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martes, 13 de junio de 2023

Whitney Webb & Iain Davis (5 de junio de 2023) Objetivos de Desarrollo Sostenible: Parte 1 (II) - La construcción del Estado policial mundial



 https://unlimitedhangout.com/2023/06/investigative-series/SDG 16-part-1-building-the-global-police-state/

Reforzar el régimen

En su prospección de 2013 de la Agenda de Desarrollo para 2015 (la Agenda 2030), la ONU escribió: La alianza puede promover un régimen de gobernanza mundial más eficaz, coherente, representativo y responsable, lo que en última instancia debería traducirse en una mejor gobernanza nacional y regional y en la realización de los derechos humanos y el desarrollo sostenible […] En un mundo más interdependiente, un régimen de gobernanza mundial más coherente, transparente y representativo será fundamental para lograr el desarrollo sostenible en todas sus dimensiones […] Un régimen de gobernanza mundial bajo los auspicios de la ONU tendrá que garantizar la preservación de los bienes comunes mundiales para las generaciones futuras.

La ONU se autodenomina "régimen de gobernanza mundial". Está asumiendo arbitrariamente la autoridad para hacerse con el control de todo ("los bienes comunes globales"), incluidos los seres humanos, tanto haciendo cumplir su Carta (citando su mal llamada declaración de "Derechos Humanos") como cumpliendo su agenda de "Desarrollo Sostenible".

Obsérvese que el "régimen de gobernanza mundial" se "traducirá en última instancia en una mejor gobernanza nacional y regional". Esto significa que el papel de cada gobierno nacional es simplemente "traducir" la gobernanza mundial en política nacional. Elegir a un partido político u otro para llevar a cabo la traducción no supone ninguna diferencia material. La política no la establecen los gobiernos que elegimos.

A medida que los Estados nacionales van aplicando políticas basadas en los ODS, el régimen consolida aún más su gobernanza mundial. Y puesto que el "régimen de gobernanza mundial será fundamental para lograr el desarrollo sostenible", los dos mecanismos (gobernanza mundial y desarrollo sostenible) son indisociables. Una vez más, según admite la propia ONU, los derechos inalienables son el "fundamento de la libertad, la justicia y la paz en el mundo". Sin embargo todo el marco de derechos humanos de la ONU basado en la Carta rechaza de plano el principio de los derechos inalienables e inmutables. La Carta de la ONU es, por tanto, un tratado internacional que establece un régimen de gobernanza mundial que se opone firmemente a "la libertad, la justicia y la paz en el mundo". Todos los proyectos de "desarrollo sostenible" de la ONU deben entenderse en este contexto.

Como era de esperar en un "régimen de gobernanza mundial", la ONU ha creado varias metas del ODS 16 que tratan sobre la creación de "instituciones fuertes", principalmente en el ámbito de la gobernanza mundial. Por ejemplo, el ODS 16.8 insta a ampliar y fortalecer "la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernanza mundial".

Las metas del ODS 16.8 son vagas. El progreso hacia ellos se medirá supuestamente mediante el seguimiento de la "proporción de miembros y derechos de voto de los países en desarrollo en las organizaciones internacionales". Sin embargo esto difícilmente constituye un compromiso para otorgar a esas naciones en desarrollo una mayor participación en la toma de decisiones.

La definición de "instituciones de gobernanza mundial" es igualmente ambigua. Para los estudiosos de Harvard significa un conjunto de organizaciones globales, como la Corte Penal Internacional (CPI), la Organización Mundial del Comercio (OMC), los tribunales regionales de derechos humanos y las Naciones Unidas, etc. Para los estudiantes de "gobernanza global" de la Universidad de Bremen las "instituciones" se inscriben en una red descentralizada de diferentes "actores" que proporcionan regulaciones basadas en normas y reglas internacionales. Lo que todas estas organizaciones de ámbito mundial tienen en común es que ejercen en cierta medida una autoridad supranacional. La OMC influye, coordina y a menudo establece las políticas comerciales de los gobiernos nacionales. La CPI supuestamente tiene jurisdicción "global" para juzgar los crímenes de genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y, desde 2018, el crimen de "agresión internacional". La ONU se considera la principal de todas las organizaciones supranacionales. Los Estados-nación miembros aceptan ceder su soberanía al Consejo de Seguridad de quince miembros y, en particular, a los cinco miembros permanentes de dicho Consejo. En virtud de su mencionada Carta, la ONU pone casi todo el poder ejecutivo en manos de esos cinco miembros permanentes: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Independientemente del ODS 16.8, la ONU no propone modificar su propia Carta y ha mostrado poco interés en cumplir la promesa de sus propias metas e indicadores de los ODS. Por el contrario, a medida que avanzamos hacia el nuevo orden mundial multipolar, los socios permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (sobre todo los gobiernos ruso y chino) abogan por un "orden mundial" basado en los "propósitos y principios" de la Carta de las Naciones Unidas. En otras palabras, son ávidos promotores de un "régimen de gobernanza mundial" más firme.

