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jueves, 5 de mayo de 2022

(II) Carlo Maria Viganò sobre la crisis ruso-ucraniana

 


Los movimientos neonazis y extremistas en Ucrania

Un país que pide ayuda humanitaria a la comunidad internacional para defender a su población de la agresión rusa debería distinguirse, en el imaginario colectivo, por su respeto a los principios democráticos y a la legislación que prohíbe actividades y propaganda de ideologías extremistas.

En Ucrania actúan imperturbables (con frecuencia con el apoyo oficial de las instituciones públicas) movimientos de matriz neonazi implicados en acciones militares y paramilitares. Entre ellos se encuentran: La Organization of Ukrainian Nationalists (Organización de Nacionalistas Ucranianos, Orhanizatsiya ukrayins'kykh natsionalistiv, OUN, https://en.wikipedia.org/wiki/Organization_of_Ukrainian_Nationalists ), de Stepan Bandera, de matriz nazi, antisemita y racista, ya activa en Chechenia y que forma parte del Right Sector, (Sector Derecho, Pravyi sektor, https://en.wikipedia.org/wiki/Right_Sector ) una asociación de movimientos de extrema derecha constituido durante el golpe de estado de 2013/2014 en el Euromaidán; el Ukrainian Insurgent Army (Ukrayins'ka povstans'ka armiya, Ejército Insurgente Ucraniano, UPA); la UNA/UNSO, un ala paramilitar del partido ucraniano de extrema derecha Ukrainian National Assembly – Ukrainian People's Self-Defence (Asamblea Nacional de Ucrania - Autodefensa Popular de Ucrania, UNA-UNSO https://en.wikipedia.org/wiki/Ukrainian_National_Assembly_-_Ukrainian_People's_Self-Defence ); Bratstvo (Brotherhood, Hermandad, liderada por Dmytro Korchynsky, https://en.wikipedia.org/wiki/Dmytro_Korchynsky ), que ha ofrecido protección en Kiev a miembros del ISIS; Misanthropic Vision (MD), una red neonazi extendida por 19 países, que incita públicamente al terrorismo, al extremismo y al odio contra cristianos, musulmanes, judíos, comunistas, homosexuales, estadounidenses y personas de color. Tryzub (Stepan Bandera All-Ukrainian Organization ″Tryzub″, Organización Stepan Bandera de Toda Ucrania ″Tryzub″, https://en.wikipedia.org/wiki/Tryzub_(organization) ); Svoboda (Libertad, All-Ukrainian Union "Freedom", Vseukrainske obiednannia "Svoboda" https://en.wikipedia.org/wiki/Svoboda_(political_party)… hoy en Svoboda); Patriot of Ukraine (Patriót Ukrayíny, Patriota de Ucrania, ); Social-National Party of Ukraine (SNPU, Partido Nacional Social de Ucrania, https://en.wikipedia.org/wiki/Social-National_Party_of_Ukraine … hoy en Svoboda)

"Misanthropic vision (MD). Se trata de una red internacional formada por neonazis militantes (principalmente ucranianos) que ostenta la parafernalia fascista (esvásticas, uniformes de las "SS" y de la Wehrmacht, etc.) y que operan bajo lemas como "¡Muerte a Rusia!" y "¡Heil Hitler!" La Visión Misántropa ha establecido sucursales en 19 países, entre ellos Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Alemania, Francia, Polonia, Inglaterra y otros países europeos. El presunto líder de la organización, Dmitriy Pavlov, y sus asociados promueven ideas racistas y neonazis en las redes sociales; incitan públicamente al terrorismo, al extremismo y al odio contra cristianos, musulmanes, judíos, comunistas, homosexuales, estadounidenses y personas de color.

