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lunes, 19 de junio de 2023

EUGYPPIUS (eugyppius: crónica de una plaga, www.eugyppius.com , 14 de marzo de 2023) Bill Gates, la agenda de la despoblación mundial y lo que está ocurriendo en realidad

 


Por qué ciertas teorías del orden político actual son erróneas y, de hecho, subestiman la magnitud del problema.

Una de las cosas que pretende hacer la crónica de la plaga es descorrer el telón sobre las raíces institucionales o culturales de determinados males, que a primera vista parecen depender de malos actores concretos. Aunque comprendo que algunos de ustedes encuentren esto irritante, no es mi propósito librar a nadie de responsabilidad. Se trata más bien de señalar que los villanos reales que nos preocupan a todos son meras expresiones de fuerzas mucho más profundas y que arreglar las cosas implicará mucho más que reunir a todos los Anthony Faucis del mundo y juzgarlos por crímenes contra la humanidad.

Una corriente de análisis del Covid considera que toda la pandemia es un complot de conspiradores globalistas interesados en reducir la población mundial. Hay muchas variantes de esta teoría, pero la más básica sostendría que los confinamientos y demás fueron un medio para llevarnos a aceptar la dañina vacunación, que causará una mortandad masiva entre los vacunados en los próximos años y preparará el camino para cualquier futuro sostenible Net Zero que Klaus Schwab haya planeado para los supervivientes.

Mis lectores me envían a menudo enlaces a podcasts, vídeos y otros medios que proporcionan pruebas de esta Agenda de Despoblación Global. Las recopilaciones de clips como ésta (https://rumble.com/v1ted7k-bill-gates-clips-about-population-controldepopulation.html ) constituyen un género importante en este ámbito. Generalmente presentan a matones globalistas (en este caso Bill Gates) diciendo cosas ominosas sobre la sobreabundancia de seres humanos en diferentes entrevistas y mesas redondas.

Echo un vistazo a casi todo lo que me envían y a estas alturas ya he visto lo suficiente como para darme cuenta de que el caso de Internet contra Gates se basa en gran medida en la misma docena de declaraciones en vídeo. Algunas de ellas, por ejemplo la tercera de ese enlace (en la que Gates habla de reducir la mortalidad infantil), son deliberadamente engañosas y es una cuestión importante por qué este área está tan llena de material claramente manipulado (https://twitter.com/eugyppius1/status/1604709398856679424?s=20 ). El resto de los clips son representaciones más o menos exactas de los argumentos de Gates, el único problema es que se presentan de forma demasiado limitada.

El cuarto en ese enlace, por ejemplo, es de una charla TED donde Gates opina que "El mundo actual… se dirige hacia unos nueve mil millones [de personas]. Ahora bien, si hacemos un gran trabajo con nuevas vacunas, atención sanitaria y servicios de salud reproductiva, podríamos reducir esa cifra en un diez o un quince por ciento".

El quinto es muy similar. Aquí, Gates dice: El problema es que la población está creciendo más rápido donde la gente es menos capaz de hacer frente a ella, por lo que es en los lugares más pobres donde se va a triplicar la población en 2050. Y por lo tanto su capacidad para alimentar, educar, proporcionar puestos de trabajo, estabilidad, proteger el medio ambiente significa que se en esos lugares enfrentan a un problema casi imposible.

Si lee estas declaraciones con atención, verá que en realidad no apoyan la idea de que Gates quiera reducir la población mundial vacunando a la gente hasta que meran. En primer lugar difícilmente podría esperarse que aireara tales proyectos en un foro público y en segundo lugar Gates casi siempre empareja sus comentarios sobre población con otras preocupaciones sobre sanidad, alimentación y educación. Son escrúpulos extraños para un maníaco homicida empeñado en matar a miles de millones.

Estas declaraciones sólo empiezan a tener sentido cuando uno se da cuenta de que están enraizadas en la teoría sociológica de la transición demográfica. Esta teoría observa que, a medida que las sociedades avanzan tecnológica y económicamente, pasan de un orden de altas tasas de natalidad y altas tasas de mortalidad a un orden de bajas tasas de natalidad y bajas tasas de mortalidad. Gates, a quien, como a todas las élites globalistas, le preocupan los impactos medioambientales derivados de que haya demasiados humanos, cree que puede reducir el pico total de población en lugares como África introduciendo intervenciones médicas para reducir la mortalidad y, de este modo, guiar a las poblaciones hacia un patrón demográfico de bajas tasas de natalidad y más allá a la transición demográfica. Si esta teoría es correcta, o si esto hace que las intervenciones de Gates sean moralmente defendibles, son cuestiones aparte. Lo que es indiscutible es que eso es lo que defiende Gates y lo que todo el mundo en su audiencia entiende que defiende.

