Vistas de página en el último mes

domingo, 9 de julio de 2023

Iurie Roșca (11 de mayo de 2023) Cómo superar el estancamiento paradigmático

 


https://telegra.ph/How-to-overcome-the-paradigmatic-deadlock-05-11

La muerte del paradigma liberal y el auge de la tecnocracia

Quisiera agradecer a nuestro amigo de Alemania Peter Topfer que haya tomado nota de mi intervención en la reciente conferencia internacional sobre la multipolaridad. Y si mi modesta contribución ha llamado la atención, es porque he tratado de señalar que en estos momentos, a pesar de los grandes conflictos entre varios países, todos siguen sumisamente la misma agenda globalista. He mencionado que se trata de lo que se llama el Gran Reinicio, Agenda 21 o Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por la ONU. Y si todos los países sin excepción siguen la misma agenda, el resultado al que se llegará será el mismo para toda la humanidad. Es decir, la desaparición de cualquier particularidad colectiva, religiosa, civilizacional y de identidad cultural. Se trata del programa de largo alcance de las élites globalistas que se reduce a sólo dos prioridades: DESPOBLACIÓN y CONTROL. Y los medios para alcanzar estos objetivos demoníacos son los que proporciona la tecnociencia. Se trata del complejo fenómeno de la destrucción del hombre como creación divina o, para quienes no suscriben ninguna fe religiosa, del hombre natural tal como ha existido a lo largo de la historia.

Y quien ignore esta evidencia, prefiriendo quedarse sólo en el plano de la animación de ciertas rivalidades, incluso reales, entre diversos Estados y grupos de Estados, manifiesta al menos un error de perspectiva. Por otra parte, además de las políticas de homogeneización del mundo mencionadas en el texto anterior (adhesión a la política genocida de la OMS, digitalización total de la sociedad, eliminación del dinero en efectivo e imposición de las CBDC, introducción de documentos de identidad electrónicos, expansión de la red 5G y aceptación del plan de desarrollo tecnológico 6G, adhesión al mito climático, etc.), también hay que recordar la guerra total contra la identidad sexual y la familia (la teoría de género y el feminismo forman parte de las convenciones de la ONU y de las políticas de la UE, la OTAN, etc.). Y el hecho de que los países del Este y del Sur aún no hayan alcanzado el nivel de degradación del Occidente colectivo es un estado provisional de las cosas, porque ningún régimen político puede poner freno a la red mundial de Internet, ni a la inmensa ofensiva cultural a través de la hollywoodización del mundo.

En otras palabras, la devastadora guerra cultural, la ruptura de los códigos morales, la dinamitación de las tradiciones y la rápida homogeneización del mundo están adquiriendo ritmos y proporciones colosales. Y a este tipo de agresión identitaria generalizada y omnipresente no se le pueden oponer únicamente los métodos económicos, tecnológicos y militares de que disponen los Estados que plantean pretensiones de formar polos geopolíticos independientes.

Otro factor que debe tenerse en cuenta en nuestros análisis geopolíticos es el hecho de que hoy en día los Estados del mundo ya no representan actores internacionales independientes. Las empresas transnacionales han subordinado decididamente a los Estados y lo económico ha tomado el control sobre lo político. Se trata de un tópico conocido desde hace varias décadas. En estas condiciones, sobrestimar el papel de los estadistas en puestos clave es una lamentable exageración. Y si los Estados se han convertido en cáscaras vacías, manipuladas por algunos grupos privados, ¿hasta qué punto podemos ignorar otro problema, bien conocido en la Modernidad? Se trata del paradigma de democracia que triunfó tras la Revolución Francesa.

