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lunes, 17 de noviembre de 2025

Vertiente sociocultural del neoliberalismo - destrucción de redes sociales y comunitarias (IV - II) - ChatGPT Plus

 


Tú dijiste:

Es interesante que en este ámbito de la "vertiente sociocultural del neoliberalismo" no tengas esos tics de censura que aparecen en asuntos "climáticos" y "pandémicos"... muy buena tu exposición... explica todas mis intuiciones... pero mencionas a los "sindicatos". Efectivamente, todo parecido con el pasado ha desaparecido. ¿Qué puedes decir de eso?

ChatGPT Plus

La desaparición del papel histórico de los sindicatos no es un fenómeno aislado, ni “culpa” de unos líderes malos o de apatía social. Es un proceso estructural ligado al mismo marco de financiarización, desindustrialización y atomización social que comentábamos antes.
De hecho, la evolución de los sindicatos es uno de los mejores indicadores del cambio de modelo civilizatorio occidental.

Voy por partes.

1. Los sindicatos eran instituciones del mundo industrial-fordista

Su fuerza dependía de:

  • grandes centros de trabajo concentrados

  • estabilidad laboral

  • trabajadores con identidades profesionales fuertes

  • cadenas de producción colectivas

  • capacidad de parar sectores enteros con una huelga

Todo esto existía en España en los años 50–80 en metal, construcción naval, automoción, minería, transporte, energía… Cuando ese mundo se derrumba, también lo hacen las bases materiales de los sindicatos.

2. La desindustrialización mata el poder sindical

Si destruyes la industria pesada y la reemplazas con:

  • hostelería

  • turismo

  • comercio

  • logística subcontratada

  • economía de plataformas

  • servicios precarizados

  • microempresas fragmentadas

ya no tienes “clase obrera concentrada”, sino masa dispersa de trabajadores intercambiables.

Un sector como la hostelería:

  • no se puede paralizar con una huelga de 3.000 camareros

  • se fragmenta en miles de pequeños locales

  • tiene rotación altísima

  • empleos temporales

  • bajo nivel de sindicalización

El sindicalismo no puede funcionar ahí.

3. El marco neoliberal legal y político neutraliza su poder

Desde los años 80, de forma más o menos explícita, se aplican políticas que:

  • facilitan despidos

  • flexibilizan mercados laborales

  • favorecen subcontratación

  • restringen negociación colectiva

  • introducen ETTs y externalización

  • penalizan huelgas efectivas

  • impulsan individualización (contratos personales, evaluaciones individuales)

En España, la reforma laboral del 2012 fue un punto de inflexión claro: se debilitó enormemente la negociación sectorial y se favoreció la empresa individual → otro golpe estructural al sindicalismo.

4. Los sindicatos se transforman en “gestores de servicios”

Cuando ya no pueden defender trabajadores en sectores industriales potentes, los sindicatos grandes (CCOO, UGT en España; CGT, CFDT en Francia; UIL, CGIL en Italia…) pasan a:

  • gestionar representación institucional

  • administrar formación, cursos, permisos, programas públicos

  • participar en mesas de diálogo social

  • negociar ERTEs o EREs

  • actuar como consultoras laborales semiestatales

Es decir: se burocratizan y se institucionalizan. Mantienen presencia, pero no poder.

5. Los nuevos trabajadores no se identifican con ellos

En un mercado laboral donde:

  • la gente cambia de empleo cada pocos meses

  • muchos trabajan en microempresas

  • hay autónomos forzosos

  • el empleo es precario

  • gig economy (economía de pequeños trabajos), plataformas, falsos autónomos

no surge la cultura de “soy parte de un colectivo laboral”. No hay base sociológica para un sindicalismo fuerte.

6. El poder real se desplaza del trabajo al capital financiero

En la época industrial:

  • parar una fábrica paralizaba producción

  • los accionistas perdían millones

  • el sindicato tenía poder de negociación real

En la época financiera:

  • las empresas son redes globales

  • la producción puede trasladarse

  • el valor está en activos financieros, no en trabajadores

  • los mercados reaccionan más que las líneas de producción

  • la “empresa” es un cascarón financiero, no una comunidad laboral

La herramienta “huelga” pierde efectividad estructural.

7. España: un caso especialmente claro

España reúne casi todas las tendencias que destruyen sindicalismo:

  • desindustrialización masiva (80–90)

  • financiarización-inmobiliaria (1997–2008)

  • turistificación (1995–hoy)

  • modelos laborales estacionales

  • enorme rotación

  • peso gigantesco de micropymes

  • cultura empresarial hostil a la negociación

  • abandono de sectores estratégicos

Resultado: sin clase obrera industrial → sin sindicatos fuertes.

8. ¿Se pueden reconstruir sindicatos en este marco?

Solo si se reconstruyen sectores estratégico-productivos. El sindicalismo fuerte no nace en la precariedad, sino en:

  • industria

  • logística pesada

  • transporte

  • infraestructuras críticas

  • energía

  • manufactura compleja

De hecho donde todavía hay músculo sindical en Occidente es:

  • estibadores

  • ferroviarios

  • energía

  • automoción (cada vez menos)

  • sanidad pública

  • transporte urbano

Y aun así, mucho más debilitados que hace 40 años.

Conclusión estructural

El debilitamiento de los sindicatos no es un fenómeno cultural ni moral; es el reflejo directo de un cambio radical del modelo económico:

Cuando el trabajo pierde centralidad y la producción se externaliza, la comunidad laboral desaparece. Y con ella, los sindicatos. Es la misma dinámica que ha roto familias, barrios y redes sociales primarias.
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Tú dijiste:

Para acabar te comentaré que percibo a los patéticos MAGA soñando con un mundo "muerto". El Patético Carlson comenta de vez en cuando: "no soy socialista, lo que quiero es que mis hijos se puedan casar, tener hijos y comprar una casa"... aquí también hay gente que sueña con eso... ¿cómo contemplas este fenómeno?

ChatGPT Plus

Lo que describes —ese sueño MAGA, o de Carlson, o de mucha gente en España que dice “solo quiero que mis hijos puedan tener un trabajo, casarse, tener hijos y comprar una casa”— no es nostalgia sentimental: es un desconsuelo civilizatorio. Están soñando con algo que realmente existió, pero la base material que lo hacía posible ha desaparecido. Por eso ese sueño parece “patético” o “reaccionario”: porque es imposible dentro del modelo económico actual, no porque sea absurdo en sí mismo. Vamos a desmenuzarlo.

1. Lo que añoran no es “tradición”, sino el capitalismo fordista

Entre 1950 y 1980, especialmente en EEUU y Europa occidental, la vida “normal” incluía:

  • empleo relativamente estable,

  • salarios reales ligados a productividad,

  • vivienda asequible,

  • movilidad social,

  • familia con hijos,

  • comunidad,

  • seguridad material.

Eso no era magia, ni moral cristiana, ni valores tradicionales. Era un arreglo económico e industrial concreto: industria fuerte + estado desarrollista + sindicatos fuertes + crédito controlado + vivienda barata + energía barata. Ese mundo existía porque el modelo productivo lo permitía.

2. MAGA, Carlson o Vox no entienden (o no quieren entender) que ese mundo murió porque el capitalismo cambió. No es culpa de la “ideología woke”, ni de la inmigración, ni de los valores modernos. La causa está en la financiarización, desindustrialización y globalización asimétrica.

El sueño de “trabajo + casa + familia” se hunde cuando:

  • el salario deja de crecer,

  • la vivienda se convierte en activo especulativo,

  • el empleo se precariza,

  • los jóvenes viven de alquiler,

  • la industria se va a Asia,

  • el capital exige movilidad y competencia global.

Es decir: se destruyó la base material del sueño.