Por su parte los delegados de la Asamblea General (AG) de la ONU llevan décadas solicitando la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU. En concreto, quieren que el Consejo de Seguridad represente más ampliamente a los Estados-nación, al tener más de quince miembros. La postura oficial del gobierno ruso coincide con la de los delegados de la AG. Rusia pretende promover la "inclusión" admitiendo en el Consejo de Seguridad a más naciones de África, Sudamérica y Asia.

La Misión Permanente rusa ante la ONU explicó su postura de este modo: Un orden mundial justo y democrático no puede lograrse sin una estricta observancia de los principios de la supremacía del derecho internacional, principalmente de la Carta de la ONU y de las prerrogativas del Consejo de Seguridad de la ONU […] Todas las decisiones adoptadas y los mandatos otorgados por el Consejo de Seguridad de la ONU son vinculantes para todos los Estados miembros […] El objetivo de la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU es lograr una representación más amplia sin perjudicar la eficacia y la eficiencia de su trabajo.

Sin embargo, tras un examen más detenido, observamos que una "representación más amplia" que no socave la "eficacia" del Consejo de Seguridad es imposible. Cualquier cambio que pretenda empoderar a los "países en desarrollo en las instituciones de gobernanza mundial" probablemente mantendrá y consolidará el dominio del Consejo de Seguridad. La Carta de la ONU es inequívoca a este respecto. Según la Carta, la AG es supuestamente un foro de toma de decisiones de Estados miembros "iguales". A continuación la Carta expone todas las razones por las que no lo es.

El Artículo 11 decreta que los poderes de la AG se limitan a discutir "los principios generales de cooperación". Su capacidad de decisión es extremadamente limitada.

El Artículo 12 decreta que la AG puede deliberar sobre cualquier disputa entre Estados miembros sólo si el Consejo de Seguridad lo permite.

El Artículo 24 garantiza, en cualquier sentido práctico, que el Consejo de Seguridad es el único responsable del "mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales".

El Artículo 25 obliga a todos los demás estados miembros de la AG a seguir las órdenes emitidas por el Consejo de Seguridad.

El Artículo 27 decreta que al menos nueve de los quince estados miembros del Consejo de Seguridad deben estar de acuerdo para que una resolución del Consejo de Seguridad sea ejecutada. Cinco de esos nueve que están de acuerdo deben ser los miembros permanentes. Cada uno de los cinco tiene poder de veto. Por lo tanto la simple adición de más miembros al Consejo de Seguridad no cambiará la supremacía de los miembros permanentes en ningún sentido significativo.

Los artículos 29 y 30 establecen el Consejo de Seguridad como un órgano autónomo de toma de decisiones dentro de la estructura de poder de la ONU. Ni que decir tiene que la AG sólo puede "elegir" a los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad siguiendo las recomendaciones del Consejo de Seguridad.

Los artículos 39 a 50 (Capítulo VII de la Carta) otorgan más poderes al Consejo de Seguridad. El Consejo se encarga de investigar y definir todas las supuestas amenazas a la seguridad y de recomendar procedimientos y ajustes para el supuesto remedio a dichas amenazas. El Consejo de Seguridad dicta qué medidas ulteriores, como sanciones o el uso de la fuerza militar, deben adoptarse contra cualquier Estado-nación que considere problemático.

El Artículo 44 señala que, "cuando el Consejo de Seguridad haya decidido hacer uso de la fuerza", la única obligación consultiva que tiene ante la AG en sentido amplio es debatir el uso de las fuerzas armadas de otro Estado miembro, una vez que el Consejo de Seguridad haya ordenado a esa nación que luche. Para un país que es miembro del Consejo de Seguridad, "elegido" por la AG, el uso prácticamente ilimitado de sus fuerzas armadas por parte del Comité de Estado Mayor del Consejo de Seguridad es un requisito previo para ser miembro del Consejo.

