mayo de 2022 Claire Coutinho, que como miembro senior de Policy Exchange, el think-tank conservador que ayudó a redactar la Ley de Policía, Delincuencia, Sentencias y Tribunales de 2022 que, entre los numerosos nuevos poderes de la policía, la faculta para prohibir las protestas y aumenta su poder de Detener y Registrar, que ya se utilizan de manera desproporcionada contra los hombres negros, durante un turno de preguntas del Parlamento condenó todas las formas de discriminación racial, prejuicios y acoso.

Y en julio de 2023, mientras se promulgaba la Ley de Huelgas (Nivel de Servicios Mínimos) de 2023, que obliga a los trabajadores sindicales de la sanidad, la educación y los servicios de emergencia a prestar unos servicios mínimos durante una huelga, Rishi Sunak informó a los medios de comunicación de que había sufrido racismo durante su infancia. Esto, presumiblemente, ocurrió cuando el futuro Primer Ministro estaba en la escuela pública Winchester College, que hoy en día cobra a los alumnos 45.936 libras anuales en concepto de matrícula e internado.

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Permítanme también aclarar lo que quiero decir con "jugar la carta de la raza". Esto no sólo significa (como practican con tediosa regularidad Khan, Lammy, Abbott y Luciana Berger) que los políticos acusen a cualquiera que se oponga a sus políticas de ser de "extrema derecha", "racista" o "antisemita". Incluso Braverman, una india que se autodenomina "budista", está encantada de parecer racista ante su base de votantes conservadores mientras permite la entrada de un récord de 1,2 millones de inmigrantes de larga duración en el Reino Unido en 2022. Porque, contrariamente a lo que proclama su oposición nominal en la izquierda británica, la política de inmigración no se decide por lo "racista" que sea un ministro o un Gobierno. La ideología woke ha hecho que lo parezca, porque las verdaderas razones económicas y políticas de la inmigración en el Reino Unido y sus consecuencias para los trabajadores británicos no pueden discutirse ahora, sin que la acusación de "racismo" silencie cualquier intento de debate o lo reduzca exigir un pensamiento “virtuoso” y al lanzamiento de insultos por parte de los políticos que pretenden adquirir capital político entre el electorado británico, infaliblemente obediente.

Como ejemplo de ello, al publicar extractos de este artículo en mi cuenta de Twitter se me acusó de contribuir a un discurso racista que pone en peligro a los inmigrantes en este país. Para que quede claro, rechazo completamente esta acusación, que es la misma que se utiliza para condenar las críticas a la ideología también woke del transexualismo, por poner en peligro la vida de los travestis, y que pretende (desde detrás de una cínica cortina de preocupación) silenciar cualquier desviación de las ortodoxias ideológicas del Gran Reinicio.

Corporativismo posmoderno o vertiente cultural del posmocapitalismo

 





  • Antinatalismo

  • Posmofeminismo

  • Manipulación de las minorías sexuales

  • Catastrofismo climático

  • Explotación masiva de los procesos migratorios

martes, 5 de diciembre de 2023

Simon Elmer (17 de noviembre de 2023) La ideología woke, el racismo y el gran reinicio. 1. La política de inmigración

 


https://architectsforsocialhousing.co.uk/2023/11/17/woke-racism-and-the-great-reset/

Entre las muchas cosas que han demostrado los últimos tres años y medio de cobardía y complicidad, está que Occidente, como idea, ahora está muerto. Si continúa acechando al mundo es sólo como un sector financiero interdependiente que rápidamente llega al día de su ajuste de cuentas, alianzas militares contra cualquier hombre del saco que Estados Unidos identifique para su próxima “liberación” y tratados de seguridad entre Europa, Estados Unidos y Australasia. Los ritos funerarios han tardado mucho en prepararse, pero en el Reino Unido, al menos, ya no tenemos nada a lo que podamos referirnos como una "cultura", porque la cultura la hemos sustituido por propaganda corporativa y estatal, creada por grupos de expertos globales, para cretinizar a la población nacional y condicionarla que la adopte. Nuestros líderes en la política, los negocios y los medios de comunicación son, en el mejor de los casos, títeres de las tecnocracias transnacionales, abiertos a la corrupción por parte del mejor postor de cualquier parte del mundo. Londres es una jurisdicción financiera extraterritorial, atendida por inmigrantes cada vez más empobrecidos, que viven en lo que pronto será una ciudad-estado de vigilancia. Y después de años de decadencia nacional, humillación, confinamiento y el constante robo de nuestro futuro por una multitud de "crisis" prefabricadas, los británicos, como pueblo, están clínicamente deprimidos, aparentemente incapaces de hacer más que un cansado gesto de consentimiento al espectáculo gestionado por los medios del último escándalo de celebridades, corrupción política o guerra de poderes.