Hay que recordar que el gobierno ha apoyado explícitamente a estas organizaciones extremistas, tanto enviando la guardia presidencial a los funerales de sus miembros como apoyando al Batallón Azov, una organización paramilitar que oficialmente forma parte del Ejército Ucraniano bajo el nuevo nombre de Regimiento de Operaciones Especiales Azov y que forma parte de la Guardia Nacional. El Regimiento Azov está financiado por el oligarca judío ucraniano Igor Kolomoisky, ex gobernador de Dnepropetrovsk, considerado también el financiador de las milicias nacionalistas de Pravyj Sektor, consideradas responsables de la masacre de Odessa. Estamos hablando del mismo Kolomoisky mencionado en los Pandora Papers como patrocinador del presidente Zelenskyj. El batallón tiene relaciones con varias organizaciones de extrema derecha de Europa y Estados Unidos.

Después de una reunión celebrada el 8 de septiembre de 2014 entre el secretario general Salil Shetty y el primer ministro Arsenij Jacenjuk, Amnistía Internacional pidió al gobierno ucraniano que pusiera fin a los abusos y crímenes de guerra cometidos por los batallones de voluntarios que operan junto a las fuerzas armadas de Kiev. El gobierno ucraniano abrió una investigación oficial sobre el asunto, afirmando que ningún oficial o soldado del Batallón Azov fue investigado.

En marzo de 2015, el ministro del Interior ucraniano, Arsen Avakov, anunció que el Batallón Azov sería una de las primeras unidades en ser entrenadas por las tropas del Ejército de Estados Unidos, en el marco de su misión de adiestramiento Operación Fearless Guard. El entrenamiento estadounidense se interrumpió el 12 de junio de 2015, cuando la Cámara de Representantes aprobó una enmienda que prohibía toda ayuda (incluidas las armas y el entrenamiento) al batallón debido a su pasado neonazi. La enmienda fue revocada posteriormente por presión de la CIA y los soldados de Azov fueron entrenados en Estados Unidos: “Llevamos ocho años entrenando a estos chicos. Son combatientes muy valientes. Ahí es donde el programa de la agencia podría tener un gran impacto”.

En 2016 un informe de la OSCE responsabilizó al Batallón Azov del asesinato masivo de prisioneros, el ocultamiento de cadáveres en fosas comunes y el uso sistemático de técnicas de tortura física y psicológica. Hace unos días, el subcomandante del batallón, Vadim Troyan, fue nombrado jefe de policía del oblast de Kiev por el ministro del Interior, Arsen Avakov.

Estos son los “héroes” que combaten junto al ejército ucraniano contra los soldados rusos. Y estos héroes del Batallón Azov, en lugar de proteger a sus hijos, se atreven a hacerlos picadillo, alistando a niños y niñas, violando el Protocolo Facultativo de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y del Adolescente, referida a la participación de los niños en conflictos armados: un instrumento jurídico ad hoc que establece que ningún niño menor de 18 años puede ser reclutado por la fuerza o utilizado directamente en las hostilidades, ya sea por las fuerzas armadas de un Estado o por grupos armados.

También a ellos, inevitablemente, están destinadas las armas letales proporcionadas por la Unión Europea, incluida la Italia de Draghi, con el apoyo de los partidos políticos “antifascistas”.

La guerra ucraniana en los planes del Nuevo Orden Mundial

La censura contra las emisoras rusas está claramente dirigida a impedir que la narrativa oficial sea desmentida por los hechos. Pero mientras los medios de comunicación occidentales muestran imágenes del videojuego War Thunder (aquí), fotogramas de La Guerra de las Galaxias (aquí), explosiones en China (aquí), vídeos de desfiles militares (aquí), imágenes de Afganistán (aquí), del metro de Roma (aquí) o imágenes de crematorios móviles (aquí) haciéndolos pasar por escenas reales y recientes de la guerra de Ucrania, la realidad es ignorada porque ya se ha decidido provocar un conflicto como arma de distracción masiva para legitimar nuevas restricciones a las libertades en las naciones occidentales, según los planes del Gran Reinicio del Foro Económico Mundial y de la Agenda 2030 de la ONU.

