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miércoles, 31 de enero de 2024

A propósito del cambio climático

 

M.B.P. (2006) La historia del clima


https://www.tiempo.com/ram/2424/la-historia-del-clima/


En mi indagación personal sobre el tema del Cambio Climático he intentado aprender algo sobre el pasado del clima, desde el principio de la Tierra hasta el presente. Como resultado he escrito este texto. Es un resumen donde trato de mostrar una panorámica de la evolución del clima terrestre y de las causas de los cambios que ha habido.


En 1837 el suizo Louis Agassiz presentó un trabajo de campo en los Alpes y demostró que hubo épocas pasadas en que los hielos, los glaciares, se extendieron mucho más allá de su ubicación actual, épocas que se llamaron glaciaciones. Agassiz no había sido el primero en postular esa teoría. Después se descubrió que una gran placa de hielo que ocupaba el Norte de Europa se había llegado a extender hasta el Norte de Alemania, alcanzando la zona que hoy ocupa Berlín. También en Norteamérica se localizaron las huellas de otro casquete de hielo que llegó hasta el territorio de la actual ciudad de Nueva York.


Muchos habrán visto huellas glaciares, como las que hay en el Pirineo, se trata de valles en forma de U, de morrenas frontales o laterales, de rocas estriadas o aborregadas, de grandes bloques de roca aislados, de lagos... También hay huellas indirectas de los glaciares: son las terrazas fluvioglaciares.


Los glaciares de valle de los Pirineos, en su vertiente sur, cubrieron varias decenas de kilómetros, finalizando, en la mayor parte de los casos, entre 700 y 900 m de altitud, con espesores de hielo cercanos a los 500 m, excepcionalmente 900 m en las cubetas de sobreexcavación.


Como en otros fenómenos de la historia natural, en el caso de las glaciaciones las pruebas están ahí, visibles y abundantes, pero hizo falta una observación adecuada y un estudio riguroso para interpretarlas, por eso menciono al ilustre Louis Agassiz.


Las huellas glaciares son uno de los indicadores de la evolución del clima terrestre. Con el tiempo se han estudiado otros muchos, como por ejemplo los sondeos de los hielos, bien sea de la Antártida, de Groenlandia o de montañas tropicales, los sondeos de sedimentos del fondo marino, el estudio de los anillos de los árboles, los documentos escritos y, desde finales del siglo XVIII, las medidas instrumentales de las variables meteorológicas.


Con todo ello se ha desarrollado la Paleoclimatología, la ciencia que estudia el clima de otras épocas. Según Wikipedia, la enciclopedia libre de Internet, versión en inglés, la Paleoclimatología es el estudio del cambio climático durante toda la historia de la Tierra.


Hoy en día conocemos bastante de la evolución de las temperaturas, de las precipitaciones y de otras variables climatológicas, aunque quedan bastantes incertidumbres, lo mismo que ocurre respecto a las causas de esas variaciones.


El variable clima terrestre


Nota: utilizo el término era glacial para referirme a una época de millones de años durante la cual hay una disminución de la temperatura global de la Tierra y en alguno de los polos o en ambos se forman casquetes continentales de hielo. Periodos glaciales son periodos más fríos durante las eras glaciales y periodos interglaciales son periodos más cálidos durante ellas. El término glaciación lo uso en ambos sentidos, como era y como periodo glacial (a veces se utiliza el término edad de hielo, que dejo para las películas infantiles).


La edad de la Tierra es de unos 4.500 millones de años (Ma), la vida apareció en ella hace unos 3.800 Ma y los homínidos hace unos 4 Ma.


La Tierra primitiva tardó unos 700 Ma en moderar sus altas temperaturas, debidas al intenso bombardeo de meteoritos y a la elevada radiactividad inicial. Después, a pesar de que el Sol le enviaba una energía menor, algo más de un 20 % menos que hoy en día, las temperaturas en la Tierra fueron relativamente altas, es de suponer que por el efecto invernadero de una atmósfera con una concentración elevada de CO2, producido por el vulcanismo. Además, a partir de hace unos 3.500 Ma hubo también una elevada concentración atmosférica de metano, debido a la acción masiva de bacterias productoras de metano, lo cual contribuyó a ese elevado efecto invernadero de la Tierra joven.


