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jueves, 29 de febrero de 2024

Paul Harris (31 de mayo de 2009) Se llaman The Good Club y quieren salvar el mundo.

 


https://www.theguardian.com/world/2009/may/31/new-york-billionaire-philanthropists

Paul Harris desde Nueva York informa sobre el pequeño grupo de élite de filántropos multimillonarios, que se reunieron recientemente para discutir la solución de los problemas del planeta.

Es el club más elitista del mundo. La gente común no necesita postularse. De hecho no hay forma de solicitar unirse. Simplemente hay que ser muy, muy rico y muy, muy generoso a escala global.

Este es The Good Club, el nombre dado a la pequeña élite global de filántropos multimillonarios que recientemente celebraron su primera y altamente secreta reunión en el corazón de la ciudad de Nueva York.

Los nombres de algunos de los miembros son figuras familiares: Bill Gates, George Soros, Warren Buffett, Oprah Winfrey, David Rockefeller y Ted Turner. Pero también hay otros, como los gigantes empresariales Eli y Edythe Broad, que son igualmente ricos pero menos conocidos. En total sus miembros valen 125.000 millones de dólares.

La reunión (convocada por Gates, Buffett y Rockefeller) se celebró en respuesta a la crisis económica mundial y las numerosas crisis sanitarias y medioambientales que azotan el planeta. Fue, en cierto modo, una cumbre para salvar el mundo.

No es de extrañar que cuando la noticia de la reunión secreta se filtró, a través de la fuente aparentemente inusual de un sitio web irlandés-estadounidense, provocó conmociones en los mundos de la filantropía, la ayuda al desarrollo e incluso la diplomacia. "Esto realmente no tiene precedentes. Es la primera vez que un grupo de donantes de este nivel de riqueza se reúne así, a puerta cerrada, en lo que es en esencia un club de multimillonarios", dijo Ian Wilhelm, escritor principal de la revista Chronicle of Philanthropy. .

La existencia de The Good Club ha sido para muchos un arma de doble filo. Por un lado representan una nueva era dorada de la filantropía, que se remonta a principios del siglo XX, cuando personas como Rockefeller, Vanderbilt y Carnegie se hicieron famosos por sus buenas obras. Sin embargo, el alcance y el poder de The Good Club son verdaderamente nuevos. Sus miembros controlan una enorme riqueza y con esa riqueza viene un enorme poder, que podría remodelar las naciones según su voluntad. Pocos dudan de las buenas intenciones de Gates y Winfrey y los de su especie. Ya han mejorado las vidas de millones de personas pobres en todo el mundo en desarrollo. Pero, ¿pueden realmente las personas más ricas del planeta salvar el planeta?

La vivienda del presidente de la Universidad Rockefeller se encuentra en el Upper East Side de Manhattan. El campus privado de la universidad, lleno de frondosos árboles verdes, se encuentra detrás de entradas vigiladas y una valla metálica. Tiene vista al East River, a sólo unas cuadras de las Naciones Unidas.

Fue aquí, a las 15 horas del 5 de mayo (de 2009), donde se reunió The Good Club. El rector de la universidad, Sir Paul Nurse, estaba fuera de la ciudad pero, a petición de David Rockefeller, había permitido que el club se reuniera en su lujosa residencia oficial. La casa del presidente se utiliza con frecuencia para eventos universitarios, pero rara vez ha sido sede de un cónclave tan poderoso. "El hecho de que hayan logrado esto, reuniéndose en medio de la ciudad de Nueva York, es absolutamente asombroso", dijo Niall O'Dowd, un periodista irlandés que publicó la historia en el sitio web irishcentral.com.

Durante seis horas los multimillonarios reunidos discutieron las crisis que enfrenta el mundo. A cada uno se le permitió hablar durante 15 minutos. Los temas se centraron en la educación, la ayuda de emergencia, la reforma gubernamental, la profundidad esperada de la crisis económica y problemas de salud global, como la superpoblación y las enfermedades. Uno de los temas fue nuevas formas de lograr que la gente común y corriente done pequeñas cantidades a problemas globales. Las fuentes dicen que Gates fue el orador más impresionante, mientras que Turner fue el más franco. "Intentó dominar, lo que creo que molestó a algunos de los demás", dijo una fuente. Mientras tanto se decía que Winfrey estaba en un estado de ánimo contemplativo y escuchaba.


El hecho de que el grupo se hubiera reunido es indicativo de las formas radicales en que ha cambiado la filantropía en las últimas dos décadas. La principal fuerza detrás de ese cambio es Gates y su decisión de donar casi toda su fortuna para mejorar el mundo. A diferencia de los grandes filántropos de épocas anteriores, Gates es lo suficientemente joven y activo como para asumir un papel dinámico en su filantropía y diseñarla según sus propias ideas. Ese ejemplo ha sido seguido por otros, sobre todo Soros, Turner y Buffett. De hecho esta nueva forma de filantropía, en la que empresarios de élite jubilados intentan cambiar el mundo, incluso ha sido denominada "Billantropía" en honor a Gates. Otra descripción es "filantrocapitalismo".

Las implicaciones del desarrollo del filantrocapitalismo son profundas. Era apropiado que The Good Club se reuniera cerca de la ONU. La extrema riqueza de los miembros del club lo hace tan poderoso como algunas de las naciones con escaños dentro de esa augusta cámara.

Los defensores del filantrocapitalismo argumentarían que también son más eficaces a la hora de hacer el bien a la gente corriente. De hecho los miembros del club han donado alrededor de 70 mil millones de dólares en los últimos 12 años. Esto va mucho más allá de lo que muchos países individuales pueden permitirse hacer con sus propias políticas sociales y presupuestos de ayuda.

"Tienen activos que rivalizan con los presupuestos de gasto social de muchos países", dijo el profesor Paul Schervish, director del Centro de Riqueza y filantropía del Boston College.

No hay duda de que los miembros de The Good Club han hecho un trabajo increíble. La Fundación Bill y Melinda Gates, con una dotación actual de más de 30.000 millones de dólares es la organización filantrópica más grande de la historia. La OMS estima que solo uno de sus proyectos, la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización ha evitado 3,4 millones de muertes en sólo ocho años.

La Fundación Soros ha realizado un trabajo valioso en el establecimiento de instituciones democráticas y medios de comunicación independientes en todo el antiguo bloque soviético. Estos titanes de la filantropía también han iniciado una tendencia entre los un poco menos ricos. Si bien los esfuerzos de Gates y Soros recorren el mundo, han surgido importantes filántropos en regiones específicas, como India o América Latina, que financian sus propias ideas y proyectos favoritos. Gayle Peterson, cofundadora de Headwaters Group Philanthropic Services, aconsejó recientemente a un empresario, que quería crear una fundación para donar 280 millones de dólares al año en el sudeste asiático. " Peterson nos dijo: quiero ser como Bill Gates".

Pero existe un posible inconveniente en el crecimiento de estos "superdonantes", especialmente si los caprichos de los individuos empiezan a tener prioridad sobre la experiencia de los profesionales.

La extraña verdad es que regalar miles de millones de dólares es difícil y está plagado de riesgos. Puede haber despilfarro, mala gestión y mala inversión. Al mismo tiempo puede causar daño. "Si estás invirtiendo enormes cantidades de dinero en una comunidad que no puede hacer frente a ello, entonces puedes implosionar esa comunidad", dijo Peterson.