En las condiciones de los logros tecnológicos actuales y del impacto de los medios de comunicación de masas en la mente colectiva, la ideología liberal basada en el parlamentarismo, el pluripartidismo, el electoralismo y la religión de los derechos humanos no representa más que una gran ilusión cultivada por las élites globalistas. Pero es precisamente este sistema de referencia el que se considera en todas partes como la única forma de organización política de la sociedad. Precisamente por esta razón todos los Estados miembros de la ONU, incluidos los que calificamos de antiliberales, se ven obligados a simular regularmente algunos procesos electorales y a alimentar el mito de la soberanía del pueblo. Así, incluso quienes se proclaman conservadores o comunistas son víctimas de los mitos fundacionales de la Revolución Francesa. Y, sin embargo, el liberalismo político que sustenta la democracia de masas, asegurando el dominio de los prestamistas y comerciantes, aparece en la actualidad como una realidad obsoleta. En la actualidad, las técnicas de control mental, moldeado del comportamiento y gestión de la percepción permiten que el sistema supuestamente democrático funcione sin desviaciones en interés de las élites satanistas.

Los círculos ocultos que se esconden detrás de organizaciones como el FEM, la Comisión Trilateral, el CFR, el Grupo Bilderberg, el Club de Roma, etc. y que operan a través de organismos internacionales oficiales como la ONU, la UE, la OMS, la OMC, el FMI, el Banco Mundial, el Banco de Pagos Internacionales, etc. ostentan unos instrumentos de dominación ante los que ningún Estado es capaz de resistir. Se trata de entidades nebulosas como Big Money, Big Tech, Big Pharma, Big Media… con un impacto global devastador. Frente a semejante tsunami de proporciones diluvianas, cualquier pretensión de independencia política y autonomía civilizatoria evidencia o una burda ingenuidad o un simulacro.

Las realidades mencionadas se revelan ampliamente en multitud de libros y estudios. Pero no podemos dejar de admitir que, por ahora, no ha sido posible identificar vías eficaces de resistencia frente a estas tendencias tremendamente poderosas. El paradigma liberal como expresión de la religión política de Occidente, que fue desenmascarado por muchos autores brillantes, entre los que destacan Alain de Benoist y Alexander Dugin, permanece en el pasado. La propia "civilización del dinero" que se ha afirmado en los últimos siglos en el Occidente globalizado está al borde de la extinción. En una sociedad sin dinero en efectivo, la función de esas unidades convencionales asignadas electrónicamente será radicalmente distinta de la actual.

La teoría política liberal ha cumplido su nefasta función histórica, siendo abandonada en la actualidad por las élites globalistas que la han utilizado para dominar a las masas, apoderarse de la riqueza mundial, someter a sus Estados y concentrar todo el poder político a escala mundial. Las élites globalistas ya no necesitan sus herramientas teóricas ni su manifestación político-jurídica y económica.

Pero la muerte del Homo oeconomicus no determina automáticamente el renacimiento del Homo hierarchicus como expresión de la tradición. Louis Dumont lo ha dicho todo sobre este tema, pero su excelente investigación se refiere sin embargo a una época que ha llegado a su fin lógico. La sacralización de los dogmas del capitalismo clásico, el endiosamiento de un Adam Smith, el carácter axiomático del darwinismo social en economía, la libre competencia y la propiedad privada pertenecen al pasado, hoy no son más que un simulacro o un camuflaje propagandístico. La historia del capitalismo como "destrucción creativa" (Werner Sombart) cierra su ciclo.

En la actualidad, la oligarquía globalista o superclase mundial (David Rothkopf, Michel Geofroy) se acerca al cumplimiento total de su estrategia de esclavización y control. La Plutocracia establece una tiranía mundial absoluta con otro nombre (Tecnocracia). El Gran Dinero asegura su dominación mundial a través de la Gran Tecnología. Al triunfo de la ideología económica, excelentemente descrito por Louis Dumont, le sucede el triunfo de la ideología tecnocrática. En la actualidad, cualquier análisis geopolítico que ignore la entrada en la escena de la historia de un nuevo fenómeno (la Tecnocracia) es incompleto e implícitamente distorsionador. El autor estadounidense Patrick M. Wood es indispensable para comprender en profundidad esta realidad con un impacto mundial sin precedentes en la historia.

