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domingo, 16 de julio de 2023

Kevin Barrett (The Unz Review, 15 de julio de 2023) Orígenes del COVID: Uniendo los puntos

 


Orígenes del COVID: Uniendo los puntos
Comisión de la Cámara + RFK Jr. = Ron Unz (bioataque deliberado)
Kevin Barrett - 15 de julio de 2023


Desde las explosivas audiencias sobre los Orígenes del COVID en el Congreso, hasta la afirmación del gobierno estadounidense de que agentes rusos defecan en el equipaje de funcionarios estadounidenses, las Noticias Semanales de Falsa Bandera de esta semana cubrieron la proverbial línea del horizonte.

Empezamos con la Comisión COVID, no con los zurullos rusos, por razones obvias. El hecho de que el COVID sea un arma biológica artificial y no un virus natural, es posiblemente más importante que las historias de agentes rusos lanzando bombas sucias en las maletas de sus homólogos estadounidenses. Para decirlo sin rodeos, la conspiración de marzo de 2020 para engañar al mundo, elevando la teoría del origen natural del COVID a la categoría de dogma religioso, al tiempo que silenciaba a quienes buscaban y decían la verdad, constituye obstrucción a la justicia en primer grado. La obstrucción a la justicia no es normalmente un asunto de pena de muerte, pero este caso, que implica, como así es, el asesinato de decenas de millones de personas, se trata posiblemente de una excepción.

Algunos antecedentes históricos

Para aquellos que llegaron tarde, he estado cubriendo la verdad sobre el COVID desde los primeros días de la estafademia.

El 9 de febrero de 2020 Jeff Brown y yo discutimos la probabilidad de que el COVID-19 surgiera de un bio-ataque de EEUU a China. El 16 de marzo de 2020 Peter Myers se me unió para discutir la evidencia de que el COVID-19 se fabricara en un laboratorio. El 27 de marzo de 2020 tres destacados expertos en el 11-S y el Dr. E. Michael Jones hablaron en mi programa sobre el COVID como otro 11-S. Aún más importante, la Dra. Meryl Nass se me unió para exponer el encubrimiento criminal de los orígenes en un laboratorio del COVID, que la Cámara de Representantes de EEUU acaba de volver a exponer esta semana, más de tres años después.

La Dra. Nass también participó en el seminario web sobre los orígenes del COVID que organicé en mayo de 2020, con el profesor de derecho internacional Francis Boyle y Run Unz, editor de Unz Review. Para entonces Ron Unz había comenzado a publicar el material que más tarde recopiló en el libro Our COVID-19 Catastrophe: Was the Epidemic the Result of Biowarfare Blowback? (Nuestra catástrofe COVID-19: ¿Fue la epidemia el resultado de un efecto boomerang de guerra biológica?) El libro de Unz desarrolla de forma brillante y convincente el argumento que yo había empezado a exponer, aunque con menos profundidad y elegancia, a principios de febrero de 2020: el COVID-19 surgió de un bioataque estadounidense dirigido contra la economía de China y las élites gobernantes de Irán.

Curiosamente el Atlantic Council, que representa el ala dura del Estado Profundo estadounidense, optó posteriormente por honrarme a mí, en lugar de a Ron Unz, como uno de los ocho principales "superdifusores de las teorías conspirativas del COVID-19" del mundo. Yo no estaba tratando de robar la noticia de Unz. Al contrario, insté encarecidamente al periodista de AP que me entrevistó para un reportaje, David Klepper, a que se pusiera en contacto con Unz, el principal experto en la hipótesis del bioataque. Klepper ignoró mi consejo y publicó un típico artículo calumnioso patrocinado por el Estado Profundo.

La Comisión de la Cámara de Representantes de EEUU se pone al día con Meryl Nass

La semana pasada, la Comisión del Covid de la Cámara de Representantes finalmente se puso al día con Meryl Nass. La Comisión interrogó a varios autores del artículo seminal de Nature Medicine que consagró la narrativa del origen natural, mientras desprestigiaba la hipótesis del origen de laboratorio como una peligrosa teoría de la conspiración. A finales de enero de 2020 esos virólogos habían estado intercambiando frenéticamente correos electrónicos, que demostraban su opinión esencialmente unánime de que el COVID parecía haber sido creado en un laboratorio. Luego, sólo tres días más tarde, después de una larga conferencia telefónica con Fauci, todos ellos abrazaron simultáneamente la línea la facción del "origen natural", que cerró la discusión principal acerca de la verdad del origen de COVID.

El martes la congresista Nicole Malliotakis (republicana de Nueva York) preguntó a uno de los virólogos, Robert Garry: "¿Qué ocurrió durante esos tres días?". Garry, bajo juramento, respondió: "Bueno, examinamos el genoma más de cerca…". A continuación se refirió a los argumentos que Meryl Nass expuso hace más de tres años como obviamente engañosos y descaradamente mendaces.

Los republicanos de la Comisión de la Cámara son dignos de elogio, esencialmente por dejar constancia de la exposición de Meryl Nass dejando claro, en el Registro del Congreso, el encubrimiento de los orígenes del COVID por Nature Medicine. Pero los republicanos están empeñados en culpar a China en general y al Instituto de Virología de Wuhan en particular. Eso puede ser políticamente útil. Pero el enfoque de "culpar a China" tiene debilidades obvias. ¿Por qué las autoridades estadounidenses se esforzarían tanto por encubrir la culpabilidad de China en caso de liberación accidental? Si el COVID se escapara accidentalmente de un laboratorio chino y el culpable fuera el estamento científico chino y el gobierno que lo respalda, ¿no empezaría a babear el gobierno estadounidense ante la enorme influencia que podría obtener sobre China, sacando a la luz la verdad y exigiendo reparaciones?

En lugar de buscar la verdad sobre los orígenes del COVID, el gobierno estadounidense se ha comportado como si la verdad fuera venenosa: es un ejemplo clásico de lo que policías y fiscales llaman "comportamiento culpable". Un artículo de Katherine Eban, publicado en Vanity Fair en junio de 2021, reveló que se advirtió a los funcionarios del Departamento de Estado que no investigaran los orígenes de COVID, porque el tema era una "lata de gusanos" que "podría abrir la caja de Pandora". Pero si la verdad fuera simplemente que el COVID tuvo su origen en un accidente en el Instituto de Virología de Wuhan y que los chinos fueron en última instancia los culpables, ¿por qué sería eso una "caja de Pandora"? Al contrario, sería lo mejor que le ha pasado nunca al gobierno estadounidense, ofreciendo a Washington la palanca que necesita para contener a su mayor adversario geopolítico.

Incluso mientras los republicanos de la Cámara de Representantes ofrecían un espacio limitado a los orígenes del COVID, intentando culpar a China, el candidato presidencial Robert F. Kennedy Jr. explicaba por qué la culpa del COVID era de Estados Unidos y no de China:

"Creo que la CIA estuvo ciertamente implicada en esta investigación", proclamó Kennedy, añadiendo: "la financiaban a través de USAID. Y creo que los NIH dieron al final unos 26 millones de dólares de financiación al laboratorio de Wuhan. Pero USAID, que funcionaba como sustituto de la CIA, dio más de 64 millones de dólares. El Pentágono también dio mucho dinero".

Lo que plantea la pregunta: ¡¿Por qué la CIA y el Pentágono estarían financiando la investigación china sobre armas biológicas?!

Para responder a esa pregunta exploremos un escenario hipotético.

¿Y si los estrategas estadounidenses, hace muchos años, vieran que la mayor amenaza para la continuidad de la hegemonía de Estados Unidos era el crecimiento económico de dos dígitos de China durante tres décadas? Reducir la brecha entre el crecimiento económico chino y el de Estados Unidos y Occidente se convertiría entonces en el imperativo estratégico número uno.

Una forma de frenar el crecimiento económico de China sería atacarla con un arma biológica antieconómica. No tendría que matar a más de, digamos, una de cada quinientas personas. Incluso un arma de baja letalidad, si es ultracontagiosa, podría obligar al adversario a bloquear su economía.

Robert Kadlec (https://en.wikipedia.org/wiki/Robert_Kadlec ) ha construido toda una carrera abogando por tales ideas. Donald Trump nombró a Kadlec zar de la guerra biológica en 2017. Luego, en 2018, China perdió la mayor parte de su suministro de pollo por un misterioso virus. En 2019 su producción de carne de cerdo fue diezmada por otro virus. Y como todos sabemos, en 2020, la economía china se vio lastrada, incluso hasta cierto punto de forma permanente, por el COVID-19. Gracias al COVID, la enorme brecha entre el crecimiento económico chino y el estadounidense se ha reducido considerablemente. El hecho de que el COVID parezca haberse vuelto contra sus creadores, matando a más de un millón de estadounidenses, no debería ocultar esa victoria estratégica. Un punto para los buenos.

Si el COVID fuera un bioataque antieconómico de Estados Unidos contra China, la CIA habría financiado el laboratorio de Wuhan para crear un "chivo expiatorio plausible" sobre el que pudieran recaer las sospechas. Al crear un laboratorio biológico de nivel 4 en Wuhan, centro de tránsito de China, y financiar allí la investigación sobre el coronavirus del murciélago, la CIA se aseguró de que su ataque contra China pudiera atribuirse a la víctima.

Por eso, cuando se advirtió a los funcionarios del Departamento de Estado que no indagaran en la "caja de Pandora" de los orígenes de COVID, se les estaba disuadiendo de realizar investigaciones que, en última instancia, podrían desenmascarar el crimen de guerra biológica estadounidense del siglo y poner fin al imperio de Estados Unidos.

Los republicanos de la Cámara de Representantes, por supuesto, no están de acuerdo. Piensan que Fauci, los demócratas y otros obstruccionistas de los orígenes de COVID están metidos en la cama con China o, al menos, tienen miedo de alborotar el avispero chino. ¿Es posible que unos liberales pusilánimes teman que culpar al WIV y a China del COVID pueda irritar al pueblo estadounidense y desencadenar una guerra terriblemente destructiva?

Ese es precisamente el escenario que la CIA, Lyndon B. Johnson y detrás de ellos los israelíes, utilizaron para aterrorizar a Earl Warren y a otros hombres razonables, para que encubrieran el asesinato de John F. Kennedy. Relacionando al chivo expiatorio Lee Harvey Oswald con el comunismo ruso y cubano, los asesinos de JFK, entre ellos Allen Dulles, pudieron decirle a Warren: "La verdad podría llevar a la Tercera Guerra Mundial. Es una lata de gusanos, una caja de Pandora. No la abras".

La CIA no ha cambiado desde que mató a los Kennedy. Bajo el Director de la CIA Mike "mentimos/engañamos/robamos" Pompeo parece que la agencia estableció al WIV como el Lee Harvey Oswald del bio-ataque COVID. Al financiar una instalación de nivel 4 de guerra biológica en Wuhan, encargada de los coronavirus de murciélago, la CIA se aseguró de que después de atacar a China y resolver al menos parcialmente el problema del crecimiento económico chino, sería capaz de aterrorizar a los tiernos liberales demócratas y otras personas ingenuas, agitando el expectro de la lata de gusanos/Caja de Pandora de la verdad sobre los orígenes del "COVID, que podría conducir a la Tercera Guerra Mundial con China."

Vacunas de ARNm: ¿La cura fallida?


Si el COVID-19 fue un proyecto militar, lo lógico sería que las vacunas de ARNm se hubieran desarrollado simultáneamente como el antídoto previsto. Ese experimento, para bien o para mal, parece no haber tenido demasiado éxito.

No es de extrañar que las vacunas se lanzaran tan rápido. Y no es de extrañar que el mundo occidental, dominado por el imperio bancario estadounidense, fuera sometido a una censura de emergencia en tiempos de guerra y a una propaganda diseñada para obligar a poblaciones enteras a participar en un experimento de guerra biológica.

Al conectar los puntos el tardío refrito de la Comisión de la Cámara de Representantes de EEUU (con la reveladora exposición de Meryl Nass de marzo de 2020, las declaraciones de Robert F. Kennedy Jr. sobre la CIA financiando el laboratorio de Wuhan y a los contratistas militares que fabricaban las vacunas y, por supuesto, el trabajo seminal de Ron Unz sobre la hipótesis del COVID como ataque biológico de EEUU) podemos empezar a comprender que estamos viviendo las etapas entre tempranas e intermedias de la "desmentible bio-Guerra Mundial III".


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