Otros son aún más francos ante el creciente dominio de un pequeño puñado de multimillonarios en el sector del desarrollo. "El problema con cualquier Good Club es que no todos pueden ser 'buenos'. O al menos no 'buenos' según las definiciones universales", dijo Louise Uwacu, fundadora nacida en Ruanda de la organización benéfica educativa canadiense Positivision.

También está la cuestión de la rendición de cuentas. Incluso el más represivo de los gobiernos nacionales está en algún nivel en deuda con su propio pueblo o tiene la capacidad de cambiar y reformar bajo la presión popular. ¿Pero quién vota por el Buen Club?


Este escepticismo podrían surgir de la decisión de The Good Club de reunirse tan en secreto en Nueva York. En muchos sentidos eso era comprensible. Todos sus miembros son sensibles a la privacidad debido a sus combinaciones únicas de fama y riqueza. La naturaleza encubierta de la discusión también les permitió hablar libremente sobre temas delicados. "Creo que simplemente querían ser sinceros. El secreto lo permitía", afirma Wilhelm.

Pero algunas personas claman que se trata de una conspiración. El aspecto de capa y espada de la reunión ha llevado a algunos a acusar al The Good Club de ser una especie de Grupo Bilderberg para la filantropía, con una agenda igualmente nefasta de política de poder global. Esa idea tiene una presencia particular en la derecha cristiana de Estados Unidos, que ha reaccionado con enojo ante la idea de que el club discuta el control de la natalidad y la superpoblación. Los expertos en el campo de la filantropía creen que esta imagen negativa puede contrarrestarse con una mayor apertura en futuras reuniones de The Good Club.

"Si celebran más reuniones y todo indica que así será, creo que la gente querrá que sean más abiertos. Después de todo, pueden tomar decisiones que afectan a la vida de millones de personas", afirmó Wilhelm.

Eso es verdad. Si los miembros de The Good Club desean ejercer su indudable poder, es posible que tengan que acostumbrarse a la idea de hacerlo de manera más abierta.

La tradición estadounidense de los grandes finátropos:

Bill Gates

Henry Ford

George Soros

Andrew Carnegie

John D Rockefeller

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Michel Chossudovsky (29 de septiembre de 2021) “Los multimillonarios intentan reducir la población mundial”: reunión secreta en 2009, patrocinada por Bill Gates, del “The Good Club”
¿Es la despoblación mundial parte del "gran reinicio" del multimillonario?


https://www.globalresearch.ca/secret-may-2009-meeting-of-the-good-club-billionaire-club-in-bid-to-curb-overpopulation/

Durante más de diez años multimillonarios descritos como filántropos han celebrado reuniones para reducir el tamaño de la población mundial, que culminaron con la crisis del Covid de 2020-2023. Los acontecimientos recientes sugieren que la “despoblación” es una parte integral de los llamados mandatos del Covid, incluidas las políticas de confinamiento y la “vacuna” de ARNm. Retrocedamos al año 2009. Según el Wall Street Journal: “Los multimillonarios intentan reducir la población mundial”. En mayo de 2009 un grupo de filántropos multimillonarios se reunieron a puerta cerrada en la vivienda del presidente de la Universidad Rockefeller, en Manhattan. Esta reunión secreta fue patrocinada por Bill Gates. Se denominaron a sí mismos “The Good Club” ("El Buen Club"). Entre los participantes se encontraban el fallecido David Rockefeller, Warren Buffett, George Soros, Michael Bloomberg, Ted Turner, Oprah Winfrey y muchos más.

En mayo de 2009 el WSJ y el Sunday Times informaron que "Algunos de los principales multimillonarios de Estados Unidos se han reunido en secreto, para considerar cómo se podría utilizar su riqueza para frenar el crecimiento de la población mundial y acelerar las mejoras en salud y educación".

El énfasis no estaba en el crecimiento de la población (es decir, Planned Parenthood) sino en la “despoblación”, es decir, la reducción del tamaño absoluto de la población mundial.

Según el informe del Sunday Times: Los filántropos que asistieron a una cumbre, convocada por iniciativa de Bill Gates, cofundador de Microsoft, discutieron cómo unir fuerzas para superar los obstáculos políticos y religiosos para el cambio.



Stacy Palmer, editora del Chronicle of Philanthropy, dijo que la cumbre no tenía precedentes. “No nos enteramos de ella hasta después, por casualidad. Normalmente estas personas están encantadas de hablar de sus buenas obras, pero este caso fue diferente… tal vez porque no querían ser vistos como una camarilla global”.

Otro invitado dijo que no hubo “nada parecido a una votación”, pero surgió un consenso de que respaldarían una estrategia en la que el crecimiento de la población se abordaría como una amenaza ambiental, social e industrial potencialmente desastrosa. "Fue algo pesadillesco. Todos en el grupo coincidieron en que se necesita implicar a grandes cerebros"… ¿Por qué todo ese secretismo? "Querían hablar entre ricos, sin preocuparse de que nada de lo que dijeran terminara en los periódicos, presentándolos como un gobierno mundial alternativo" (Sunday Times).

Reduciendo la población mundial

Los informes de los medios sobre la reunión secreta del 5 de mayo de 2009 se centraron en el compromiso de The Good Club de “reducir la velocidad” del crecimiento de la población mundial.

Reducir la población mundial (WSJ) va más allá de Planned Parenthood. ¿ En qué consiste “reducir el crecimiento de la población mundial”? Consiste en la “despoblación”, es decir, la reducción del tamaño absoluto de la población mundial, lo que en última instancia requiere una reducción de la tasa de natalidad (que incluiría una reducción de la fertilidad) junto con un aumento significativo de la tasa de mortalidad.

Reunión secreta en el apogeo de la pandemia H1N1

El 25 de abril de 2009 la Organización Mundial de la Salud (OMS), encabezada por Margaret Chan, declaró una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII). Y un par de semanas después The Good Club se reunió en Nueva York, en el apogeo de la pandemia de gripe porcina H1N1, que resultó ser una estafa.

También vale la pena señalar que al comienzo de la crisis H1N1, en abril de 2009, el profesor Neil Ferguson, del Imperial College de Londres, aconsejaba a Bill Gates y a la OMS: “El 40 por ciento de las personas en el Reino Unido podrían infectarse [con H1N1] dentro de los próximos seis meses si el país fuera afectado por una pandemia”.

¿Suena familiar? Ese fue el mismo Neil Ferguson (generosamente apoyado por la Fundación Gates) que diseñó el modelo de confinamiento del coronavirus (lanzado el 11 de marzo de 2020). Como recordamos aquel modelo matemático de marzo de 2020 se basó en “predicciones” de 600.000 muertes en el Reino Unido.

Y ahora (verano-otoño de 2021) se formuló un tercer “modelo matemático” por el mismo “científico” (Ferguson) para justificar un “confinamiento para la cuarta ola”.