La Historia Del Clima


Después la Tierra ha pasado al menos por cinco eras glaciales, épocas de temperaturas bajas y formación de casquetes de hielo en los polos. La primera fue hace entre 2700 y 2300 millones de años, es la llamada Glaciación Huroniana, y se supone que pudo ser producida por diferentes factores, como el aumento de tamaño de los continentes y la disminución del CH4 atmosférico al reaccionar con el O2 producido por las bacterias fotosintéticas. La segunda era glacial se produjo hace entre 750 y 580 millones de años, al final de Precámbrico, afectó a casi todo el planeta y sus causas son discutidas. La tercera sucedió en el Ordovícico, hace 450 Ma, duró sólo 20 Ma, de ella hay huellas en el Sáhara, su causa fue la situación del supercontinente Gondwana en el Polo Sur y produjo una gran extinción masiva de los seres vivos.


La cuarta era glacial fue hace entre 350 y 250 Ma, en los periodos Carbonífero y Pérmico, de ella hay huellas en Sudamérica, Sudáfrica, Australia... ya que el supercontinente de Gondwana se fue desplazando sobre el Polo Sur. Entre sus causas está la reducción del CO2 atmosférico por la formación de carbón y de carbonatos y la disminución del vulcanismo. En ella hubo avances y retrocesos de los hielos, como en el Cuaternario, pero de mayor duración. Hubo más de 40 periodos glaciares y los correspondientes interglaciares.


En la actualidad la Tierra está en una era glacial, con un continente permanentemente helado: la Antártida. Esta era comenzó a gestarse hace unos 34 Ma, cuando la Antártida se separó de Sudamérica y se formó la fría Corriente Marina Circumpolar Antártica, que aisló el continente de la influencia de otras corrientes marinas más cálidas. Después comenzó a acumularse el hielo, en un proceso discontinuo… probablemente la Antártida estuvo descongelada entre hace unos 22 Ma y hace unos 13 Ma.


Según Jhon C. Crowell ha habido más eras glaciales y de mayor duración. De cualquier forma, desde hace millones de años estamos dentro de una de ellas.


También hubo en la historia de la Tierra épocas en que las temperaturas medias fueron notablemente más altas, por ejemplo en el Paleozoico Inferior, entre 600 y 430 Ma. Las temperaturas globales medias de unos 22ºC permitieron un gran desarrollo de las especies de seres vivos que se conoce como la Explosión Cámbrica. Más adelante, en el Cretácico, la época de los dinosaurios, se estima que la temperatura global media de la superficie terrestre pudo alcanzar valores entre 20 y 24ºC, frente a los 15ºC que tenemos hoy en día. Esta diferencia fue mayor en las latitudes medias y altas, donde las aguas oceánicas estaban entre 10 y 20ºC más cálidas que ahora.


Se considera que las épocas cálidas han estado asociadas a emisiones volcánicas masivas y la consiguiente elevación de la concentración atmosférica de CO2, a la formación de supercontinentes con clima continental o a altos niveles de metano en el aire, debido a la abundancia de pantanos o por la liberación de metano de los fondos oceánicos.


En cuanto a las precipitaciones, se piensa que en general han sido mayores a escala mundial en los periodos cálidos, por la mayor evaporación y la mayor capacidad de la atmósfera para almacenar y transportar humedad. Por el contrario, en las glaciaciones hubo más aridez y aumentaron las zonas de tundra y los desiertos.


Hace entre 3 y 2,5 Ma se acentuó el enfriamiento. Desde entonces se suceden periodos glaciales en que se forman casquetes de hielo en Norteamérica y en el Norte de Eurasia y periodos interglaciales en que esos mantos desaparecen. La oscilación térmica de los ciclos glaciales ha ido aumentando, sobre todo en el último millón de años. La periodicidad ha ido variando desde 40.000 años hace 2,5 Ma a 80.000-120.000 años a partir de hace 600.000 años.