El Secretario General de la ONU, identificado como el "más alto funcionario administrativo" en la Carta, supervisa la Secretaría de la ONU. La Secretaría dirige la ONU. Encarga, investiga y elabora los informes que supuestamente informan la toma de decisiones de la ONU.

Los miembros del personal de la Secretaría son nombrados por el Secretario General. El artículo 97 de la Carta de la ONU determina que el Secretario General es "nombrado por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad".

En virtud de la Carta de la ONU, el Consejo de Seguridad es soberano. Esta disposición otorga a los gobiernos de sus miembros permanentes (de nuevo, China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos) una autoridad adicional considerable. La Carta de la ONU no tiene nada de igualitaria. La Carta de la ONU es la encarnación y la esencia del poder y la autoridad mundial centralizados.

En el cargado escenario político creado por la Carta de la ONU, la lucha por el poder geopolítico parece a menudo inútil. He aquí, sin ningún orden especial, algunos ejemplos de esa futilidad, prueba de la influencia de los miembros permanentes.


  • En enero de 2023, el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Sergei Lavrov, afirmó que su país apoya firmemente la ampliación de la composición del Consejo de Seguridad. No hizo mención alguna a la reducción de los poderes adicionales de los miembros permanentes.


  • El otoño pasado, cuando diez miembros del Consejo de Seguridad intentaron aprobar una resolución que calificaba los referendos celebrados en las antiguas provincias ucranianas de Luhansk, Donetsk, Kherson y Zaporizhzhya de "amenaza para la paz y la seguridad internacionales", la Federación Rusa, como miembro permanente del Consejo de Seguridad, vetó la resolución. El gobierno ruso es uno de los miembros permanentes aparentemente deseosos de conservar su poder.


  • Cuando el gobierno ruso descubrió una red de laboratorios de investigación biológica financiados por Estados Unidos en Ucrania, solicitó, junto con el gobierno chino, que una comisión de la ONU investigara los laboratorios. Los miembros del Consejo de Seguridad alineados con Occidente bloquearon la investigación.


  • En una declaración conjunta de febrero de 2022, los gobiernos ruso y chino, que se autodenominaron "las partes", afirmaron lo siguiente: Las partes subrayan que Rusia y China, como potencias mundiales y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas […] defienden firmemente el sistema internacional con el papel central de coordinación de las Naciones Unidas en los asuntos internacionales, defienden el orden mundial basado en el derecho internacional, incluidos los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.


  • Como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, ni el gobierno ruso ni el chino, a pesar de su aparente compromiso inquebrantable con el "desarrollo sostenible", parecen desear realmente que los "países en desarrollo" tengan más "derecho a voto" en la ONU. En su lugar, su objetivo aparente es consolidar sus propias posiciones elevadas dentro de la jerarquía establecida por la Carta de la ONU.


Los otros tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad, igualmente deseosos de conservar su dominio, adoptan la misma postura respecto a la Carta.


  • El presidente estadounidense Joe Biden, por ejemplo, calificó la Carta de "fundamento de un orden internacional estable basado en normas".


  • El Presidente de Francia, Emanuel Macron, dijo que la Carta promete "un orden internacional moderno".


  • El Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, dijo que el gobierno del Reino Unido trabajaría para "defender el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas."


A pesar de las actuales tensiones geopolíticas, estos países coinciden unánimemente no sólo en el papel de la Carta de las Naciones Unidas, sino también en todas las facetas del cacareado "desarrollo sostenible" de la ONU.

- El ODS 16.8 promete reforzar las "instituciones de gobernanza mundial". No promete una forma de gobernanza mundial que beneficie a la humanidad.

- Aunque la ONU sigue siendo una organización descaradamente política, desgarrada por conflictos internos, la supuesta hostilidad entre Oriente y Occidente no se extiende a la reimaginación del "régimen de gobernanza mundial". Por el contrario, existe un acuerdo unánime para reforzarlo.

- En lo que respecta al desarrollo sostenible impulsado por el G3P, los gobiernos nacionales están permitiendo que los socios públicos promuevan sus propios intereses mediante la aplicación de las políticas de la ONU en materia de ODS, motivadas políticamente, y explotando la Carta de la ONU, también motivada políticamente. No hay pruebas en ninguna parte de que algún gobierno nacional valore los principios humanitarios que supuestamente encarnan los ODS o la Carta de la ONU.