Ultimamente cada vez más de nosotros nos hemos dado cuenta de que, como unión política que dice ser un Estado soberano (intente no reírse),ya no estamos a cargo de nuestro propio destino: no sólo porque el proceso democrático que ha recorrido el escenario mundial cojeando durante años, ante las burlas de nuestros pares y finalmente se ha derrumbado en lo que es, en efecto, un estado de partido único. Pero también porque, sea cual sea el partido parlamentario por el que votemos para formar un gobierno, en el abyecto espectáculo del sufragio universal infligido al Reino Unido cada cuatro años, no supondrá ninguna diferencia en el Gran Reinicio del capitalismo occidental, que hemos estado atravesando desde septiembre de 2019 ni en a las tecnologías de biopoder a las que estamos siendo sometidos como ciudadanos, no del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sino del Estado de Bioseguridad Global.

De hecho, en muchos aspectos los británicos son ahora un pueblo colonizado, de forma muy parecida a como lo fue la India bajo el Imperio Británico, los países del Bloque del Este bajo la Unión Soviética y los países sudamericanos bajo el control de Estados Unidos. Sin embargo el colonizador ahora no es otro país o imperio, sino un consorcio transnacional de instituciones financieras, gestores de activos globales, empresas de tecnología de la información y las tecnocracias que conforman. Los nombres de estas organizaciones antidemocráticas e irresponsables se han vuelto cada vez más familiares incluso para los ciudadanos del Reino Unido más obedientes a la COVID, adoradores de Zelensky y fundamentalistas ambientales desde marzo de 2020: el Foro Económico Mundial, la Organización Mundial de la Salud, el Banco de Pagos Internacionales, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, así como la ya familiar pero cada vez más autoritaria Comisión Europea, las Naciones Unidas, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Es para supervisar, hacer cumplir, gestionar e insertarnos en el Nuevo Orden Mundial que presiden estas tecnocracias globales, que se está implementando el Gran Reinicio del capitalismo occidental y en nuestro amoldamiento y subordinación a esta siguiente fase, las creencias woke, como ideología oficial del capitalismo de partes interesadas, es fundamental para nuestra obsecuencia.

1. La política de inmigración

Pero, ¿cuándo asumieron las creencias woke este papel? En el Reino Unido, se podría decir que las creencias woke comenzaron (incluso antes de que se acuñara el término) cuando nuestro Primer Ministro reelegido, Tony Blair, un año después de la invasión ilegal de Irak, nos regañó por beber demasiado, a lo que llamó "la nueva enfermedad británica", y nos dijo que en lugar de eso deberíamos estar bebiendo vinos franceses en los restaurantes de Islington (https://en.wikipedia.org/wiki/Islington ). Detrás de su esnobismo de clase media, esto fue parte de la recalibración de la política británica por parte del Nuevo Laborismo, alejándola del paradigma de izquierda y derecha en el que no había logrado formar un gobierno desde 1979 y orientándose hacia la oposición woke entre Abierto y Cerrado. Según este nuevo paradigma, la clase trabajadora blanca británica ahora era abiertamente denunciada como culturalmente conservadora, antiinmigración y económicamente proteccionista y las clases medias eran celebradas como multiculturales, globalistas y neoliberales. Este marco ideológico, que fue aceptado acríticamente por la siempre estúpida izquierda del Reino Unido, sentó las bases para la expansión de la Unión Europea en 2004 y la apertura de los mercados laborales del Reino Unido a trabajadores de ocho estados: Chequia, Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia.


Sin embargo, contrariamente a las mentiras del mentiroso compulsivo Tony Blair y a las ortodoxias woke que los gobiernos del Nuevo Laborismo impusieron en el Reino Unido, esto no se hizo por una conversión repentina a la política de paz, amor y armonía entre los pueblos, sino más bien para reducir el creciente coste de la mano de obra de la población trabajadora en 2004, en un momento en que sólo el 10,5% de la población en edad de trabajar había nacido fuera del Reino Unido. Continuado en 2010 por el suplente de Blair, David Cameron, en 2021, unos 17 años después de este punto de inflexión en la inmigración británica, el 31,2% de los trabajadores en ocupaciones elementales eran inmigrantes. Esto incluía el 60,7% de los envasadores, embotelladores, enlatadores y llenadores, el 38,8% de los operarios de almacén, el 37,3% de los limpiadores y empleados domésticos, el 36,2% de los guardias de seguridad, el 35% de los repartidores, el 32,4% de los limpiadores industriales, tintoreros y camareros, el 29,2% de los ayudantes de cocina, el 28,1% de los trabajadores de plantas de procesos elementales, el 24,1% de los asistentes de ventas, el 22% de los trabajadores de la construcción, el 19% de los trabajadores postales, el 18,8% de los porteros de hospital, el 18,6% de los trabajadores de la pesca y la agricultura y el 17,8% de los trabajadores de la tierra. Durante el mismo período los salarios reales de los trabajadores en el Reino Unido se han estancado en gran medida (con los ingresos de la quinta parte más pobre de la población no más altos en 2018-2019 que en 2004-2005… y eso antes de la escalada de los costos de la vivienda), mientras que los ingresos de quienes los emplean y se benefician de su trabajo han crecido.