Así pues, en los últimos 400.000 años ha habido cuatro periodos glaciales, separados por periodos cálidos de unos 10.000 años llamados interglaciales. Ahora estamos en un interglacial.


Hace 125.000 años empezó el anterior periodo interglacial, el Eemiense, y hace 115.000 años la última glaciación, llamada Würm o Wiscosin. Durante ella hubo periodos de enfriamiento progresivo, que acabaron con episodios de suelta masiva de icebergs al océano Atlántico, los episodios Heinrich. Luego había periodos de calentamiento brusco. Del análisis de los sondeos de hielo de Groenlandia se pueden distinguir más de veinte de estos calentamientos abruptos, en unas decenas de años, durante el último periodo glacial. En el Último Máximo Glacial, hace 18.000 años, las aguas de los océanos estaban unos 120 metros más bajas que ahora y los casquetes de hielo cubrían buena parte de Norteamérica y el Norte de Eurasia. Las precipitaciones fueron en general menores, hubo un avance de los desiertos y un retroceso de las zonas boscosas.


Hace 180.00 años comenzaron a ascender las temperaturas. Hace unos 12.500 años hubo un periodo de enfriamiento que duró unos mil años, el Younger Dryas. Tras el posterior calentamiento, hace 11.500 años, las temperaturas han variado poco, fueron un poco más cálidas hace entre 6.000 y 4.500 años, el llamado Máximo del Holoceno, y luego fueron descendiendo ligeramente. Después del 800 d.C., en el llamado Periodo Cálido Medieval los vikingos llegaron a colonizar algunas costas de Groenlandia. La Pequeña Edad del Hielo fue un enfriamiento que tuvo lugar entre los años 1.550 y 1.850 aproximadamente. En el siglo XX ha habido unas décadas iniciales de calentamiento, luego ha habido otras de enfriamiento entre 1940 y 1970 y las últimas han sido de calentamiento, así el año 1998 fue el más cálido del siglo XX.


Las causas de los cambios climáticos


La tectónica de placas, o sea la dinámica de las placas de la litosfera debida a la convección en el manto terrestre, influye en la aparición de casquetes polares y las correspondientes eras glaciales de dos formas. La primera es por la ubicación de un continente en alguno de los polos, donde puede irse acumulando nieve que se transforma en hielo y llega a formar un casquete polar de kilómetros de grosor. La otra situación tectónica favorable es la ubicación de masas continentales en la zona tropical, que impiden una fuerte corriente oceánica ecuatorial, entonces las corrientes marinas forman circuitos que llevan agua cálida hacia altas latitudes, donde la evaporación aumenta y el aire cargado de humedad permite unas precipitaciones suficientes de nieve, necesarias para la formación del casquete polar. Por ejemplo hace 3,5 millones de años se cerró el Istmo de Panamá, impidiéndose la corriente que había entre los océanos Atlántico y Pacífico. A partir de entonces aumentó la Corriente del Golfo, que se dirige desde el Caribe hacia el Atlántico Norte, permitiendo el aporte de humedad que favoreció la formación de casquetes polares en el Hemisferio Norte.


Además la tectónica de placas hace posible y regula el ciclo geoquímico del carbono. Cuando aumenta la actividad tectónica, es mayor el vulcanismo y la emisión de CO2, con el consiguiente calentamiento del clima. La elevación de cordilleras puede ser causa de enfriamiento del clima, además de alterar la circulación atmosférica, ya que al haber más tierras elevadas hay una mayor erosión de las rocas, el agua de lluvia lleva CO2 disuelto que reacciona con los minerales y como consecuencia disminuye el CO2 atmosférico.