Salvar vidas para lograr la “despoblación”

¿Se contempló una “reducción” absoluta de la población mundial en aquella reunión secreta de mayo de 2009? Unos meses más tarde Bill Gates, en su presentación TED (febrero de 2010) relativa a la vacunación, confirmó lo siguiente: "Y si hacemos un trabajo realmente bueno en nuevas vacunas, atención médica y servicios de salud reproductiva, podríamos reducir eso [la población mundial] en un 10 o 15 por ciento". Según la declaración de Gates, esto representaría una reducción absoluta de la población mundial (en 2010) del orden de 680 millones a 1.020 millones.
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El juego final del COVID-19: gobernanza mundial, "tiranía digital" y agenda de despoblación

"El Club de los Buenos" antes y ahora

El mismo grupo de multimillonarios que se reunió en mayo de 2009 en secreto, en la Universidad Rockefeller, en Manhattan, ha participado activamente desde el principio de la crisis del Covid en el diseño de las políticas de confinamiento aplicadas en todo el mundo, incluyendo las vacunas de ARNm y el "Gran Reinicio" del FEM.

La vacuna de ARNm no es un proyecto de un organismo intergubernamental de la ONU (OMS) en nombre de los estados miembros: Es una iniciativa privada. Las élites multimillonarias que financian e imponen el proyecto de la vacuna Covid en todo el mundo son eugenistas comprometidos con la despoblación.

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Robert Frank (26 de mayo de 2009) Los multimillonarios intentan reducir la población mundial, según un informe

https://www.wsj.com/articles/BL-WHB-1322

La reunión de la semana pasada de los Grandes y los Buenos (o de los Más Ricos y los aún Más Ricos, The Good Club) estaba destinada a suscitar críticas (Associated Press)

La reunión en Nueva York de los multimillonarios Bill Gates, Warren Buffett, David Rockefeller, Eli Broad, George Soros, Ted Turner, Oprah Winfrey, Michael Bloomberg y otros fue descrita por el Chronicle of Philanthropy como una reunión informal destinada a fomentar la filantropía. Sólo fue que unos pocos multimillonarios se reunieron para tomar una copa, cenar y charlar amistosamente sobre cómo promover donaciones caritativas. Nos dijeron que no había ninguna agenda ni ningún plan para una reunión de seguimiento. Pero en una era de ídolos de la riqueza caídos, era inevitable que una reunión de mentes multimillonarias atrajera el escrutinio. Seguramente todo ese dinero y poder en una habitación tenía que significar problemas para el resto de nosotros.

Un artículo en el Times de Londres, titulado "Club de multimillonarios intenta frenar la población mundial", indicó que los temas discutidos en la reunión ultrasecreta incluían atención médica, educación y, con diferencia el más controvertido, la desaceleración del crecimiento de la población mundial. "Siguiendo el criterio de Gates, estuvieron de acuerdo en que la superpoblación era una prioridad", decía el artículo, y agregaba que "esto podría resultar un desafío para algunos políticos del Tercer Mundo, que creen que la anticoncepción y la educación femenina debilitan los valores tradicionales".

Una postura como esa no sería sorprendente. Gates, Buffett y Turner llevan años preocupándose silenciosamente por los problemas demográficos en clave malthusiana. En febrero Gates esbozó un plan para tratar de limitar la población mundial a 8.300 millones de personas, en lugar de los 9.300 millones proyectados, cuando se espera que alcance su punto máximo. Pero algunos blogs de derecha han comenzado a atacar a los multimillonarios acusándolos de formar una especie de sociedad secreta de esterilización o cajero automático gigante para financiar abortos. Alimentó los temores tradicionales de que los ricos utilizaran su riqueza para remodelar a la humanidad según sus preferencias. Algunos están viendo el fantasma de la eugenesia.

No estoy adoptando una postura sobre el control de la población. Pero por lo que me dijeron personalmente sobre la reunión (y lo que el Times explica más adelante en su artículo) el control de la población fue sólo uno de los muchos temas planteados durante la reunión, mientras cada filántropo hablaba sobre en qué estaba trabajando. No fue el motivo de la reunión y no hay planes reales para una reunión de seguimiento.

La idea de que esta reunión secreta tenía como objetivo principal reducir la población mundial, simplemente no parece cierta. Dicho esto, casi todos los asistentes son políticamente liberales. ¿Piensas que esta Cámara Estelar de Filántropos es algo por lo que preocuparse o algo por lo que estar agradecido?

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https://www.lewrockwell.com/2021/04/no_author/secret-may-2009-meeting-of-the-good-club-billionaire-club-in-bid-to-curb-overpopulation/


https://pandemictimeline.com/2009/05/the-good-club-meet-to-discuss-overpopulation/


https://www.voltairenet.org/article164347.html


https://www.globalresearch.ca/philantrocapitalism-gates-the-worlds-largest-and-most-powerful-foundation/5383461

viernes, 23 de febrero de 2024

Fernando del Pino Calvo-Sotelo (16 de febrero de 2024) Davos y la OMS: hacia una dictadura sanitaria global (y II)

 



https://www.fpcs.es/davos-y-la-oms-hacia-una-dictadura-sanitaria-global-y-ii/


En su 77ª Asamblea, que se celebrará dentro de tres meses, la OMS pretende modificar el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) y aprobar un Tratado de Pandemias para crear una verdadera dictadura sanitaria, que convertiría la pesadilla que nos han hecho vivir durante el covid en algo recurrente. Las negociaciones se están llevando a cabo con sigilo, para evitar que salgan a la luz pública, y con una prisa inusitada, para dejar todo bien atado antes de las elecciones norteamericanas de noviembre de 2024, no se vaya a producir un cambio de gobierno hostil al golpe de la OMS. Lo más grave es que se está hurtando del debate público algo que afectaría profundamente a nuestra vida cotidiana, a nuestra libertad, salud y economía. Naturalmente, tampoco quieren que se someta a votación: se trata de una decisión que se quiere tomar a espaldas de los afectados, sin que éstos se enteren y sin que puedan opinar. La amenaza es muy seria y está siendo ignorada, cómo no, por los medios de comunicación.


¿Qué es la OMS y qué pretende?


La OMS es una organización de financiación público-privada crecientemente controlada por intereses privados y ocultas agendas de poder, que posee un historial muy cuestionable sazonado de sospechas de colusión con la industria farmacéutica. De modo revelador, las cuotas de los países miembros sólo cubren el 17% de su presupuesto mientras el 83% proviene de «donaciones voluntarias», la mayor parte de las cuales son finalistas, esto es, destinadas por el donante a un fin concreto que él mismo elige. Por este orden, los cinco mayores donantes voluntarios son EEUU, Alemania, la Fundación Bill & Melinda Gates, GAVI [Alianza Global de Vacunas e Inmunización, (Fundación Bill & Melinda Gates)] y la Comisión Europea. A su vez, GAVI, que adquiere vacunas a la industria farmacéutica para distribuirlas por todo el mundo, fue creada gracias a la Fundación Gates, su principal financiador.


El cambio que quiere realizar la OMS es de enorme calado. En efecto, el Reglamento Sanitario Internacional vigente se limita a sugerir recomendaciones no vinculantes. Pues bien, ahora se pretende que dichas recomendaciones se conviertan en normas vinculantes de obligado cumplimiento para los Estados miembros, transfiriendo así el poder de decisión a la propia OMS (la «autoridad coordinadora») y concentrando el poder en una sola persona, el director de la OMS, que podría obligar a imponer confinamientos, la cuarentena y aislamiento de individuos, la exigencia de exámenes médicos obligatorios y vacunación obligatoria, el cierre de fronteras, la imposición de mascarillas o la vigilancia y seguimiento de individuos afectados.