Una realidad complementaria a la descrita anteriormente se denomina Transhumanismo. Klaus Schwab nos familiarizó con este concepto allá por 2016, a través de su libro "La Cuarta Revolución Industrial". Y ningún país del mundo parece poder resistir este peligro para la existencia misma de la humanidad. Al contrario, la tecnofilia y el encantamiento provocados por la aparición de la Inteligencia Artificial, así como la digitalización total del mundo, se han apoderado de las masas y de los gobernantes por igual. El filósofo y teólogo francés de origen rumano Jean Boboc ha hecho una aportación fundamental al desciframiento del transhumanismo. Y cualquier análisis político que ignore este fenómeno de una magnitud y gravedad abrumadoras es parcial y, por tanto, incapaz de captar la imagen global del mundo actual.

La muerte del Imperio estadounidense y el nacimiento del Imperio chino como motivo de júbilo de los partidarios de la multipolaridad

Otro hilo común en los análisis de los autores del bando contrario a la hegemonía estadounidense es el júbilo por el ascenso de China a la escena mundial como líder económico y tecnológico indiscutible. Detestar al Occidente colectivo como expresión del mal absoluto y desafiar el dominio estadounidense crea a menudo la tentación de suscribir, conscientemente o no, la idea del dominio chino. La Nueva Ruta de la Seda hace las delicias de los partidarios de la multipolaridad, impidiéndoles a menudo ver una realidad sorprendente, a saber, que si este gigantesco proyecto chino tiene éxito, el mundo volverá a ser unipolar, con un único centro de mando situado en Pekín. Recordamos que One Belt One Road es una estrategia global de desarrollo de infraestructuras adoptada por el gobierno chino en 2013 con el objetivo de invertir en más de 150 estados de los 193 existentes. Y entonces, ¿por qué se cuestiona la unipolaridad bajo la batuta estadounidense y se aplaude a la china?

Convendría recordar aquí la estrategia de las élites globalistas para desindustrializar los países occidentales y transformar China no sólo en la "fábrica del mundo", sino también en un proyecto piloto, un modelo de sociedad que se impondría a todos los Estados. Sería bueno refrescar la memoria sobre el papel de Henry Kissinger (su visita a Pekín en julio de 1971) para comprender mejor qué factores aseguraron el salto económico y tecnológico de China. Ignorar el hecho de que las élites satánicas tienen estrategias de larga data, así como el hecho de que son esencialmente apátridas, ejerciendo su dominación mundial como entidades extraterritoriales, sería un lamentable error.

Mencionamos aquí sólo algunos elementos que ayudarían a los investigadores que deseen profundizar en el tema de China como herramienta de las mismas élites globalistas que estaban detrás del Imperio Británico y, después de la Segunda Guerra Mundial, detrás de EEUU.

1) En el informe anual de la Fundación Rockefeller de 2010 (https://www.rockefellerfoundation.org/wp-content/uploads/Annual-Report-2010-1.pdf ), en el que se describe una hipotética pandemia que coincidía extrañamente (al cien por cien) con la plandemia de Covid-19 lanzada en 2020… los autores elogian la actuación de la China comunista por ser la que mejor ha hecho frente a esta plaga inventada por los globalistas. Estos elogios son la prueba evidente de que las élites satanistas prefieren un gobierno totalitario a un régimen que respete un mínimo de derechos civiles.