Es evidente que el pueblo ucraniano, más allá de las cuestiones que podrá resolver la diplomacia, es víctima del mismo golpe de Estado global por parte de potencias supranacionales que tienen en su corazón no la paz entre las naciones, sino la instauración de la tiranía del Nuevo Orden Mundial. Hace sólo unos días, la parlamentaria ucraniana Kira Rudik declaró a Fox News, empuñando una Kalashnikov: “Sabemos que no sólo luchamos por Ucrania, sino también por el Nuevo Orden Mundial”.

Las violaciones de los derechos humanos en Ucrania y los crímenes de las milicias neonazis denunciados reiteradamente por Putin no han podido encontrar una solución política, porque fueron planificados y fomentados por la élite globalista, con la colaboración de la Unión Europea, la OTAN y el Estado profundo estadounidense, en clave antirrusa y para hacer inevitable una guerra de la cual obtener, principalmente en Europa, la adopción forzosa del racionamiento energético, las restricciones de viaje, la sustitución del papel moneda por el dinero electrónico y la adopción del DNI digital: no estamos hablando de proyectos teóricos, sino de decisiones que se van a tomar concretamente a nivel europeo y en los Estados en particular.

El respeto de la Ley y de las normas

La intervención en Ucrania por parte de la OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea no parece tener ninguna legitimidad. Ucrania no es miembro de la OTAN y como tal no debería beneficiarse de la ayuda de un organismo cuyo objetivo es la defensa de sus Estados miembros. Lo mismo ocurre con la Unión Europea, que hace pocos días recibió la solicitud de Zelenskyj para formar parte de ella. Mientras tanto Ucrania ha recibido de Estados Unidos 2.500 millones de dólares desde 2014 y otros 400 millones sólo en 2021, más otros fondos que suman 4.600 millones. Por su parte Putin ha concedido 15.000 millones de dólares en préstamos a Ucrania para salvarla de la quiebra. La Unión Europea, por su parte, ha enviado 17.000 millones de dólares de financiación, a los cuales se agregan los de ciertos Estados en particular. La población se ha beneficiado muy poco de esta ayuda.

Además, al intervenir en la guerra de Ucrania en nombre de la Unión Europea, Ursula von der Leyen viola los artículos 9, 11 y 12 del Tratado de Lisboa. La competencia de la Unión en este ámbito es del Consejo Europeo y del Alto Representante, en ningún caso de la presidenta de la Comisión. ¿En calidad de qué la Sra. von der Leyen actúa como si fuera la jefa de la Unión Europea, usurpando un rol que no le corresponde? ¿Por qué motivo nadie interviene, especialmente frente al peligro al que se exponen los ciudadanos europeos ante las posibles represalias rusas?

Además, en muchos casos, las Constituciones de los Estados que ahora envían ayuda y armas a Ucrania no prevén la posibilidad de entrar en un conflicto. Por ejemplo, el artículo 11 de la Constitución italiana afirma: “Italia repudia la guerra como instrumento de agresión contra la libertad de otros pueblos y como medio de solución de controversias internacionales”. El envío de armamento y soldados a una nación que no forma parte ni de la OTAN ni de la Unión Europea constituye, de hecho, una declaración de guerra a la nación que es beligerante con ella (Rusia en este caso) y requeriría, por tanto, la deliberación previa del estado de guerra, tal y como establece el artículo 78 de la Constitución: “Las Cámaras deliberan el estado de guerra y confieren al Gobierno los poderes necesarios”. Hasta la fecha no parece que las Cámaras del Parlamento hayan sido llamadas a tomar tal decisión, ni que el presidente de la República haya intervenido para exigir el cumplimiento de la Constitución. El primer ministro Draghi, nombrado por la cábala globalista para la destrucción de Italia y su sometimiento definitivo a los poderes supranacionales, es uno de los tantos jefes de gobierno que consideran la voluntad de los ciudadanos como un obstáculo molesto para la ejecución de la agenda del FEM. Después de dos años de violaciones sistemáticas de los derechos fundamentales y de la Constitución, resulta difícil creer que anteponga los intereses de la nación a los de sus mandantes: al contrario, cuanto más desastrosos sean los efectos de las sanciones adoptadas por su gobierno, tanto más podrá considerarse apreciado por ellos. El golpe de Estado perpetrado con la emergencia psicopandémica continúa hoy con nuevas decisiones miserables, ratificadas por un Parlamento desvertebrado.