El sistema de incentivos es perverso. Si el director de la OMS tiene la facultad de declarar arbitrariamente una pandemia y así obtener un poder enorme (y las empresas farmacéuticas un beneficio desorbitado), ¿cómo no esperar que declare pandemia tras pandemia para beneficio de sí mismo, de la propia OMS y de la industria farmacéutica?


La aprobación de las nuevas normas significaría repetir una y otra vez (pero de forma más draconiana) las dañinas medidas que fracasaron estrepitosamente durante el covid, pero que supusieron un rotundo éxito para las empresas farmacéuticas y para los yonquis del poder. En efecto, a éstos les sorprendió la facilidad con que se podía encerrar a los ciudadanos, obligarles a llevar inútiles mascarillas en lugares absurdos, inyectarles unas vacunas experimentales y que ellos mismos se las inyectaran a sus hijos y dejar que sus familiares murieran solos en los hospitales sin que nadie protestara. Descubrieron, en fin, que una población asustada abdica fácilmente de su libertad, de su dignidad y de su capacidad de razonar, y han decidido aprovechar la «oportunidad» (expresión utilizada por Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial). De aquellos polvos vienen estos lodos.


El proyecto de la OMS planea también la creación de una red de bio-vigilancia global, incentiva la aprobación rutinaria de vacunas de uso de emergencia (causa de la ineficacia y mortandad provocada por las “vacunas” covid), y prevé programas de vacunación masiva sin consentimiento informado, como durante el covid. Más grave aún es que la OMS parece promover la investigación de ganancia de función, tecnología mediante la que los científicos juegan con fuego mutando virus que encuentran en animales para hacerlos contagiosos a los humanos y aumentar su patogenicidad. Éste es con toda probabilidad el origen del SARS-CoV-2.


Finalmente la OMS propone eliminar la protección de los derechos humanos del artículo 3 del RSI (Reglamento Sanitario Internacional). ¿Dónde quedan el derecho a la privacidad y a la libertad de movimientos, de expresión y de opinión? Desaparecen, no en balde la OMS insiste en que los Estados se comprometan a combatir la «desinformación», es decir, a censurar toda voz contraria al relato oficial. Dado que la censura siempre es una violencia ejercida para silenciar la verdad, parece que la OMS prevé que actuará desde la mentira y no quiere testigos.


Conviene recordar que la principal fuente de desinformación durante el covid fue precisamente el relato oficial propagado por el contubernio político-mediático-farmacéutico y la propia OMS. Por el contrario, quienes, basándonos en análisis estadísticos, en la mejor evidencia científica y en la lógica alzamos la voz ante tanto abuso, tanta mentira y tanta manipulación, fuimos acusados de desinformar. ¿Quién defendía la verdad?


La OMS como fuente constante de desinformación


La OMS sabe mucho de desinformación. Primero se hizo eco de las mentiras del gobierno chino negando que el virus se transmitiera de persona a persona y defendiendo un fantasioso origen natural zoonótico, premisa falsa de la que parte todo. Hoy existen pocas dudas de que el origen del covid fue un escape de laboratorio, como afirma el FBI y una miríada de informes y dictaba la lógica. También se sabe que en los trabajos del Instituto de Virología de Wuhan estaban involucrados instituciones y científicos de EEUU, uno de los cuales fue elegido por la OMS como parte de la misión de «investigación» que envió a China como tapadera. Dicho de otro modo, esto podría indicar que la OMS participó en el encubrimiento.


La OMS también contribuyó a propagar el principal bulo de la pandemia, esto es, la exageración deliberada de la mortalidad del covid para aterrorizar a la población y promover la sumisión y la posterior vacunación. Así, llegó a afirmar que la letalidad del virus (CFR, Case Fatality Rate) era el 3,4% cuando en realidad la letalidad IFR (Infection Fatality Rate, la verdaderamente relevante) era del 0,03% para menores de 60 años (la centésima parte de lo que afirmaba la OMS) y del 0,07% para menores de 70.


Asimismo, la OMS pasó de afirmar que no existía evidencia científica que apoyara el uso de mascarillas a recomendar su uso sin más explicaciones, y, cómo no, publicitó las vacunas y terapias génicas que enriquecieron a sus amigos de la industria farmacéutica tildándolas aún hoy de «seguras» a pesar de los abrumadores datos sobre su peligrosidad.


La OMS fabrica pandemias donde no las hay


Para justificar la necesidad de estos cambios la OMS, gran beneficiaria de la Cultura del Miedo, exagera el riesgo real de ocurrencia e impacto de las pandemias, pues contrariamente a lo que nos quieren hacer creer, las pandemias graves son una rareza en la Historia. De hecho, la última fue la llamada gripe española de 1918, que se cebó en los jóvenes. Aunque es cierto que la mayoría no murió de gripe sino de la neumonía bacteriana subsiguiente, en una época en la que aún no existían antibióticos, se estima que la pandemia de 1918 provocó la muerte de entre un 1,5% y un 2,5% de la población mundial en dos años, una tasa de mortalidad bruta hasta 27 veces superior a la del covid. La diferencia fundamental entre las dos pandemias, sin embargo, es que la primera fue espontánea y natural, mientras que la segunda, recuerden, fue un escape de un laboratorio biológico gubernamental.


La OMS posee un largo historial de falsas alarmas y de colusión con los intereses de la industria farmacéutica. Por ejemplo, en el 2005 declaró una pandemia de gripe aviar que nunca llegó a transmitirse entre seres humanos y sólo causó 74 muertos en todo el mundo en dos años. Ello no fue óbice para que, animados por la OMS, los gobiernos compraran millones de medicamentos a las grandes farmacéuticas, que caducaron apilados en almacenes.


En 2009 volvió a la carga y declaró una pandemia de gripe porcina. Un mes antes había modificado la definición de pandemia, de modo que sólo existiera un requisito (contagiosidad) y no dos (contagiosidad y letalidad). Así la OMS podría declarar una pandemia, aunque se tratara de una enfermedad leve y sin importancia. El mejor resumen del escándalo de la gripe porcina (o gripe A) lo hizo un conocido periodista español al hacerse eco de la denuncia ante el Consejo Europeo de un epidemiólogo que acusaba al lobby farmacéutico y a la propia OMS de crear una ola de histeria adrede. El periodista acertó al afirmar que el pánico que había recorrido el mundo «no había sido espontáneo sino planificado» (¿les suena?) y acusar a los gobiernos, «hábilmente pastoreados por los lobbies farmacéuticos», de comprar millones de inútiles vacunas por culpa «del negocio más repugnante: el negocio del miedo». Supongo que en aquel entonces los “negacionistas” eran los buenos.


Desde 2005, la OMS ha declarado seis pandemias o Public Health Emergencies of International Concern además del covid. ¿Recuerdan alguna? La última fue la viruela del mono (dos titulares y 177 muertos en todo el mundo en dos años). Esto supone una supuesta «pandemia» cada dos años y medio y en todas ellas la OMS obtendría poderes casi absolutos.


La dictadura sanitaria y el globalismo


El mal se nutre de la incredulidad de aquellos que se resisten a creer en su existencia. De ello se aprovechan los yonquis del poder en su afán de dominación y muy particularmente el movimiento globalista, cuyo objetivo no es suplantar a las democracias occidentales sino superponerse a ellas. De este modo, las masas se contentan con una apariencia de democracia (distraídos por debates superfluos sobre asuntos secundarios) mientras lo verdaderamente relevante es decidido a puerta cerrada por una sedicente élite. Su campo experimental por antonomasia es la UE, en la que el electo Parlamento Europeo parlotea de forma inconsecuente mientras quien toma todas las decisiones es la Comisión no electa, sometida a poderes fácticos que se mueven en la sombra.


Este movimiento globalista es como un golpe de Estado a cámara lenta que socava los Estados-nación y empodera organizaciones supranacionales de corte tecnocrático, más opacas y corruptibles y alejadas del foco de atención del público. En este sentido la OMS es sólo un instrumento más: a la desproporcionada influencia de la Fundación Bill & Melinda Gates se une el oscuro influjo de los megalómanos de Davos, que tan fervientemente apoyan el (su) Tratado de Pandemias.


La OMS y el globalismo van de la mano. Por ejemplo, la OMS hace hincapié en la «desinformación» y el Foro Económico Mundial designa inmediatamente la «desinformación» como el mayor riesgo global de 2024 y la obediente presidenta de la obediente Comisión Europea se hace eco de ello. Por cierto, en esta última reunión de Davos participó el director de la OMS con instrucciones de no mencionar el Tratado de Pandemias en su discurso.


La alianza entre la OMS y el globalismo es especialmente patente en el caso de la implantación de una identidad digital como herramienta de control de la población, una vieja obsesión de la Fundación Gates y del propio Foro Económico Mundial. En este sentido, en junio del 2023 la OMS se asoció con la Comisión Europea para implementar una identidad digital global, a imitación del pasaporte sanitario basado, no lo olviden, en la mentira de que las vacunas prevenían el contagio y la transmisión del covid (una falsedad desde un principio). El Foro Económico Mundial de Davos va más allá, pues en un documento de 2022 fantasea con la idea de una identidad digital que sería utilizada para realizar compras, monitorizar la actividad online, mostrar el historial médico, abrir una cuenta bancaria, acceder a los servicios sanitarios o viajar, lo que facilitaría la hipotética creación de un sistema de crédito social como en China.


La OMS y el globalismo quieren implantar un poder dictatorial para sí mismos, un enriquecimiento ilícito para unos pocos y un control tiránico y claustrofóbico para el resto de nosotros. A pesar del sigilo con el que se está llevando a cabo este verdadero golpe de Estado, la alarma creciente en todo el mundo y las discusiones entre ellos sobre cómo repartirse el botín están haciendo tambalear el proceso, como reconocía abiertamente ese títere, aspirante a dictador, que dirige la OMS. Sin embargo, no podemos bajar la guardia. Nos encontramos ante una amenaza sin precedentes.


miércoles, 21 de febrero de 2024

Sionismo y fundamentalismo cristiano

Cristianismo y Oriente Medio. La Biblia de Scofield: el libro que convirtió a los cristianos evangélicos en sionistas de Estados Unidos


https://www.wrmea.org/2015-october/the-scofield-bible-the-book-that-made-zionists-of-americas-evangelical-christians.html


EL INCREÍBLE SCOFIELD


En su libro de 2008, The Rise of Israel: A History of a Revolutionary State, Jonathan R. Adelman describe el apoyo crucial que Israel recibe de los fundamentalistas cristianos como “totalmente fortuito”. Sin embargo esa afirmación es desmentida por la increíble carrera del hombre que escribió “la Biblia del Fundamentalismo”.

Dos años después de la supuesta conversión de Scofield al cristianismo, en 1879, el Atchison Patriot no se mostraba nada impresionado. Al describir al ex residente de Atchison (Kansas) como el “que fuera abogado, político y picapleitos en general”… el artículo continuaba relatando algunos de los “muchos actos maliciosos” de Scofield. Entre ellos se encontraban una serie de falsificaciones en St. Louis, por las que fue condenado a seis meses de cárcel.

Ser un predicador “renacido” tampoco impidió que Scofield se convirtiera en miembro de un exclusivo club de hombres de Nueva York, en 1901. En su devastadora biografía, The Incredible Scofield and His Book, Joseph M. Canfield sugiere: “La admisión de Scofield al Lotus Club, que Scofield no podría haber solicitado, refuerza la sospecha que ha surgido de que alguien estaba dirigiendo la carrera de Cyrus Ingerson Scofield”.

Canfield sospecha que ese alguien estaba asociado con uno de los miembros del comité del club, el abogado de Wall Street Samuel Untermeyer. Como insinúa Canfield, la teología de Scofield fue “muy útil para lograr que los cristianos fundamentalistas respaldaran el proyecto internacional, que era uno de los proyectos favoritos de Untermeyer: el Movimiento Sionista”.

Otros han sido incluso más explícitos acerca de la naturaleza del servicio de Scofield a la agenda sionista. En “Unjust War Theory: Christian Zionism and the Road to Jerusalem”, escribe el profesor David W. Lutz, “Untermeyer utilizó a Scofield, un abogado de Kansas City sin formación formal en teología, para inyectar ideas sionistas en el protestantismo estadounidense. Untermeyer y otros sionistas ricos e influyentes, a quienes presentó a Scofield, promovieron y financiaron la carrera de este último, incluidos los viajes a Europa”.

En uno de estos viajes a Europa, el editor de Oxford University Press, Henry Frowde, “expresó interés inmediato” en el proyecto de Scofield. Según una biografía de Frowde, aunque el editor de OUP “no destacaba por sus puntos de vista religiosos, durante toda su vida estuvo asociado con el grupo conocido como 'Exclusive Brethren'”. Los “Hermanos Exclusivos” fueron un grupo de cristianos evangélicos que, en un cisma de 1848 en los Plymouth Brethren, siguieron a John Nelson Darby, el misionero angloirlandés generalmente considerado como la figura más influyente en el desarrollo del sionismo cristiano y una influencia importante en Scofield.

https://en.wikipedia.org/wiki/Blackstone_Memorial

https://en.wikipedia.org/wiki/C._I._Scofield

lunes, 19 de febrero de 2024

Fernando del Pino Calvo-Sotelo (12 de febrero de 2024) Davos y la OMS: ¿una dictadura sanitaria global? (I)

 


https://www.fpcs.es/davos-y-la-oms-una-dictadura-sanitaria-global-i/#_ftn25


Todos sufrimos con la pandemia y todos padecimos las dictatoriales medidas impuestas por el poder político, que exacerbaron el trauma. Hubo, sin embargo, diferencias de percepción sobre lo que ocurría.


Muchos creyeron el relato oficial y acataron ciegamente (incluso justificaron) cuantas normas improvisaran las autoridades, por absurdas que fueran. Esta conducta es comprensible: llevados de una ingenua confianza en el principio de autoridad o sucumbiendo ante la obscena campaña de terror mediática, resultaba muy difícil combatir la histeria colectiva, más aún sin el apoyo de un estamento médico que, con escasas y valientes excepciones, nos falló. En efecto, olvidando el primum non nocere del juramento hipocrático y, a veces, el más elemental sentido común, la mayoría del gremio médico se limitó a obedecer con corrección política y celo funcionarial los protocolos que eran dictados por oscuros intereses políticos y prosaicos intereses económicos, provenientes de los largos tentáculos de la industria farmacéutica. Las secuelas psicológicas han sido terribles: según una reciente encuesta británica, quienes siguieron más a rajatabla las restricciones tienen hoy una peor salud mental (con mayores índices de estrés, ansiedad y depresión) que los que se lo tomaron con el escepticismo que merecía tal cúmulo de ridiculeces.