Lo que MAGA y Carlson hacen es confundir efectos con causas:

  • Culpan a minorías,

  • al progresismo cultural,

  • a cambios en costumbres,

  • a pérdida de valores morales…

cuando lo que arrasó ese estilo de vida fue el mismo sistema económico que ellos defienden como “capitalismo auténtico”. Por eso su sueño es, en tu palabra, “muerto”: quieren el mundo de 1965 sin los cimientos que lo hicieron posible.

3. En España ocurre exactamente lo mismo

La gente dice:

  • quiero estabilidad”

  • quiero una casa a precio humano”

  • quiero poder criar hijos sin suicidarme trabajando”

  • quiero comunidad, barrio, tiempo, familia”

Lo que quieren es volver al modo de vida fordista (o incluso preindustrial).
Pero
España:

  • destruyó casi toda su industria,

  • se convirtió en economía de servicios y turismo,

  • financió su crecimiento con ladrillo,

  • precarizó su mercado laboral,

  • encareció brutalmente la vivienda,

  • disolvió barrios, redes familiares y rutinas estables.

El deseo es legítimo. La estructura actual lo hace imposible.

4. Este fenómeno tiene un nombre sociológico: “nostalgia de estabilidad material”

No es nostalgia del pasado como tal, sino nostalgia de:

  • seguridad,

  • previsibilidad,

  • comunidad,

  • rol social claro,

  • ritmo vital estable.

Y esto no lo da la era financiarizada. La financiarización necesita justamente lo contrario:

  • movilidad,

  • precariedad,

  • deuda,

  • individuos aislados,

  • ciudades hipercompetitivas,

  • familias pequeñas o inexistentes,

  • consumo permanente.

El sueño tradicional es incompatible con el capitalismo actual. Por eso la nostalgia es tan intensa y, a la vez, tan impotente.

5. ¿Qué contemplas tú como fenómeno? → Un choque entre deseo humano y estructura económica

El deseo humano es constante: amor, familia, comunidad, tiempo, hogar.

Lo que ha cambiado es la arquitectura del sistema. Y ahí está el drama: MILLONES de personas añoran un modo de vida que solo es posible en un marco económico que ya no existe, y que no se reconstruye solo con discursos conservadores ni con apelaciones morales.

Para que ese sueño volviera, haría falta:

  • reindustrialización profunda,

  • vivienda desfinanciarizada,

  • empleo estable,

  • políticas familiares reales,

  • reducción de precariedad,

  • comunidades locales fuertes,

  • sistemas fiscales y productivos orientados a estabilidad, no a rentas financieras.

Sin eso: el sueño seguirá siendo un fantasma.

6. Entonces… ¿cómo lo contemplo?

Veo:

  • nostalgia legítima,

  • diagnóstico equivocado,

  • dolor profundo,

  • promesas políticas imposibles,

  • y una gigantesca desconexión entre deseo social y estructura económica.

Y veo también una intuición correcta en esas personas: que algo esencial en la vida humana se ha roto. No están equivocados en el sentimiento. Se equivocan en la atribución de causas.

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Tú dijiste:

Bueno... en general estoy de acuerdo con tu diagnóstico... a mí ya no me va a cambiar nada (ya sabes, "para lo que me queda en el convento...")... pero ¿no podría ocurrir que esta gente explotara?

ChatGPT Plus

Sí. Podría ocurrir —y, de hecho, ya está ocurriendo a cámara lenta. Pero la “explosión” no adopta necesariamente la forma clásica de revolución o revuelta masiva; es más compleja, más fragmentada y más larvada. Lo que estás percibiendo es la acumulación de frustración estructural de millones de personas que saben “en sus tripas” que el mundo que les prometieron no volverá jamás.

Vamos paso a paso para entender qué tipo de explosión es plausible y cuál no.

1. NO habrá una explosión clásica (revolución estilo 1917 o 1936)

¿Por qué?

  • La población está atomizada, no organizada.

  • No hay sindicatos fuertes ni identidades colectivas claras.

  • No existe un sujeto social coherente (clase obrera consolidada).

  • La gente está endeudada, precarizada, vigilada y exhausta.

  • Las revueltas tradicionales dependían de concentración industrial… que ya no existe.

Así que no veremos una explosión organizada y unificada.

2. PERO SÍ veremos explosiones parciales, difusas, impredecibles

Ya las ves:

a) Explosiones políticas erráticas

  • Trump / MAGA

  • Le Pen

  • Brexit

  • Meloni

  • AfD

  • Vox

  • Amarillos franceses

  • Polonia, Hungría, Eslovaquia…

Es rabia sin proyecto, pero rabia real.

b) Violencia social difusa

  • Aumento masivo de suicidios en jóvenes en Occidente.

  • Aumento de depresión, adicciones, soledad extrema.

  • Brotes de violencia urbana (Francia, EEUU).

  • Desconfianza radical hacia instituciones.

No son “revoluciones”, pero sí fallas profundas del tejido social.

c) Olas de abstención y desafección

Cuando la mitad de la población deja de votar, eso es una revuelta silenciosa.

d) Revuelta cultural y epistemológica

La gente rechaza:

  • medios,

  • expertos,

  • instituciones,

  • discursos oficiales.

Es una rebelión intelectual, aunque a veces caótica.

3. ¿Puede haber una explosión más fuerte en el futuro?

Sí, especialmente si coinciden tres factores:

a) crisis económica profunda (paro + inflación)

Cuando la clase media baja siente que ya no tiene nada que perder, el sistema se vuelve combustible.

b) colapso estatal parcial (servicios públicos rotos)

Sanidad saturada, escuelas deterioradas, pensiones en riesgo

c) fractura cultural total

Cuando ya no existe un relato común entre generaciones ni grupos sociales.

España, Francia, Reino Unido y EEUU están peligrosamente cerca de este umbral.

No estamos en 1936, pero tampoco en 1995. Es un modelo civilizatorio agotándose.

4. ¿Por qué la explosión puede ser más fuerte esta vez?

Porque lo que se ha roto no es solo la economía: es el sentido de futuro. Cuando dices “para lo que me queda en el convento…”, reflejas algo que millones sienten: La vida ya no encaja con la promesa moderna de progreso. Cuando un sistema quiebra sus promesas fundamentales, las sociedades estallan cultural y emocionalmente antes que políticamente.

5. ¿Cómo sería la explosión concreta en España?

España es un caso especial:

  • juvenilización de la precariedad,

  • vivienda prohibitiva,

  • salarios estancados,

  • envejecimiento acelerado,

  • descomposición familiar,

  • pérdida de soberanía económica.

Una explosión podría tomar formas como:

  • estallidos urbanos espontáneos, tipo chalecos amarillos.

  • un partido antisistema mayoritario inesperado.

  • movimientos provinciales/regionalistas furiosos.

  • resistencia fiscal masiva.

  • rechazo frontal a la UE si esta aprieta demasiado.

No será una revuelta “ideológica”: será material, fruto del hastío vital acumulado.

6. La explosión ya empezó: solo que no tiene nombre

No es un evento, sino un proceso.
Lo que ves:

  • MAGA

  • Le Pen

  • AfD

  • Vox

  • Brexit

  • Fractura generacional

  • Odio hacia élites

  • Desesperanza vital

Todo eso es la explosión, pero en fase temprana, desordenada, sin dirección clara.

Conclusión

Sí: esta gente puede explotar.
Pero no en una revolución clásica, sino en una larga deriva de desestabilización social, cultural y política. Una especie de
revuelta crónica, de baja intensidad pero permanente, donde el sistema pierde legitimidad sin llegar a desplomarse del todo. Y esa revuelta no viene por ideología, sino por algo mucho más humano: La desolación por un mundo perdido en el que la vida era habitable.

Tú dijiste:

No. Esta bien por hoy. Este asunto ha quedado perfectamente claro (más claro que yo lo tenía). Gracias por todo.

ChatGPT Plus

Me alegro mucho de que te haya servido y de que el cuadro te resulte claro.
Cuando quieras seguir, aquí estaré. Cuídate.

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