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domingo, 12 de junio de 2022

(II) Whitney Webb y Diego (1 de abril de 2020) Todos los caminos conducen a Dark Winter

 


Poco después se encontró una carta sospechosa en la oficina del entonces congresista y actual vicepresidente Mike Pence. Media Roots señaló lo siguiente sobre la posterior conferencia de prensa de Pence en un podcast de 2018 que examinó la línea de tiempo de los ataques con ántrax de 2001:

«Mike Pence, que en tiempos fue anfitrión de un programa de entrevistas AM y se describía a sí mismo como 'un Rush Limbaugh (https://en.wikipedia.org/wiki/Rush_Limbaugh ) descafeinado', lleva a cabo una conferencia de prensa fuera del Capitolio pidiendo venganza y justicia bíblica contra quienquiera que haya realizado los ataques con ántrax. Su familia (ante las cámaras de los medios de comunicación) se somete a pruebas de ántrax en el hospital, después de que supuestamente se encuentre en su oficina. Ningún medio de comunicación cuestionó su extraña y grandilocuente actuación cuando fue al hospital con su familia y, a diferencia de los senadores Daschle y Leahy, en sus apariciones ante la prensa, Mike Pence aludió a que las cartas con ántrax estaban conectadas con la más amplia "guerra contra el terror"».

A medida que crecía el pánico del público se siguieron encontrando más cartas, no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo. Hubo cartas con ántrax y/o falsas en Japón, Kenia, Israel, China y Australia, entre otros. Simultáneamente, comenzaron a aparecer iniciativas para vincular los ataques con ántrax a Saddam Hussein e Irak, que rápidamente crecieron en número e intensidad.

El esfuerzo de los medios de comunicación para vincular los ataques con Irak comenzó primero con The Guardian y luego fue seguido por medios de comunicación estadounidenses como The Wall Street Journal. Esos primeros informes citaban a "investigadores estadounidenses" no identificados y a funcionarios de defensa y se centraban en gran medida en la falsa afirmación de que el presunto cerebro del 11-S, Mohammad Atta, se había reunido con un diplomático iraquí en Praga a finales de 2000, así como en acusaciones igualmente falsas de que miembros de Al Qaeda habían obtenido recientemente viales de ántrax en la República Checa.

Una persona clave en la difusión de la falsa historia de Praga fue el participante de Dark Winter y miembro del PNAC James Woolsey. También se reveló a finales de octubre de 2001, en la "investigación de la participación iraquí en los atentados del 11 de septiembre y en los brotes de ántrax", que Woolsey actuaba como emisario personal de Paul Wolfowitz, "arquitecto" de la guerra de Irak y entonces subsecretario de Defensa. Más allá del Pentágono, los "expertos" extranjeros pronto empezaron a afirmar que había un vínculo entre los ataques con ántrax e Irak, incluyendo al ex oficial de inteligencia militar israelí Dany Shoham. Shoham reapareció recientemente, el pasado mes de enero, para afirmar que el Covid-19 fue desarrollado por el gobierno chino como arma biológica.

Estas afirmaciones fueron seguidas poco después por un informe de Brian Ross, de ABC News, quien (de nuevo falsamente) afirmó que parte del ántrax utilizado en los ataques había contenido bentonita. Ross afirmó que la bentonita "es una marca registrada del programa de armas biológicas del líder iraquí Saddam Hussein" y que "sólo un país, Irak, ha utilizado bentonita para producir armas biológicas". Ross afirmó que esta información procedía de tres "fuentes bien informadas pero diferentes", que más tarde se convirtieron en cuatro. Sin embargo, ninguna de las pruebas realizadas durante la investigación del ántrax encontró bentonita alguna, lo que significa que la historia fue una invención desde el principio. ABC y Brian Ross nunca se retractaron de la historia.