Constituye también una violación del artículo 288 del Código Penal italiano permitir a los ciudadanos italianos (e incluso a los miembros del gobierno de la mayoría y a los dirigentes políticos) responder al llamamiento de la embajada ucraniana para enrolarse en su Legión Extranjera: “Quien, dentro del territorio del Estado y sin la aprobación del gobierno, aliste o arme a ciudadanos para que militen al servicio o a favor de un país extranjero, será castigado con pena de prisión de cuatro a quince años”. Ningún magistrado, al menos por el momento, ha intervenido de oficio para castigar a los responsables de este crimen.

Otra violación está representada por el traslado de Ucrania a Italia (y presumiblemente también a otros países) de niños obtenidos por gestación subrogada, encargada por parejas italianas en violación de la Ley 40/2004, sin ninguna sanción para los autores y cómplices de este delito.

Hay que recordar también que las expresiones de miembros del Gobierno o de representantes políticos respecto a la Federación Rusa y su presidente, junto con las sanciones adoptadas y los reiterados casos de discriminación arbitraria contra ciudadanos, empresas, artistas y equipos deportivos por el mero hecho de ser rusos, no sólo constituyen una provocación que debería evitarse para permitir una solución serena y pacífica de la crisis ucraniana, sino que también ponen en gravísimo peligro la seguridad de los ciudadanos italianos (y los de otras naciones que adoptan comportamientos similares). No se comprende el motivo de tan desconsiderada temeridad, si no es desde el punto de vista de una deliberada voluntad de provocar reacciones en la otra parte.

El conflicto ruso-ucraniano representa una trampa muy peligrosa tendida contra Ucrania, Rusia y los Estados europeos.

Ucrania es la víctima última de los consumados verdugos

La crisis ruso-ucraniana no estalló de repente hace un mes, sino que ha sido preparada y alimentada durante mucho tiempo, ciertamente desde el golpe de 2014 promovido por el Estado profundo estadounidense en clave antirrusa. Así lo demuestra, entre otros hechos indiscutibles, el entrenamiento del Batallón Azov por parte de la CIA, “para matar a los rusos” (https://www.renovatio21.com/paramilitari-ucraini-addestrati-dalla-cia-ha-addestrato-per-uccidere-i-russi/ 17/01/2022), forzando la Agencia la revocación de la enmienda del Congreso de 2015. Las intervenciones de Joe y Hunter Biden también apuntan en la misma dirección. Por tanto hay evidencias de una acción premeditada a largo plazo, coherente con la imparable expansión de la OTAN hacia el Este. La revolución de color del Euromaidán y la instauración de un gobierno filo-atlantista compuesto por homines novi entrenados por las élites del FEM y de George Soros tenía como objetivo preparar el escenario para la subordinación de Ucrania al bloque atlantista, alejándola de la influencia de la Federación Rusa. Para ello la acción subversiva de las ONGs del filántropo húngaro, apoyadas por la propaganda mediática, ha silenciado los crímenes de las organizaciones paramilitares neonazis, financiadas por los mismos patrocinadores de Zelenskyj.

Pero si el lavado de cerebro llevado a cabo por la corriente dominante en los países occidentales ha conseguido transmitir una narrativa completamente falsa de la realidad, no puede decirse lo mismo en Ucrania, donde la población sabe tanto de la corrupción de la clase política en el poder como de su alejamiento de los verdaderos problemas de la nación. Creemos que los “oligarcas” sólo están en Rusia, mientras que están presentes principalmente en la galaxia de estados de la ex Unión Soviética, donde pueden acumular riqueza y poder simplemente poniéndose a disposición de los “filántropos” y multinacionales extranjeras. Poco importa si sus cuentas en paraísos fiscales son la causa principal de la pobreza de sus ciudadanos, del atraso del sistema sanitario, del poder abrumador de la burocracia, de la ausencia casi total de servicios públicos, del control extranjero de empresas estratégicas, de la progresiva pérdida de la soberanía y de la identidad nacional: lo importante es “hacer dinero”, inmortalizarse con personajes políticos, banqueros, traficantes de armas y hambreadores del pueblo.

Y después venir a Versilia o a la Costa de Amalfi para hacer ostentación de yates y tarjetas de crédito platino ante el camarero de Odessa o la señora de la limpieza de Kiev que envía a sus familiares un sueldo ganado en la economía sumergida. Estos multimillonarios ucranianos con kipá son los que están vendiendo Ucrania al corrupto y corruptor Occidente, permutando su propio bienestar por la esclavización de sus compatriotas a los usureros que se están apoderando del mundo, en todas partes con los mismos sistemas despiadados e inmorales. Ayer recortaron los salarios de los trabajadores de Atenas y Tesalónica, hoy simplemente han ampliado sus horizontes a toda Europa, donde la población mira todavía incrédula la instauración de una dictadura, primero sanitaria y después ambiental.

Por otra parte ¿cómo habrían hecho aquéllos, sin el pretexto de una guerra, para justificar el aumento vertiginoso del precio del gas y de los combustibles, forzando el proceso de transición “ecológica” impuesto desde arriba para el empobrecimiento controlado de las masas? ¿Cómo habrían podido hacer digerir a los pueblos del mundo occidental la instauración de la tiranía del Nuevo Orden Mundial, cuando la farsa de la pandemia se estaba deshilachando, sacando a la luz el crimen contra la humanidad cometido por la Gran Farmacia?

Y mientras la Unión Europea y los jefes de gobierno culpan a Rusia del desastre inminente, las élites occidentales demuestran que también quieren destruir la agricultura, para aplicar a escala mundial los horrores del Holodomor. Por otra parte en muchos Estados (entre ellos Italia) se teoriza la privatización de los cursos de agua (que es un bien público inalienable) en beneficio de las multinacionales y con el objetivo de controlar y limitar las actividades agrícolas. El gobierno filo-atlantista de Kiev no se comportó de manera distinta: durante ocho años se privó a Crimea del agua del Dniéper, para impedir el riego de los campos y hacer pasar hambre a la población. Hoy en día, a la luz de las sanciones impuestas a Rusia y de la fortísima reducción de los suministros de granos, se comprenden las enormes inversiones de Bill Gates en la agricultura, siguiendo la misma lógica despiadada de beneficio ya experimentada con la campaña de vacunación.

Los ucranianos, sea cual sea la etnia a la que pertenezcan, son los últimos rehenes involuntarios del mismo régimen totalitario supranacional que ha puesto de rodillas a la economía de las naciones con la impostura del Covid, después de haber teorizado públicamente sobre la necesidad de diezmar a la población mundial y transformar a los sobrevivientes en enfermos crónicos, al comprometer irremediablemente sus sistemas inmunitarios.

Los ucranianos deberían pensárselo dos veces antes de pedir la intervención de la OTAN o de la Unión Europea, suponiendo que sean realmente ellos y no sus corruptos gobernantes ayudados por mercenarios racistas y grupos neonazis a sueldo de los jerarcas. Porque mientras le prometen la libertad frente al invasor (con el que comparten una herencia cultural y religiosa común como parte de la Gran Rusia), en realidad se están haciendo cínicos preparativos para su eliminación definitiva, su sometimiento al Gran Reinicio, que prevé cualquier cosa menos la protección de su identidad, de su soberanía y de sus fronteras.

Que los ucranianos observen lo que les ha ocurrido a los países de la Unión Europea: el espejismo de la prosperidad y la seguridad ha sido demolido y quedan los escombros dejados por el euro y los lobbies de Bruselas. Naciones invadidas por inmigrantes ilegales que alimentan la criminalidad y la prostitución; su tejido social destruido por ideologías políticamente correctas; conducidas conscientemente a la bancarrota por políticas económicas y fiscales desconsideradas; llevadas a la miseria por la eliminación de la protección laboral y la seguridad social; privadas de futuro por la destrucción de la familia y la corrupción moral e intelectual de las nuevas generaciones.