2) El 18 de octubre de 2019 el Centro John Hopkins para la Seguridad Sanitaria de Nueva York (creado y financiado por el mismo clan Rockefeller) en colaboración con el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates, organizó la reunión denominada Evento 201, un supuesto ejercicio pandémico (https://centerforhealthsecurity.org/our-work/tabletop-exercises/event-201-pandemic-tabletop-exercise , https://www.youtube.com/watch?v=AoLw-Q8X174 ). Entre los participantes se encontraban funcionarios estadounidenses de salud pública y representantes de la industria farmacéutica, así como un alto funcionario chino, a saber, el profesor George F. Fao, director general del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, presidente de la Sociedad China de Biotecnología y presidente de la Federación Asiática de Biotecnología. Y el 27 de diciembre de 2019, las autoridades chinas ya informaron del primer caso de Covid-19 descubierto en Wuhan. Este ejercicio de simulación de pandemia fue un caso clásico de programación predictiva en torno a la operación especial de las élites satánicas Covid-19, destinada a contribuir a la despoblación masiva del mundo. El evento fue financiado por el Proyecto Filantropía Abierta perteneciente al siniestro magnate George Soros.

3) La próxima reunión del Foro Económico Mundial tendrá lugar entre el 27 y el 29 de junio de 2023 en China. (https://www.weforum.org/events/annual-meeting-of-the-new-champions-2023 ). Cualquier analista con un mínimo de formación sabe que esta institución es una de las principales herramientas de los globalistas.

Volvamos ahora a la expansión económica que se está produciendo a costa de EEUU. Aunque las cosas fueran exactamente así, ¿por qué este fenómeno suscitaría satisfacción entre los antiglobalistas? Personalmente supuse que los activistas de la multipolaridad son por definición soberanistas, se oponen a la dominación extranjera y aspiran a restaurar la independencia de sus propios países. En estas condiciones, el rechazo del colonialismo económico debería ser un elemento clave del pensamiento y la acción de un antiglobalista. La escuela de pensamiento centrada en el proteccionismo económico, conceptualizada por Friedrich List, que se inspiró en los trabajos de Alexander Hamilton, en mi opinión no ha perdido su relevancia. Y si en los siglos XVIII y XIX los dos autores se opusieron al imperialismo británico manifestado en el marco del régimen de libre comercio, ¿no debería un patriota actual, aunque sea seguidor de la teoría de los "grandes espacios"(Grossraum) según Carl Schmitt, no preocuparse por el imperialismo económico chino que se impone a través del mismo régimen de libre comercio?

Es sabido que el dominio político de un país va precedido y acompañado de su dominio económico. Como es conocida la diferencia fundamental entre una economía productiva (China) y una economía de consumo (los 150 países que serían invadidos por las inversiones y mercancías chinas). Reconozcámoslo, ser opositor a la unipolaridad estadounidense y al mismo tiempo partidario de la unipolaridad china evidencia una ingenuidad preocupante. A la descolonización económica de los países del mundo, es decir, al rechazo de la dominación de los capitales y mercancías de origen occidental, no debería suceder su recolonización por China.

Además la gigantomanía tan criticada bajo el comunismo y rechazada en el caso de la dominación mundial de la corporatocracia occidental no debería ser tratada con tanta admiración y entusiasmo en el caso de China. Si los chinos aspiran a hacer felices a 150 países con su presencia económica, implícitamente se deduce que todos ellos aceptarán el ingrato papel de "repúblicas bananeras" de China. El resto del mundo sólo proporcionaría al gigante mundial chino materias primas, mercados y, posiblemente, mano de obra. En estas condiciones, ¿cuánto espacio queda para nuestras aspiraciones hacia un orden mundial multipolar?

Actualmente China es el sueño dorado de cualquier dictador de la historia, con medicina forzosa, encierro y encarcelamiento de sus propios ciudadanos en sus casas, vigilancia generalizada, calificación social y ausencia total de libertades políticas y civiles. Precisamente por eso es alabada por exponentes de las élites globalistas satánicas como Klaus Schwab o Bill Gates. Así pues, quienes quieran saber cómo serán sus sociedades el día de mañana, deben mirar hoy a China.