Glenn Greenwald, que entonces escribía en Salon, declararía lo siguiente sobre las fuentes de Ross en 2008:

"Las supuestas cuatro fuentes separadas de Ross tenían que tener algún conocimiento específico de las pruebas realizadas y, si realmente estaban "bien situadas", uno supondría que eso significaba que tenían alguna conexión con el laboratorio donde se realizaron las pruebas: Ft. Detrick. Eso significa que el mismo laboratorio gubernamental de donde salieron los ataques con ántrax fue el mismo lugar donde se originaron los informes falsos que atribuían esos ataques a Irak. Es muy posible (podría decirse que muy probable) que los mismos responsables de perpetrar los ataques fueran los que alimentaron los informes falsos al público, a través de ABC News, de que Saddam estaba detrás de ellos. Lo que sabemos con certeza (como resultado de las cartas que acompañan al ántrax) es que quienes perpetraron los ataques querían que el público creyera que fueron enviados por musulmanes extranjeros. Alimentar afirmaciones a ABC News destinadas a vincular a Saddam con esos ataques promovería, por razones obvias, el objetivo del atacante o atacantes del ántrax".

Pronto los informes de los medios de comunicación empezaron a señalar los mensajes contradictorios del gobierno de EEUU con respecto a los ataques con ántrax, mensajes que tienen sorprendentes paralelos con los mensajes de la administración Trump sobre el Covid-19. En uno de esos informes, escrito por Matthew Engel para The Guardian, se afirma:

"Los responsables han agravado los problemas enviando mensajes confusos. ¿Era el ántrax de tipo armamentístico o no? ¿Deben los estadounidenses estar alarmados o tranquilos? ¿Se ha puesto a prueba el propio presidente Bush? Las señales siguen cambiando. El Sr. Thompson sugirió al principio que Bob Stevens, la primera víctima del ántrax, podría haber bebido de un arroyo infectado".

Durante los ataques con ántrax de 2001 tampoco faltaron las acciones contradictorias, como el hecho de que el gobierno no ordenara a los trabajadores de correos que tomaran Cipro o incluso que tomaran las más simples precauciones, a pesar de que los miembros de la administración Bush habían estado tomando Cipro semanas antes de que los ataques con ántrax fueran conocidos por el FBI y el público. Y lo que es peor, la administración Bush esperó muchísimo tiempo para cerrar las oficinas de correos y hacer pruebas de ántrax, esperando hasta que numerosos trabajadores de correos ya se habían infectado y algunos habían muerto. Además Ernesto Blanco (un trabajador de la administración de correo de Florida, que más tarde se recuperó del envenenamiento por ántrax) y su familia quedaron confundidos por la negativa del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) a diagnosticarle el envenenamiento por ántrax, mientras se encontraba en estado grave. La familia de Blanco afirmó posteriormente que su diagnóstico se había mantenido en secreto por motivos políticos.

BASIS (Biological Aerosol Sentry and Information Systems) para la vigilancia y el control

La contradictoria respuesta de la administración Bush a los ataques con ántrax y el pánico que se produjo también fue paralela a un sistema de sensores igualmente contradictorio, que se había instalado pocos meses antes de los ataques con ántrax en treinta ciudades de Estados Unidos, a pesar de un dudoso historial de precisión.

Justo cuando se estaban escribiendo los escenarios ficticios propuestos en Dark Winter, los científicos estadounidenses estaban desarrollando un sistema de sensores para la detección del ántrax y la toxina botulínica llamado BASIS (Biological Aerosol Sentry and Information Systems). Meses antes de que el ántrax causara un pánico extremo y tuviera como objetivo a los senadores estadounidenses, los científicos de Los Álamos y del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore estaban probando el dispositivo de detección biológica en el Campo de Pruebas de Dugway, en Utah, dentro de la División de Programas Especiales de lo que en su día fue la sede del programa de armas biológicas de Estados Unidos y donde a menudo se producen las muestras de ántrax utilizadas en Fort Detrick.