De la gobernanza mundial a un Estado policial mundial: Objetivos mundiales de Interpol en materia policial

Situado después del ODS 16.10, el ODS 16.a insta a fortalecer "las instituciones nacionales pertinentes, incluso mediante la cooperación internacional, para crear capacidad a todos los niveles" con el objetivo de prevenir "la violencia" y combatir "el terrorismo y la delincuencia."

En 2018 la ONU identificó a Interpol como la organización policial que estaba "en una posición única para ser el socio que se encargara de implementar varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 2030."

Esta designación como "socio encargado de implementar" los ODS llevó a Interpol a desarrollar sus Siete Objetivos Mundiales de Policía (https://www.interpol.int/Who-we-are/Strategy/Global-Policing-Goals#_blank ), que, según afirma, están "alineados con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas [...] Esto se aplica especialmente al Objetivo 16 [ODS 16]".

Interpol esboza lo que espera conseguir con su aplicación "sostenible" de la ley:

Como única organización policial que trabaja a escala mundial, Interpol desempeña un papel único en el apoyo a los esfuerzos policiales internacionales. Para hacerlo de manera coherente en todo el mundo, es importante que todos los actores de la arquitectura de la seguridad mundial compartan una comprensión de las amenazas y trabajen en pos de los mismos resultados [...] Los Objetivos Mundiales de Policía centran los esfuerzos colectivos de la comunidad internacional encargada de la aplicación de la ley en la creación de un mundo más seguro y sostenible para las generaciones futuras.

Muchos de los Objetivos Policiales Mundiales de Interpol requieren el tipo de vigilancia que puede facilitarse mejor mediante la introducción de identificaciones digitales y CBDC (un tema que se tratará en detalle en la Parte 2). Por ejemplo, la mayoría de los siete objetivos comparten un subobjetivo, que hace referencia a la necesidad de "rastrear e interrumpir los flujos financieros" y, en otros lugares, a la necesidad de "identificar e interrumpir los flujos financieros ilícitos" de "delincuentes" y "terroristas".

El Objetivo Global de Vigilancia 6, por ejemplo, se centra en frenar los "mercados ilícitos" y contiene estos subobjetivos: "crear mecanismos para detectar mercados ilícitos emergentes" y "reforzar la capacidad de investigar y prevenir el comercio ilícito".

Obviamente este tipo de trabajo requiere herramientas que puedan llevar a cabo una vigilancia financiera masiva. Para presidir tales operaciones, Interpol debe obtener primero la autoridad para acceder a un sistema de vigilancia financiera masiva.

Convenientemente, la vigilancia mundial necesaria de la actividad comercial y los flujos de dinero, que se analizará en la Parte 2, puede lograrse mediante la realización del paradigma de identificación digital del ODS 16.9, por el que la identificación digital biométrica es un requisito previo para la participación en la economía. Esta idea se promueve explícitamente en el documento de la ONU "El dinero del pueblo: Aprovechar la digitalización para financiar un futuro sostenible".

Sin embargo no es sólo la vigilancia financiera masiva lo que busca Interpol. Un subobjetivo de su Objetivo de Vigilancia Global 2 ("promover la integridad de las fronteras en todo el mundo") es "identificar los movimientos y desplazamientos de delincuentes y víctimas".

Para cumplir ese objetivo se necesitarían herramientas de vigilancia geolocalizada masiva de la población mundial. ¡Qué oportuno que el programa I-Checkit de Interpol esté diseñado tanto para lograr esta ambición como para centralizar el control y el acceso al sistema mundial de vigilancia de la población!

En concreto el programa I-Checkit presiona para que los países "intensifiquen" sus "medidas de gestión de la identidad". También insta a las aerolíneas, la industria marítima y los bancos a colaborar en tiempo real con las fuerzas del orden para decidir si se debe permitir o no viajar a una persona.

Aunque el Objetivo 2 de Interpol se presenta como un medio para detener la "delincuencia organizada", lo más probable es que su finalidad sea impulsar la ambiciosa agenda de la ONU en materia de identificación digital. Como vimos cuando se introdujeron los pasaportes digitales con vacuna durante la falsa pandemia, el despliegue y la aplicación de la identificación digital biométrica representa una amenaza tangible para la libertad de movimiento y las libertades civiles de todo el mundo.

