Tú dijiste:
¿Cómo y cuándo fue lo de Beech-Nut Packing Company?
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Lo de Beech-Nut Packing Company es uno de los episodios más influyentes de Bernays aunque no suene tan “político” como Guatemala o las antorchas de la libertad. En realidad fue una operación pseudo-científica que transformó para siempre el desayuno estadounidense. Aquí tienes cuándo, cómo, qué hizo y por qué importa:
1. ¿Cuándo ocurrió?
Entre 1922 y 1929 aproximadamente. Fue uno de los clientes principales de Bernays en los años veinte, justo después de su trabajo posbélico y muy cerca en el tiempo del episodio de Coolidge y el de American Tobacco. Beech-Nut era entonces un importante fabricante de:
bacon,
jamón,
chicles,
productos procesados varios.
Pero el bacon era un producto que no despegaba lo suficiente en el mercado doméstico.
2. ¿Cuál era el problema a resolver?
En EEUU el desayuno típico en 1920 era sorprendentemente ligero:
café,
tostada,
quizá alguna fruta.
Nada parecido al actual “desayuno americano” con bacon, huevos y patatas. Beech-Nut quería aumentar las ventas de bacon. El reto: ¿cómo hacer que millones de estadounidenses lo incluyeran en su comida diaria?
3. ¿Qué hizo Bernays exactamente?
✔️ Usó la “autoridad médica” como instrumento de propaganda.
Bernays sabía que decir “compre bacon” no funcionaría. Así que hizo lo que se volvería su sello profesional:
Paso 1 — Consultó a un médico vinculado a la compañía.
Le preguntó si era más saludable desayunar fuerte o ligero. El médico —de forma bastante convencional para la época— dijo que era mejor un desayuno “más abundante” para afrontar el día.
Paso 2 — Transformó esa opinión en consenso “científico”.
Bernays escribió una carta (redactada por él) y la envió, en nombre del médico, a miles de médicos de todo el país. Les preguntaba si estaban de acuerdo en que: “Un desayuno fuerte es más saludable que uno ligero.” Miles respondieron afirmativamente (porque la pregunta era muy general y razonable).
🟩 Paso 3 — Convirtió las respuestas en una noticia nacional.
Bernays envió a los periódicos un comunicado diciendo que: “4.500 médicos recomiendan un desayuno más fuerte para la salud.”
Y añadió —casualmente— que un desayuno fuerte podría consistir en: “bacon y huevos”. Ni una mención directa a Beech-Nut, solo una “información periodística”.
4. ¿Cuál fue el resultado?
Un auténtico hito cultural:
✔️ El desayuno estadounidense cambió literalmente por esta campaña.
El binomio bacon + eggs se convirtió en la norma nacional.
✔️ Las ventas de bacon Beech-Nut se dispararon.
La empresa quedó encantada: era propaganda invisible, no un anuncio.
✔️ La campaña creó un precedente de uso estratégico de la ciencia y la medicina para producir comportamientos de consumo.
5. ¿Por qué es tan importante desde el punto de vista de Bernays?
Para muchos historiadores de la propaganda, este caso es más revelador que el de las “antorchas de la libertad” porque:
A) Muestra el principio bernaysiano de “autoridad de terceros”
La gente no cambia su conducta porque lo diga una empresa, sino porque lo dice:
un médico,
un experto,
un estudio,
una institución respetada.
Bernays convirtió eso en una técnica sistemática.
B) Introduce el método de “crear una noticia” en vez de “hacer publicidad”
Algo aparentemente informativo, no comercial.
C) Anticipa prácticas modernas en:
industria alimentaria,
farmacéuticas,
salud pública,
comunicación gubernamental.
D) Es el mejor ejemplo de “manipular deseos convirtiendo hábitos privados en normas sociales”.
6. Resumen en una frase
Entre 1922 y 1929, Bernays trabajó para Beech-Nut y creó una campaña basada en la legitimación médica que transformó el bacon y los huevos en “el desayuno americano”, multiplicando las ventas y convirtiéndose en uno de los casos clásicos de ingeniería de la opinión pública.
Tú dijiste:
¿Qué hizo para American Tobacco Company más allá del tabaco femenino?
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Bernays trabajó para American Tobacco Company durante casi toda la década de 1920 y principios de los 30, y lo de las “antorchas de la libertad” fue solo una pieza dentro de una estrategia enorme, casi industrial, de manipulación cultural. Te resumo las principales líneas de trabajo, y verás que algunas rozan directamente la política, el arte, la medicina, la moda y la ingeniería social pura.
1. Cambiar el color del paquete de Lucky Strike (la campaña del “green” = verde)
Este es uno de los casos más estudiados.
Problema:
El paquete de Lucky Strike era verde oscuro. Las mujeres lo rechazaban porque no combinaba con la ropa, y George Washington Hill (el presidente de American Tobacco) se negaba a cambiar el color del envase.
✔️ Lo que hizo Bernays:
Organizó una gigantesca operación cultural para que el color verde se pusiera de moda en todo Estados Unidos.
Incluyó:
persuadir a diseñadores de moda para usar verde en sus colecciones;
eventos de alta sociedad “Green Balls” y fiestas temáticas;
artículos en revistas femeninas sobre “el renacimiento del verde”;
exhibiciones de joyería, decoraciones interiores y flores… todo en verde;
notas de prensa sobre la “psicología del color verde”.
Es decir: no cambiar el paquete, sino cambiar la cultura. Para 1928–29, el verde era un color chic y “moderno”, y las ventas de Lucky Strike aumentaron.
2. Asociar el cigarrillo con la delgadez (“Reach for a Lucky instead of a sweet”)
Otra campaña gigantesca.
Problema:
A las mujeres de clase media les preocupaba mucho la silueta y el peso. Hill quería vender más cigarrillos femeninos pero sin decir abiertamente que adelgazaban (lo cual tenía implicaciones éticas incluso para la época).
✔️ Lo que hizo Bernays:
Se
inventó un vínculo:
fumar
= evitar comer dulces,
y por tanto mantener
la figura.
introdujo artículos donde médicos hablaban del exceso de azúcar;
patrocinó contenidos en revistas de belleza;
difundió “testimonios” (pagados) de mujeres que habían sustituido dulces por cigarrillos;
organizó notas de prensa con el slogan disfrazado de consejo de salud.
El eslogan “Reach for a Lucky instead of a sweet” (coge un Lucky en vez de un dulce) tuvo un impacto enorme en la cultura de masas y en la idea de que fumar “esbeltece”. Hoy se consideraría antiético, pero fue icónico.
3. Redefinir el fumar como acto social respetable
Para ambos sexos.
Acciones típicas de Bernays:
colocar cigarrillos en películas, obras de teatro y fotografías de celebridades;
vincular el tabaco con elegancia, modernidad y autocontrol;
influir en artículos de revistas que trataban el cigarrillo como símbolo de “sofisticación urbana”;
alimentar prensa con historias positivas sobre la industria.
La idea clave: fumar no es un hábito, es una identidad.
4. Uso intensivo de “terceros creíbles”
La técnica clásica bernaysiana.
Incluye:
médicos que hablaban de beneficios “digestivos” del cigarro tras las comidas;
dentistas que “avalaban” ciertas marcas por su suavidad (algo sin base científica);
asociaciones femeninas o clubes sociales que participaban en eventos patrocinados por Lucky Strike;
sociólogos y psicólogos que publicaban reflexiones sobre el “moderno estilo de vida fumador”.
La clave: la industria no hablaba directamente. Siempre hablaban otros.
5. Control narrativo en medios: marcos y lenguaje
Bernays introdujo expresiones como:
“cigarrillos de calidad superior”,
“tabaco tostado”,
“tobacco happiness” (felicidad del tabaco),
“método científico de tostado”.
Y presionó para que los periódicos usaran estos términos. No eran descripciones neutras, sino ingeniería semántica.
6. Propaganda encubierta a gran escala
No hacer anuncios, sino crear noticias.
Ejemplos:
notas sobre el aumento de mujeres fumadoras como “signo de igualdad”;
artículos sobre nuevas costumbres urbanas que incluían fumar como ritual social;
historias sobre “fumar para relajarse en tiempos modernos”.
Lo que hacía era fabricar la sensación de tendencia social inevitable, no de publicidad.
7. Influencia en espacios públicos (restaurantes, hoteles, transporte)
Bernays promovió acuerdos para que:
se permitiera fumar en salones antes vetados,
se añadieran ceniceros de diseño atractivo,
se normalizara fumar tras las comidas en hoteles y cafés distinguidos.
Cuanto más normalizado estuviera el gesto, más se vendía.
8. Campañas de respuesta a críticas sanitarias incipientes
A finales de los 20 ya empezaban a surgir voces médicas aisladas sobre riesgos del tabaco.
Bernays promovió:
artículos minimizando riesgos;
mensajes sobre el “cigarrillo como relajante” en lugar de “nerviosismo” (una crítica habitual);
informes encargados a “expertos” sobre la suavidad de Lucky Strike.
Resumen en una frase
Además de la famosa operación de “las antorchas de la libertad”, Bernays rediseñó toda la cultura del tabaco de American Tobacco: cambió colores, modas, roles de género, rituales sociales, recomendaciones médicas y lenguaje mediático. No solo vendió cigarrillos: fabricó una cultura que hacía que fumar pareciera sensato, atractivo y moderno.
Tú dijiste:
Lo de Jacobo Árbenz yo simplemente lo relacionaba con la CIA y no pensaba más en ello... ¿cómo fue lo de Bernays en este asunto? ¿tuvo un contrato con la CIA? ¿hubo más episodios de este tipo en la vida de Bernays?
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Edward Bernays no tuvo un contrato con la CIA, pero sí desempeñó un papel clave —e históricamente muy documentado— en la preparación propagandística que facilitó el derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala (1954). Su intervención fue indirecta respecto a la CIA, pero absolutamente central en la campaña que creó el clima político y mediático que luego la CIA explotó. Aquí tienes el relato claro y cronológico:
¿Cuál fue el papel de Bernays en el derrocamiento de Jacobo Árbenz?
1. Su cliente no era la CIA, sino United Fruit Company (UFC)
Bernays trabajó para United Fruit Company desde finales de los años 40 hasta mediados de los 50.
La empresa tenía intereses gigantescos en Centroamérica y controlaba buena parte de la economía guatemalteca.
Las reformas de Árbenz (especialmente la reforma agraria de 1952) afectaban directamente a los latifundios de United Fruit, que usaban enormes extensiones de tierra sin cultivar.
Bernays fue contratado para “gestionar la percepción del público estadounidense” sobre Guatemala.
2. ¿Qué hizo exactamente Bernays para United Fruit?
Aquí es donde su influencia se vuelve decisiva:
Campaña sistemática para construir una narrativa anticomunista
Bernays organizó un esfuerzo masivo de relaciones públicas para presentar al gobierno de Árbenz como:
comunista,
una amenaza para EEUU,
parte de la “expansión soviética”.
Aunque Árbenz no era comunista, Bernays logró que esa etiqueta calara en la prensa y en Washington.
Tácticas usadas
Organizó viajes para periodistas a Guatemala, pagados por United Fruit.
Les mostraba “evidencia” del supuesto comunismo y el “peligro” para los intereses americanos.
Los reportajes resultantes amplificaron el mensaje.
Produjo y distribuyó dossiers preparados —como si fueran investigación independiente— a periódicos, congresistas y líderes de opinión.
Colocó historias prefabricadas en medios estadounidenses, que se multiplicaban por efecto de eco.
Creó “comités ciudadanos” y expertos ficticios para dar legitimidad al mensaje.
Coordinó una red de contactos en Washington para que el Departamento de Estado asumiera esa narrativa.
Resultado:
Cuando la CIA lanzó la operación PBSUCCESS (1954), el terreno mental ya estaba preparado: la opinión pública, la prensa y muchos políticos ya “sabían” que Guatemala era un “satélite soviético”. Bernays había hecho su trabajo.
3. ¿Trabajó directamente para la CIA?
No.
Bernays no tuvo un contrato con la CIA.
Pero la CIA aprovechó directamente la obra propagandística que él había sembrado.
Algunos documentos desclasificados muestran que ciertos informes de United Fruit (elaborados con ayuda de Bernays) circularon internamente en la CIA.
Dicho simplemente: La CIA dio el golpe. Bernays creó el consenso para que el golpe fuera posible y aceptable.
4. ¿Tuvo Bernays otros episodios de “ingeniería política” a gran escala?
Sí, varios:
✔ 1. Comité de Información Pública (WWI)
Ya lo vimos: propaganda para impulsar a EEUU a la guerra.
✔ 2. La campaña antitabaco femenina (“Antorchas de la libertad”)
Aunque no política, sí de ingeniería social masiva.
✔ 3. La rehabilitación mediática de la Casa Blanca (Coolidge)
Un evento aparentemente menor, pero muestra su capacidad para manejar opinión pública.
✔ 4. Intervenciones indirectas en política latinoamericana a través de United Fruit
No sólo Guatemala: su trabajo influyó en la imagen de Honduras y Costa Rica, donde la empresa también tenía conflictos.
✔ 5. Propaganda en favor de instituciones estadounidenses
Incluyó campañas para:
reforzar la imagen positiva de grandes corporaciones,
defender el capitalismo norteamericano en medios y universidades.
No fueron “operaciones encubiertas”, pero sí manipulación sistemática de la opinión pública con efectos políticos profundos.
Resumen
No trabajó para la CIA, pero trabajó para United Fruit, cuyo lobby desencadenó la intervención.
Su campaña convirtió a Árbenz en “comunista peligroso” a ojos de EEUU
Preparó el clima ideológico que permitió el golpe de 1954.
Otros episodios similares: campañas para gobiernos, guerras, corporaciones y causas políticas.
Tú dijiste:
Todo esto daría para ampliar considerablemente el trabajo de Herman y Chomsky... A esta alturas, después de más de cien años, parece razonable pensar que todo lo aprendido en aquellos cincuenta años es cosa más que sabida y profusamente utilizada... lo que sale por la televisión, la prensa y la radio o se difunde por Internet y la publicidad tiene (en buena medida) que haber pasado por las manos de personas muy bien preparadas en estos aspectos...
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Es perfectamente razonable pensar así, y muchos investigadores —incluidos quienes han ampliado o criticado a Herman y Chomsky— llegan a conclusiones similares: las técnicas que Bernays desarrolló entre 1917 y 1954 se han normalizado, refinado, institucionalizado y expandido hasta un punto que él mismo probablemente no habría imaginado. Déjame ordenar esto en varias capas para que se vea cómo hemos llegado al presente:
1. Lo que Bernays inventó ya no es “técnica”, es infraestructura
En 1928, en Propaganda, Bernays afirmaba:
“Los que manejan los mecanismos ocultos de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder”.
En su época esto sonaba casi escandaloso. Hoy, eso es literalmente la industria de la comunicación:
agencias de relaciones públicas globales,
departamentos de comunicación política,
think tanks,
consultoras de riesgo reputacional,
laboratorios de datos,
empresas de behavioral insights,
ingeniería social aplicada al marketing.
Lo que en tiempos de Bernays era un arte semiclandestino, hoy es una técnica industrial de escala planetaria.
2. Herman y Chomsky captaron un sistema, no un complot
Su “modelo de propaganda” (1988) explicaba cómo los medios “libres” terminan filtrando la información de modo predecible, incluso sin censura directa, por:
concentración empresarial,
dependencia de la publicidad,
dependencia de fuentes oficiales,
reacciones negativas (“flak”),
ideología dominante.
Lo fascinante es que ese modelo describe una estructura, no una conspiración. Y si en 1988 ya era así… con las técnicas de comunicación actuales, esos filtros se han amplificado. Hoy habría que añadir:
microsegmentación de audiencias (Facebook, Google),
diseño algorítmico del comportamiento,
narrativas geopolíticas preempaquetadas,
“gestión reputacional” de Estados, corporaciones, ejércitos, ONGs,
guerra psicológica digital,
redes automatizadas (bots, sockpuppets),
plataformas de fact checking integradas en estrategias de comunicación.
El modelo original casi se queda pequeño.
3. La profesionalización: de Bernays al “complejo propaganda-seguridad-datos”
Los “expertos” de hoy no son cuatro brillantes manipuladores como Bernays. Son instituciones completas:
WPP, Edelman, Weber Shandwick, Hill+Knowlton (las grandes de PR)
Cambridge Analytica y sus descendientes
la industria de behavioral economics aplicada a políticas públicas
operaciones psicológicas militares (PSYOPS)
oficinas de comunicación gubernamental (Downing Street, Elysée, Casa Blanca)
Cada una de estas estructuras emplea a miles de especialistas formados en:
sociología del comportamiento,
psicología cognitiva,
análisis de datos masivos,
semiótica,
ingeniería de narrativas,
marketing político,
guerra informacional.
Es decir: sí, hay personas muy bien preparadas y es su profesión.
4. La televisión, la prensa, la radio… pero también Internet ya no es un territorio libre
Si Bernays se levantara hoy, se quedaría fascinado con el arma perfecta que su época no tenía: la medición instantánea del efecto. Él lanzaba una campaña y dependía de clips de prensa y encuestas. Hoy las plataformas te dicen:
qué mensaje funcionó,
quién lo vio,
cuánto tiempo lo vio,
si reaccionó,
si cambió de opinión,
si compró.
Esto permite ajustar campañas en tiempo real, algo literalmente inimaginable para la generación de Bernays. El resultado: La propaganda dejó de ser difusión masiva para convertirse en ingeniería personalizada de creencias.
5. ¿Se sigue usando lo aprendido en “aquellos cincuenta años”?
Se usa todo, pero multiplicado:
Storytelling emocional → refinado por la psicología cognitiva
Fabricación de consenso → amplificada por redes sociales
Control de entorno informativo → hoy se llama “gestión del ecosistema mediático”
Agenda setting → ahora es trend shaping
Relaciones públicas → se integran en estrategias híbridas Estado–corporación
Campañas de demonización → ahora son “operaciones de legitimación”
Creación de enemigos → se hace mediante arquitectura algorítmica
Y sí, es razonable asumir que lo que llega a la población ha pasado por filtros profesionales —más aún en temas de relevancia política, económica o geopolítica.
6. ¿Qué ha cambiado respecto a Bernays?
La novedad no está tanto en la intención (que es la misma desde 1917), sino en:
escala,
velocidad,
automatización,
granularidad individualizada,
integración con inteligencia artificial.
Antes eran élites hablando “a la masa”. Hoy es un sistema capaz de hablar diferente a cada individuo, simultáneamente, con mensajes optimizados. Bernays era un precursor. Hoy vivimos en la versión industrial, digital y globalizada de su intuición.

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