Las que fueron naciones prósperas e independientes, distintas en sus especificidades étnicas, lingüísticas, culturales y religiosas, se han transformado en una masa informe de personas sin ideales, sin esperanza, sin fe, sin siquiera la fuerza para reaccionar ante los abusos y crímenes de quienes las gobiernan. Una masa de clientes de las multinacionales, de esclavos del sistema de control capilar impuesto con la farsa pandémica, incluso frente a la evidencia del fraude. Una masa de personas sin identidad, marcadas con el código QR como los animales de una granja intensiva, como los productos de un enorme centro comercial. Si esto fue el resultado de la renuncia a su soberanía por parte de todos (¡todos, nadie excluido!) los Estados que se han confiado a la colosal estafa de la Unión Europea, ¿por qué Ucrania iba a ser una excepción?

¿Es esto lo que querían tus padres, lo que esperaban, lo que anhelaban, cuando se bautizaron con Vladimir el Grande a orillas del Dniéper?

Si hay un aspecto positivo que cada uno de nosotros puede reconocer en esta crisis, es el haber mostrado el horror de la tiranía globalista, su despiadado cinismo, su capacidad para destruir y aniquilar todo lo que toca. No son los ucranianos los que deberían entrar en la Unión Europea o en la OTAN, sino los demás Estados que deberían tener por fin una sacudida de orgullo y coraje y salir, sacándose de encima este detestable yugo y redescubriendo su independencia, su soberanía, su identidad, su fe. Su propia alma.

Que quede claro: el Nuevo Orden no es un destino ineludible y puede ser derrocado y denunciado si tan sólo el pueblo se da cuenta de que ha sido engañado y estafado por una oligarquía de criminales bien identificables, a los que algún día se les aplicarán las sanciones y la congelación de fondos que ahora aplican impunemente a todo aquel que no doble la rodilla ante ellos.

Un llamamiento a la Tercera Roma

También para Rusia este conflicto es una trampa. Es una trampa porque haría realidad el sueño del Estado profundo estadounidense de expulsarla definitivamente del contexto europeo en sus relaciones comerciales y culturales, empujándola a los brazos de China, tal vez con la esperanza de que la dictadura de Pekín pueda persuadir a los rusos para que acepten el sistema de crédito social y otros aspectos del Gran Reinicio que hasta ahora ha sabido evitar, al menos en parte.

Es una trampa no porque Rusia se haya equivocado al querer “desnazificar” a Ucrania de sus grupos extremistas y garantizar la protección y el santuario de los ucranianos de habla rusa, sino porque son precisamente estas razones (teóricamente viables) las que se han creado para provocarla e inducirla a invadir Ucrania, para provocar la reacción de la OTAN, preparada desde hace tiempo por el Estado profundo y la élite globalista. El casus belli fue planificado deliberadamente por los verdaderos responsables del conflicto, sabiendo que se obtendría exactamente esa respuesta de Putin. Y a Putin le corresponde, independientemente de que tenga razón, no caer en la trampa y, en cambio, dar la vuelta la tortilla, ofreciendo a Ucrania unas condiciones de paz honorables sin continuar el conflicto. De hecho, cuanto más crea Putin que tiene razón, tanto más demostrará la grandeza de su nación y el amor a su pueblo al no ceder a las provocaciones.

Permítanme repetir las palabras del profeta Isaías: Disuelve coligaciones impietatis, solve fasciculos deprimentes, dimitte eos qui confracti sunt liberos, et omne onus dirumpe; frange esurienti panem tuum, et egenos vagosque induc in domum tuam; cum videris nudum, operi eum, et carnem tuam ne despexeris. Tunc erumpet quasi mane lumen tuum; et sanitas tua citius orietur, et anteibit faciem tuam justitia tua, et gloria Domini colliget te.

¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de la maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, ¿y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá. (Is 58, 6-8).

La crisis mundial con la que se prepara la disolución de la sociedad tradicional ha involucrado también a la Iglesia católica, cuya Jerarquía es rehén de los cortesanos apóstatas del poder. Hubo un tiempo en que los Pontífices y prelados se enfrentaban a los Reyes sin respeto humano, porque sabían que hablaban con la voz de Jesucristo, Rey de Reyes. La Roma de los Césares y de los Papas está desierta y muda, como lo ha estado durante siglos la Segunda Roma de Constantinopla. Quizás la Providencia haya establecido que sea Moscú, la Tercera Roma, la que asuma hoy ante el mundo el papel de κατέχον (2Tes 2, 6-7), de obstáculo escatológico para el Anticristo. Si los errores del comunismo han sido difundidos por la Unión Soviética, llegando a imponerse incluso en el seno de la Iglesia, Rusia y Ucrania pueden desempeñar hoy un rol trascendental en la restauración de la civilización cristiana, contribuyendo a traer al mundo un período de paz del que también la Iglesia resurgirá, purificada y renovada en sus ministros.

Estados Unidos de América y los Estados europeos no deben marginar a Rusia, sino forjar con ella una alianza no sólo para restablecer el intercambio comercial en aras de la prosperidad de todos, sino con vistas a reconstruir una civilización cristiana, que es la única que podrá salvar al mundo del monstruo globalista tecno sanitario y transhumano.

Consideraciones finales

Suscita una gran preocupación que el destino de los pueblos esté en manos de una élite que no rinde cuentas a nadie de sus decisiones, que no reconoce a nadie por encima de ella y que para conseguir sus propios intereses no duda en poner en peligro la seguridad, la economía y la propia vida de miles de millones de personas, con la complicidad de los políticos a su servicio y de los grandes medios de comunicación dominantes. La falsificación de los hechos, la grotesca adulteración de la realidad y la parcialidad con la que se difunden las noticias van de la mano de la censura de las voces disidentes y alcanzan formas de persecución étnica contra los ciudadanos rusos, discriminados en los mismos países que se dicen democráticos y respetuosos de los derechos fundamentales.

Espero que mi llamamiento a la creación de una Alianza Antiglobalista que una a los pueblos en oposición a la tiranía del Nuevo Orden Mundial pueda ser asumido por todos aquéllos que se preocupan por el bien común, la paz entre las naciones, la armonía entre los pueblos, la libertad de los ciudadanos y el futuro de las nuevas generaciones. Y antes, que mis palabras (junto con las de tantas personas intelectualmente honestas) ayuden a sacar a la luz la complicidad y la corrupción de quienes se valen de la mentira y el fraude para justificar sus crímenes, incluso en estos momentos de gran aprensión por la guerra de Ucrania.

Que los fuertes nos escuchen, para que no se vuelvan débiles en la injusticia. Que los poderosos nos escuchen, si quieren que su poder no sea destrucción, sino apoyo para los pueblos y protección para la tranquilidad en el orden y en el trabajo” (Pío XII, Radiomensaje a los gobernantes y a los pueblos ante el inminente peligro de la guerra, 24 de agosto de 1939).

Que la Santa Cuaresma induzca a todos los cristianos a pedir perdón a la divina Majestad por los pecados de quienes pisotean su santa Ley: que la penitencia y el ayuno muevan al Señor Dios a la misericordia, mientras repetimos las palabras del profeta Joel: Parce, Domine: parce populo tuo; et ne des hæreditatem tuam in opprobrium, ut dominentur eis nationes. Perdona, Señor, a tu pueblo y no expongas tu heredad al desprecio y a la burla de las naciones (Jl 2, 17).

+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo,

Ex nuncio apostólico en Estados Unidos

6 de marzo de 2022

Primer domingo de Cuaresma

https://www.marcotosatti.com/2022/03/11/declaracion-de-monsenor-carlo-maria-vigano-sobre-la-crisis-ruso-ucraniana/

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