Las variaciones orbitales de la Tierra, debidas a la atracción gravitatoria de los otros planetas, estarían asociadas a la aparición de los periodos glaciales, los últimos han sucedido aproximadamente cada 100.000 años. Son los llamados Ciclos de Milankovitch. Hay tres tipos de variaciones: la inclinación del eje de rotación de la Tierra, con un periodo 41.000 años, la precesión de los equinoccios, o giro del eje de rotación, con un periodo de 23.000 años y la variación de la excentricidad de la órbita (que se hace más o menos elíptica), con un periodo de unos 100.000 años. El resultado es la variación de la insolación que reciben las diversas latitudes del planeta. Milankovitch consideró que lo más decisivo en el comienzo de un periodo glacial era un mínimo de insolación en las latitudes altas del Hemisferio Norte durante el verano, lo cual impediría que se fundiese toda la nieve caída en el invierno anterior, que se iría acumulando en forma de hielo. Como el hielo refleja en mayor medida los rayos solares (se dice que tiene mayor albedo) el enfriamiento se reforzaría.


Así pues, en una primera mirada a la historia del clima de la Tierra es tentador adoptar una visión cíclica, relacionando las eras glaciales de millones de años con las fases de la tectónica de placas de formación de supercontinentes y su posterior fragmentación y asociando los periodos glaciales de miles de años que se suceden dentro de las eras glaciales con las variaciones de la órbita terrestre cuyos periodos son conocidos.


Pero las cosas son algo más complejas. En un enfoque más evolutivo hay que considerar la variación del propio Sol, que ha aumentado su intensidad alrededor de un 30 % en 4.500 millones de años. También hay que tener en cuenta la evolución de la vida, la vegetación ha modificado el albedo terrestre y los seres vivos han cambiado la composición de la atmósfera, interviniendo además en la regulación de los niveles de CO2 y CH4 atmosféricos.


Ha podido haber épocas de gran aumento del CO2 atmosférico y consiguiente efecto invernadero por vulcanismo masivo. También ha podido haber grandes aumentos de la concentración de metano en la atmósfera, ya sea por el aumento de zonas pantanosas o por liberación de metano de los fondos marinos, de los llamados hidratos de metano. Se sabe también que las caídas de grandes meteoritos producen oscurecimiento del cielo y consiguiente enfriamiento, pero son episodios de corta duración.


Se sabe del importante papel de la circulación oceánica termohalina, que transporta aguas frías del Atlántico Norte y Sur al resto de los océanos por los fondos oceánicos. La Corriente del Golfo lleva agua muy salada, que al enfriarse cerca del Ártico se hunde y desciende por el fondo del Atlántico, llegando hasta los océanos Índico y Pacífico, donde las aguas emergen. Según Wallace Broecker, el sistema climático en su configuración actual tiene dos modos de funcionamiento: el interglacial y el glacial. En el modo interglacial la corriente termohalina funciona como la conocemos hoy en día, y en el modo glacial está reducida o alterada. Esa corriente tiene un periodo de unos mil años, podría tener su propia dinámica o verse afectada por aportes masivos de agua dulce de menor densidad en latitudes altas, lo cual disminuiría el hundimiento de las aguas. La alteración de la corriente termohalina pudo ser la causa del episodio de enfriamiento llamado Joven Dryas, hace 12.500 años.


La variación del número de manchas solares y por tanto de la radiación solar se relaciona con las variaciones de temperatura del último milenio. Cuando aumentan las manchas solares aumentan también las fáculas, que son estructuras más pequeñas y numerosas y que aparecen más brillantes que el resto de la superficie solar. El efecto global es un muy ligero aumento de la radiación emitida por el Sol. El número de manchas solares varía en ciclos de unos 11 años, con una variación del 0,1% de la irradiancia solar. Es mayor la variación de la actividad solar en periodos mayores e irregulares, de entre 80 y 200 años, estas variaciones afectan al clima. Así, por ejemplo la Pequeña Edad del Hielo se asocia al Mínimo de Maunder: durante la segunda mitad del siglo XVIII se observaron muy pocas manchas solares. Al final de la Pequeña Edad de Hielo hubo el Mínimo de Dalton, que fue a principios del siglo XIX y duró unos 30 años. Durante el resto del siglo XIX hubo un ligero ascenso de la actividad solar, un pequeño descenso a principios del siglo XX y posteriormente ha ido en aumento hasta ahora.

