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lunes, 14 de febrero de 2022

(I) El aquelarre de la Isla de Jekyll. Cuando el proyecto políticos en que vivimos se puso en marcha

 


James Corbett, un siglo de esclavitud: La historia de la Reserva Federal (07/06/2014)

Primera parte: Los orígenes de la Reserva Federal

"La verdad real del asunto es, como usted y yo sabemos, que un elemento financiero en los centros más grandes ha sido dueño del Gobierno desde los días de Andrew Jackson". - Carta de FDR al Coronel Edward House, 21 de noviembre de 1933

Toda nuestra vida nos han dicho que la economía es aburrida. Y sí, es aburrida. No vale la pena el tiempo que se necesita para entenderla. Y toda nuestra vida nos han mentido. La guerra. La pobreza. La revolución. Todo depende de la economía. Y la economía se basa en un concepto clave: el dinero. El dinero es el agua económica en la que vivimos nuestras vidas. Incluso lo llamamos "currency" (como current, corriente: curso, río, corriente); fluye a nuestro alrededor, nos arrastra a su paso. Ahoga a los que no tienen cuidado. Lo utilizamos cada día en casi todas las transacciones que realizamos. Nos pasamos la vida trabajando por él, preocupándonos por él, ahorrándolo, gastándolo, jugueteando con él. Define nuestro estatus social. Compromete nuestra moral. La gente está dispuesta a luchar, morir y matar por él. ¿Pero qué es? ¿De dónde viene? ¿Cómo se crea? ¿Quién la controla? Es un hecho sorprendente que, dada su importancia central en nuestras vidas, ni una sola persona entre cien pueda responder a preguntas tan básicas sobre el dinero como éstas.

Entrevistador: Así que si usted estaba pensando formar una familia querría saber de dónde vienen los bebés. Y esto tiene mucho que ver con la banca. Así que déjeme preguntarle: ¿De dónde viene el dinero?

Entrevistado 1: ¿De dónde viene el dinero? El gobierno lo imprime. Se imprime.

Entrevistador: ¿Cómo se crea el dinero nuevo?

Entrevistado 2: Mediante el trabajo. La gente trabaja y produce riqueza y se supone que el dinero se corresponde con esa riqueza.

Entrevistado: ¿De dónde sale el dinero?

Entrevistado 3: Bueno, yo tengo una visión bastante diferente del dinero. En realidad viene, por ejemplo, de los árboles ¿no?

FUENTE: Occupy Vancouver responde a "¿De dónde viene el dinero?"

¿Pero por qué? ¿Cómo podemos ser tan ignorantes sobre un tema tan importante? "¿De dónde viene el dinero?" es una pregunta básica e pueril. Entonces, ¿por qué nuestra única respuesta es infantil y la contestamos con una broma: ¿"Crece en los árboles"? Un estado de ignorancia tan profundo no puede surgir de forma natural. Desde que somos niños sentimos curiosidad por el mundo y estamos deseosos de conocer su funcionamiento. ¿Y qué podría llevarnos a comprender mejor el funcionamiento del mundo que el conocimiento del dinero, su creación y su destrucción? Sin embargo la discusión de este tema se evita todo el tiempo durante nuestros años escolares y se ignora en nuestra vida cotidiana. Nuestra ignorancia monetaria es artificial, una cortina de humo erigida a propósito y perpetrada con la ayuda de complicados sistemas y una insufrible jerga económica. Pero no hace falta ser economista para comprender la importancia del dinero. En el fondo todos sabemos que las guerras, la pobreza y la violencia que vemos a nuestro alrededor dependen de la cuestión del dinero. Parece un rompecabezas de mil piezas que espera ser resuelto. Y así es. Las piezas del rompecabezas, tomadas en conjunto, crean una imagen de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos y el corazón del sistema bancario del país. A pesar de su importancia central para la economía, relativamente pocos han oído hablar de él y menos aún saben lo que es, a pesar de los intentos de autodescripción del banco:

Nuestra economía funciona con un complejo sistema de intercambio de bienes y servicios en el que el dinero desempeña un papel fundamental. Monedas, divisas, cuentas de ahorro y cuentas corrientes; la oferta global de dinero es gestionada por la Reserva Federal. El dinero es el medio a través del cual se producen los intercambios económicos y el dinero como patrón de valor nos ayuda a fijar los precios de los bienes y servicios. La tarea de gestionar el dinero (la política monetaria) consiste en preservar el poder adquisitivo del dólar al tiempo que se garantiza la disponibilidad de una cantidad suficiente de dinero para promover el crecimiento económico. La Reserva Federal también promueve la seguridad y la solidez de las instituciones en las que realizamos nuestras operaciones bancarias. Garantiza que los mecanismos por los que realizamos los pagos, ya sea en efectivo, con cheques o por medios electrónicos, funcionen con fluidez y eficacia. Y en su función fiscal actúa como banquero del gobierno de los Estados Unidos. Estas funciones constituyen las principales responsabilidades de nuestro banco central.

