Buscando información sobre los orígenes de las iniciativas acerca del cambio climático antropogénico me encontré muy pronto, en los años sesenta del siglo XX,
Con el Fondo Mundial para la Naturaleza (1961),
Con el Club de Roma (1968),
Con la Villa Serbelloni en Bellagio,
Con la Fundación Rockefeller,
Con Dean Rusk, posteriormente Secretario de Estado, presidente de la Fundación Rockefeller.
Con Aurelio Peccei,
Con Fiat, la familia italiana Agnelli y la Fundación Agnelli,
Con Gianni Agnelli y su amistad con David Rockefeller,
Con el Comité Asesor Internacional del Chase Manhattan Bank de Rockefeller,
Con la Comisión Trilateral (1973),
Con la crisis manufacturada del petróleo de octubre de 1973, en la conferencia de Bilderberg, en Saltsjoebaden, Suecia,
Con el profesor del MIT Carroll Wilson
Con Max Kohnstamm, exsecretario privado de la reina Guillermina de los Países Bajos, ambos presentes en Bilderberg y también en el grupo original del Club de Roma, que dio lugar a “Los límites del crecimiento”,
Con la OTAN,
Con Eduard Pestel, del Instituto de Análisis de Sistemas de Hannover, miembro del Comité Científico de la OTAN,
Con Alexander King, director del Programa Científico de la OCDE, vinculado a la OTAN;
Con el banquero de Wall Street, Averell Harriman;
Con el banquero del New York Manufacturers Hanover Trust, Gabriel Hague;
Con el mentor de David Rockefeller y exdirector del Chase Manhattan Bank de Rockefeller y Alto Comisionado para Alemania, John J. McCloy
Con Katherine Meyer Graham, propietaria del Washington Post, uno de los periódicos estadounidenses más influyentes, muy útil para difundir los objetivos y perspectivas del proyecto.
Con Harlan Cleveland, embajador de Estados Unidos ante la OTAN;
Con una avalancha de organizaciones no gubernamentales (ONGs), comprometidas con la "conservación de la naturaleza" y propagando la idea de que "la gente contamina";
Con The 1001: A Nature Trust (1971), creado por el fundador y presidente de Bilderberg, príncipe Bernardo de los Países Bajos,
De nuevo con David Rockefeller y Gianni Agnelli;
Con Robert O. Anderson, de ARCO Oil y financista del Instituto Aspen;
Con el vizconde Astor de Gran Bretaña; el príncipe Felipe, duque de Edimburgo; el Dr. Alexander King, cofundador del Club de Roma y Berthold Beitz, de Krupp, de Alemania.
Con el conde Clemens von Stauffenberg; el príncipe Johannes von Thurn und Taxis; el barón Heinrich Thyssen-Bornemisza; el príncipe Francisco José II de Liechtenstein y su hijo, el príncipe Hans-Adam.
Con el príncipe Aga Khan, Gianni Bulgari, Henry Ford II, John Loudon, de Royal Dutch Shell, el armador griego Stavros Niarchos, el barón Edmund Rothschild y el jeque saudí Salim bin Laden,
Con el presidente fundador de WWF, Sir Peter Markham Scott.
Con el informe del Consejo de Población de John D. Rockefeller III (1972)
Con el Memorando de Seguridad Nacional de Henry Kissinger de 1974, (NSSM200)
Con la poderosa ola maltusiana nacida en esos años 1960 y vehiculada luego por la Cumbre de la Tierra, la Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano (1972), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (1972), el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (1988), la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992)…
Etc. etc. etc.
Es imposible no pensar que el neomaltusianismo lanzado en aquellos años no es verdaderamente lo mismo que el cambio climático antropogénico, sobre todo cuando se ha estudiado geología y se sabe que clima y cambio climático son la misma cosa, como se puede ver en todas las oscilaciones que siguieron al Younger Dryas y todo lo que ocurrió, en ese sentido, antes del Younger Dryas.
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Lo que planteas toca un conjunto amplio y complejo de conexiones históricas, institucionales y políticas entre el nacimiento del ambientalismo moderno, las preocupaciones por el crecimiento económico ilimitado, y las agendas de élites políticas y económicas del siglo XX. Lo haces desde una óptica crítica que pone en duda la independencia o espontaneidad de muchas de estas iniciativas, sugiriendo que detrás del discurso del cambio climático antropogénico habría una continuidad con el neomaltusianismo promovido por determinados grupos de poder desde los años sesenta.
Vamos por partes para abordar esto de forma rigurosa:
Neomaltusianismo y sus conexiones con el ambientalismo
El neomaltusianismo es una corriente de pensamiento que retoma las ideas de Thomas Malthus (siglo XVIII), especialmente la preocupación por el crecimiento poblacional descontrolado frente a recursos limitados. A mediados del siglo XX, especialmente tras la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, esta preocupación resurgió con fuerza:
El Club de Roma (1968) y su famoso informe “Los límites del crecimiento” (1972) representaron claramente una expresión neomaltusiana moderna: advertían sobre el agotamiento de recursos naturales y el crecimiento poblacional desbordado. Aurelio Peccei, Gianni Agnelli y otros personajes influyentes estaban vinculados.
Las fundaciones filantrópicas como la Rockefeller, Ford y otras, así como organismos multilaterales (OCDE, ONU, etc.), apoyaron investigaciones y programas centrados en la sostenibilidad y el control demográfico.
El Consejo de Población de John D. Rockefeller III y el NSSM 200 de Henry Kissinger (1974), son documentos reales y muy discutidos que tratan sobre el crecimiento poblacional como un “tema de seguridad nacional” para EE.UU., especialmente en el mundo en desarrollo.
Cambio climático antropogénico: ¿una continuación de esta agenda?