Otros contemplamos aquellos acontecimientos con crecientes dosis de recelo e indignación ante los atropellos sin precedentes que sufríamos. Asimismo, tras el shock inicial fuimos comprendiendo que ni una sola de las medidas tomadas respondía a criterios científicos sino políticos y que la práctica totalidad de lo que afirmaban los medios era sencillamente falso y no soportaba el escrutinio de los datos.


No obstante, mientras los ciudadanos vivíamos la misma pesadilla de una forma u otra, había dos grupos analizando la situación con frialdad. El primero era la industria farmacéutica, concentrada en los gigantescos beneficios a obtener con la tecnología ARNm, disponible desde hacía tiempo, pero que jamás había recibido la aprobación de los reguladores ni la aceptación del público, al tratarse de terapias genéticas. Para lograr vencer las resistencias cambiaron su nombre a vacuna y aprovecharon la demanda de una población que había sido previamente aterrorizada por una campaña de terror bien dirigida y así lograron la autorización para su uso de emergencia. Esto implicaba un proceso de aprobación facilón, con ensayos clínicos insuficientes de resultados cuestionables, aunque existía un último obstáculo: el uso de emergencia requería que no existiera ningún tratamiento eficaz del covid. Quizá por ello cualquier medicamento o tratamiento prometedor (y barato) fue torpedeado, como la vitamina D utilizada de forma preventiva o en pacientes ya ingresados, o la hidroxicloroquina, que fue retirada el mercado a pesar de existir estudios que mostraban su eficacia y seguridad en tratamiento temprano, particularmente en combinación con azitromicina, reduciendo significativamente la mortalidad del covid.


El otro grupo que analizaba los acontecimientos con una distancia emocional psicopática estaba formado por los yonquis del poder globalista, para quienes la pandemia se convirtió en un experimento para medir las tragaderas de la población y su capacidad de sumisión. No debe sorprender, por tanto, que el presidente del Foro Económico Mundial de Davos calificara la pandemia de «oportunidad» para imponer su megalómano Great Reset.


Es en este contexto en el que debemos tomar nota de una seria amenaza que está siendo ignorada, cómo no, por los medios. Efectivamente, en su 77ª Asamblea, a celebrar en mayo de este año, la OMS pretende modificar el Reglamento Sanitario Internacional y aprobar un Tratado de Pandemias que supondría el advenimiento de una dictadura sanitaria mundial en caso de una nueva pandemia, real o inventada, convirtiendo la pesadilla distópica que nos hicieron vivir durante tres años en algo recurrente. No crean las cortinas de humo falsamente tranquilizadoras de la propia OMS, de los risiblemente llamados fact-checkers o de la clase política europea: mienten como hicieron durante el covid. La amenaza es real.


Dado que el Tratado de Pandemias canoniza las tres grandes medidas tomadas durante el covid como pilares de la respuesta a futuras emergencias epidémicas, lo primero es comprender que todas ellas supusieron un fracaso colosal y sin paliativos, una completa farsa, de principio a fin. Veamos qué dice “la ciencia” sobre la eficacia del confinamiento, de las mascarillas y de las vacunas y terapias genéticas.


Confinamientos ilegales e ineficaces


Encerrar a la población copiando a la dictadura china no sólo fue un abuso de autoridad ilegal, sino una medida socialmente devastadora y epidemiológicamente estéril. Recuerden el engaño: «un par de semanas para aplanar la curva» acabaron siendo tres meses de arresto domiciliario y más de un año adicional de distintas restricciones a la libertad de movimientos dentro de nuestras propias ciudades, con toques de queda, limitación de horarios y número de comensales y un rosario de ocurrencias a cada cual más disparatada.


Los confinamientos arruinaron económica y mentalmente a millones de personas. Así, un reciente estudio basado en 600 publicaciones constata que «los daños colaterales de la respuesta a la pandemia fueron de gran alcance y dejarán tras de sí un legado de perjuicios para cientos de millones de personas en los próximos años», concluyendo que «muchas de las predicciones originales [de quienes criticamos dichas medidas] se ven ampliamente corroboradas por los datos».


También fueron epidemiológicamente inútiles, pues no redujeron la mortalidad del covid. En España, por ejemplo, había 288 muertos por covid antes del confinamiento y cerca de 30.000 tras el mismo, noventa días después. Por lo tanto, cuando Sánchez afirmó que los confinamientos (o sea, él) habían salvado centenares de miles de vidas (sin que un solo medio de comunicación ni político opositor cuestionara tal dato) era todo pura invención.


De hecho, un metaanálisis del Instituto Johns Hopkins de Economía Aplicada y Salud Global, basado en más de 1.000 estudios, afirma que «los confinamientos no redujeron la mortalidad de modo significativo ni son, por tanto, una manera eficaz de reducir la mortalidad durante una pandemia (…)», calificando sus efectos colaterales de «devastadores» y concluyendo que «deberían ser rechazados como instrumento de control de una pandemia». Esta conclusión está en línea con lo que afirmaba la propia OMS en el 2006: «La experiencia de la pandemia de gripe de 1918 (la “gripe española”) indica que las medidas de distanciamiento social no detuvieron la transmisión del virus».


Mascarillas inútiles impuestas por inútiles


Del mismo modo, tres años de grotescas imposiciones de mascarillas no impidieron que el virus circulara libremente, mientras que donde no fueron obligatorias, como en Suecia, el exceso de mortalidad fue inferior a la media. La eliminación de las mascarillas tampoco provocó un aumento de casos. En marzo del 2021 (dos años antes que España) Texas (29 millones de habitantes) declaró la vuelta a la normalidad, eliminó las mascarillas y todo tipo de restricciones; abrieron negocios, colegios y universidades y se prohibió el pasaporte sanitario. Sólo el 7% de la población estaba vacunada. ¿Qué ocurrió? Nada.


Ya en octubre de 2020 el Dr. Ladapo, profesor de Medicina de la UCLA y hoy responsable de Sanidad de Florida (22 millones de habitantes), advertía en el Wall Street Journal de la farsa de las mascarillas: «Las mascarillas son una distracción: el virus se propaga inevitablemente». El tiempo le daría la razón.


La evidencia científica sobre su utilidad siempre brilló por su ausencia. Un estudio Cochrane (máxima fiabilidad estadística) había concluido a principios de 2020 que «llevar una mascarilla quirúrgica supone poca o ninguna diferencia (…) en comparación con no llevarla», y una revisión de 2023 seguía sin encontrar «ninguna reducción clara de la infección vírica respiratoria con el uso de mascarillas quirúrgicas (…) o las N95/P2». Incluso la OMS afirmaba al principio de la epidemia que «no hay evidencia sobre la eficacia de las mascarillas en personas no enfermas y las mascarillas de tela no están recomendadas en ninguna circunstancia».


Ensayos controlados aleatorios posteriores tampoco encontraron evidencia de su eficacia, como tampoco se encontró prueba alguna «de que la obligatoriedad de mascarillas del personal sanitario repercutiera en la tasa de infección hospitalaria». A pesar de ello nuestra clase política ha seguido tomándonos el pelo al reinstaurar la mascarilla en hospitales para combatir la gripe estacional.