FUENTE: La Fed: El banco central de nuestra nación

Pero para entender la Reserva Federal, primero debemos comprender sus orígenes y su contexto. Debemos deconstruir el rompecabezas. La primera pieza de ese rompecabezas se encuentra aquí, en la Casa Blanca. Aquí es donde se firmó la Ley de la Reserva Federal, entonces conocida como la Ley de la Moneda, tras ser aprobada por la Cámara y el Senado a finales de diciembre de 1913.

El New York Times de la víspera de Navidad de 1913 describió la escena festiva:

"El espíritu navideño impregnó la reunión. Aunque la ceremonia fue un poco menos impresionante que la de la firma de la Ley de Aranceles el pasado 3 de octubre en la misma sala, los espectadores fueron mucho más entusiastas y aprovecharon cualquier ocasión para aplaudir".

Allí, en la Casa Blanca, aquella fatídica noche de diciembre el presidente Wilson firmó la última capa de control sobre el suministro de dinero estadounidense a un cartel, una banda bien organizada de ladrones tan exitosa, tan astuta y tan bien escondida que incluso ahora, un siglo después, pocos saben de su existencia y mucho menos de los detalles de sus operaciones. Pero esos detalles han sido admitidos abiertamente durante décadas. Por supuesto, al igual que se nos ha enseñado a encontrar la economía aburrida, se nos ha enseñado que esta historia es aburrida. Así lo cuenta la propia Reserva Federal:

Estados Unidos se enfrentaba a graves problemas financieros. A principios de siglo la mayoría de los bancos emitían su propia moneda, llamada "billete". El problema era que la moneda que era buena en un estado a veces no tenía valor en otro. La gente empezó a perder la confianza en su dinero, ya que su valor dependía del banco que lo emitía. Temerosos de que su banco pudiera quebrar, se apresuraron a cambiar sus billetes por oro o plata. Al intentar hacerlo, crearon el Pánico de 1907.

FUENTE: moviesWhere the Bankers Bank (https://archive.org/details/gov.frb.stlouis.fr-36-f )

Durante el pánico la gente acudió en masa a los bancos y exigió sus depósitos. Los bancos no pudieron satisfacer la demanda; sencillamente no disponían de suficientes monedas de oro y plata. Muchos bancos quebraron. La gente perdió millones de dólares, las empresas sufrieron, el desempleo aumentó y la estabilidad de nuestro sistema económico se vio de nuevo amenazada. Eso no podía seguir así. Si el país iba a crecer y prosperar había que encontrar algún medio para lograr la estabilidad financiera y económica. Para evitar pánicos financieros como el de 1907 el presidente Woodrow Wilson promulgó la Ley de la Reserva Federal en 1913.

FUENTE: Demasiado y demasiado poco

Pero esta es la historia contada por los vencedores: una visión revisionista en la que la creación de un banco central para controlar la oferta monetaria de la nación es simplemente una aburrida nota histórica a pie de página, tan importante como la invención de la cremallera o la moda del hula-hoop de principios del siglo XX. La verdad es que la historia del cónclave bancario secreto que dio origen a la Ley de la Reserva Federal es tan emocionante y dramática como cualquier guion de Hollywood o novela policíaca y aún más notable por el hecho de que todo es cierto. Retomamos la historia, apropiadamente, al amparo de la oscuridad. Era la noche del 22 de noviembre de 1910 y un grupo de los hombres más ricos y poderosos de Estados Unidos subía a un vagón privado en una modesta estación de ferrocarril de Hoboken, Nueva Jersey. El vagón, que esperaba con las persianas cerradas para evitar que los curiosos vieran el interior, pertenecía al senador Nelson Aldrich, suegro del multimillonario heredero de la dinastía Rockefeller, John D. Rockefeller Jr . Figura central del influyente Comité de Finanzas del Senado, donde supervisaba la política monetaria de la nación. Aldrich era conocido en la prensa como el "Director General de la Nación". Esa noche le acompañaban su secretario privado, Shelton, y un quién es quién de la élite bancaria y financiera del país: A. Piatt Andrew, subsecretario del Tesoro; Frank Vanderlip, presidente del National City Bank de Nueva York; Henry P. Davison, socio mayoritario de la empresa J.P. Morgan; Benjamin Strong Jr, socio de J.P. Morgan y presidente de Bankers Trust Co. y Paul Warburg, heredero de la familia bancaria Warburg y yerno de Solomon Loeb, de la famosa empresa de inversiones de Nueva York, Kuhn, Loeb & Company. A los hombres se les había dicho que llegaran de uno en uno después de la puesta de sol para llamar la atención lo menos posible. De hecho el secreto era tan importante para su misión que el grupo no utilizó nada más que sus nombres de pila durante todo el viaje para mantener sus verdaderas identidades en secreto, incluso para sus propios sirvientes y personal de servicio. Los movimientos de cualquiera de ellos habrían sido motivo suficiente para atraer la atención de la voraz prensa neoyorquina, especialmente en una época en que la reforma bancaria y monetaria se consideraba un asunto clave para el futuro de la nación; una reunión de todos ellos, eso sí que habría sido la noticia del siglo. Y lo fue. ¿Su destino? La apartada isla de Jekyll, frente a la costa de Georgia, sede del prestigioso Jekyll Island Club, entre cuyos miembros se encontraban los Morgan, los Rockefeller, los Warburg y los Rothschild. ¿Su objetivo? Davison dijo a los intrépidos reporteros de la prensa local que se habían enterado de la reunión, que iban a cazar patos. Pero en realidad, iban a redactar una reforma de la industria bancaria del país en completo secreto.