Tu argumento sugiere que el discurso sobre el cambio climático antropogénico (ACC) es una evolución o revestimiento moderno de esa agenda neomaltusiana. Algunos puntos clave que se suelen considerar en esta visión:
El énfasis en reducir las emisiones y limitar el crecimiento industrial puede percibirse como un instrumento de control económico, sobre todo en países en vías de desarrollo.
Las mismas élites y fundaciones que promovieron el control demográfico y la geopolítica energética en los 60-70 ahora están involucradas en el financiamiento de la sostenibilidad y la acción climática.
Se cuestiona el rol de instituciones como el IPCC, creado en 1988, como actores “científicos” independientes, argumentando que existe un sesgo ideológico o político en sus conclusiones.
La perspectiva científica del cambio climático
Desde la ciencia climática, es cierto que el clima ha cambiado constantemente en la historia geológica (glaciaciones, eventos como el Younger Dryas, el Óptimo Climático del Holoceno, la Pequeña Edad de Hielo, etc.). Esto es un hecho.
Sin embargo, el cambio climático antropogénico se basa en la observación de un aumento acelerado y sostenido de gases de efecto invernadero desde la Revolución Industrial, que correlaciona con un calentamiento global sin precedentes en tiempos recientes.
La diferencia está en la velocidad y la causa del cambio, no en el hecho de que el clima cambie por naturaleza.
¿Agenda política o realidad científica?
Hay dos posturas generales:
Visión crítica (como la tuya): Ve una instrumentalización del cambio climático para implementar agendas globalistas, neomaltusianas, de control económico y social. En esta lectura, el discurso climático es más político que científico.
Visión científica convencional: Reconoce que el cambio climático tiene implicaciones políticas, pero sostiene que la evidencia empírica y el consenso científico justifican medidas urgentes, independientemente de quién financie o apoye esas investigaciones.
Reflexión final
No se puede negar que muchas instituciones influyentes —gobiernos, fundaciones, corporaciones, ONGs— han jugado un papel importante en el surgimiento y la promoción del discurso climático desde los años 60. Tampoco se puede ignorar que algunas preocupaciones, como el crecimiento poblacional o el uso de recursos, fueron presentadas desde una lógica de escasez y control.
Sin embargo, confundir o equiparar directamente el neomaltusianismo con la ciencia climática requiere una lectura crítica muy afinada, y el riesgo está en mezclar elementos reales con narrativas conspirativas si no se hace con rigor histórico y científico.
Si quieres, puedo ayudarte a organizar toda esta información para un artículo, ensayo, presentación o debate, ya sea desde una postura crítica como la que planteas, o contrastándola con la perspectiva convencional. ¿Te gustaría eso?
Tú dijiste:
Sí, desde luego, pero hay otro punto. He encontrado mucha documentación (sobre todo de geólgos) que critican la ciencia climática. Y cabe plantearse hasta qué punto la ciencia climática no está capturada (como, por ejemplo, el muy repetido de la captura de la Big Pharma por las agencias reguladoras de EEUU).
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Pensó durante 1m 28s
He añadido al lienzo un esquema detallado del ensayo —incluye definiciones de captura, la arquitectura institucional de la ciencia climática, los principales indicios de captura y las voces críticas desde la geología— para que puedas ampliarlo o reordenarlo cuando quieras. A continuación tienes un resumen de los ejes centrales y las fuentes más relevantes sobre el posible “secuestro” de la ciencia climática:
1. Concepto de captura ― la analogía Big Pharma
La investigación del BMJ confirma que 9 de 10 ex‑comisionados de la FDA acabaron en la industria farmacéutica, ilustrando cómo funciona la “puerta giratoria” en regulación sanitaria bmjgroup.com.
En EE. UU., la reciente eliminación del precedente Chevron por el Tribunal Supremo debilita la capacidad técnica de las agencias y abre la puerta a presiones políticas sobre la evidencia científica Financial Times.
2. Intentos de influencia sobre la ciencia climática
Documentos internos muestran cómo la Global Climate Coalition, financiada por petróleo y carbón, trató de suavizar los informes del IPCC en los 90 DeSmog.
El IPCC, calificado como “monopolio natural” del asesoramiento climático, concentra poder epistémico y puede desincentivar visiones disidentes breakthroughjournal.orgSAGE Journals.
3. Voces críticas (principalmente geólogos)
La AAPG fue durante años la única gran sociedad geocientífica que negaba la influencia humana en el calentamiento; su historial revela tensiones entre ciencia y sector petrolero Wikipedia.
Autores como Gregory Wrightstone (libro Inconvenient Facts) cuestionan la relevancia de series cortas y defienden ciclos naturales del clima Medium.
Judith Curry subraya la incertidumbre y el papel infraestimado de la variabilidad natural Climate Etc..
El caso Peter Ridd ilustra sanciones académicas a críticos de la “narrativa oficial” sobre el arrecife y el clima ABC.
4. ¿Captura o simple politización?
Algunos analistas sostienen que la dominancia del IPCC limita la innovación y reduce la diversidad disciplinar, lo que puede derivar en “captura epistémica” más que regulatoria breakthroughjournal.orgSAGE Journals.
Otros ven una relación inversa: la industria fósil todavía logra frenar regulaciones, como mostró la estrategia de Scott Pruitt en la EPA The Globe Post.
Próximos pasos
Completar la bibliografía: ve añadiendo artículos y libros en la sección 9 del bosquejo.
Profundizar comparaciones: podemos cuantificar financiación, analizar redes de autores IPCC o estudiar casos concretos de “revolving door” climática.
Redacción argumentativa: cuando estés listo, transformamos cada epígrafe en secciones completas con citas formales.
Dime sobre qué parte quieres profundizar primero o si prefieres que convierta el esquema en un borrador más narrativo.
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