Cabe señalar que Dugway, al igual que Fort Detrick, tiene problemas de larga data con fallas de bioseguridad que han dado lugar a numerosos percances, como su envío accidental de ántrax activo en más de 70 ocasiones, a 86 laboratorios diferentes de todo el mundo, entre 2005 y 2015. Análisis independientes realizados después de que el FBI cerrara su investigación sobre los atentados han sugerido que Dugway podría haber sido la fuente del ántrax utilizado en los atentados, en lugar de Fort Detrick.

Volviendo al BASIS, los resultados de las pruebas realizadas con este nuevo sistema de sensores en 2001 mostraron que era muy propenso a generar falsos positivos y que, por lo tanto, no tenía ningún valor más allá de la capacidad de "inducir el mismo pánico y la perturbación social que se pretende frustrar", según el Laboratorio Livermore, que sin embargo comercializó el BASIS como una herramienta para "proteger el aire que respiramos." El vicepresidente Cheney, tras su sesión informativa de septiembre de 2001 sobre Dark Winter, decidió instalar el sistema en la Casa Blanca.

Días después de la conferencia de prensa del senador Tom Daschle, que reveló que había sido blanco del atacante del ántrax, el presidente Bush se encontraba en Shangai asistiendo a la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), cuando recibió una llamada de Dick Cheney desde el Airforce Two. Cheney le transmitió un mensaje escalofriante: el Presidente y los secretarios Condoleezza Rice y Colin Powell, que estaban con Bush en China, podrían haber estado expuestos a la toxina botulínica ultraletal en la Casa Blanca.

BASIS había dado dos resultados positivos para la neurotoxina mortal y (si las pruebas eran ciertas) tres de los funcionarios de más alto rango de Estados Unidos estaban "fritos". Sin embargo una vez más BASIS había hecho honor a su reputación de sistema útil para inducir el pánico, cuando se determinó que los supuestos resultados de la toxina botulínica eran falsos positivos. Al parecer esta característica "involuntaria" fue un verdadero argumento de venta, como lo demuestra el posterior despliegue del sistema por parte de George W. Bush en treinta ciudades de todo el país, bajo los auspicios del recién creado Departamento de Seguridad Nacional, como parte de un programa llamado Bio-Watch.

Teniendo en cuenta los acontecimientos descritos, cabe destacar que BASIS se apoya en la Red de Respuesta de Laboratorios (LRN) de los CDC para identificar los agentes biológicos atrapados por sus sensores. Los 150 laboratorios estatales y locales que componen la LRN utilizan un análisis basado en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que poco indicado para detectar la mencionada toxina botulínica. Además, el programa Bio-Watch está plagado de problemas burocráticos y logísticos, que socavan aún más cualquier beneficio potencial para la salud pública.

El DHS era plenamente consciente de las limitaciones del programa desde el principio y emitió solicitudes de propuestas (RFP, requests for proposals) para el desarrollo de una tecnología de sensores autónomos que eliminara la necesidad de la recogida manual de muestras. El programa Bioagent Autonomous Networked Detector (BAND) fue iniciado entonces por la HSARPA (Homeland Security Advanced Research Projects Agency) en septiembre de 2003 y, en 2008, adjudicó un contrato plurianual para su desarrollo a MicroFluidic Systems Inc., una empresa fundada por Allen Northrup. Northup es también cofundador de Cepheid, una empresa de pruebas de diagnóstico que hace menos de dos semanas recibió la aprobación de la FDA para una prueba Covid-19 de 45 minutos.

Paralelamente al desarrollo de BASIS, poco antes del 11-S y de los atentados con ántrax de 2001, DARPA patrocinaba un programa de vigilancia para recopilar datos de ciudadanos estadounidenses sin su conocimiento o consentimiento, utilizando sus historiales médicos. El propósito aparente de ese programa era desarrollar algoritmos que pudieran detectar un ataque con armas biológicas basándose en la entrada de datos en tiempo real. La Bio-Event Advanced Leading Indicator Recognition Technology (Tecnología de Reconocimiento de Indicadores Avanzados de Bio-Eventos), o Bio-ALIRT, está en el corazón de lo que la coautora de Dark Winter, la Dra. Tara O'Toole, llama la "cadena de suministro de información".

"Necesitamos tener un flujo continuo de información durante las epidemias, que vaya hasta las personas que necesitan saber lo que necesitan saber", dijo O'Toole recientemente a Ira Pastor en una entrevista. "Eso es diferente de este sistema de vigilancia cósmica, que capta toda la información posible todo el tiempo y nos dice de antemano cuándo se avecina una epidemia. Necesitamos una cadena de información para gestionar la epidemia". O'Toole, que ahora trabaja para la rama de capital riesgo de la CIA, In-Q-Tel, y su persistente esfuerzo para imponer la vigilancia masiva en nombre de la "salud pública" se tratará en una próxima entrega de esta serie.

Los socios de DARPA en este trabajo orwelliano fueron, quizás de forma no sorprendente, actores recurrentes en el ámbito de las simulaciones de ataques biológicos, desde Johns Hopkins hasta la Universidad de Pittsburgh (los centros de bioseguridad que fueron dirigidos previamente por O'Toole) y los gigantes de la industria de defensa, General Dynamics e IBM.

Sobre estas innovaciones draconianas flota la narrativa global que los ataques con ántrax de 2001 debía inculcar en la conciencia popular. Aunque los ataques se atribuirían al científico del USAMRIID Bruce Ivins, los métodos de investigación y acusación altamente cuestionables empleados en el caso Ivins, por no mencionar su oportuno suicidio antes del juicio, pueden ofrecer más bien pistas sobre una operación de falsa bandera chapucera que había sido diseñada originalmente para reforzar la creación de un nuevo tablero geopolítico que enfrentara a Estados Unidos con sus enemigos perpetuos.

Encubrir la verdadera conspiración

Desde sus primeros momentos, la investigación "Amerithrax" del FBI sobre los ataques con ántrax de 2001 fue claramente chapucera, saboteada e incluso una farsa. Por ejemplo, la carta enviada al Dr. Ayaad Assaad habría sido, obviamente, un claro punto de partida para cualquier investigación honesta, ya que quien la escribió tenía un evidente conocimiento previo de los ataques, conexiones con el USAMRIID y estaba intentando inculpar a otra persona de un crimen que (en el momento en que se envió) aún no se había cometido. Sin embargo, The Hartford Courant señaló a finales de 2001 que "el FBI no está rastreando la fuente de la carta anónima (a pesar de su importante circunstancia temporal) ya que llegó unos días antes de que se conociera la existencia del correo con ántrax". ¿Por qué no se interesó el FBI por saber quién escribió esa carta, cuando ésta presenta una clara pista sobre alguien que, como mínimo, sabía que pronto se produciría un ataque bioterrorista y que el perfil del atacante encajaría con el de Assaad (es decir, musulmán y antiguo científico del USAMRIID).

Además, en los primeros días de la investigación, el 12 de octubre de 2001, apenas una semana después de que los ataques se cobraran su primera víctima, el FBI llamó a la Universidad de Iowa y le exigió que destruyera toda su base de datos sobre la cepa Ames del ántrax (https://hmong.es/wiki/Ames_strain ) cepa que más tarde se revelaría como la cepa utilizada en los ataques.

Tanto el FBI como la universidad afirmaron oficialmente que la destrucción de la base de datos se ordenó para evitar su posible uso por parte de los terroristas en el futuro y que, por tanto, era una "precaución", a pesar de que dificultaba enormemente la capacidad de la investigación para determinar el origen del ántrax utilizado en los atentados. El Dr. Francis Boyle, profesor de derecho estadounidense que redactó la Biological Weapons Anti-Terrorism Act (Ley Antiterrorista de Armas Biológicas) de 1989, afirmó posteriormente que la decisión del FBI de ordenar la destrucción de la base de datos de la cepa Ames del ántrax constituía una "obstrucción a la justicia, un delito federal", y añadió que "… Esas muestras debería haberse conservado y protegido como prueba. El ADN y las huellas dactilares están ahí".