G. Edward Griffin, autor del éxito de ventas La criatura de la isla de Jekyll e investigador de la Reserva Federal desde hace mucho tiempo, lo explica:

Lo que sucedió es que los bancos decidieron que, ya que iba a haber una legislación de todos modos para controlar su industria, no se sentarían y esperarían a ver qué pasaba y cruzarían los dedos para que todo saliera bien. Decidieron hacer lo que tantos carteles hacen hoy en día: decidieron tomar la iniciativa. Y serían ellos los que pedirían regulaciones y reformas. A la gente le gusta la palabra "reforma". Al pueblo estadounidense le gusta esa palabra. Simplemente pones eso en cualquier legislación corrupta, la llamas "reforma" y la gente dice "Oh, estoy a favor de la 'reforma'", y así la votan o la aceptan. Y eso es lo que estaban haciendo. Decidieron: "Vamos a 'reformar' nuestra propia industria". En otras palabras, "Crearemos un cartel y le daremos al cartel el poder del gobierno. Tomaremos nuestro acuerdo de cartel para poder autorregularnos a nuestro favor y lo llamaremos 'La Ley de la Reserva Federal'. Y luego llevaremos este acuerdo del cartel a Washington y convenceremos a esos idiotas de allí para para que lo aprueben como ley". Y esa fue básicamente la estrategia. Fue una estrategia brillante. Por supuesto vemos que sucede todo el tiempo. En nuestros días vemos que lo mismo sucedió en otras industrias cartelizadas. En este momento estamos viendo que se desarrolla en el campo de la salud, pero en ese momento era la banca ¿de acuerdo? Así el cartel bancario escribió sus propias reglas y regulaciones y las llamaron "Ley de la Reserva Federal", las convirtieron en ley y fue muy de su gusto porque ellos la escribieron. En esencia lo que habían creado era un conjunto de reglas que les permitía regular su industria, pero fueron incluso más allá de eso. El hecho quedó claro para mí cuando estaba leyendo sus cartas, su conversación de aquel momento y sus debates, que nunca soñaron que el Congreso aceptaría y les daría el derecho de emitir el dinero de la nación. No sólo iban a regular su propia industria, que es lo que en principio querían hacer, sino que obtuvieron ese increíble regalo que no soñaron que se les daría (aunque estaban intrigando para ello), y es que el Congreso les dio la autoridad para emitir el dinero de la nación. El Congreso cedió el derecho soberano de emitir el dinero de la nación a los bancos privados. Y así todo esto quedó en la Ley de la Reserva Federal y el pueblo estadounidense se alegró porque se le dijo, y se les convenció, que eso era verdaderamente un medio para controlar a esa gran criatura de la isla de Jekyll.

FUENTE: Entrevista con G. Edward Griffin

Sorprendentemente tuvieron éxito no sólo en conspirar para escribir la legislación que finalmente se convertiría en la Ley de la Reserva Federal, sino en mantener esa conspiración en secreto para el público durante décadas. Bertie Charles Forbes, el escritor financiero que más tarde fundaría la revista Forbes, informó por primera vez de ello en 1916, pero nunca se admitió plenamente hasta un cuarto de siglo después, cuando Frank Vanderlip escribió una confesión casual de la reunión en la edición del 9 de febrero de 1935 de The Saturday Evening Post:

"No creo que sea una exageración decir que nuestra expedición secreta a Jekyll Island fue la ocasión de la concepción real de lo que finalmente se convirtió en el Sistema de la Reserva Federal".

En el transcurso de sus nueve días de deliberaciones en el Club de Jekyll Island concibieron un plan tan amplio y ambicioso que ni siquiera ellos podían imaginar que fuera a ser aprobado por el Congreso. Como dijo Vanderlip, "sabíamos que el descubrimiento [de nuestro plan] simplemente no debía ocurrir, o de lo contrario todo nuestro tiempo y esfuerzo serían inútiles. Si se descubriera públicamente que nuestro grupo particular se había reunido y redactado un proyecto de ley bancaria, ese proyecto no tendría ninguna posibilidad de ser aprobado por el Congreso".