El camino hacia la libertad

A partir del año 2020, que instauró la dictadura mundial con pretextos médicos, se ha visto demasiado bien cuánto valen los principios democráticos y la legalidad. Al mismo tiempo desapareció cualquier ilusión de la existencia de centros de poder verdaderamente independientes. La plandemia de Covid-19, anunciada por el jefe del FEM como una ventana de oportunidad para el "Gran Reset", ha hecho añicos cualquier ilusión de que la dictadura digital global pueda detenerse recurriendo a los métodos tradicionales de lucha política: elecciones, protestas callejeras, recurso a la justicia, crítica en la prensa alternativa. El monstruo globalista ya no necesita mantener la apariencia del Estado de Derecho. El terrorismo de Estado y la imposición de medidas genocidas y liberticidas se han convertido en prácticas cotidianas en todo el mundo.

Recordemos que la gobernanza mundial se lleva a cabo sin trabas por medio de gobiernos títeres subordinados a las élites luciferinas. Y la sucesión en el gobierno no trae ningún cambio sustancial, sirviendo sólo de escenario para este siniestro espectáculo. El espectro político en todos los países con democracias liberales se ha uniformizado definitivamente. La clase política es rehén del mismo paradigma dominante. La subordinación de todos los gobiernos del mundo a la ONU y sus agencias (OMS, OMC, PNUD, UNICEF, etc.) como expresión del Gobierno Mundial es evidente para cualquier observador atento.

¿Qué hacer? En primer lugar, hay que abandonar todas las ilusiones. Presentar lo deseable como realidad y cultivar el mito de las rivalidades geopolíticas que trascenderían la agenda globalista satanista no sólo es contraproducente, sino suicida. Es decir, se requiere un salto paradigmático que supere los tópicos de la interpretación política y geopolítica. Un análisis profundo, realista y sin obediencia circunstancial a las jerarquías estatales es el preludio del desarrollo de una plataforma de lucha ideológica y política eficaz.

Y dado que en la actualidad no existe ningún país que cuente con un liderazgo fuerte, decidido a dar una lucha total *** a las élites satanistas que han usurpado el poder político a escala mundial, es imperativo revelar este estado de cosas como una enorme tragedia. En este momento histórico crítico para la humanidad, el espíritu de sacrificio y coraje de las élites intelectuales antisistema es la condición indispensable de nuestro esfuerzo por despertar a las naciones. Cualquier intento de edulcorar la realidad y evitar los riesgos de los enfrentamientos directos con los gobiernos, esclavizados a los centros de mando globalistas, puede ser fatal para el mundo entero. La historia avanza gracias a personajes fuertes y lúcidos. El tiempo de los mercaderes y del espíritu pequeñoburgués debe permanecer en el pasado. El tiempo de los héroes llama a la puerta. El futuro depende de la voluntad de algunas minorías que constituyen las verdaderas élites de las naciones. No puede construirse sobre los tambaleantes cimientos de la mediocridad y la cobardía. El futuro no llegará si desaprovechamos el momento oportuno.

Todos estamos de acuerdo en que asistimos al final de un ciclo histórico que asociamos a la Modernidad y al capitalismo. Los signos de los tiempos hacen que algunos líderes religiosos cristianos vean acercarse el desenlace apocalíptico. Pero recurriendo a la interpretación de René Guénon, seguimos esperando que no se trate del fin del mundo, sino más bien del "fin de este mundo". No suscribimos la concepción hindú del tiempo cíclico, sino que nos limitamos a utilizar esta figura retórica para decir que todos deseamos el nacimiento de un mundo mejor. Y el camino hacia él pasa necesariamente por romper esquemas y desafiar al liberalismo, pero también a la tecnocracia que tiende a ocupar su lugar. En este momento histórico crucial es necesaria una rebelión de las naciones, una rebelión de gran envergadura, mundial, irreconciliable y victoriosa. Un mundo nuevo sólo puede construirse sobre las ruinas de un mundo viejo. La generación actual tiene la misión de convertirse en el sepulturero del capitalismo globalista, pero también de la tecnocracia demoníaca.

Iurie Roșca,

Moldavia

No hay comentarios: