Testimonios de los voluntarios
extranjeros
El creciente número de vídeos que
aparecen en las redes sociales sobre las experiencias de voluntarios
y mercenarios occidentales ha sido esclarecedor. La verdad sobre las
condiciones sobre el terreno, cuidadosamente ocultada por los
principales medios de comunicación occidentales, está apareciendo
en estos vídeos. Estos voluntarios extranjeros están notablemente
deprimidos por la situación actual en el campo de batalla.
Un
voluntario estadounidense Justin describió su
experiencia luchando con el famoso Regimiento Azov. Admitió
abiertamente
que eran nazis empedernidos y racistas extremos.
Señaló la falta de voluntarios negros o asiáticos en esa legión
extranjera, que los ucranianos no tolerarían ni por un momento.
Los
Azov son los mejores combatientes de Ucrania, con un temible culto a
la muerte. La mayoría han sido asesinados, capturados o inutilizados
por los rusos en los últimos 6 meses, según Justin. La novia
ucraniana del voluntario estadounidense le advirtió que abandonara
Azov, porque todos tenían intención de morir y él no volvería a
verla. Él sobrevivió, pero prácticamente todos sus compañeros
murieron en combate contra los rusos. Justin había luchado junto a
Azov en Donbás y dice que casi todos los ucranianos de la zona son
vistos como colaboradores con los rusos por las fuerzas de Kiev. Son
sospechosos de haber informado de las posiciones de las unidades de
la legión extranjera a la artillería rusa. Recibieron un trato duro
por parte de Azov, porque fundamentalmente apoyaban a Rusia o al
menos rechazaban la lealtad a Kiev.
En la Conferencia de
Seguridad de Múnich, la vicepresidenta Kamala Harris ha acusado a
Rusia de "crímenes contra la humanidad", sugiriendo un
Nuremberg II por los sucesos de Bucha de hace aproximadamente un
año.
Un voluntario británico que formó parte del
ejército ucraniano durante varios años describió la batalla de
Bucha, donde vivía con su mujer y sus hijos. No vio ninguna matanza
deliberada de civiles por parte de los rusos, como afirmaba Kiev y
utilizó como excusa para romper las negociaciones de Estambul,
cuando la guerra estaba casi resuelta. Afirmó que los rusos
probablemente habían ejecutado a voluntarios de defensa del ejército
territorial, que no luchaban con uniforme reglamentario, después de
que se produjeran emboscadas mortales a tropas rusas que
desacansaban. Estas fuerzas de defensa habían estado localizando
posiciones rusas y habían transmitido información a escuadrones de
fuerzas especiales ucranianas, bien entrenadas y armadas con armas de
la OTAN. El voluntario británico señaló que los civiles muertos en
la carretera de Bucha habían fallecido por ataques de la aviación
rusa, no a manos de soldados. Inspeccionó el tamaño de los agujeros
de bala en los laterales de los coches y vio que eran proyectiles de
armas disparadas por la aviación rusa contra todo lo que se movía
(algo por lo que destaca también la aviación estadounidense). El
británico fue detenido por los rusos, que permitieron salir a todas
las mujeres y niños y le trataron bien. Su único problema para
escapar él mismo de la zona de guerra se debió a que Kiev ordenó
que todos los hombres en edad militar permanecieran sobre el terreno
bajo pena de arresto. Abandonó Bucha cuando se levantó esta orden y
se reincorporó a las fuerzas ucranianas para luchar en la
guerra.
Casi todos los voluntarios extranjeros dijeron que
alrededor del 80% de la legión extranjera había abandonado ya la
zona de guerra y regresado a casa. Los voluntarios no militares
habían abandonado pronto, tras su primera entrada en combate o ante
las primeras dificultades. Muchos de los que habían estado en
Afganistán o Irak y servido en ejércitos estadounidenses o
británicos durante años, se quedaron estupefactos ante la
formidable artillería rusa. Habían estado acostumbrados a solicitar
ataques aéreos de apoyo en sus despliegues anteriores, pero ahora la
fuerza estaba enfrente. Todos percibieron a los rusos mucho más
formidables y competentes de lo que les habían hecho creer los
medios de comunicación occidentales. Los voluntarios extranjeros
sospechaban que los rusos utilizaban sus equipos más antiguos y
reservaban los mejores y más modernos. Un voluntario dijo que los
medios de comunicación occidentales mentían sobre Ucrania.
Los
relatos cuentan historias similares de corrupción ucraniana, con
dinero y equipos que desaparecen en los bolsillos de los lugareños y
armas de la OTAN que se venden en el mercado negro. Las recientes
destituciones de oficiales ucranianos de alto rango respaldan las
opiniones de estos extranjeros. Consideran que los mandos ucranianos
son en su mayoría incompetentes y temerarios con la vida de sus
hombres. Los voluntarios extranjeros preferían luchar en sus propias
unidades y dirigir sus actuaciones, antes que ser enviados a misiones
suicidas por el mando ucraniano. Según los extranjeros ha habido
enormes pérdidas ucranianas que se mantienen ocultas al
público.
Los principales medios de comunicación
occidentales han ignorado por completo esta reveladora fuente de
información sobre la guerra. Todos los voluntarios entrevistados han
sido cuidadosamente investigados y presentados. Pero los relatos de
YouTube no pueden descartarse como propaganda del Kremlin y van
completamente en contra de la narrativa nacionalista ucraniana,
necesaria para el mantenimiento del apoyo occidental a Kiev. Por
tanto las malas noticias son silenciadas.
La guerra económica
Si Occidente tiene un
objetivo en Ucrania es el cambio de régimen en Moscú. Este objetivo
no se ha hecho realidad tras un año de sanciones sin precedentes y
un amplio apoyo económico y militar a Ucrania. Rusia está
probablemente más cohesionada política y militarmente que hace un
año como resultado de la presión occidental. Al fin y al cabo lo
que no te mata te hace más fuerte.
El ferozmente
antirruso, The Economist resume el fracaso de la guerra
económica contra Rusia en un par de frases:
"Los
datos económicos en tiempo real pintan un panorama preocupante para
Occidente. Actualmente la economía rusa está en mejor forma de lo
esperado. Mientras tanto Europa, lastrada por unos costes energéticos
por las nubes, está cayendo en recesión".
Señala
que, aunque las sanciones occidentales han sido duras, el gobierno
ruso las ha afrontado con eficacia y ha
logrado un superávit récord por cuenta corriente de 220.000
millones de dólares en 2022, el
doble que en 2021. La entrada de divisas también ha
ayudado a la economía rusa.
Como señala The
Economist:
"Estas divisas han ayudado a
financiar las importaciones. Muchas empresas occidentales han dejado
de vender sus bienes y servicios a Rusia, pero las empresas de otras
partes del mundo están encantadas de sustituirlas: las de China, por
ejemplo, han dado un paso al frente. Turquía parece haberse
convertido en un intermediario para las empresas occidentales que
buscan eludir las sanciones. Las importaciones rusas se han
recuperado mucho tras una fuerte caída en primavera".
Debido
a las sanciones emitidas en 2014, cuando Rusia recuperó Crimea de
manos de Kiev, los rusos sabían lo que se les venía encima y se
habían preparado para ello. A las pocas semanas del lanzamiento de
la Operación Militar Especial el rublo se disparó tanto que el
banco central ruso se vio obligado a intervenir para bajar su
cotización. Las empresas occidentales, obligadas a abandonar Rusia
por sus gobiernos, fueron rápidamente absorbidas o sustituidas por
empresas rusas. El comercio con China y otros países no occidentales
creció enormemente. El descenso total del PIB de Rusia en 2022 fue
sólo del 2,5-2,9%, según el FMI, y no del 20% o más que los
"expertos" occidentales habían pronosticado confiadamente.
Algunos países europeos que impusieron sanciones sufrieron caídas
más pronunciadas.
El 24 de febrero, el Presidente Biden,
al anunciar la guerra económica, dejó caer que se había estado
preparando durante mucho tiempo antes de que Rusia lanzara la
Operación Militar Especial:
"Hemos diseñado
deliberadamente estas sanciones para maximizar el impacto a largo
plazo sobre Rusia y minimizar el impacto sobre Estados Unidos y
nuestros aliados. Y quiero ser claro: Estados Unidos no está
haciendo esto solo. Durante meses
hemos estado construyendo una coalición de socios, que representan
más de la mitad de la economía mundial; son veintisiete miembros de
la Unión Europea, entre ellos Francia, Alemania e Italia (así como
Reino Unido, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda y muchos
otros), y el fin es amplificar el impacto conjunto de nuestra
respuesta."
Las sanciones fueron apoyadas con
entusiasmo por el próspero Occidente ex imperialista/colonialista
(estados clientes de Estados Unidos), pero no por la mayoría de los
Estados del mundo ni por sus poblaciones. E importantes Estados como
Turquía, India y Arabia Saudí, que anteriormente habían estado muy
orientados hacia Occidente, disintieron de ellas.
Las
sanciones de Estados Unidos a Rusia están siendo burladas
abiertamente y una serie de países significativos (incluido un
miembro muy importante de la OTAN) están actuando como
intermediarios, manteniendo el comercio de productos entre Occidente
y Rusia. Así, mientras Washington ha
conseguido acabar
con Europa como competidor económico
y la ha reducido a la servidumbre
moral y política, el resto del mundo ha
contemplado las acciones estadounidenses con una combinación de
temor y aversión y ha decidido que quiere salir
del mundo de Washington. En muchos sentidos Estados
Unidos ya ha perdido el mundo
y su última batalla se da en Ucrania.
Las suposiciones estadounidenses acerca de la economía rusa, a
partir de las cuales se establecieron las sanciones, resultaron ser
completamente erróneas. La posición económica de Rusia no se
correspondía con la burda medida del PIB. El PIB de Rusia en dólares
era muy inferior al de la mayoría de los Estados europeos, pero su
PIB per cápita, medido según el poder adquisitivo del rublo, era
muy robusto. El PIB de Rusia incluye un porcentaje mucho mayor de
capacidad y producción reales y un porcentaje menor de "servicios"
dudosos de la falsa economía de Occidente. Rusia produce gran parte
de sus alimentos y dispone de todos los recursos naturales que
necesita. Su economía es en su mayor parte autosuficiente, algo que
molesta a Washington, ya que impide la influencia de Estados Unidos
sobre ella. La producción de acero, hormigón y electricidad per
cápita, cosas de valor real, sobre todo en tiempos de guerra, está
mucho más desarrollada que la de los
principales países de renta media de Europa. El hecho
de que la industria rusa pueda producir 6 veces más proyectiles de
artillería que los que Occidente, incluida la colosal industria de
defensa estadounidense, suministra a Kiev, ilustra muy claramente
esta cuestión.
Las sanciones occidentales a Rusia no
sólo han fracasado,
sino que han devuelto el golpe
a quienes las lanzaron con entusiasmo. Basta con echar un
vistazo
a la crisis energética del Reino Unido y Europa,
a las cuantiosas subvenciones gubernamentales, al estilo de la Covid, para rescatar a los consumidores,
a la "crisis del coste de la vida",
a la espiral de los tipos de interés/hipotecas,
a la subida desorbitada de los precios de los alimentos,
a la destrucción de los sistemas sanitario y educativo,
al creciente descontento político y social de la población,
al aumento de las huelgas por la bajada de los salarios y
a los recortes en los derechos de pensión, etc.,
para darse cuenta de lo equivocada que fue la guerra económica
contra Rusia.
Washington pensó que Rusia podría ser
puesta de rodillas mediante sanciones y las sanciones, envueltas en
propaganda que profetizaba la derrota y el sufrimiento, bastarían
para producir un golpe de Estado en Moscú. La
política desestabilizadora de
Occidente gira en torno a los golpes
de Estado: sus oponentes
están constantemente
sometidos a la amenaza
de golpes de Estado,
todos ellos basados en los
eslóganes huecos de la democracia.
El
proyecto económico euroasiático, al que la élite política
prooccidental de Moscú sólo ha dado un apoyo tibio durante décadas,
por fin se está llevando a cabo, a causa de la necesidad creada por
el impacto de la guerra económica en Rusia. El Kremlin se
ha despertado y ha olido
el café (smelt the coffee). Eso ha supuesto un revés
muy serio para Washington y Occidente. La desdolarización
y el retroceso de la globalización,
en la que Washington vigilaba el mercado
mundial, han invertido la tendencia de lo que comenzó
en 1991 y que debía marcar el "fin de la historia".
Las
sanciones han permitido a Putin lograr algo que nunca podría haber
conseguido sin el Armagedón económico occidental. La élite
prooccidental de San Petersburgo ha sido diezmada y el
Kremlin se ha despojado de su oposición
de color. Los cobardes egoístas han huido para
hacer dinero en Occidente. La oposición es ahora más belicosa que
el Kremlin y desea que la guerra en Ucrania y contra Occidente se
lleve a cabo con más ahínco.
El vasallaje de
Europa
Estados Unidos ha logrado demonizar a Rusia
y todo lo ruso en Occidente y ha puesto fin a la relación económica
directa de Europa con Moscú, convirtiendo a Europa Occidental en su
vasallo efectivo. El principal objetivo de este impulso geopolítico
era impedir una colaboración entre Alemania y Rusia, un objetivo
geopolítico de la anglosfera que se
remonta a la Gran Guerra de 1914 y a Halford
Mackinder. La intención fundamental de Estados Unidos es
mantener a Europa en su esfera de influencia, impidiendo que se
convierta en el ala occidental de Eurasia.
En este
contexto cabe señalar que Washington no sólo pretende acabar con la
relación energética de Europa con Rusia, sino también con su
comercio con China. La guerra de Ucrania ha conseguido intimidar a
Europa para que se aleje de esta relación comercial en desarrollo,
situándola firmemente dentro de la esfera económica
estadounidense.
Un importante artículo del célebre
periodista de investigación (una especie en extinción en
Occidente), el reportero con una larga carrera para Associated
Press y The New York Times,
Seymour Hersch, titulado How American Took Out the Nord
Stream Pipeline
(https://seymourhersh.substack.com/p/how-america-took-out-the-nord-stream#
), ofrece información
interesante:
"Lo que vino después fue asombroso.
El 7 de febrero, menos de tres
semanas antes de la aparentemente inevitable
invasión rusa de Ucrania, Biden se reunió en su despacho de la Casa
Blanca con el canciller alemán Olaf
Scholz, quien, tras algunos titubeos, estaba ahora
firmemente en el equipo estadounidense. En la rueda de prensa
posterior Biden afirmó desafiante: "Si
Rusia invade… ya no habrá Nord Stream 2. Le
pondremos fin. Le pondremos fin".
Veinte días antes la subsecretaria Nuland había transmitido
esencialmente el mismo mensaje en una sesión informativa del
Departamento de Estado, con escasa repercusión en la prensa. "Quiero
ser muy clara hoy", dijo en respuesta a una pregunta. "Si
Rusia invade Ucrania, de un modo u otro Nord Stream 2 no seguirá
adelante".
Hersch, valiéndose de un
informante, sugiere que EEUU voló los oleoductos mediante el uso de
una unidad de buceo de la Marina estadounidense, cuyas actividades no
requieren informar al Congreso, como en el caso de otras ramas del
ejército estadounidense. La colocación de explosivos se produjo en
junio de 2022, durante unos ejercicios de la OTAN en la zona de los
oleoductos. A finales de septiembre de 2022 se lanzó una boya sonar
con la ayuda de los noruegos para desencadenar la explosión, después
de que Biden diera la orden de poner fin al Nord Stream II. La
decisión se tomó en un momento en el que Washington temía que los
alemanes se doblegaran bajo un frío invierno y el presidente quería
que no hubiera vuelta atrás hacia la energía rusa por parte de
Europa.
Otros, como John Helmer, sospechan otra
cosa. Señalan con el dedo a las operaciones de Estados Unidos y la
OTAN frente a la isla de Bornhom más de un año antes de las
explosiones, que habrían colocado cargas explosivas mucho antes de
que comenzara la Operación Militar Especial.
Lo que es
seguro es que los oleoductos eran un objetivo de Washington mucho
antes de "la brutal invasión de Ucrania por Putin" y que
Estados Unidos y sus partidarios en los servicios de inteligencia
europeos tenían sus propias razones para destruir los enlaces
energéticos con Europa.
"Biden ordenó volar los
oleoductos para presionar a Europa Occidental con el fin de que no
dejara de apoyar a Estados Unidos en el conflicto de Ucrania. Las
cosas no iban bien para Occidente y temían la llegada del invierno.
Y a Estados Unidos le preocupaba que Alemania levantara las sanciones
por el frío invierno", explicó Hersh en una entrevista con
Berliner-zeitung.
Nadie en el Congreso
estadounidense ni en los parlamentos europeo o británico ha mostrado
interés por este acto terrorista. Los
ecologistas
occidentales han guardado un curioso silencio ante
semejante desastre ecológico. El antiguo periódico de Hersch, The
New York Times, se negó a escribir ni una palabra sobre la
noticia más importante de la guerra de Ucrania. Siguieron informando
de las dudosas noticias emitidas por Kiev y la propaganda de
Washington.
Tras la destrucción del oleoducto, el ex
ministro de Asuntos Exteriores polaco Radoslaw Sikorski
tuiteó: "¡Gracias, Estados
Unidos!"
Hace
unos 7 años George Friedman
(https://es.wikipedia.org/wiki/George_Friedman
) pronunció un importante discurso en Polonia. Dijo a su audiencia
que la edad de oro de la UE había terminado. Lo que había ocurrido
entre 1991 y 1998 era una anomalía. Friedman señaló que la
Unión Europea había sido creada por Estados Unidos
como parte del Plan Marshal. Europa Occidental había participado en
la creación de la UE, pero fueron Washington y la Guerra Fría
quienes proporcionaron la voluntad y los medios para hacerlo. Era
indispensable que Europa evitara la guerra si quería actuar como
barrera frente a la Rusia soviética. Había que resolver el problema
histórico de Alemania. Había que
neutralizar a Alemania Occidental mediante su integración
en la UE.
Sin embargo en 1991 Alemania se reunificó y
desarrolló una nueva relación con Rusia por el gas barato. Polonia,
entre Alemania y Rusia, se convirtió en un país muy importante para
Estados Unidos en esa situación.
Friedman
insistió en que había que alentar a Polonia para que volviera a ser
un gran Estado y no una mera parte de la UE, de modo que tuviera una
utilidad fundamental para la política estadounidense, en relación
con la ruptura de los lazos entre Alemania y Rusia. El proyecto "Make
Poland Great Again" consistiría en utilizar la
histórica hostilidad polaca hacia Rusia para afirmar su propio papel
como potencia líder dentro de la UE
y crear una barrera entre Europa y Rusia.
Ahora se rumorea
que Polonia está haciendo preparativos para llenar el vacío en
Galitzia Oriental si el Estado ucraniano se derrumba como empresa
nacionalista. La nueva asertividad de Polonia no puede ser casual,
pero preocupa a muchos polacos con sentido de la historia. Mientras
que el Presidente Kennedy fue a Berlín hace una generación, el
Presidente Biden va ahora a Varsovia, lo que significa un cambio
en el liderazgo de Europa por parte del Hacedor de Reyes.
El
papel de liderazgo paralelo de Gran Bretaña en todo esto es
interesante. El Reino Unido, en particular bajo el mandato del primer
ministro Johnson, asumió la posición de mano derecha de Kiev y
formó una alianza militar y política con los europeos antirrusos
del este, al margen de la UE. Polonia
había sido un instrumento utilizado por Gran Bretaña para iniciar
una guerra mundial en 1939, con el fin de acabar con
una Alemania que resurgía.
Como parte de la política de
Estado británica, la BBC bombea instintivamente
propaganda continua sobre la vacilación y la inacción de Europa
occidental en su apoyo de Kiev. En los últimos días, Gran Bretaña
ha intentado incluso burlar a Estados Unidos para mostrar su
liderazgo en la lucha contra Rusia, facilitando y apoyando la demanda
de Zelensky de aviones de combate y una escalada.
De lo que se trata es de que Gran Bretaña vuelva a jugar al
equilibrio de poder en Europa. El Reino Unido está asumiendo el
liderazgo de la parte oriental de la UE para arrebatarle el poder al
núcleo occidental y, en última instancia, desactivarlo
completamente. La intromisión desde fuera ha sustituido a la
intromisión desde dentro. Y la UE está atrapada en un conflicto
irresoluble, porque se ha unido a la cruzada moral contra Rusia y se
enfrenta a una quinta columna de la anglosfera en Europa del
Este.
¿Y ahora qué?
Hay
personas en Estados Unidos y Europa Occidental que quieren poner fin
a la guerra en Ucrania en un futuro próximo, en una mesa de
negociaciones. Sin embargo lo que quiera Europa Occidental no importa
realmente. El papel de Europa en esta guerra siempre ha sido el de
apoyar a Kiev lo mejor que puede, principalmente desde el punto de
vista moral y con financiación y equipamiento militar en un grado
limitado.
Cuando Washington
decida que la guerra debe terminar, los europeos
occidentales sentirán el alivio por la decisión.
El
último documento de la Corporación RAND, titulado "Avoiding
a Long War: U.S. Policy and the Trajectory of the Russia-Ukraine
Conflict" (Evitar una guerra larga: la política de
EEUU y la trayectoria del conflicto entre Rusia y Ucrania),
señala que el debilitamiento de Rusia en Ucrania es bueno para
Estados Unidos. El documento también menciona la menor dependencia
energética de Europa respecto a Rusia (y la correspondiente
dependencia de Estados Unidos) como otro aspecto positivo para
Washington.
También enumera los aspectos negativos del
conflicto ruso-ucraniano, entre ellos
el riesgo de una colisión entre Rusia y la OTAN y el posible uso de armas nucleares ha aumentado;
Estados Unidos se compromete cada vez más en el esfuerzo bélico;
la continuación de la guerra es el principal obstáculo para la estabilización de los precios mundiales de la energía
la guerra en Ucrania desvía la atención de otras áreas de la política exterior estadounidense, como China, etc;
crece la relación de Rusia con China, lo que es contrario a los intereses de EEUU;
Moscú vende cada vez más a Pekín el gas barato, que Europa no compra en beneficio de su industria.
Rusia y China han aumentado el número de maniobras militares conjuntas y se están ganando a otros Estados frente a la hegemonía estadounidense, sobre todo en Eurasia, pero también en el Sur Global.
Aunque sugiere que "el control ucraniano de una mayor
parte de su territorio soberano puede reforzar el modelo
territorial" (p. 7), señala que el apoyo a la integridad
territorial de Ucrania puede suponer importantes costes para los
intereses estatales estadounidenses. Señala que el Secretario de
Estado Blinken ha declarado que el objetivo de la política
estadounidense es permitir a Ucrania "recuperar el territorio
que le ha sido arrebatado desde el 24 de febrero", es decir,
no permitir a Kiev tomar el control de Crimea o Donbass… Y de forma
bastante desastrosa para los objetivos territoriales de Kiev
concluye:
"Nuestro análisis sugiere que este
debate se centra demasiado en una dimensión de la trayectoria de la
guerra. El control territorial, aunque inmensamente grande
para Ucrania, no es la dimensión más
importante del futuro de la guerra para Estados Unidos.
Concluimos que… evitar una guerra larga es también para Estados
Unidos una prioridad superior que facilitar un control
territorial ucraniano significativamente mayor" (p. 25).
El
resto del informe también es significativo. Sugiere que el principal
problema para Estados Unidos es escapar de la escalada del conflicto
en la que se ha visto envuelto, que ha animado a Ucrania a seguir
luchando por sus plenos objetivos territoriales. Eso será muy
difícil, concluye, y "un cambio drástico y de la noche a la
mañana en la política estadounidense es políticamente imposible"
(p. 26). Washington tendrá que dedicarse con sigilo a la persuasión
de Kiev y los aliados europeos, para lograr una retirada de la
demanda de integridad territorial ucraniana.
Occidente
está enviando señales de que está abierto a concluir la guerra
sobre una base diferente a la que se ha obligado a adoptar a Kiev.
Pero Rusia entiende que tiene que matar a muchísimos ucranianos,
para reducir la voluntad de Ucrania de continuar la guerra hasta un
nivel compatible con los intereses de Occidente.
Así es
como terminará la guerra: cuando uno u otro bando pierda la voluntad
de luchar. Para Rusia, no hay vuelta atrás. Una vez asumida la
guerra en Ucrania, era ganar o desaparecer.
En Occidente
se teme una próxima ofensiva rusa, que podría ser excesiva para
Kiev. Así lo manifiesta el coronel Richard Kemp en una
entrevista con The Telegraph. George Friedman ha
abordado esta posibilidad por primera vez en el artículo What
if Ukraine Should Fall. El él concluye:
"Si
las defensas de Ucrania se desmoronan, Estados Unidos tendría que
tomar algunas decisiones rápidas (o aplicar rápidamente decisiones
ya tomadas). Podría enviar fuerzas a Ucrania para intentar forzar
una retirada rusa o podría rehusar combatir.
Enfrentarse directamente a las tropas rusas con una fuerza limitada
puede ser un compromiso largo, doloroso e incierto. Pero aceptar el
resultado abre la puerta a que Rusia vuelva a reorganizar Europa. Una
segunda guerra fría sería un resultado necesario pero no deseado.
Reforzar a Ucrania antes de su colapso sería, por
tanto, la opción de menor riesgo y coste. Si Ucrania cae,
Estados Unidos se verá obligado a enfrentarse a Rusia. Combatir
directamente en Ucrania será una opción, lo que significa que
hacerlo será políticamente doloroso. Los presidentes rara vez son
recompensados por evitar una amenaza que aún no se ha materializado,
aunque sea inevitable. No estoy prediciendo la caída inminente de
Ucrania, por supuesto. Simplemente estoy barajando todas las opciones
en caso de que caiga. La prudencia (y la próxima
ofensiva rusa) así lo exigen".
Esto
realmente queda fuera de la cobertura de la guerra en la prensa
occidental.
Los que tienen el poder en Washington no dan
muestras de querer concluir la guerra. ¿Por qué habrían de
hacerlo? El propósito
todo el tiempo (al
menos desde 2014)
ha sido obligar
a Rusia a
penetrar
en Ucrania
y desangrarla para
provocar un cambio de régimen en Moscú. Incluso si
la guerra fortalece a Putin y a su círculo gobernante, Estados
Unidos se conformará con desangrar a Rusia. Realmente no hay
factores que hagan que una solución diplomática resulte atractiva
para Washington. Salvo expulsar a Rusia completamente de Ucrania,
cualquier otra cosa sería una derrota para ella o al menos un empate
perdedor. Desde el punto de vista geopolítico, un
resultado
de este tipo potenciaría
el desarrollo euroasiático y
supondría una pérdida de
influencia sobre el
Sur Global.
No hay bolsas de cadáveres
estadounidenses regresando a los EEUU para hastiar al público
estadounidense con esta guerra. Los ucranianos son prescindibles de
forma casi ilimitada, sobre todo si se pueden seguir ocultando las
cifras de bajas de Kiev y exagerando las pérdidas rusas. Así que
luchar hasta el último ucraniano o hasta que el último ucraniano
tenga voluntad de luchar, es la opción preferible... por
ahora.
Europa puede empezar a ceder en algún momento,
pero a menos que se produzcan grandes disturbios civiles y los
gobiernos europeos caigan como bolos, Washington no tiene por qué
preocuparse. El 5 ó 6% del presupuesto de Defensa de Estados Unidos
que se gasta en la guerra está bien invertido, como dijo un
congresista.
Pero ¿qué pasaría si la guerra tuviera
demasiado éxito para Washington? Si Rusia decidiera luchar en lugar
de encerrarse en el mutismo y no viera otra forma de evitar la
derrota que defendiéndose con armas de destrucción masiva. Estados
Unidos querría evitar la amenaza de destrucción fuera de Ucrania
(en Europa Occidental o en su territorio), razón por la cual está
limitando la guerra por el momento a Ucrania. Al mismo tiempo se
ridiculiza la idea de que Rusia no contraatacaría a un nivel
superior ¡como si el Kremlin estuviera repleto de occidentales
privilegiados!
Mientras tanto en Gran Bretaña hay pocas
pruebas de que el Reino Unido "se retire". Están escalando
retóricamente todo el asunto, con peticiones de aviones de combate y
misiles de mayor alcance para Kiev ¡siguiendo el grito de guerra de
Johnson! Está la "Declaración Conjunta" de Rishi Sunak
con Zelensky, comprometiéndose a una
guerra sin fin. La nulidad globalista que se convirtió
en primer ministro británico se ha transformado en la versión
espectral de Johnson, ya que el ex primer ministro parece intentar
recuperar la titularidad, utilizando a Ucrania y el Protocolo de las
Naciones Unidas.
Según The Guardian:
"Ucrania...
exige que Rusia sea contemplada como una amenaza para
toda Europa y el mundo. Rechaza el peligro de una escalada nuclear
como una amenaza vana. Envalentonada por el armamento occidental,
ahora quiere expulsar a Rusia de toda Ucrania. Los expertos militares
dicen que esto requeriría un compromiso occidental a largo plazo y
masivo, posiblemente incluyendo tropas propias sobre el
terreno…"
Esto deja a Rusia sin salida. Una vez que Putin decidió la
intervención militar hace un año, era ganar o morir en Ucrania.
Intentó intimidar a Kiev para que llegara a un acuerdo mediante una
pequeña fuerza expedicionaria y un ataque relámpago contra la
capital. Estuvo a punto de lograr un acuerdo para poner fin a la
guerra en las conversaciones de Estambul, pero Occidente
animó/intimidó a Kiev
para librar una guerra de desgaste con promesas de apoyo
continuado.
Desde el comienzo de la guerra ha persistido
una extraña contradicción sobre Rusia en la narrativa occidental.
En primer lugar se describe a Rusia como un país que ambiciona
recrear la Unión Soviética y expandirse por Europa del Este, si no
se le frena con la expansión de la OTAN. Al mismo tiempo se presenta
a Rusia como inútil, incompetente e incapaz de una actividad militar
decidida.
Esta fábula paralela oculta la verdad del
asunto, presumiblemente conocida al más
alto nivel: Rusia es una potencia mucho más débil
que la antigua Unión Soviética, al margen de sus capacidades
mundiales. Sus ambiciones actuales son limitadas, concentradas en la
seguridad de sus fronteras inmediatas y relacionadas principalmente
con su propia estabilidad. Lejos de desear ser una superpotencia
competidora de Estados Unidos, se conformaría con acuerdos de
seguridad funcionales que la dejaran en paz, para salir de la grave
situación en la que cayó durante la década de 1990. Putin es un
líder moderado y conservador con una agenda minimalista y, sin duda,
un estadista mucho más fiable y realista que los nacionalistas rusos
que podrían sustituirle, por su reticencia a librar una guerra a
gran escala contra Kiev y la población ucraniana.
Los
comentaristas prorrusos de Occidente esperan una gran ofensiva rusa
en la primavera de 2023. Sin duda existen indicios para ello. Pero
los rusos han estado construyendo al mismo tiempo grandes líneas
defensivas de trincheras, búnkeres, posiciones fortificadas y campos
de minas en todo el frente. Esto parece indicar que se conformarán
con el menor territorio posible.
El problema es que
Occidente tiene una estrategia para
atraerlos cada vez más hacia Ucrania, con el
consiguiente efecto de que el país tenga que convertirse en un
páramo para poner fin a la guerra. Hace un par de meses el reticente
anexionista Putin definió los límites de las ambiciones
territoriales rusas en Ucrania. La escalada occidental mediante el
suministro de misiles de mayor alcance tiende a hacer necesaria una
destrucción cada vez mayor para Ucrania en 2023.
Washington
y la UE iniciaron el conflicto en Ucrania en 2014.
Moscú respondió con la Operación Militar Especial en 2022.
Occidente decidió escalar la Operación Militar Especial a una
guerra en Ucrania, después de haber forzado la entrada de las
fuerzas rusas en campo de batalla. La Primera Guerra Mundial fue por
la "Pobrecita Bélgica" y la Segunda Guerra
Mundial por el Corredor de Danzig.
El
presidente Biden afirma ahora que apoyará a Kiev "todo el
tiempo que haga falta" a la manera de un pistolero que
se enfrenta a una situación en la que "un hombre tiene que
hacer lo que un hombre tiene que hacer". Parece que es algo
personal para el vaquero Joe y no descansará hasta que la ciudad
esté limpia, con el espíritu del sherif estadounidense.
La
misión de Joe Biden significa que la guerra en Ucrania bien puede
ser la última entrega de la Guerra por el Mundo, si Washington
consigue ahora llevar a Rusia hasta el límite.
https://drpatwalsh.com/2023/02/24/ukraine-special-military-operation-to-war-for-the-world/
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