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martes, 23 de mayo de 2023

Pat Walsh (2023-02-24) Ucrania (II): de la Operación militar especial a la guerra por el mundo

 


Testimonios de los voluntarios extranjeros
El creciente número de vídeos que aparecen en las redes sociales sobre las experiencias de voluntarios y mercenarios occidentales ha sido esclarecedor. La verdad sobre las condiciones sobre el terreno, cuidadosamente ocultada por los principales medios de comunicación occidentales, está apareciendo en estos vídeos. Estos voluntarios extranjeros están notablemente deprimidos por la situación actual en el campo de batalla.
Un voluntario estadounidense Justin describió su experiencia luchando con el famoso Regimiento Azov. Admitió abiertamente que eran nazis empedernidos y racistas extremos. Señaló la falta de voluntarios negros o asiáticos en esa legión extranjera, que los ucranianos no tolerarían ni por un momento.
Los Azov son los mejores combatientes de Ucrania, con un temible culto a la muerte. La mayoría han sido asesinados, capturados o inutilizados por los rusos en los últimos 6 meses, según Justin. La novia ucraniana del voluntario estadounidense le advirtió que abandonara Azov, porque todos tenían intención de morir y él no volvería a verla. Él sobrevivió, pero prácticamente todos sus compañeros murieron en combate contra los rusos. Justin había luchado junto a Azov en Donbás y dice que casi todos los ucranianos de la zona son vistos como colaboradores con los rusos por las fuerzas de Kiev. Son sospechosos de haber informado de las posiciones de las unidades de la legión extranjera a la artillería rusa. Recibieron un trato duro por parte de Azov, porque fundamentalmente apoyaban a Rusia o al menos rechazaban la lealtad a Kiev.
En la Conferencia de Seguridad de Múnich, la vicepresidenta Kamala Harris ha acusado a Rusia de "crímenes contra la humanidad", sugiriendo un Nuremberg II por los sucesos de Bucha de hace aproximadamente un año.
Un voluntario británico que formó parte del ejército ucraniano durante varios años describió la batalla de Bucha, donde vivía con su mujer y sus hijos. No vio ninguna matanza deliberada de civiles por parte de los rusos, como afirmaba Kiev y utilizó como excusa para romper las negociaciones de Estambul, cuando la guerra estaba casi resuelta. Afirmó que los rusos probablemente habían ejecutado a voluntarios de defensa del ejército territorial, que no luchaban con uniforme reglamentario, después de que se produjeran emboscadas mortales a tropas rusas que desacansaban. Estas fuerzas de defensa habían estado localizando posiciones rusas y habían transmitido información a escuadrones de fuerzas especiales ucranianas, bien entrenadas y armadas con armas de la OTAN. El voluntario británico señaló que los civiles muertos en la carretera de Bucha habían fallecido por ataques de la aviación rusa, no a manos de soldados. Inspeccionó el tamaño de los agujeros de bala en los laterales de los coches y vio que eran proyectiles de armas disparadas por la aviación rusa contra todo lo que se movía (algo por lo que destaca también la aviación estadounidense). El británico fue detenido por los rusos, que permitieron salir a todas las mujeres y niños y le trataron bien. Su único problema para escapar él mismo de la zona de guerra se debió a que Kiev ordenó que todos los hombres en edad militar permanecieran sobre el terreno bajo pena de arresto. Abandonó Bucha cuando se levantó esta orden y se reincorporó a las fuerzas ucranianas para luchar en la guerra.
Casi todos los voluntarios extranjeros dijeron que alrededor del 80% de la legión extranjera había abandonado ya la zona de guerra y regresado a casa. Los voluntarios no militares habían abandonado pronto, tras su primera entrada en combate o ante las primeras dificultades. Muchos de los que habían estado en Afganistán o Irak y servido en ejércitos estadounidenses o británicos durante años, se quedaron estupefactos ante la formidable artillería rusa. Habían estado acostumbrados a solicitar ataques aéreos de apoyo en sus despliegues anteriores, pero ahora la fuerza estaba enfrente. Todos percibieron a los rusos mucho más formidables y competentes de lo que les habían hecho creer los medios de comunicación occidentales. Los voluntarios extranjeros sospechaban que los rusos utilizaban sus equipos más antiguos y reservaban los mejores y más modernos. Un voluntario dijo que los medios de comunicación occidentales mentían sobre Ucrania.
Los relatos cuentan historias similares de corrupción ucraniana, con dinero y equipos que desaparecen en los bolsillos de los lugareños y armas de la OTAN que se venden en el mercado negro. Las recientes destituciones de oficiales ucranianos de alto rango respaldan las opiniones de estos extranjeros. Consideran que los mandos ucranianos son en su mayoría incompetentes y temerarios con la vida de sus hombres. Los voluntarios extranjeros preferían luchar en sus propias unidades y dirigir sus actuaciones, antes que ser enviados a misiones suicidas por el mando ucraniano. Según los extranjeros ha habido enormes pérdidas ucranianas que se mantienen ocultas al público.
Los principales medios de comunicación occidentales han ignorado por completo esta reveladora fuente de información sobre la guerra. Todos los voluntarios entrevistados han sido cuidadosamente investigados y presentados. Pero los relatos de YouTube no pueden descartarse como propaganda del Kremlin y van completamente en contra de la narrativa nacionalista ucraniana, necesaria para el mantenimiento del apoyo occidental a Kiev. Por tanto las malas noticias son silenciadas.

La guerra económica
Si Occidente tiene un objetivo en Ucrania es el cambio de régimen en Moscú. Este objetivo no se ha hecho realidad tras un año de sanciones sin precedentes y un amplio apoyo económico y militar a Ucrania. Rusia está probablemente más cohesionada política y militarmente que hace un año como resultado de la presión occidental. Al fin y al cabo lo que no te mata te hace más fuerte.
El ferozmente antirruso, The Economist resume el fracaso de la guerra económica contra Rusia en un par de frases:
"Los datos económicos en tiempo real pintan un panorama preocupante para Occidente. Actualmente la economía rusa está en mejor forma de lo esperado. Mientras tanto Europa, lastrada por unos costes energéticos por las nubes, está cayendo en recesión".
Señala que, aunque las sanciones occidentales han sido duras, el gobierno ruso las ha afrontado con eficacia y ha logrado un superávit récord por cuenta corriente de 220.000 millones de dólares en 2022, el doble que en 2021. La entrada de divisas también ha ayudado a la economía rusa.
Como señala The Economist:
"Estas divisas han ayudado a financiar las importaciones. Muchas empresas occidentales han dejado de vender sus bienes y servicios a Rusia, pero las empresas de otras partes del mundo están encantadas de sustituirlas: las de China, por ejemplo, han dado un paso al frente. Turquía parece haberse convertido en un intermediario para las empresas occidentales que buscan eludir las sanciones. Las importaciones rusas se han recuperado mucho tras una fuerte caída en primavera".

Debido a las sanciones emitidas en 2014, cuando Rusia recuperó Crimea de manos de Kiev, los rusos sabían lo que se les venía encima y se habían preparado para ello. A las pocas semanas del lanzamiento de la Operación Militar Especial el rublo se disparó tanto que el banco central ruso se vio obligado a intervenir para bajar su cotización. Las empresas occidentales, obligadas a abandonar Rusia por sus gobiernos, fueron rápidamente absorbidas o sustituidas por empresas rusas. El comercio con China y otros países no occidentales creció enormemente. El descenso total del PIB de Rusia en 2022 fue sólo del 2,5-2,9%, según el FMI, y no del 20% o más que los "expertos" occidentales habían pronosticado confiadamente. Algunos países europeos que impusieron sanciones sufrieron caídas más pronunciadas.
El 24 de febrero, el Presidente Biden, al anunciar la guerra económica, dejó caer que se había estado preparando durante mucho tiempo antes de que Rusia lanzara la Operación Militar Especial:

"Hemos diseñado deliberadamente estas sanciones para maximizar el impacto a largo plazo sobre Rusia y minimizar el impacto sobre Estados Unidos y nuestros aliados. Y quiero ser claro: Estados Unidos no está haciendo esto solo. Durante meses hemos estado construyendo una coalición de socios, que representan más de la mitad de la economía mundial; son veintisiete miembros de la Unión Europea, entre ellos Francia, Alemania e Italia (así como Reino Unido, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda y muchos otros), y el fin es amplificar el impacto conjunto de nuestra respuesta."

Las sanciones fueron apoyadas con entusiasmo por el próspero Occidente ex imperialista/colonialista (estados clientes de Estados Unidos), pero no por la mayoría de los Estados del mundo ni por sus poblaciones. E importantes Estados como Turquía, India y Arabia Saudí, que anteriormente habían estado muy orientados hacia Occidente, disintieron de ellas.
Las sanciones de Estados Unidos a Rusia están siendo burladas abiertamente y una serie de países significativos (incluido un miembro muy importante de la OTAN) están actuando como intermediarios, manteniendo el comercio de productos entre Occidente y Rusia. Así, mientras Washington ha conseguido acabar con Europa como competidor económico y la ha reducido a la servidumbre moral y política, el resto del mundo ha contemplado las acciones estadounidenses con una combinación de temor y aversión y ha decidido que quiere salir del mundo de Washington. En muchos sentidos Estados Unidos ya ha perdido el mundo y su última batalla se da en Ucrania.

Las suposiciones estadounidenses acerca de la economía rusa, a partir de las cuales se establecieron las sanciones, resultaron ser completamente erróneas. La posición económica de Rusia no se correspondía con la burda medida del PIB. El PIB de Rusia en dólares era muy inferior al de la mayoría de los Estados europeos, pero su PIB per cápita, medido según el poder adquisitivo del rublo, era muy robusto. El PIB de Rusia incluye un porcentaje mucho mayor de capacidad y producción reales y un porcentaje menor de "servicios" dudosos de la falsa economía de Occidente. Rusia produce gran parte de sus alimentos y dispone de todos los recursos naturales que necesita. Su economía es en su mayor parte autosuficiente, algo que molesta a Washington, ya que impide la influencia de Estados Unidos sobre ella. La producción de acero, hormigón y electricidad per cápita, cosas de valor real, sobre todo en tiempos de guerra, está mucho más desarrollada que la de los principales países de renta media de Europa. El hecho de que la industria rusa pueda producir 6 veces más proyectiles de artillería que los que Occidente, incluida la colosal industria de defensa estadounidense, suministra a Kiev, ilustra muy claramente esta cuestión.
Las sanciones occidentales a Rusia no sólo han fracasado, sino que han devuelto el golpe a quienes las lanzaron con entusiasmo. Basta con echar un vistazo

  • a la crisis energética del Reino Unido y Europa,

  • a las cuantiosas subvenciones gubernamentales, al estilo de la Covid, para rescatar a los consumidores,

  • a la "crisis del coste de la vida",

  • a la espiral de los tipos de interés/hipotecas,

  • a la subida desorbitada de los precios de los alimentos,

  • a la destrucción de los sistemas sanitario y educativo,

  • al creciente descontento político y social de la población,

  • al aumento de las huelgas por la bajada de los salarios y

  • a los recortes en los derechos de pensión, etc.,

para darse cuenta de lo equivocada que fue la guerra económica contra Rusia.

Washington pensó que Rusia podría ser puesta de rodillas mediante sanciones y las sanciones, envueltas en propaganda que profetizaba la derrota y el sufrimiento, bastarían para producir un golpe de Estado en Moscú. La política desestabilizadora de Occidente gira en torno a los golpes de Estado: sus oponentes están constantemente sometidos a la amenaza de golpes de Estado, todos ellos basados en los eslóganes huecos de la democracia.
El proyecto económico euroasiático, al que la élite política prooccidental de Moscú sólo ha dado un apoyo tibio durante décadas, por fin se está llevando a cabo, a causa de la necesidad creada por el impacto de la guerra económica en Rusia. El Kremlin se ha despertado y ha olido el café (smelt the coffee). Eso ha supuesto un revés muy serio para Washington y Occidente. La desdolarización y el retroceso de la globalización, en la que Washington vigilaba el mercado mundial, han invertido la tendencia de lo que comenzó en 1991 y que debía marcar el "fin de la historia".
Las sanciones han permitido a Putin lograr algo que nunca podría haber conseguido sin el Armagedón económico occidental. La élite prooccidental de San Petersburgo ha sido diezmada y el Kremlin se ha despojado de su oposición de color. Los cobardes egoístas han huido para hacer dinero en Occidente. La oposición es ahora más belicosa que el Kremlin y desea que la guerra en Ucrania y contra Occidente se lleve a cabo con más ahínco.

El vasallaje de Europa
Estados Unidos ha logrado demonizar a Rusia y todo lo ruso en Occidente y ha puesto fin a la relación económica directa de Europa con Moscú, convirtiendo a Europa Occidental en su vasallo efectivo. El principal objetivo de este impulso geopolítico era impedir una colaboración entre Alemania y Rusia, un objetivo geopolítico de la anglosfera que se remonta a la Gran Guerra de 1914 y a Halford Mackinder. La intención fundamental de Estados Unidos es mantener a Europa en su esfera de influencia, impidiendo que se convierta en el ala occidental de Eurasia.
En este contexto cabe señalar que Washington no sólo pretende acabar con la relación energética de Europa con Rusia, sino también con su comercio con China. La guerra de Ucrania ha conseguido intimidar a Europa para que se aleje de esta relación comercial en desarrollo, situándola firmemente dentro de la esfera económica estadounidense.
Un importante artículo del célebre periodista de investigación (una especie en extinción en Occidente), el reportero con una larga carrera para Associated Press y The New York Times, Seymour Hersch, titulado How American Took Out the Nord Stream Pipeline (https://seymourhersh.substack.com/p/how-america-took-out-the-nord-stream# ), ofrece información interesante:

"Lo que vino después fue asombroso. El 7 de febrero, menos de tres semanas antes de la aparentemente inevitable invasión rusa de Ucrania, Biden se reunió en su despacho de la Casa Blanca con el canciller alemán Olaf Scholz, quien, tras algunos titubeos, estaba ahora firmemente en el equipo estadounidense. En la rueda de prensa posterior Biden afirmó desafiante: "Si Rusia invade… ya no habrá Nord Stream 2. Le pondremos fin. Le pondremos fin".

Veinte días antes la subsecretaria Nuland había transmitido esencialmente el mismo mensaje en una sesión informativa del Departamento de Estado, con escasa repercusión en la prensa. "Quiero ser muy clara hoy", dijo en respuesta a una pregunta. "Si Rusia invade Ucrania, de un modo u otro Nord Stream 2 no seguirá adelante".
Hersch, valiéndose de un informante, sugiere que EEUU voló los oleoductos mediante el uso de una unidad de buceo de la Marina estadounidense, cuyas actividades no requieren informar al Congreso, como en el caso de otras ramas del ejército estadounidense. La colocación de explosivos se produjo en junio de 2022, durante unos ejercicios de la OTAN en la zona de los oleoductos. A finales de septiembre de 2022 se lanzó una boya sonar con la ayuda de los noruegos para desencadenar la explosión, después de que Biden diera la orden de poner fin al Nord Stream II. La decisión se tomó en un momento en el que Washington temía que los alemanes se doblegaran bajo un frío invierno y el presidente quería que no hubiera vuelta atrás hacia la energía rusa por parte de Europa.
Otros, como John Helmer, sospechan otra cosa. Señalan con el dedo a las operaciones de Estados Unidos y la OTAN frente a la isla de Bornhom más de un año antes de las explosiones, que habrían colocado cargas explosivas mucho antes de que comenzara la Operación Militar Especial.
Lo que es seguro es que los oleoductos eran un objetivo de Washington mucho antes de "la brutal invasión de Ucrania por Putin" y que Estados Unidos y sus partidarios en los servicios de inteligencia europeos tenían sus propias razones para destruir los enlaces energéticos con Europa.

"Biden ordenó volar los oleoductos para presionar a Europa Occidental con el fin de que no dejara de apoyar a Estados Unidos en el conflicto de Ucrania. Las cosas no iban bien para Occidente y temían la llegada del invierno. Y a Estados Unidos le preocupaba que Alemania levantara las sanciones por el frío invierno", explicó Hersh en una entrevista con Berliner-zeitung.

Nadie en el Congreso estadounidense ni en los parlamentos europeo o británico ha mostrado interés por este acto terrorista. Los ecologistas occidentales han guardado un curioso silencio ante semejante desastre ecológico. El antiguo periódico de Hersch, The New York Times, se negó a escribir ni una palabra sobre la noticia más importante de la guerra de Ucrania. Siguieron informando de las dudosas noticias emitidas por Kiev y la propaganda de Washington.
Tras la destrucción del oleoducto, el ex ministro de Asuntos Exteriores polaco Radoslaw Sikorski tuiteó: "¡Gracias, Estados Unidos!"
Hace unos 7 años George Friedman (https://es.wikipedia.org/wiki/George_Friedman ) pronunció un importante discurso en Polonia. Dijo a su audiencia que la edad de oro de la UE había terminado. Lo que había ocurrido entre 1991 y 1998 era una anomalía. Friedman señaló que la Unión Europea había sido creada por Estados Unidos como parte del Plan Marshal. Europa Occidental había participado en la creación de la UE, pero fueron Washington y la Guerra Fría quienes proporcionaron la voluntad y los medios para hacerlo. Era indispensable que Europa evitara la guerra si quería actuar como barrera frente a la Rusia soviética. Había que resolver el problema histórico de Alemania. Había que neutralizar a Alemania Occidental mediante su integración en la UE.
Sin embargo en 1991 Alemania se reunificó y desarrolló una nueva relación con Rusia por el gas barato. Polonia, entre Alemania y Rusia, se convirtió en un país muy importante para Estados Unidos en esa situación.
Friedman insistió en que había que alentar a Polonia para que volviera a ser un gran Estado y no una mera parte de la UE, de modo que tuviera una utilidad fundamental para la política estadounidense, en relación con la ruptura de los lazos entre Alemania y Rusia. El proyecto "Make Poland Great Again" consistiría en utilizar la histórica hostilidad polaca hacia Rusia para afirmar su propio papel como potencia líder dentro de la UE y crear una barrera entre Europa y Rusia.
Ahora se rumorea que Polonia está haciendo preparativos para llenar el vacío en Galitzia Oriental si el Estado ucraniano se derrumba como empresa nacionalista. La nueva asertividad de Polonia no puede ser casual, pero preocupa a muchos polacos con sentido de la historia. Mientras que el Presidente Kennedy fue a Berlín hace una generación, el Presidente Biden va ahora a Varsovia, lo que significa un cambio en el liderazgo de Europa por parte del Hacedor de Reyes.
El papel de liderazgo paralelo de Gran Bretaña en todo esto es interesante. El Reino Unido, en particular bajo el mandato del primer ministro Johnson, asumió la posición de mano derecha de Kiev y formó una alianza militar y política con los europeos antirrusos del este, al margen de la UE. Polonia había sido un instrumento utilizado por Gran Bretaña para iniciar una guerra mundial en 1939, con el fin de acabar con una Alemania que resurgía.
Como parte de la política de Estado británica, la BBC bombea instintivamente propaganda continua sobre la vacilación y la inacción de Europa occidental en su apoyo de Kiev. En los últimos días, Gran Bretaña ha intentado incluso burlar a Estados Unidos para mostrar su liderazgo en la lucha contra Rusia, facilitando y apoyando la demanda de Zelensky de aviones de combate y una escalada.

De lo que se trata es de que Gran Bretaña vuelva a jugar al equilibrio de poder en Europa. El Reino Unido está asumiendo el liderazgo de la parte oriental de la UE para arrebatarle el poder al núcleo occidental y, en última instancia, desactivarlo completamente. La intromisión desde fuera ha sustituido a la intromisión desde dentro. Y la UE está atrapada en un conflicto irresoluble, porque se ha unido a la cruzada moral contra Rusia y se enfrenta a una quinta columna de la anglosfera en Europa del Este.

¿Y ahora qué?
Hay personas en Estados Unidos y Europa Occidental que quieren poner fin a la guerra en Ucrania en un futuro próximo, en una mesa de negociaciones. Sin embargo lo que quiera Europa Occidental no importa realmente. El papel de Europa en esta guerra siempre ha sido el de apoyar a Kiev lo mejor que puede, principalmente desde el punto de vista moral y con financiación y equipamiento militar en un grado limitado.
Cuando Washington decida que la guerra debe terminar, los europeos occidentales sentirán el alivio por la decisión.
El último documento de la Corporación RAND, titulado "Avoiding a Long War: U.S. Policy and the Trajectory of the Russia-Ukraine Conflict" (Evitar una guerra larga: la política de EEUU y la trayectoria del conflicto entre Rusia y Ucrania), señala que el debilitamiento de Rusia en Ucrania es bueno para Estados Unidos. El documento también menciona la menor dependencia energética de Europa respecto a Rusia (y la correspondiente dependencia de Estados Unidos) como otro aspecto positivo para Washington.
También enumera los aspectos negativos del conflicto ruso-ucraniano, entre ellos

  • el riesgo de una colisión entre Rusia y la OTAN y el posible uso de armas nucleares ha aumentado;

  • Estados Unidos se compromete cada vez más en el esfuerzo bélico;

  • la continuación de la guerra es el principal obstáculo para la estabilización de los precios mundiales de la energía

  • la guerra en Ucrania desvía la atención de otras áreas de la política exterior estadounidense, como China, etc;

  • crece la relación de Rusia con China, lo que es contrario a los intereses de EEUU;

  • Moscú vende cada vez más a Pekín el gas barato, que Europa no compra en beneficio de su industria.

  • Rusia y China han aumentado el número de maniobras militares conjuntas y se están ganando a otros Estados frente a la hegemonía estadounidense, sobre todo en Eurasia, pero también en el Sur Global.

Aunque sugiere que "el control ucraniano de una mayor parte de su territorio soberano puede reforzar el modelo territorial" (p. 7), señala que el apoyo a la integridad territorial de Ucrania puede suponer importantes costes para los intereses estatales estadounidenses. Señala que el Secretario de Estado Blinken ha declarado que el objetivo de la política estadounidense es permitir a Ucrania "recuperar el territorio que le ha sido arrebatado desde el 24 de febrero", es decir, no permitir a Kiev tomar el control de Crimea o Donbass… Y de forma bastante desastrosa para los objetivos territoriales de Kiev concluye:

"Nuestro análisis sugiere que este debate se centra demasiado en una dimensión de la trayectoria de la guerra. El control territorial, aunque inmensamente grande para Ucrania, no es la dimensión más importante del futuro de la guerra para Estados Unidos. Concluimos que… evitar una guerra larga es también para Estados Unidos una prioridad superior que facilitar un control territorial ucraniano significativamente mayor" (p. 25).

El resto del informe también es significativo. Sugiere que el principal problema para Estados Unidos es escapar de la escalada del conflicto en la que se ha visto envuelto, que ha animado a Ucrania a seguir luchando por sus plenos objetivos territoriales. Eso será muy difícil, concluye, y "un cambio drástico y de la noche a la mañana en la política estadounidense es políticamente imposible" (p. 26). Washington tendrá que dedicarse con sigilo a la persuasión de Kiev y los aliados europeos, para lograr una retirada de la demanda de integridad territorial ucraniana.
Occidente está enviando señales de que está abierto a concluir la guerra sobre una base diferente a la que se ha obligado a adoptar a Kiev. Pero Rusia entiende que tiene que matar a muchísimos ucranianos, para reducir la voluntad de Ucrania de continuar la guerra hasta un nivel compatible con los intereses de Occidente.
Así es como terminará la guerra: cuando uno u otro bando pierda la voluntad de luchar. Para Rusia, no hay vuelta atrás. Una vez asumida la guerra en Ucrania, era ganar o desaparecer.
En Occidente se teme una próxima ofensiva rusa, que podría ser excesiva para Kiev. Así lo manifiesta el coronel Richard Kemp en una entrevista con The Telegraph. George Friedman ha abordado esta posibilidad por primera vez en el artículo What if Ukraine Should Fall. El él concluye:

"Si las defensas de Ucrania se desmoronan, Estados Unidos tendría que tomar algunas decisiones rápidas (o aplicar rápidamente decisiones ya tomadas). Podría enviar fuerzas a Ucrania para intentar forzar una retirada rusa o podría rehusar combatir. Enfrentarse directamente a las tropas rusas con una fuerza limitada puede ser un compromiso largo, doloroso e incierto. Pero aceptar el resultado abre la puerta a que Rusia vuelva a reorganizar Europa. Una segunda guerra fría sería un resultado necesario pero no deseado. Reforzar a Ucrania antes de su colapso sería, por tanto, la opción de menor riesgo y coste. Si Ucrania cae, Estados Unidos se verá obligado a enfrentarse a Rusia. Combatir directamente en Ucrania será una opción, lo que significa que hacerlo será políticamente doloroso. Los presidentes rara vez son recompensados por evitar una amenaza que aún no se ha materializado, aunque sea inevitable. No estoy prediciendo la caída inminente de Ucrania, por supuesto. Simplemente estoy barajando todas las opciones en caso de que caiga. La prudencia (y la próxima ofensiva rusa) así lo exigen".

Esto realmente queda fuera de la cobertura de la guerra en la prensa occidental.
Los que tienen el poder en Washington no dan muestras de querer concluir la guerra. ¿Por qué habrían de hacerlo? El propósito todo el tiempo (al menos desde 2014) ha sido obligar a Rusia a penetrar en Ucrania y desangrarla para provocar un cambio de régimen en Moscú. Incluso si la guerra fortalece a Putin y a su círculo gobernante, Estados Unidos se conformará con desangrar a Rusia. Realmente no hay factores que hagan que una solución diplomática resulte atractiva para Washington. Salvo expulsar a Rusia completamente de Ucrania, cualquier otra cosa sería una derrota para ella o al menos un empate perdedor. Desde el punto de vista geopolítico, un resultado de este tipo potenciaría el desarrollo euroasiático y supondría una pérdida de influencia sobre el Sur Global.
No hay bolsas de cadáveres estadounidenses regresando a los EEUU para hastiar al público estadounidense con esta guerra. Los ucranianos son prescindibles de forma casi ilimitada, sobre todo si se pueden seguir ocultando las cifras de bajas de Kiev y exagerando las pérdidas rusas. Así que luchar hasta el último ucraniano o hasta que el último ucraniano tenga voluntad de luchar, es la opción preferible... por ahora.
Europa puede empezar a ceder en algún momento, pero a menos que se produzcan grandes disturbios civiles y los gobiernos europeos caigan como bolos, Washington no tiene por qué preocuparse. El 5 ó 6% del presupuesto de Defensa de Estados Unidos que se gasta en la guerra está bien invertido, como dijo un congresista.
Pero ¿qué pasaría si la guerra tuviera demasiado éxito para Washington? Si Rusia decidiera luchar en lugar de encerrarse en el mutismo y no viera otra forma de evitar la derrota que defendiéndose con armas de destrucción masiva. Estados Unidos querría evitar la amenaza de destrucción fuera de Ucrania (en Europa Occidental o en su territorio), razón por la cual está limitando la guerra por el momento a Ucrania. Al mismo tiempo se ridiculiza la idea de que Rusia no contraatacaría a un nivel superior ¡como si el Kremlin estuviera repleto de occidentales privilegiados!
Mientras tanto en Gran Bretaña hay pocas pruebas de que el Reino Unido "se retire". Están escalando retóricamente todo el asunto, con peticiones de aviones de combate y misiles de mayor alcance para Kiev ¡siguiendo el grito de guerra de Johnson! Está la "Declaración Conjunta" de Rishi Sunak con Zelensky, comprometiéndose a una guerra sin fin. La nulidad globalista que se convirtió en primer ministro británico se ha transformado en la versión espectral de Johnson, ya que el ex primer ministro parece intentar recuperar la titularidad, utilizando a Ucrania y el Protocolo de las Naciones Unidas.

Según The Guardian:

"Ucrania... exige que Rusia sea contemplada como una amenaza para toda Europa y el mundo. Rechaza el peligro de una escalada nuclear como una amenaza vana. Envalentonada por el armamento occidental, ahora quiere expulsar a Rusia de toda Ucrania. Los expertos militares dicen que esto requeriría un compromiso occidental a largo plazo y masivo, posiblemente incluyendo tropas propias sobre el terreno…"

Esto deja a Rusia sin salida. Una vez que Putin decidió la intervención militar hace un año, era ganar o morir en Ucrania. Intentó intimidar a Kiev para que llegara a un acuerdo mediante una pequeña fuerza expedicionaria y un ataque relámpago contra la capital. Estuvo a punto de lograr un acuerdo para poner fin a la guerra en las conversaciones de Estambul, pero Occidente animó/intimidó a Kiev para librar una guerra de desgaste con promesas de apoyo continuado.
Desde el comienzo de la guerra ha persistido una extraña contradicción sobre Rusia en la narrativa occidental. En primer lugar se describe a Rusia como un país que ambiciona recrear la Unión Soviética y expandirse por Europa del Este, si no se le frena con la expansión de la OTAN. Al mismo tiempo se presenta a Rusia como inútil, incompetente e incapaz de una actividad militar decidida.
Esta fábula paralela oculta la verdad del asunto, presumiblemente conocida al más alto nivel: Rusia es una potencia mucho más débil que la antigua Unión Soviética, al margen de sus capacidades mundiales. Sus ambiciones actuales son limitadas, concentradas en la seguridad de sus fronteras inmediatas y relacionadas principalmente con su propia estabilidad. Lejos de desear ser una superpotencia competidora de Estados Unidos, se conformaría con acuerdos de seguridad funcionales que la dejaran en paz, para salir de la grave situación en la que cayó durante la década de 1990. Putin es un líder moderado y conservador con una agenda minimalista y, sin duda, un estadista mucho más fiable y realista que los nacionalistas rusos que podrían sustituirle, por su reticencia a librar una guerra a gran escala contra Kiev y la población ucraniana.
Los comentaristas prorrusos de Occidente esperan una gran ofensiva rusa en la primavera de 2023. Sin duda existen indicios para ello. Pero los rusos han estado construyendo al mismo tiempo grandes líneas defensivas de trincheras, búnkeres, posiciones fortificadas y campos de minas en todo el frente. Esto parece indicar que se conformarán con el menor territorio posible.
El problema es que Occidente tiene una estrategia para atraerlos cada vez más hacia Ucrania, con el consiguiente efecto de que el país tenga que convertirse en un páramo para poner fin a la guerra. Hace un par de meses el reticente anexionista Putin definió los límites de las ambiciones territoriales rusas en Ucrania. La escalada occidental mediante el suministro de misiles de mayor alcance tiende a hacer necesaria una destrucción cada vez mayor para Ucrania en 2023.
Washington y la UE iniciaron el conflicto en Ucrania en 2014. Moscú respondió con la Operación Militar Especial en 2022. Occidente decidió escalar la Operación Militar Especial a una guerra en Ucrania, después de haber forzado la entrada de las fuerzas rusas en campo de batalla. La Primera Guerra Mundial fue por la "Pobrecita Bélgica" y la Segunda Guerra Mundial por el Corredor de Danzig.
El presidente Biden afirma ahora que apoyará a Kiev "todo el tiempo que haga falta" a la manera de un pistolero que se enfrenta a una situación en la que "un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer". Parece que es algo personal para el vaquero Joe y no descansará hasta que la ciudad esté limpia, con el espíritu del sherif estadounidense.
La misión de Joe Biden significa que la guerra en Ucrania bien puede ser la última entrega de la Guerra por el Mundo, si Washington consigue ahora llevar a Rusia hasta el límite.

https://drpatwalsh.com/2023/02/24/ukraine-special-military-operation-to-war-for-the-world/

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