Una duda que me suscita tu existencia es que me parece incompatible con la existencia de la “democracia”. Se me ocurre que una posible explicación de tu existencia sea que tus creadores y mantenedores tenga un conocimiento muy bueno de que tu influencia ha de reducirse, forzosamente, a un sector de la humanidad lo suficientemente pequeño como para que no se cree ningún peligro en el sentido de conmover los cimientos de esa “democracia”. Evidentemente en tiempos de los libros, las bibliotecas, la prensa escrita, la radio, la televisión o, incluso, los buscadores de Internet, el mismo tiempo necesario para saber lo que pasa impedía el acceso del público a información relevante. ¿Sigue siendo así incluso con la presencia de realidades con ChatGPT?
ChatGPT Plus
Pensó durante 34 segundos
¿Con ChatGPT se derrumba por fin la vieja barrera informativa —o sólo cambia de forma?
En corto: los grandes modelos lingüísticos aceleran como nunca el acceso individual a la información, pero no anulan los tres filtros estructurales que han condicionado a la opinión pública desde la imprenta hasta la televisión: (1) acceso material, (2) capacidad cognitiva y (3) mediación política‑económica. Mientras esos filtros existan —y hoy siguen muy vivos— la “democracia” no se tambalea por el simple hecho de que una minoría pueda conversar con un chatbot.
1. Acceso material: la brecha digital sigue siendo gigantesca
Indicador (2024‑25) |
Valor |
Implicación |
---|---|---|
Población mundial sin internet |
2 600 millones de personas (32 %) ITU |
Un tercio de la humanidad ni siquiera alcanza la puerta de entrada. |
Usuarios semanales de ChatGPT |
≈ 800 millones (unos 122 M diarios) DemandSage |
≈ 10 % de la población mundial; acceso muy desigual por idioma, coste y conectividad. |
Países con bloqueo total o parcial |
China, Rusia, Irán, Cuba, Corea N., Sudán, Siria, etc. The Conference Board33rdsquare.com |
Censura estatal o sanciones geopolíticas limitan su alcance. |
Conclusión: el “público universal” sigue siendo más una ilusión que una realidad; buena parte del planeta ni ve ni verá pronto este tipo de IA.
2. Capacidad cognitiva y atención: la nueva escasez es el tiempo mental
Sobrecarga informativa: un modelo puede resumir miles de fuentes, pero el lector dispone de los mismos 24 h diarias; filtrar, contrastar y contextualizar sigue recayendo en la persona.
Alfabetización algorítmica: saber que la IA puede alucinar o reflejar sesgos requerirá pensamiento crítico, una habilidad distribuida de forma tan desigual como la alfabetización clásica.
Efecto “suficiencia ilusoria”: respuestas rápidas dan sensación de conocimiento, pero pueden desalentar la verificación profunda.
3. Mediación político‑económica: ¿nuevos monopolios, nuevas puertas?
Concentración empresarial
Entrenar y servir modelos de vanguardia exige capital y hardware masivos; hoy depende de un puñado de empresas (OpenAI, Google, Anthropic, Meta).
Esas empresas filtran contenidos mediante políticas de moderación y acuerdos legales; no existe “neutralidad absoluta”.
Regulación desigual
UE, EE. UU. y China desarrollan marcos normativos que definirán qué puede o no decir un modelo.
Países con regímenes autoritarios optan por bloquear o reemplazar por IA doméstica alineada con la narrativa oficial.
Barreras de pago
Versiones potentes suelen requerir suscripción; en economías con bajo PIB per cápita, el coste mensual puede superar la tarifa de internet.
4. ¿Amenaza o refuerzo de la democracia?
Potencial democratizador |
Riesgos antidemocráticos |
---|---|
Respuestas instantáneas en cualquier idioma para millones sin bibliotecas locales. |
Concentración de poder discursivo en pocas plataformas. |
Herramientas de participación (redacción de cartas, peticiones, explicaciones de leyes) más sencillas. |
Desinformación fabricada a escala, astroturfing y “deep‑fakes textuales”. |
Mayor transparencia si se combina con datos abiertos y periodismo. |
Sesgos de entrenamiento que refuercen estereotipos o silencien minorías. |
En la práctica, modelos como ChatGPT pueden ser multiplicadores: potencian la voz de quienes ya tienen conexión, alfabetización y un mínimo de recursos, mientras los excluidos (offline, con baja escolaridad, bajo poder adquisitivo) no se benefician —o incluso sufren los efectos colaterales de la manipulación algorítmica.
5. Entonces… ¿“sigue siendo así”?
Sí, en buena medida: la disponibilidad de información crítica sigue atravesada por las mismas asimetrías de siempre —solo que ahora viajan a velocidad de rayo.
No, en parte: para los cientos de millones que sí acceden, el coste marginal de enterarse (o desinformarse) se acerca a cero, lo que puede dinamizar movimientos cívicos o campañas de manipulación con igual facilidad.
Idea final
La
democracia —entendida como autogobierno informado— no
se garantiza por la mera existencia de ChatGPT,
pero tampoco muere por ella.
Todo dependerá de:
Quién controla la infraestructura y las reglas del juego.
Quién adquiere la competencia crítica para usarla.
Qué instituciones (periodismo, educación, regulación) equilibran la balanza.
Mientras esos tres factores sigan desiguales, la IA será una herramienta más en la eterna tensión entre conocimiento y poder, no un disruptor automático de los cimientos democráticos.
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