La verdad banal es que Gates es un liberal occidental blando y poco original. Le preocupan el medio ambiente, la población y la gente morena desfavorecida y cree que puede resolver todos estos problemas mejorando la sanidad. Esto no es una defensa suya. Creo que es una influencia maligna y que si no podemos frenar a los Gates del mundo estamos acabados, pero no es porque esté empeñado en usar vacunas de ARNm para diezmar a la humanidad.

Los que se preocupan por la Agenda de Despoblación Global no se apaciguarán con estas aclaraciones, por supuesto. Apuntarán a los mensajes y políticas antinatalistas de las naciones occidentales y también a organizaciones como el Club de Roma y a intelectuales del establishment como Paul Ehrlich, que han despotricado abiertamente contra el espectro de la superpoblación. Argumentarán (con razón) que toda nuestra cultura política está sometida a un movimiento ecologista que se opone a cualquier tecnología que pueda favorecer el florecimiento humano mediante una energía fiable, independientemente de su impacto en las emisiones de carbono. Dirán que yo mismo me he quejado a menudo de que países como Alemania están dañando permanentemente sus economías al perseguir una transición energética que no marcará ninguna diferencia a largo plazo, porque las futuras emisiones de carbono son casi totalmente una función del aumento de la prosperidad y el crecimiento de la población en el Sur y el Este en desarrollo.

Si no existe un Programa Mundial de Despoblación ¿qué está pasando y cómo se explican todos estos acontecimientos siniestros? La respuesta es muy importante y reside en las peculiaridades de la ideología política de posguerra y en las tendencias morales que esta ideología expresa.

Hay muchas maneras de ilustrarlo, pero la más eficaz es probablemente este clásico artículo de Nature sobre Diferencias ideológicas en la extensión del círculo moral (https://www.nature.com/articles/s41467-019-12227-0 ).

Entre otras cosas los autores pidieron a los participantes en el estudio que se identificaban como "conservadores" y "liberales" (en el sentido estadounidense) y que indicaran sus esferas de preocupación moral primaria. Los "conservadores" tendían a destacar las esferas más cercanas a ellos mismos (su familia inmediata, sus parientes más lejanos, sus amigos) como las de mayor peso moral. Los "liberales" por su parte expresaron el mayor interés moral por las esferas más alejadas de ellos mismos: por ejemplo "todas las personas de todos los continentes" o "todos los mamíferos".

Trazados como mapas de calor en 16 círculos concéntricos, donde el primer círculo es "la familia inmediata" y el decimosexto es "todas las cosas existentes", los resultados comparativos tienen este aspecto (Cf. https://www.eugyppius.com/p/bill-gates-the-global-depopulation? ):

Dado que lo que está en juego es la supervivencia de la humanidad, deberíamos olvidarnos de las etiquetas "conservador" y "liberal".

El mapa de calor de la izquierda no es "conservador". Refleja la orientación moral común y corriente de casi todos los seres humanos que han vivido alguna vez y de casi todos los seres humanos que viven actualmente en todo el mundo. Sin una orientación moral que de algún modo dé prioridad a tu progenie y a tus parientes (por muy extendida que esté) tus genes no llegarán a ninguna parte.

El mapa térmico de la derecha, mientras tanto, representa la anómala orientación moral exógena (EMO) de las élites políticas y culturales del Occidente desarrollado, que la palabra "liberal" ni siquiera puede empezar a describir y que aplica un énfasis moral primario a los círculos 13 y 14. Se refieren a "todos los animales del universo"… "todos los animales del universo, incluidas las formas de vida alienígenas" y "todos los seres vivos del universo, incluidas las plantas y los árboles". También se concede un valor moral sustancial a las cosas del duodécimo círculo, "todos los animales de la Tierra, incluidos los paramecios y las amebas" y del decimoquinto círculo, "todas las cosas naturales del universo, incluidas las entidades inertes como las rocas". Se trata de personas que, en sentido estricto, afirman sentirse moralmente vinculadas a familiares, amigos y parientes principalmente en la medida en que éstos entran dentro de las categorías de "seres vivos" o "cosas que existen".

Aunque no estamos gobernados exactamente por lagartos que cambian de forma, sí lo estamos por ideólogos completamente locos que cumplirían las órdenes de los lagartos que cambian de forma (si fuera necesario, a nuestra terrible costa) si alguna vez se descubrieran.

Ahora bien, no es tan grave como parece. Recordemos sobre todo que se trata de aspiraciones e ideales morales; son cómo dicen sentirse los encuestados del estudio. Las preferencias reveladas muestran que la mayoría de estas personas, en su vida personal, siguen concediendo un peso moral sustancial a sus amigos inmediatos, su familia y su comunidad. Sin embargo es probable que sientan reparos al respecto y cuando el contexto no es tan inmediato (cuando, por ejemplo, toman decisiones políticas para millones de ciudadanos) lo compensarán cediendo a su EMO idealizada siempre que sea posible. Dicho de otro modo: A Bill Gates le gusta la comodidad de su jet privado, aunque espera disuadir a la gente de volar.

No hay que olvidar que el veneno es la dosis. Un cierto grado de EMO no es malo. Es una de las razones por las que no vemos con buenos ojos arrojar basura por aquí y por allá, por ejemplo. Una expresión importante del creciente EMO occidental sería el interés europeo por otros pueblos y culturas, incluido el tan denostado colonialismo y la menos denostada campaña británica para abolir el comercio de esclavos a finales del siglo XVIII. Sin embargo, sobre todo desde 1900, la EMO de las élites gobernantes occidentales se ha hecho cada vez más extremo, hasta el punto de que ha empezado a constituir una amenaza existencial para la civilización humana.

Cómo ha llegado a arraigar tanto esta EMO radical y sin precedentes históricos es una cuestión compleja. Achacarlo a los medios de comunicación o a la propaganda no es del todo satisfactorio, porque tendríamos que preguntarnos de dónde sacaron los medios y los propagandistas estas ideas en primer lugar.

Un requisito previo es la tecnología y nuestra creciente alienación de la naturaleza. Cualquiera que haya pasado una o dos semanas duras en la ladera de una montaña saldrá de la experiencia personalmente enriquecido, pero quizá también dudando de que la naturaleza no mitigada sea tan amable, buena y merecedora de preocupación moral como su familia inmediata. Los lugares comunes que sitúan la sabiduría en pueblos indígenas lejanos y en continentes extranjeros delatan igualmente una ingenuidad sobre las realidades de la existencia de los cazadores-recolectores y una falta de experiencia con la vida más allá del próspero Occidente.

Un factor causal más importante e inmediato es la alteración de los órdenes sociales establecidos desde la Revolución Industrial, que ha coincidido con el auge de la democracia liberal y la sustitución de la aristocracia tradicional por nuevas élites empresariales. Estas últimas han buscado con frecuencia alianzas tácticas con personas ajenas a su ámbito social o con las clases bajas, para desplazar a los establecimientos anteriores, incluidos, a medida que prosigue la revolución silenciosa, los estratos empresariales anteriores. Esta es la función principal de las iniciativas de Diversidad, Inclusión y Equidad en los Estados Unidos hoy en día y obviamente anima y depende tanto de los orquestadores como de los beneficiarios a participar en rituales radicales de EMO.

Como el problema parece agravarse con el tiempo, es probable que también desempeñen un papel importante los efectos de selección que se refuerzan a sí mismos. Cuanto más pronunciada es la EMO favorecida por la élite gobernante, más se seleccionan específicamente todos los políticos y personas prominentes de Occidente por este rasgo o, al menos, por su disposición a fingirlo. Aunque siempre han existido personas con estas tendencias morales, nunca antes habían estado tan concentradas en posiciones de influencia y cuanto más concentradas están, más agresivamente filtran su entorno en busca de radicales afines a ellos, incluso en ausencia (y en exceso) de cualquier objetivo específico.

Una vez que has visto esta sencilla dinámica en funcionamiento, no puedes dejar de verla.

Explica la creciente prominencia de protagonistas animales (e incluso alienígenas) en los medios de entretenimiento, la preferencia manifiesta por minorías sexuales marginales, la predilección por organismos políticos mundiales supranacionales y organizaciones no gubernamentales que trascienden fronteras e instituciones nacionales.

Explica, en particular, por qué las élites gobernantes están tan abiertas a políticas insensatas sin precedentes, como la inmigración masiva. Ya no tienen categorías morales nacionales particulares, por lo que aceptan a regañadientes a toda la humanidad y, preferentemente, a todos los seres vivos del mundo. Del mismo modo explica por qué las políticas liberales dominantes agrandan alegremente la huella de carbono de millones de inmigrantes del tercer mundo, al acogerlos en el Occidente industrializado, al tiempo que declaran la guerra a todos los aspectos de la sociedad industrial por sus supuestos impactos negativos sobre la naturaleza.

De forma menos obvia, la EMO radical de nuestros líderes y sus partidarios explica la creciente disposición de las élites a tolerar políticas pésimas y activamente perjudiciales en occidente. El mundo moral de las personas que dirigen nuestros países ha crecido enormemente en tamaño, dejando las esferas de su jurisdicción directa diminutas en comparación. ¿Por qué no cerrar toda la sociedad en un esfuerzo por matar un virus (probablemente creado por el hombre)? ¿Por qué no inyectar vacunas novedosas de ARNm mal probadas en miles de millones y suprimir toda evidencia de efectos negativos en toda la población? Que las élites traten cada vez más a sus poblaciones como ganado es una expresión directa de su universo moral ampliado. Tienen muchas otras cosas de las que preocuparse.

Estos sentimientos morales tardaron un tiempo en encontrar su adecuada articulación ideológica. A principios de la década de 1970 la gente con una EMO radical señaló, durante un breve periodo de tiempo, los peligros de la superpoblación humana y se produjo un momento de histeria moral en el que gente como Paul Ehrlich escribió libros como La bomba demográfica. En los años posteriores ha surgido un sistema ideológico más diferenciado, que otorga una consideración menor, aunque privilegiada, a las poblaciones del Tercer Mundo. Así los sistemas antinatalistas se limitan sobre todo a Occidente, donde también se aplican las políticas medioambientales más fervientes. Que Europa pueda desaparecer mañana con efectos mínimos en las proyecciones demográficas mundiales a largo plazo o en la composición futura de la atmósfera es irrelevante. Lo determinante es que se trata del círculo de menor preocupación moral.

En el siglo XIX alguien como Bill Gates se dedicaría mucho más a la beneficencia doméstica, pero en nuestro mundo actual con una EMO hipertrofiada, pasa cada momento que está despierto pensando en África y en cómo puede ayudar a los africanos y de paso también salvar la naturaleza, acelerando la transición africana hacia tasas de natalidad más bajas y acercando el ideal Net Zero a la realidad. Todos los documentos políticos y declaraciones de aspiraciones elaborados por el Foro Económico Mundial, las Naciones Unidas y otros organismos están animados por un espíritu similar.

Una cábala globalista tramando la despoblación del mundo sería un problema grave, pero con una solución bastante clara. Nos enfrentamos en cambio a todo un sistema moral e ideológico con raíces muy profundas en la próspera cultura occidental. Este no es un universo en el que todo el mundo se despierta mañana, elige llevar a juicio a Bill Gates por sus crímenes contra la humanidad y vuelve a partir de entonces a una política de salud pública sensata. Es un mundo en el que millones de personas comparten las preocupaciones ideológicas de niños excéntricos, como Greta Thunberg, manifiestan una creciente indiferencia ante los resultados políticos adversos en sus propios países y sueñan con una Tierra futura desprovista de seres humanos como ellos. Como las fuerzas motrices operan a nivel del instinto moral y la emoción, no hay pruebas ni apelaciones a la razón que puedan detener esto. Probablemente la mejor esperanza resida en su ingenuidad e idealismo. El empeoramiento de las condiciones acabará por privar a estas ideologías de su atractivo cultural; cuán mal tienen que ponerse las cosas para que esto ocurra, esa es la aterradora pregunta.

ACTUALIZACIÓN: Muchos comentarios ponen en duda la sinceridad de Gates, sugieren segundas intenciones, etcétera. No tengo una visión directa del hombre, pero sugiero que su estado interior es una cuestión periférica aquí. El problema es comprender bajo qué orientación moral afirma actuar y por qué esa orientación moral resuena tan ampliamente en la cultura occidental de élite.

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