Especialmente sangrante fue el maltrato sufrido por los escolares cuando «los datos científicos no apoyaban el enmascaramiento de los niños para la protección contra el covid», según un estudio reciente. Otro, realizado en Cataluña (ambos publicados en el British Medical Journal), tampoco encontró «diferencias significativas en la transmisión del SARS-CoV-2 debido al mandato de portar mascarillas en las escuelas».


Vacunas innecesarias, ineficaces y peligrosas


Se sorprendía ese gran médico y sabio español del s. XX que fue Gregorio Marañón de «la fuerza que tienen los medicamentos en la credulidad de los hombres», y añadía: «antes sabíamos cuál era el remedio sancionado por un principio científico y empírico y cuál la droga inventada por los farsantes. Ahora los procesos terapéuticos más inadmisibles aparecen envueltos en el ropaje de la ciencia, con la garantía de profesores y con la firma de laboratorios concienzudos». En este sentido, el programa de vacunación universal covid, con productos que probablemente hayan sido los más mortíferos en la historia de la Medicina, ha constituido el mayor escándalo de salud pública de la Historia.


Su implementación se basó en la exageración interesada de la mortalidad del covid, en la presión social, en la negación del poder de la inmunidad natural tras pasar la enfermedad y en el bombardeo de historias de terror, que hizo creer a la población que la enfermedad era mucho más peligrosa de lo que en realidad era.


Sin embargo, desde el mismo 2020 se disponía de tablas de letalidad bastante certeras que centraban la peligrosidad del virus en ancianos y personas con cuatro comorbilidades muy concretas. Esto no fue óbice para que Bill Gates afirmara con enorme cinismo, en 2022, que «al principio no entendíamos que el covid tenía una letalidad bastante baja y que sobre todo afectaba a los ancianos, de modo similar a la gripe». Al engaño sobre la peligrosidad real del virus hay que añadir otro: nos dijeron que las “vacunas” evitaban el contagio y la transmisión y que detendrían la epidemia si alcanzábamos «inmunidad de rebaño» vacunal. No era cierto.


La realidad era que el covid tenía menor gravedad que la gripe en niños y era estadísticamente leve en jóvenes y adultos sanos hasta cierta edad, que la inmunidad natural otorgaba una protección muy superior a la vacunal y que las “vacunas” no impedían el contagio ni la transmisión. Respecto a su escasa efectividad (en ocasiones, negativa), en el primer trimestre del 2022 el 81% de los hospitalizados por covid en España y el 84% de los fallecidos eran personas perfectamente vacunadas, según datos oficiales del Ministerio de Sanidad, datos congruentes con los de otros países y con docenas de estudios publicados.


Desde el punto de vista del paciente, las experimentales vacunas y terapias genéticas contra el covid no cumplían ninguno de los requisitos exigidos para toda vacuna: no eran necesarias (para la inmensa mayoría de la población) ni eficaces ni seguras. Sin embargo desde el punto de vista de las empresas farmacéuticas cumplían el único requisito importante: el del beneficio. Acabarían convirtiéndose en el medicamento más lucrativo de la Historia.


Sus efectos adversos han sido silenciados por la omertá del contubernio político-mediático-farmacéutico, pero están bien documentados. A la muerte súbita de niños, jóvenes y adultos sanos (con un inexplicado exceso de mortalidad estadísticamente significativo), hay que sumar graves efectos isquémicos y cardiovasculares, como ictus, trombosis, embolia pulmonar, miocarditis y pericarditis, fibrilación atrial, angina de pecho y arritmias, efectos oculares, dermatológicos, inmunitarios y neurológicos, como mielitis transversa aguda, herpes zoster, desórdenes menstruales y una reducción de fertilidad masculina. Algunos estudios han identificado el mecanismo que explicaría la potencial relación causal directa entre las vacunas ARNm y enfermedades neurodegenerativas, miocarditis, trombocitopenia, parálisis de Bell, enfermedad hepática, alteración de la inmunidad adaptativa, daños en el ADN y cáncer.


Nada funcionó salvo la dictadura y ahora quieren perpetuarla


Durante el covid nos robaron nuestra libertad, nos mintieron constantemente y tomaron medidas tan dañinas como inútiles. Pues bien, lejos de entonar un mea culpa, la OMS y sus poderes fácticos, con el apoyo del Foro Económico Mundial de Davos, quiere aprobar un Tratado de Pandemias que les permita repetir el experimento de forma recurrente. Las negociaciones se están llevando con sigilo, manteniendo el silencio para que la población se entere sólo del hecho consumado. En la segunda parte de este artículo explicaremos cómo pretenden instaurar una dictadura sanitaria global que debemos impedir a toda costa.

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www.elperiodico.com (06 AGO 2021) “Un estudio publicado por la revista ‘British Journal of Dermatology’ –realizado entre febrero y marzo de 2021 con 405 personas con reacciones cutáneas después de la inoculación de Pfizer, Moderna o AstraZeneca- ha demostrado que el 13,8% de los inmunizados presentaron herpes zóster. Además, han detectado que se manifiesta con más frecuencia en personas inoculadas con Pfizer.” (https://www.elperiodico.com/es/sanidad/20210806/herpes-zoster-efecto-secundario-vacuna-covid-11973657 )

LEO STRAUSS EN WALTER GRAZIANO - Cf. Gustavo Salle Lorier

 

Recuerda Walter Graziano en su popular obra Nadie vio Matrix, que son las teorías del filósofo de origen alemán Leo Strauss, las que se erigieron en inspiración y base conceptual de los llamados “neocons” (neoconservadores) del Partido Republicano estadounidense y del CFR, el think tank desde el cual la elite globalista petrolero-financiera maneja los hilos de los acontecimientos mundiales.


Graziano recuerda que Strauss emigró a Estados Unidos perseguido por motivos raciales por el Tercer Reich y que fue muy bien recibido en la conocida Universidad de Chicago, casa de estudios fundada y dirigida por los intereses petroleros y lugar donde florecieron las teorías monetaristas de Milton Friedman, base del neoliberalismo… y donde además trabajaron los físicos que llevaron a cabo los estudios para el desarrollo de la bomba atómica.


Añade el autor de Hitler ganó la guerra, que Strauss se convirtió en una especie de gurú para los neoconservadores republicanos quienes, después de los atentados del 11/09 en Nueva York, como lo expone Miguel Ángel Contreras en Una Geopolítica del Espíritu, configuraron un escenario discursivo “anclado en una restauración de la teología-política”. Esto implicaba una “filosofía política como retorno” (cf. Miguel Ángel Contreras Natera, Una geopolítica del espíritu: Leo Strauss, la filosofía política como retorno y el imperialismo estadounidense, https://searchworks.stanford.edu/view/9440072 ), lo cual no le venía nada mal a los intereses de la elite globalista, desde siempre darwinista y malthusiana.


Lo interesante del pasaje del libro de Graziano es que resume el pensamiento de Strauss, plasmándolo en una premisa básica y tres líneas de acción estratégicas. Agrega el autor, para más señas, que Strauss es un continuador de las tesis de Maquiavelo, cuyas conocidas máximas no le merecieron nunca la más mínima crítica. De tal manera, como esta es la filosofía-ideología de los neoconservadores en Estados Unidos, conviene que nos detengamos en las implicaciones de este pensamiento, una vez aclarada su base filosófica. Empecemos con la premisa básica, según la cual:


Por derecho natural los fuertes deben gobernar sobre los débiles.


La premisa recuerda a los “esclavos por naturaleza” de Aristóteles, un esencialismo que evoca la doctrina del “Destino manifiesto”, dotado de una teleología muy aristotélica: cf.


a) las palabras de Ginés de Sepúlveda en el debate con el padre Bartolomé de las Casas, con las que pretendió justificar la guerra contra los indígenas y su exterminio, y


b) las afirmaciones sobre el supuesto “Excepcionalismo” de EEUU, con las que Obama sugirió, desde la tribuna de la ONU, que su país puede atropellar el derecho internacional cuando sus intereses así lo reclamen.


Por otra parte, las líneas de acción, si bien son manejadas por la elite con fines de dominación mundial, podrían ser también la fuente nutricia del accionar político de personajes más conocidos:


1.- La mentira como necesidad: como no existen verdades absolutas, sino solo relativas, es necesario que los gobiernos mientan. Las clases dirigentes, a través de la prensa, deben difundir solo un mínimo indispensable de información veraz. En términos generales no cabe otra posibilidad que la mentira y el engaño, con el fin de mantener bien cohesionada la fe y el optimismo de las masas en el futuro y en un sistema de valores y creencias. Así, la mentira y el engaño serían las armas para impedir cualquier brote de escepticismo o nihilismo en los pueblos, lo cual podría conducir al desorden.


- Claramente, esta línea straussiana nos habla del perverso papel que la ideología (entendida como falsa consciencia o “imagen invertida”) desempeña en las modernas sociedades capitalistas, mediatizadas y en gran medida condicionadas por los “mass media”. Como puede verse son múltiples las implicaciones de esta “línea” de acción.


- De otro lado, como actitud y comportamiento político, hemos presenciado hasta la saciedad como los personajes más representativos de la política recurren a la mentira y al engaño de manera sistemática, muchas veces obedeciendo las “líneas” de los entusiastas discípulos que dejó el señor Strauss.


2.- Al contrario de lo que establece la mayoría de las constituciones “democráticas” modernas, de carácter laico y que por tanto separan Iglesia y Estado, Strauss pensaba, a la usanza de los neocons estadounidenses, con los Bush a la cabeza, que la fe religiosa y las constantes invocaciones a un dios todopoderoso (Bush hijo incluso hablaba con Dios) ayudan significativamente a que ese nihilismo y ese escepticismo se mantenga en el mínimo posible. De tal manera, la religión, cualquiera que sea, es una potente arma de dominio, tal como la mentira, para lograr meter en cintura, disciplinar y encuadrar a las masas tras un líder y tras la clase dominante que, de acuerdo a la premisa básica, debe gobernar una sociedad o país por “derecho natural”.


Este lineamiento pretendería aprovecharse de la necesidad de trascendencia presente en el alma humana, dándole un uso convenientemente político. Recordemos con Ludovico Silva, que los sacerdotes fueron los “primeros ideólogos”, dotados de autoridad carismática y de conocimiento trascendental. En toda la modernidad, si hacemos un repaso del papel de la iglesia, nos daremos cuenta de cómo su autoridad (hoy bastante maltratada y socavada) fue utilizada siempre para canalizar intereses políticos criminales y antipopulares. Estaríamos en presencia aquí de un importante factor teológico-político (escolástico-medieval) propio de Strauss, capaz incluso de poner entre paréntesis el supuesto laicismo de nuestras sociedades modernas.


3.- La base de cualquier Estado y de cualquier gobierno es la existencia de un enemigo. Luchar contra un enemigo común sirve para aglutinar y mantener cohesionadas a las masas. Si bien un enemigo externo a un Estado puede aparecer de manera espontánea o imprevisible, según Strauss y aquellos que siguen y practican su pensamiento, si ese enemigo no aparece, no existe, es necesario crearlo. Si no se puede echar mano de uno, este debe ser fabricado, porque sin la existencia de un enemigo poderoso al acecho se corre el riesgo de que se den las condiciones para que surjan importantes grados de disenso interno, el cual podría poner en cuestión la conducción del Estado y el dominio de un país por la clase “ungida” por derecho natural, es decir, los más fuertes. Lógicamente, en un sistema capitalista, los más fuertes son por lo general los más ricos.


Una línea aplicable sobre todo a estados territorialmente extensos y culturalmente heterogéneos, como Estados Unidos, pero sobre todo a aquellos países de vocación imperialista dirigidos desde las sombras por élites capaces de asesinar presidentes, organizar increíbles auto-atentados y crear enemigos de la nada, incluso sacarlos de entre el viejo grupo de “aliados”.


En resumen, mentir, usar la fe religiosa y crear enemigos de la nada nos da un resultado interesante: hegemonía, una situación de dominación-dirección construida en lo esencial por ese conglomerado ideológico-condicionante: las empresas de “información” y “entretenimiento” llamadas medios de comunicación.

jueves, 15 de febrero de 2024

Daniel Lopez, “Historia del globalismo”. El CFR (Council on Foreign Relations, Consejo de Relaciones Exteriores)

 


Como se presentan ellos mismos en su Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/Council_on_Foreign_Relations


"El CFR ha tenido un control considerable sobre el poder ejecutivo de Estados Unidos y sobre la intelectualidad del país (y no digamos sobre su política internacional, que por algo se llama Consejo de Relaciones Exteriores). Asimismo, entre sus miembros hay cientos de personas que están en puestos clave de los medios de comunicación y no ya solo redactores, reporteros y presentadores de informativos, sino también editores, jefes editoriales y directores ejecutivos, que deciden qué es noticia y qué no lo es y cómo hay que contarla y cómo no debe explicarse."


"Estoy encantada de estar aquí en la nueva sede. He visitado a menudo la sede en la ciudad de Nueva York, pero es buena idea tener una oficina del Consejo aquí mismo, a una manzana del Departamento de Estado. El Consejo nos asesora mucho, con lo cual ahora no tengo que desplazarme tan lejos para que me digan lo que deberíamos de estar haciendo y cómo deberíamos pensar acerca del futuro" (Hillary Clinton hablando ante el CFR).


"A su vez, comentaba Harwood, el CFR también controla al The New York Times, The Wall Street Journal, Los Angeles Times, así como a la NBC, la CBS, la ABC, es decir, todos los medios relevantes. Aquellos pesos pesados de los medios «no se limitan a analizar e interpretar la política exterior para Estados Unidos; ayudan a construirla»."


"Estamos agradecidos a The Washington Post, The New York Times, Time Magazine y otras grandes publicaciones cuyos directores han asistido a nuestras reuniones y respetado sus promesas de discreción durante casi cuarenta años. Nos hubiera sido imposible desarrollar nuestro plan para el mundo si hubiéramos estado sometidos a los brillantes focos de la publicidad durante esos años. Sin embargo el trabajo es ahora mucho más sofisticado y está preparado para marchar hacia un gobierno mundial. La soberanía supranacional de una élite intelectual y de los banqueros mundiales es sin duda preferible a la autodeterminación nacional practicada en los siglos pasados." (David Rockefeller dirigiéndose a las grandes publicaciones de la oligarquía de EEUU).