Por supuesto, muchas cosas han sucedido en el Reino Unido en las últimas dos décadas, incluyendo (para recordar sólo los Grandes Éxitos del Capitalismo Financiero en 2004-2023)


  • la prohibición progresiva de la actividad sindical por sucesivas oleadas de legislación anti-obrera;

  • la crisis de las hipotecas subprime de 2007 de EE.UU. que envió al Reino Unido a la recesión;

  • la Crisis Financiera Mundial de 2008-2009;

  • el posterior rescate de los bancos con 456.33 mil millones de libras esterlinas de los contribuyentes del Reino Unido y la consiguiente década de austeridad fiscal que siguió;

  • la crisis inmobiliaria provocaron cuando los globalistas invirtieron su riqueza en propiedades británicas suscritas por la nueva legislación en materia de vivienda, como los préstamos de capital Help to Buy y los planes de propiedad compartida;

  • los 895 millones de libras de flexibilización cuantitativa para la compra de bonos del Estado por parte del Banco de Inglaterra, con el fin de apuntalar el sector financiero que amenazaba con entrar en una segunda Crisis Financiera Global en septiembre de 2019;


  • los dos años de confinamientos forzados por el Gobierno, para aislar la economía real de los 19 billones de dólares de activos fallidos, comprados por los bancos centrales a nivel mundial entre el comienzo de los bloqueos y abril de 2022, cuando se levantaron las restricciones;

  • la consiguiente escalada de la inflación y el coste de la vida que tenemos ahora, con los tipos de interés en agosto de 2023 elevados al 5.25%, los más altos desde diciembre de 2007;

  • y los 13.767 millones de libras que el Gobierno británico ha comprometido para la privatización de los recursos y activos nacionales de Ucrania.


Así que no se puede culpar de la miseria y la privación de derechos de los trabajadores británicos a un mercado inundado de trabajadores extranjeros mal pagados. Lo que quiero decir es que la política de inmigración, en 2023 como en 2004, está determinada por las intenciones económicas y políticas de quienes la establecen. Las intenciones económicas están claras por sus resultados: la pobreza y la impotencia industrial de los trabajadores británicos; pero ¿cuál es la intención política que subyace a la política de inmigración en el Reino Unido durante las dos últimas décadas?

Según el Censo de 2001, el Reino Unido era un 91,3% blanco (87,5% británico blanco, 1,2% irlandés blanco, 2,6% otros blancos); con sólo un 2,2% negro (1,1% caribeño, 0,9% africano, 0,2% otros) y un 4,4% asiático (2% indio, 1,4% pakistaní, 0,5% bangladeshí y 1,3% % mixto). Para el censo de 2021 la política de inmigración del Reino Unido había cambiado esta cifra a un 4% de negros, un 3,1% de indios, un 2,7% de pakistaníes, un 1,1% de bangladeshíes y un 2,9% de mixtos. Respectivamente esto supone un aumento del 181%, 155%, 192%, 220% y 223% en sólo veinte años. Y como la población del Reino Unido en ese periodo pasó de 59,12 millones a 67,33 millones, el aumento real del número de ciudadanos británicos de etnia negra, asiática y mestiza es superior a estos incrementos porcentuales. Durante el mismo periodo, el porcentaje de personas de etnia blanca en el Reino Unido descendió al 81,7%, el de irlandeses blancos al 0,9% y el de blancos de otras etnias al 6,2% (un aumento del 238% que refleja la expansión de los mercados laborales británicos hacia Europa Central y Oriental en 2004), con lo que los británicos blancos representan ahora menos de tres cuartas partes (74,4%) de la población del Reino Unido. Los asiáticos, incluidos indios, pakistaníes, bangladeshíes y chinos, representan ahora el 9,3% de la población del Reino Unido. Ello confiere a este grupo demográfico una considerable influencia electoral en el Reino Unido, sobre todo cuando es objeto de una política que apela a su identidad racial.

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Veinte años después, ya sea el recién elegido Primer Ministro de Escocia, Humza Yousaf, que en febrero de este año se sintió completamente cómodo declarando que había demasiados blancos en puestos de autoridad en una Escocia donde más del 96% de la población es británica blanca o el alcalde de Londres, Sadiq Khan, que en agosto declaró que las familias blancas no son representativas de los londinenses, el 60% de los cuales son blancos, el Reino Unido está cada vez más dirigido por inmigrantes de segunda generación que, a tenor de estos datos y de forma bastante abierta, odian a la clase trabajadora británica blanca, nuestra cultura autóctona y nuestras costumbres sociales. Pero en el clima de acusación, censura y represalias creado por la ideología woke en el Reino Unido, pocos han tenido el valor de preguntarse cómo y por qué ha sucedido esto o se han atrevido a responder a sus propias preguntas.