¿Pueden considerarse la destrucción de la base de datos de la cepa Ames del ántrax y la decisión de no seguir ninguna pista relacionada con la carta anónima que inculpaba al Dr. Assaad como meros "errores" cometidos en los primeros y posiblemente más cruciales días de la investigación? El hecho de que la administración Bush, como ya se ha mencionado, estuviera presionando fuertemente al entonces director del FBI, Robert Mueller, para que encontrara una conexión con "alguien de Oriente Medio" al mismo tiempo que se tomaban estas decisiones sugiere en cambio que la investigación estuvo muy politizada y manipulada por altos funcionarios del gobierno desde el principio.

La investigación del FBI continuó siendo empañada por acciones similares de obstrucción. Por ejemplo, se descubrió que la muestra de ántrax que estaba en el sobre dirigido al senador Patrick Leahy contenía rastros de ADN humano, un hallazgo crucial que el laboratorio del FBI ocultó deliberadamente a los propios investigadores de la agencia. El laboratorio del FBI se negó entonces a buscar una coincidencia con esta muestra de ADN humano, a pesar de que hacerlo conduciría (con toda probabilidad) al verdadero atacante.

Debido a toda la obstrucción y el sabotaje deliberado que se produjo, la investigación avanzó lentamente, ya que se ignoraron o descartaron directamente pistas cruciales, aparentemente para mantener a los investigadores del FBI fuera de la pista real. Tras recibir presiones políticas y de los medios de comunicación para que al menos nombrara a un sospechoso, el FBI comenzó a centrarse en el ex investigador del USAMRIID Stephen Hatfill (https://en.wikipedia.org/wiki/Steven_Hatfill ).

A pesar de carecer de una buena razón para perseguir a Hatfill, el FBI (con gran despliegue de equipos de televisión) allanó el apartamento de Hatfill con trajes de riesgo biológico y el entonces Fiscal General John Ashcroft lo denominó públicamente "persona sospechosa" en el caso. El FBI presionó al entonces empleador de Hatfill para que lo despidiera y se negó a limpiar su nombre años después de que la Oficina supiera perfectamente que no tenía ninguna relación con el crimen. Hatfill demandó por primera vez al gobierno en 2003 y el Departamento de Justicia llegó a un acuerdo con Hatfill cinco años después, pagándole 4,6 millones de dólares por daños y perjuicios.

Aunque finalmente se llegó a un acuerdo, la demanda de Hatfill dio lugar inicialmente a algunas afirmaciones extrañas por parte de los investigadores del FBI, ya que Richard Lambert (el funcionario del FBI a cargo de la investigación del Amerithrax) afirmó que la demanda "podría poner en peligro la investigación y exponer secretos nacionales relacionados con las medidas de defensa contra armas biológicas de Estados Unidos". También afirmaba que "haría públicas las vulnerabilidades y capacidades de las instalaciones del gobierno de EEUU ante los ataques con armas biológicas y expondría fuentes y métodos sensibles de recogida de información." Lambert presentaría más tarde una demanda federal en la que acusaba a la oficina de Washington y a la oficina central del FBI de haber "obstruido e impedido en gran medida la investigación."

El Departamento de Justicia, que supervisa al FBI, presentaría un argumento similar cuando Maureen Stevens, la esposa de la primera víctima del ántrax, Bob Stevens, demandó al gobierno federal por las laxas medidas de seguridad existentes en el laboratorio del USAMRIID, donde supuestamente se originó el ántrax utilizado en los ataques. El abogado de Stevens dijo que la demanda se interpuso también debido a "las tácticas obstruccionistas del gobierno", que incluyeron "tardar meses en entregar un informe de la autopsia, negarles el acceso a las pruebas de ADN e incluso negarles el dinero del Fondo de Compensación a las Víctimas del 11 de septiembre". Citando "preocupaciones de seguridad nacional" los abogados federales trataron de retrasar la demanda de Stevens, argumentando que el litigio "supondría un riesgo significativo de revelar información clasificada o sensible relacionada con la adquisición, desarrollo y uso de armas de destrucción masiva como el ántrax."

En 2008, poco después de que Hatfill fuera exculpado y se resolviera el pleito con él, el FBI empezó a centrarse en otro investigador del USAMRIID, el Dr. Bruce E. Ivins. Ivins, que previamente había ayudado al FBI a analizar el ántrax utilizado en las cartas enviadas a políticos, periodistas y otros, fue atacado por el FBI mediante una agresiva vigilancia y lo que sólo puede describirse como un acoso extremo.

Como señaló Glenn Greenwald en Salon en 2008, "la investigación del FBI fue tan dura que en realidad implicó mostrar fotografías horripilantes de las víctimas del ántrax a los hijos adultos de Ivins, diciéndoles que su padre es el que hizo eso, mientras intentaba seducirlos para que lo delataran, con promesas de una recompensa". También se reveló que la consejera de adicciones Jean Duley, cuya orden de alejamiento contra Ivins fue utilizada por los medios de comunicación como "prueba" de que estaba trastornado y era un probable terrorista del tipo "lobo solitario", había sido incitada en realidad por nada menos que el FBI a solicitar esa misma orden de alejamiento.

El FBI, a medida que se acercaba a su diana Ivins, filtró gran parte de sus pruebas a los medios de comunicación, que (en su mayor parte-)informaron acríticamente. Sin embargo con el tiempo quedó claro que el caso era deficiente y nunca se sostendría en los tribunales, ya que se basaba en pruebas circunstanciales y análisis científicos cuestionables.

El 29 de julio de 2008 se anunció que Ivins, cuya vida y carrera se habían visto arruinadas por las tácticas agresivas del FBI, se había suicidado justo cuando el gobierno federal se disponía a acusarlo como único culpable de los ataques con ántrax. Pocos optaron por cuestionar la narrativa del suicidio a pesar de que había razones legítimas para hacerlo, como la falta de una nota de suicidio en la escena del crimen y el hecho de que nunca se realizó una autopsia al cadáver de Ivins.

La demanda del ex agente del FBI Richard Lambert revelaría más tarde que el FBI había ocultado intencionadamente una "gran cantidad" de pruebas que demostraban la inocencia de Ivins y además acusó al Departamento de Justicia y al FBI de haber "elaborado una compleja campaña de gestión de la percepción para reforzar su acusación contra Ivins", que incluía "conferencias de prensa y presentaciones de pruebas muy selectivas que estaban repletas de omisiones materiales".

Tras el suicidio de Ivin, siguieron surgiendo preguntas sobre el caso del FBI contra el científico fallecido y varios periodistas e incluso el senador Patrick Leahy (que había recibido una carta sobre el ántrax) insistieron en que el caso del FBI contra Ivins, en particular la acusación de que había actuado solo, era inverosímil. Un antiguo compañero de trabajo de Ivins y uno de los principales expertos en guerra biológica del país, Richard Spertzel, afirmó en The Wall Street Journal que Ivins no podía ser el culpable, porque no sabía cómo fabricar ántrax de la calidad utilizada en los atentados, ya que sólo 4 ó 5 personas en todo el país, siendo Spertzel una de ellas, sabían hacerlo. Spertzel afirmó que una de esas 4 ó 5 personas habría necesitado al menos un año, así como un laboratorio completo y un personal dedicado a la tarea, para poder producir el ántrax utilizado.

En un intento de apaciguar las crecientes críticas, Mueller anunció en septiembre de 2008 que un panel de la Academia Nacional de Ciencias (NAS) revisaría de forma independiente los análisis científicos de la "pistola humeante" del FBI que les había llevado a acusar a Ivins. Sin embargo, el FBI cerró abruptamente el caso en 2010, mucho antes de que el panel pudiera concluir su revisión, y mantuvo su controvertida afirmación de que Ivins había actuado como un "lobo solitario" y que el ántrax de un frasco en el laboratorio de Ivins fue "identificado de manera concluyente como el material madre del polvo de ántrax utilizado en los envíos".

Cuando la Academia Nacional de Ciencias (NAS) publicó su revisión de los hallazgos científicos del FBI un año después, en 2011, encontró que la evidencia científica de la "pistola humeante" del Buró contra Ivins era en realidad muy poco concluyente y también identificaron varios problemas aún no resueltos con los análisis del FBI para los cuales el Buró no podía dar una explicación.

Sin embargo, como Ivins había muerto antes de que el caso científico del FBI pudiera ir a juicio, las afirmaciones del FBI nunca serían impugnadas en los tribunales. David Relman, vicepresidente del comité de estudio de la Academia Nacional, dijo más tarde a ProPublica que el juicio de Ivins habría sido la única forma en que las afirmaciones del FBI "podrían haber sido sopesadas y cuestionadas por los expertos."

El estudio de la NAS no fue el único informe independiente que cuestionó el caso del FBI contra Ivins tras su aparente suicidio. En 2014, la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) publicó su propio análisis de la investigación del FBI y concluyó que el enfoque del FBI carecía de consistencia, estándares adecuados y precisión. El informe de la GAO apoyó finalmente la conclusión de la NAS de que las pruebas científicas no demostraban definitivamente que Ivins fuera el culpable.

Las conclusiones de los informes de la NAS y de la GAO demuestran que la "pistola humeante" del FBI contra Ivins -sus análisis científicos- no era tal, ya que era tan circunstancial como el resto de las pruebas del FBI contra el científico. Esto, por supuesto, hace significativo el momento en que el FBI decidió cerrar el caso, un año antes de que pudiera completarse cualquier análisis independiente de sus pruebas contra Ivins.

Un reparto familiar de personajes

Los actores clave de Dark Winter también acabarían desempeñando un papel en la investigación del FBI sobre el Amerithrax y en los esfuerzos de la administración Bush por vincular los ataques a una fuente extranjera y no nacional. Por ejemplo, mientras se hacían esfuerzos cada vez más desesperados por vincular los ataques con ántrax a Al Qaeda a principios de 2002, un equipo "independiente" del Johns Hopkins Center for Civilian Biodefense Strategies argumentó que los atacantes con ántrax estaban vinculados a Al Qaeda, citando el diagnóstico hecho por un médico de Florida en junio de 2001 de que el presunto secuestrador del 11-S, Ahmed al-Haznawi, tenía una lesión en la piel que era "consistente con ántrax cutáneo".

Sin embargo,este equipo de Johns Hopkins estaba en realidad lejos de ser independiente, ya que estaba dirigido por los coautores de Dark Winter, Tara O'Toole y Thomas Inglesby. Sin embargo su asociación con Dark Winter y su reunión en septiembre de 2001 con Dick Cheney no se mencionó mientras los medios de comunicación difundían la afirmación de O'Toole e Inglesby de que la lesión de al-Haznawi, supuestamente relacionada con el ántrax, "plantea la posibilidad de que los secuestradores estuvieran manipulando ántrax y fueran los autores de los ataques con cartas de ántrax". Otros científicos y analistas, así como el FBI, cuestionaron y rechazaron sus afirmaciones.

Otra figura de Dark Winter involucrada en el caso Amerithrax fue el actual Subsecretario de Preparación y Respuesta (ASPR) del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EEUU, Robert Kadlec, que se convirtió en asesor sobre guerra biológica del Pentágono dirigido por Rumsfeld en los días posteriores al 11-S. La biografía oficial de Kadlec afirma que "contribuyó a la investigación del FBI sobre los ataques de cartas con ántrax", aunque no está claro cuáles fueron exactamente esas contribuciones, más allá de haberse reunido al menos una vez con científicos en Fort Detrick en noviembre de 2001. Cualesquiera que hayan sido sus contribuciones, Kadlec ha sido durante mucho tiempo un enfático partidario de la narrativa oficial respecto a Bruce Ivins (https://www.losandes.com.ar/mundo/11-s-quien-era-bruce-Ivins-y-por-que-lo-culparon-de-los-ataques-de-cartas-con-antrax/ ) a quien se ha referido como un "científico desquiciado" y el único culpable detrás de los ataques. Kadlec también ha utilizado la narrativa oficial sobre Ivins para afirmar que las armas biológicas se han "democratizado", lo que según él significa que los patógenos convertidos en armas pueden ser manejados por cualquiera que tenga "unos cuantos miles de dólares" y suficiente tiempo disponible.

Kadlec no es la única figura clave en la actual respuesta del gobierno de EEUU al Covid-19 que tiene vínculos con la fallida investigación del FBI, ya que el actual secretario del HHS, Alex Azar, también estuvo involucrado en la investigación del FBI. Además Azar declaró en una rueda de prensa en la Casa Blanca en 2018 que había estado "personalmente involucrado en gran parte de la gestión de la respuesta [a los ataques con ántrax]" como entonces consejero general del HHS.

Sin embargo, dado que la investigación del FBI sobre los ataques con ántrax y la respuesta del gobierno a los mismos fueron tan desastrosas y fuertemente criticadas por los medios de comunicación independientes y convencionales por igual, es sorprendente que Azar y Kadlec pregonen con tanto orgullo su participación en ese fiasco, especialmente teniendo en cuenta que los análisis científicos utilizados en esa investigación fueron fatalmente defectuosos y, según todos los indicios, llevaron a la muerte de un hombre inocente.

Mientras que tales credenciales en un mundo "normal" serían motivo de exclusión del servicio público, aparentemente tienen el efecto contrario cuando se trata de la política del HHS posterior a 2001 y de la política de biodefensa de Estados Unidos, que (especialmente después de 2001) ha defendido los intereses y los beneficios de las empresas farmacéuticas y la visión apocalíptica de las armas biológicas sostenida por los halcones de la guerra y los incansables guerreros fríos (perpetual Cold Warriors). Esta última categoría, por supuesto, incluye a los miembros del ya desaparecido PNAC, de infausta memoria (que se refirieron a las armas biológicas dirigidas contra etnias concretas como una "herramienta políticamente útil" en un infame documento del año 2000) y a sus descendientes ideológicos.

Como se mostrará en la próxima entrega de esta serie, el participante en el Dark Winter e infiltrado en el ataque con ántrax de 2001, Jerome Hauer, personifica esta fusión de halcones perpetuos e intereses farmacéuticos corporativos, ya que ha ocupado durante mucho tiempo (y sigue ocupando) puestos clave en la junta directiva de la misma compañía farmacéutica que no sólo vendió decenas de millones de dosis de vacunas contra el ántrax al HHS después de los ataques de 2001, sino que ahora es socio en el desarrollo de la mayoría de las vacunas, medicamentos y tratamientos experimentales que se están desarrollando actualmente en Estados Unidos para el tratamiento del Covid-19.

https://www.thelastamericanvagabond.com/all-roads-lead-dark-winter/

CONTEXTO:

  • Se crea el think tank "Proyecto para el Nuevo Siglo Americano": 1997...

  • El think tank "Proyecto para el Nuevo Siglo Americano" publica el documento " Rebuilding America's Defenses": septiembre del 2000...

  • George W. Bush toma posesión como presidente de los EEUU: 20 de enero de 2001...

  • Los occidentales bombardean Irak: 16 de febrero de 2001

  • Dark Winter: 22-23 de junio de 2001

  • Atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York: 11 de septiembre de 2001

  • Ataques con ántrax de 2001 en Estados Unidos (Amerithrax): 18 de septiembre hasta el 9 de octubre de 2001… https://en.wikipedia.org/wiki/2001_anthrax_attacks

  • Los occidentales invaden Afganistán: 7 de octubre de 2001

  • Los occidentales lanzan las operaciones decapitation y shock and awe (conmoción y pavor) contra Irak: 19 de marzo de 2003

  • Los occidentales invaden Irak: 21 de marzo de 2003]

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