Entonces ¿qué fue lo que este cónclave de conspiradores ideó en su reunión de Jekyll Island? Un plan para un sistema bancario central que sería propiedad de los propios bancos, un sistema que organizaría a los bancos de la nación en un cartel privado que tendría el control exclusivo de la propia oferta monetaria. Al final de su reunión de nueve días los banqueros y financieros volvieron a sus respectivas oficinas satisfechos de lo que habían logrado. Los detalles del plan cambiaron entre su redacción en 1910 y la aprobación de la Ley de la Reserva Federal, pero las ideas esenciales estaban ahí. En última instancia esta escena en la isla de Jekyll también es sólo una pieza de un rompecabezas más grande. Y como cualquier otra pieza del rompecabezas tiene que ser vista en su contexto más amplio para que la imagen más grande sea visible. Para entender las otras piezas del rompecabezas y su importancia en la creación de la Reserva Federal tenemos que viajar hacia atrás en el tiempo. La historia comienza en la Europa de finales del siglo XVII. La Guerra de los Nueve Años hace estragos en el continente mientras Luis XIV de Francia se encuentra enfrentado a gran parte del resto del continente por sus reivindicaciones territoriales y dinásticas. El rey Guillermo III de Inglaterra, debilitado por una terrible derrota naval, compromete a su corte a reconstruir la armada inglesa. Sólo hay un problema: el dinero. Las arcas del gobierno se han agotado por el desarrollo de la guerra y el crédito de Guillermo se está agotando. Un banquero escocés, William Paterson, tiene la solución propia de un banquero: una propuesta "para formar una compañía que preste un millón de libras al Gobierno al seis por ciento (más 5.000 de "comisión de gestión") con el derecho de emitir billetes". En 1694 la idea fue ligeramente revisada (un préstamo de 1,2 millones de libras al 8 por ciento más 4.000 para gastos de gestión), pero sigue adelante: se crea el pomposamente denominado Banco de Inglaterra. El nombre esconde una mentira cuidadosamente construida, diseñada para que el banco parezca una entidad gubernamental. Pero no lo es. Es un banco privado propiedad de accionistas privados para su beneficio privado con una carta del rey que les permite imprimir el dinero del público a partir de la nada y prestarlo a la corona. Lo que ocurre aquí, en el nacimiento del Banco de Inglaterra en 1694, es la creación de un modelo que se repetirá en un país tras otro por todo el mundo: un banco central controlado por el sector privado que presta dinero al gobierno con intereses, dinero que imprime de la nada. Y la joya de la corona para los banqueros internacionales que crean este sistema es la futura potencia económica del mundo, los Estados Unidos. En muchos aspectos importantes la historia de los Estados Unidos es la historia de la lucha del pueblo americano contra los banqueros que desean controlar su dinero. En la década de 1780, con las colonias aún luchando por la independencia de la corona, los banqueros conseguirán su deseo. En 1781 los Estados Unidos se encuentran en una situación financiera complicada. El Continental, papel moneda emitido por el Congreso Continental para pagar la guerra, se ha hundido por el exceso de emisión y la falsificación británica. Desesperado por encontrar una forma de financiar las etapas finales de la guerra, el Congreso recurre a Robert Morris, un rico comerciante naviero que fue investigado por sacar provecho de la guerra apenas dos años antes. Ahora, como "Superintendente de Finanzas" de los Estados Unidos entre 1781 y 1784, se le considera el hombre más poderoso de América, junto al general Washington. En su calidad de Superintendente de Finanzas Morris aboga por la creación de un banco central de propiedad privada modelado deliberadamente a imagen del Banco de Inglaterra, contra la que supuestamente luchaban las colonias. El Congreso, acorralado por las obligaciones de la guerra y obligado a hacer negocios con los banqueros, al igual que el rey Guillermo en la década de 1690, consiente y funda el Banco de América del Norte como primer banco central de la nación. Y exactamente igual que el Banco de Inglaterra nació prestando a la corona británica 1,2 millones de libras, el Banco de América del Norte inició su actividad prestando 1,2 millones de dólares al Congreso.

Al final de la guerra Morris ha caído en desgracia política y la moneda del Banco de América del Norte no ha logrado convencer a un público escéptico. El Bank of North America pasa de ser un banco central nacional a un banco comercial privado constituido en el Estado de Pensilvania. Pero los banqueros no se han rendido todavía. Antes de que se secara la tinta de la Constitución, un grupo dirigido por Alexander Hamilton ya está trabajando en el próximo banco central de propiedad privada para los recién formados Estados Unidos de América. Hamilton es tan descarado en la promoción de esta agenda, que no intenta ocultar sus objetivos ni los de los intereses bancarios a los que sirve:

"Una deuda nacional, si no es excesiva, será para nosotros una bendición nacional", escribió en una carta a James Duane en 1781. "Será un poderoso cemento de nuestra Unión. También creará la necesidad de mantener los impuestos en un grado que, sin ser opresivo, será un estímulo para la industria."

La oposición a Hamilton y a su sistema basado en la deuda para establecer las finanzas de los Estados Unidos es feroz. Liderados por Jefferson y Madison, los banqueros y su sistema de esclavitud a través de la deuda son denunciados como la fuerza destructiva que son. Como escribió Thomas Jefferson:

"El espíritu de la guerra y la carga, [...] desde la moderna teoría de la perpetuación de la deuda, ha empapado la tierra con sangre y aplastado a los habitantes bajo un peso que se acumula constantemente".

Aun así Hamilton sale victorioso. El Primer Banco de los Estados Unidos se constituye en 1791 y sigue casi exactamente el modelo del Banco de Inglaterra y del Bank of North America: un banco central de propiedad privada con autoridad para prestar al gobierno el dinero que crea de la nada. De hecho, detrás del nuevo banco están las mismas personas que estaban detrás del antiguo Banco de América del Norte. Fue Alexander Hamilton, antiguo ayudante de Robert Morris, quien propuso por primera vez a Morris para el puesto de Superintendente Financiero y el director del antiguo Banco de América del Norte, Thomas Willing, es llamado para servir como el primer director del First Bank of the United States. Conoce a los nuevos banqueros banqueros, que son los mismos antiguos banqueros. En los primeros cinco años de existencia del banco, el gobierno estadounidense toma prestados 8,2 millones de dólares del banco y los precios suben un 72%. En 1795, cuando Hamilton deja el cargo, el nuevo Secretario del Tesoro anuncia que el gobierno necesita aún más dinero y vende la escasa participación del gobierno en el banco, que es del 20%, convirtiéndolo en una empresa totalmente privada. Una vez más la economía estadounidense es saqueada mientras el cartel de la banca privada se ríe hasta del banco que ellos mismos crearon. Cuando la carta del banco debe ser renovada en 1811, la marea ha cambiado para los intereses monetarios detrás del banco. Hamilton está muerto, asesinado a tiros en un duelo con Aaron Burr. El Partido Federalista, que apoya al banco, está fuera del poder. El público desconfía de los propietarios extranjeros del banco central y además no ve el sentido de un banco central en tiempos de paz. En consecuencia la renovación de la carta es rechazada en el Senado y el banco se cierra en 1811. Menos de un año después Estados Unidos está de nuevo en guerra con Inglaterra. Después de dos años de amarga lucha la deuda pública de EEUU casi se ha triplicado, pasando de 45,2 a 119,2 millones de dólares. Con el comercio paralizado, los precios por las nubes, la inflación en alza y la deuda en aumento, el presidente Madison firma la carta de creación de otro banco central, el Segundo Banco de los Estados Unidos, en 1816. Al igual que los dos bancos centrales anteriores, es de propiedad mayoritariamente privada y se le concede la facultad de prestar al gobierno el dinero que crea de la nada.

La licencia bancaria de 20 años debe expirar en 1836, pero el presidente Jackson ya ha prometido dejarla morir antes de la renovación. Creyendo que Jackson no arriesgará su oportunidad de ser reelegido en 1832 por esta cuestión los banqueros presentan un proyecto de ley para renovar la carta del banco en julio de ese año, cuatro años antes de lo previsto. Sorprendentemente Jackson veta la carta de renovación y se juega su reelección con el apoyo del pueblo a su decisión. En su mensaje de veto Jackson escribe en términos inequívocos sobre su oposición al banco:

"Cualquiera que sea el interés o la influencia, ya sea pública o privada, que haya dado lugar a esta ley, no se puede encontrar ni en los deseos ni en las necesidades del poder ejecutivo, por lo que la presente acción se considera prematura y los poderes conferidos a esa agente no sólo son innecesarios, sino peligrosos para el Gobierno y el país. Es de lamentar que los ricos y los poderosos inclinen con demasiada frecuencia los actos del gobierno a sus propósitos egoístas [...] Si no podemos de inmediato, en justicia a los intereses conferidos bajo una legislación impropia, hacer de nuestro Gobierno lo que debería ser, podemos al menos tomar una posición contra todas las nuevas concesiones de monopolios y privilegios exclusivos, contra cualquier prostitución de nuestro Gobierno para el avance de unos pocos a expensas de los muchos, y a favor del compromiso y la reforma gradual en nuestro código de leyes y sistema de economía política."

El pueblo se pone del lado de Jackson y es reelegido gracias a su eslogan: "¡Jackson y ningún banco!". El presidente cumple su promesa. En 1833 anuncia que el gobierno dejará de usar el banco y pagará su deuda. Los banqueros toman represalias en 1834 escenificando una crisis financiera e intentando culpar a Jackson, pero es inútil. El 8 de enero de 1835 el presidente Jackson consigue pagar la deuda y, por primera y única vez en su historia, Estados Unidos se libera de la cadena de deudas de los banqueros. En 1836 expira la carta del Segundo Banco de los Estados Unidos y éste pierde su condición de banco central de Estados Unidos. Pasan 77 años antes de que los banqueros puedan recuperar la joya de su corona. Pero no es por falta de intentos. Inmediatamente después de la muerte del banco los oligarcas bancarios de Inglaterra reaccionan contrayendo el comercio, retirando el capital de Estados Unidos, exigiendo el pago en moneda fuerte de todas las exportaciones y endureciendo el crédito. Esto da lugar a una crisis financiera conocida como el Pánico de 1837 y una vez más se culpa a Jackson de la crisis, por su campaña para acabar con el banco. A finales del siglo XIX Estados Unidos se ve sacudido por pánicos bancarios provocados por la salvaje especulación bancaria y la fuerte contracción del crédito. En los albores del siglo XX la mayor parte del dinero de la economía estadounidense se ha centralizado en manos de una pequeña camarilla de magnates industriales, cada uno de los cuales tiene casi el monopolio en un sector de la economía. Están los Astor en el sector inmobiliario, los Carnegie y los Schwabs en el acero, los Harrimans, Stanfords y Vanderbilts en los ferrocarriles, los Mellon y los Rockefeller en el petróleo. Cuando todas estas familias comienzan a consolidar sus fortunas gravitan naturalmente hacia el sector bancario. Y con esta capacidad forman una red de intereses e instituciones financieras que se centran en gran medida alrededor de un hombre, vástago de la banca y cada vez más el banquero central informal de Estados Unidos en ausencia de un banco central, John Pierpont Morgan. John Pierpont Morgan, o "Pierpont", como prefiere que le llamen, nace en Hartford, Connecticut, en 1837, hijo de Junius Spencer Morgan, un exitoso banquero y financiero. Morgan sigue los pasos de su padre en el negocio bancario y en 1871 es socio de su propia empresa, la que acabaría convirtiéndose en J.P. Morgan and Company. Es Morgan quien financia el New York Central Railroad de Cornelius Vanderbilt. Es Morgan quien financia el lanzamiento de casi todas las grandes empresas de la época, desde AT&T hasta General Electric, pasando por General Motors y DuPont. Es Morgan quien compra a Carnegie y crea la United States Steel Corporation, la primera empresa de mil millones de dólares de Estados Unidos. Es Morgan quien negocia un acuerdo con el presidente Grover Cleveland para "salvar" las reservas de oro de la nación vendiendo al Tesoro 62 millones de dólares en oro a cambio de bonos del gobierno. Y es Morgan quien en 1907 pone en marcha la crisis que lleva a la creación de la Reserva Federal. Ese año Morgan comienza a difundir rumores sobre las precarias finanzas de la Knickerbocker Trust Company, competidora de Morgan y una de las mayores instituciones financieras de Estados Unidos en ese momento. La crisis resultante, bautizada como el Pánico de 1907, sacude el sistema financiero estadounidense hasta sus cimientos. Morgan se postula como un héroe ofreciéndose audazmente a ayudar a garantizar algunos de los bancos y casas de bolsa que se tambalean para evitar que se hundan. Tras un periodo de preocupación por las finanzas del país se crea una comisión en el Congreso para investigar a las "corporaciones monetarias", los banqueros y financieros que han llevado al país al desastre de las finanzas y que tienen tanto poder sobre las finanzas del país. El público sigue de cerca el asunto y, al final, se identifica a un puñado de banqueros como actores clave en las operaciones de inversiones monetaria, entre ellos Paul Warburg, Benjamin Strong Jr y J.P. Morgan.

Andrew Gavin Marshall, editor de The People's Book Project, lo explica:

A principios del siglo XX hubo una investigación en 1907 tras el mayor de estos pánicos financieros, y esta investigación fue sobre el "money trust". Descubrió que tres intereses bancarios (J.P. Morgan, National City Bank y City Bank of New York) controlaban básicamente todo el sistema financiero. Tres bancos. El odio público hacia estas instituciones no tenía precedentes. Había un consenso abrumador en el país para el establecimiento de un banco central, pero había muchos intereses diferentes que impulsaban la idea y cada uno tenía su propio propósito detrás de la defensa de un banco central. Así que para representar a la mayoría de la gente, tenías intereses de agricultores, populistas y progresistas (que abogaban por un banco central porque no podían soportar los pánicos recurrentes) pero querían el control del gobierno sobre el banco central. Querían que estuviera exclusivamente bajo control público porque despreciaban a los banqueros y temían que los bancos de Nueva York ejercieran demasiada influencia, así que para ellos un banco central sería una forma de frenar el poder de esos intereses financieros privados. Por otro lado esos mismos intereses financieros abogaban por un banco central que sirviera como fuente de estabilidad para su control del sistema y también para que actuara como prestamista de última instancia para ellos, de modo que nunca tuvieran que enfrentarse al colapso. Pero también, para ejercer más control a través de un banco central, la comunidad bancaria privada de Nueva York quería un banco central bajo su control exclusivo. Esto fue una sorpresa. Tenías todos estos intereses distintos que convergían. Por supuesto, los más influyentes resultaron ser las empresas financieras de Nueva York, que estaban más alineadas con las empresas financieras europeas que con cualquier otro elemento de la sociedad estadounidense. El principal individuo detrás de la fundación de la Reserva Federal fue Paul Warburg, que era un socio de Kuhn, Loeb and Company, una empresa bancaria europea. En ese momento sus hermanos eran banqueros prominentes en Alemania y él tenía, por supuesto, conexiones estrechas con cada empresa financiera e industrial importante en los Estados Unidos y con la mayoría de las existentes en Europa. Y discutía todas estas ideas con sus compatriotas al abogar por un banco central. En 1910 Warburg consiguió el apoyo de un senador llamado Nelson Aldrich, cuya familia se emparentó más tarde con la familia Rockefeller (de nuevo, estoy seguro de que es sólo una coincidencia). Aldrich invitó a Warburg y a otros banqueros a una reunión privada y secreta en la isla de Jekyll, frente a la costa de Georgia, donde se reunieron en 1910 para discutir la creación de un banco central en Estados Unidos, pero que por supuesto sería propiedad de la banca privada y serviría a sus intereses. Aldrich presentó esto en 1911 como el "Plan Aldrich" en el Congreso de los Estados Unidos, pero lo cierto es que fue rechazado. El público, que sospechaba de las conexiones bancarias del senador Aldrich, rechazó finalmente el "Plan Aldrich" de los conjurados de Jekyll Island. Sin embargo los conspiradores no se rindieron. Simplemente revisaron y cambiaron el nombre de su plan, dándole una nueva imagen pública, la del representante Carter Glass y el senador Robert Owen. Al final el fondo monetario que estuvo detrás del Pánico de 1907 utilizó la propia indignación del público contra el público para conseguir la consolidación de su control sobre el sistema bancario. El 23 de diciembre de 1913 se promulgó la recién retitulada Ley de la Reserva Federal y la Fed comenzó a operar al año siguiente.

Segunda parte: Cómo funcionó el fraude

"El estudio del dinero, por encima de todos los demás campos de la economía, es uno en el que la complejidad se utiliza para disfrazar la verdad o para evadirla, no para revelarla". - John Kenneth Galbraith

Entonces ¿cómo funciona el sistema de la Reserva Federal? ¿Qué hace? ¿Quién lo posee y controla? Estas son las preguntas básicas que llegarían al corazón de la cuestión fundamental: "¿Qué es el dinero?" Y por eso las respuestas a estas preguntas han estado envueltas en una impenetrable jerga económica. Incluso la propia publicidad propagandística de la Reserva Federal, que tiene una poco frecuente tendencia a la cursilería pueril cuando se dirige al público, encuentra dificultades para resumir la misión y las responsabilidades de la Fed. Según la Reserva Federal

Para lograr [sus] objetivos, la Fed, antes y ahora, combina la autoridad nacional centralizada a través de la Junta de Gobernadores con una saludable dosis de independencia regional a través de los bancos de reserva. Una tercera entidad, el Comité Federal de Mercado Abierto, reúne a las dos primeras para establecer la política monetaria del país.

FUENTE: In Plain English (en lenguaje sencillo https://www.stlouisfed.org/in-plain-english )

¿A qué grupo imaginario de escolares va dirigido este galimatías económico?

La simple verdad, oculta tras la prestidigitación de la jerga económica y los títulos magistrales es que un cartel bancario ha monopolizado el elemento más importante de toda nuestra economía: el propio dinero. Se nos enseña a pensar que el dinero es los trozos de papel impresos en las imprentas del gobierno o las monedas acuñadas por las cecas gubernamentales. Aunque esto es parcialmente cierto, en la actualidad los billetes y monedas que circulan en la economía representan sólo una pequeña fracción del dinero existente. De hecho más del 90% de la oferta monetaria la crean los bancos privados en forma de préstamos que se devuelven a los bancos con intereses. Aunque este simple hecho es oscurecido por los magos de Wall Street y los señores del dinero que quieren convertir el proceso de creación de dinero en un arte especial de alquimia cuidadosamente supervisado por el gobierno, la verdad no se oculta al público.

En diciembre de 1977 el Banco de la Reserva Federal de Nueva York publicó otro de sus panfletos informativos, simplificados y plagados de caricaturas, para el público en general, intentando explicar las funciones del Sistema de la Reserva Federal. Allí, en blanco sobre negro, explican cuidadosamente el proceso de creación de dinero:

"Los bancos comerciales crean dinero en forma de talonarios de cheques cada vez que conceden un préstamo, simplemente añadiendo nuevos dólares de depósito a las cuentas de sus libros a cambio de un pagaré del prestatario […] Los bancos crean dinero "monetizando" las deudas privadas de las empresas y los individuos. Es decir, crean cantidades de dinero contra el valor de esos pagarés".

Ahí lo tienen en lenguaje llano: La gran mayoría del dinero en la economía, el dinero de los "talonarios de cheques" en nuestras cuentas del banco y que usamos en nuestras transferencias electrónicas y pagos digitales, es creado no por una imprenta del gobierno, sino por el propio banco. Se crea de la nada como una deuda, que se debe al banco que lo creó, con intereses. Esto significa que los préstamos bancarios no son dinero tomado de otros depositantes del banco, sino nuevo dinero simplemente evocado y colocado en su cuenta. Y el banco es capaz de crear mucho más dinero del que tiene en efectivo para respaldar esos depósitos.

La Fed pretende ser la entidad que supervisa y respalda a la industria bancaria. Se creó, según su propia propaganda, para estabilizar el sistema y evitar que volvieran a producirse corridas bancarias como el Pánico de 1907:

Durante gran parte del siglo XIX casi cualquier organización que quisiera podía imprimir su propio dinero. Como resultado muchos estados, bancos, e incluso un farmacéutico de Nueva York lo hicieron. De hecho, en una época había más de 30.000 tipos diferentes de moneda en circulación. Imagínese la confusión. No sólo había multitud de monedas, algunas eran canjeables en oro y plata, otras estaban respaldadas por bonos emitidos por los gobiernos regionales. No era raro que la gente perdiera la fe tanto en el valor de su moneda como en todo el sistema financiero. Con mucha gente intentando retirar sus depósitos a la vez, en ocasiones los bancos no tenían suficiente dinero a mano para pagar a sus depositantes. Entonces, cuando los fondos se agotaron, los bancos suspendieron temporalmente los pagos y algunos incluso cerraron. La gente perdía todos sus ahorros. A veces las economías regionales se resentían. Obviamente, había que hacer algo. Y en 1913 se hizo algo. Ese año, el presidente Woodrow Wilson firmó la Ley de la Reserva Federal. Esta ley creó el sistema de la Reserva Federal para proporcionar un sistema monetario y bancario más seguro y estable.

FUENTE: The Fed Today

Si ése era su objetivo fracasó rotundamente en su empeño al hacer estallar una de las mayores burbujas de la historia de Estados Unidos hasta ese momento en la década de 1920, apenas una década después de su creación. El estallido de esa burbuja, por supuesto, condujo directamente a la Gran Depresión y a uno de los mayores períodos de pobreza masiva de la historia de Estados Unidos. Los economistas han argumentado durante mucho tiempo que la propia Reserva Federal fue la causa de la depresión por su absoluta mala gestión de la oferta monetaria. Como admitió el ex presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke, en un discurso para conmemorar el 90º aniversario del crítico de la Fed Milton Friedman "Con respecto a la Gran Depresión. Tiene usted razón, nosotros la provocamos. Lo sentimos mucho. Pero gracias a usted no lo volveremos a hacer".

La "estabilidad de los precios" es otro principio citado del mandato de la Reserva Federal. Pero aquí también la Reserva Federal ha fracasado completamente a la hora de cumplir con sus propias normas:

Aparte del sistema bancario la Reserva Federal tiene otra responsabilidad que es probablemente aún más importante. Está a cargo de algo llamado "política monetaria". Básicamente, significa tratar de mantener los precios estables para evitar la inflación. Digamos que usted compra un CD hoy por 14 dólares. Pero qué pasaría si el año que viene el precio del CD subiera a 20 o 50 dólares, no por un cambio en la oferta o la demanda, sino porque todos los precios suben. Eso es la inflación. Hay muchas causas diferentes de la inflación, pero una de las más importantes es el exceso de dinero. La Reserva Federal puede ajustar la oferta monetaria inyectando dinero en el sistema electrónicamente, o retirando dinero de la economía. Piénsalo: la Reserva Federal tiene la capacidad de crear dinero o de hacerlo desaparecer. Lo más importante es lo que sucede como resultado. Cada vez que se altera la oferta de dinero, los efectos se dejan sentir en toda la economía. Los métodos de la Reserva Federal han cambiado a lo largo del tiempo para aprovechar los últimos avances informáticos y electrónicos, pero su misión sigue siendo la misma: aspirar a la estabilidad de los precios, el pleno empleo y el crecimiento de la economía.

FUENTE: Inside The Fed

Hace 100 años, en 1913, se creó la Fed y si tomamos esa fecha como origen vemos que los precios al consumidor son ahora unas 30 veces más altos que cuando se creó la Fed en 1913.

FUENTE: Bloomberg

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