Como era de esperar, Interpol ya se ha asociado con varias empresas de identificación digital biométrica, dos de las cuales (Idemia y Onfido, para ser precisos) desempeñaron un papel importante en la facilitación de pasaportes de vacunas durante la COVID-19 y, más recientemente, han estado creando "permisos de conducir digitales" (es decir, identificaciones digitales biométricas) para varios estados de Estados Unidos.

El Objetivo 4 de los Objetivos Mundiales de Policía de Interpol relacionados con los ODS es "proteger el ciberespacio". Uno de sus subobjetivos relacionados es "establecer asociaciones para proteger el ciberespacio". La principal asociación a la que se ha unido Interpol para cumplir este objetivo es la Asociación contra la Ciberdelincuencia del Foro Económico Mundial (WEF-PAC, World Economic Forum-Partnership against Cybercrime).

Algunos datos sobre WEF-PAC:

(1) Sus miembros, al igual que Interpol, tienen como objetivo "asegurar el ciberespacio". Se trata principalmente de organismos encargados de hacer cumplir la ley de Estados Unidos, Reino Unido e Israel, pero también incluye a algunos de los mayores bancos comerciales y empresas fintech del mundo.

(2) Ha estado abogando por la creación de una entidad fin-ciber global que regule Internet, con los objetivos últimos de acabar con la privacidad financiera e impedir el anonimato, bajo el pretexto de combatir la "ciberdelincuencia."

(3) Está dirigida por Tal Goldstein, un agente profesional de inteligencia israelí que diseñó una política de inteligencia que transformó la industria de la ciberseguridad privada de Israel en una parte de las operaciones de inteligencia de ese país.

El FEM-PAC argumenta su propósito señalando:

Para reducir el impacto global de la ciberdelincuencia y frenar sistemáticamente a los ciberdelincuentes, hay que enfrentarse a la ciberdelincuencia en su origen, aumentando el coste de llevar a cabo ciberdelitos, recortando la rentabilidad de las actividades y disuadiendo a los delincuentes aumentando el riesgo directo al que se enfrentan.


Para lograr estos objetivos, el WEF-PAC prevé "aprovechar el sector privado para que trabaje codo con codo con las fuerzas del orden". Se trata de una iniciativa típica de la G3P, que suena similar al modelo que sigue Interpol con su programa I-Checkit.

Sorprendentemente el WEF-PAC aboga por la "cooperación" público-privada aunque "no siempre esté en consonancia con los marcos legislativos y operativos existentes". En otras palabras, la cooperación debe permitirse aunque sea ilegal.

Es cierto que la mayoría de los materiales de la WEF-PAC se refieren a los ciberdelincuentes como aquellos que se dedican a hackear o atacar con ransomware y otras actividades verdaderamente delictivas. Sin embargo en un lugar amplía la definición de "ciberdelincuentes" para incluir a aquellos que utilizan la tecnología para "apoyar el terrorismo" y "difundir desinformación para desestabilizar gobiernos y democracias."


Acabar con el anonimato: Por qué la alianza del FEM contra la ciberdelincuencia amenaza el futuro de la privacidad


Mientras muchos se centran en el ejercicio del Cyber Polygon de mañana, se ha prestado menos atención a las verdaderas ambiciones del Foro Económico Mundial en materia de ciberseguridad: crear una organización mundial destinada a hacer imposible incluso la posibilidad del anonimato en Internet. Con los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido e Israel a bordo, junto con algunas de las empresas más poderosas del mundo, es importante prestar atención a su objetivo final, no sólo a las simulaciones.


Así, vemos un ataque en varios frentes contra los llamados difusores de "desinformación": No sólo serán considerados criminales por los que implementan el ODS 16.10 y por la represión del ABC, sino que también estarán sujetos al Objetivo de Vigilancia Global de Interpol vinculado al ODS 16 de "asegurar el ciberespacio" y a la persecución de los vigilantes gubernamentales por parte del WEF-PAC.

Así pues, desde múltiples ángulos, el ODS 16 y los socios empeñados en la implementación pretenden construir un paradigma de vigilancia en el que la expresión y las transacciones financieras de los disidentes se vigilen de cerca, se criminalicen y se conviertan en objetivo. Las "instituciones fuertes", reforzadas aún más por el ODS 16, se utilizarán para mantener "pacificadas" a las sociedades (es decir, libres del "delito" de resistirse a la tiranía) mediante la vigilancia masiva de Internet y de toda actividad comercial, así como el uso obligatorio de identificaciones digitales.

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