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https://disidentia.com/por-que-digo-que-no-soy-ecologista/

L.I.G.F. (2019)


Las masas no han sentido nunca sed por la verdad. Se apartan de los hechos que nos les gustan y adoran los errores que las conquistan. Quien sepa engañarlas será fácilmente su dueño; quien intente desengañarlas será siempre su víctima” (Gustave Le Bon, 1895)


El movimiento ecologista puede presumir de ser protagonista de la historia de éxito más espectacular jamás escrita. Absolutamente inexistente hace 50 años, su ideología domina hoy la vida política y cultural, cuenta con innumerables organizaciones de apoyo y apostolado, determina contenidos y normas en escuelas y forma parte intrínseca de las nuevas leyes. ¿Cómo ha sido posible llegar hasta aquí?


Demos un breve repaso al contexto político-ideológico en el que nace el movimiento “verde”. Para los estrategas de la política se daban entonces tres circunstancias claves:


1) El comunismo ya se adivinaba como el perdedor en la batalla económica. Además, la construcción del muro de Berlín, en un intento por evitar la sangría de descontentos, no fue otra cosa que el reconocimiento tácito de la derrota a nivel ideológico. Su caída era previsible e inevitable.


2) Las religiones en general, pero las cristianes en particular, vieron acelerado el proceso de pérdida de influencia en la vida social. Su papel como fuente de orientación moral y ética pasaba a segundo plano.


3) Tras la segunda guerra mundial comenzó un proceso de recuperación económica que llevó a la mayoría de los habitantes de los países industrializados a disfrutar de un alto grado de bienestar. Los políticos empezaron a constatar que los ciudadanos, cuanto más ricos, más reacios eran a dejarse conducir por consignas meramente políticas. Con la cuasi-desaparición de la clase proletaria los llamamientos a la envidia social cayeron en el vacío. Con la movilidad y la riqueza también comenzaron a difuminarse los sentimientos nacionalistas.


Nacía una especie de vacío ideológico que era observado por buena parte del stablishment como una amenaza para sus privilegios. A ellos se unirían los burócratas estatales, siempre ávidos de aumentar sus cuotas de poder. Era necesaria una nueva ideología: nace el ecologismo.


La tarea le fue encargada al Club de Roma, fundado en 1968 por David Rockefeller, quien en sus memorias escribía: “Algunos incluso creen que nosotros [la familia Rockefeller] formamos parte de una cábala secreta que trabaja en contra de los intereses de Estados Unidos, caracterizándonos a mi familia y a mí de "internacionalistas" y de conspirar con otros en todo el mundo para construir una estructura política y económica global más integrada (un solo mundo, si se quiere). Si esa es la acusación, me declaro culpable y estoy orgulloso de ello.”


El Club de Roma pronto se caracterizó por sus ideas innovadoras y sus propuestas sobre cómo ocupar el vacío ideológico existente. En el estudio del Club The First Global Revolution. A Report by the Council of the Club of Rome (1991) queda claro que para alcanzar un nivel óptimo de integración política internacional es necesario un enemigo común: “Necesitamos identificar nuevos enemigos” […] “ya sean reales o inventados, para lograr los objetivos” (página 70). Y es aquí donde se introduce la nueva idea: “Al buscar un nuevo enemigo que nos uniera, se nos ocurrió que la contaminación, la amenaza del calentamiento global, la escasez de agua, la hambruna y otros peligros similares encajarían en el perfil... Todos estos peligros están causados por la intervención humana y sólo pueden superarse mediante un cambio de actitudes y comportamientos. Así pues, el verdadero enemigo es la propia humanidad.” (Página 115).


En Mankind at the Turning Point (1973), el segundo informe solicitado por el Club de Roma, leemos lo siguiente: “Ha llegado el momento de elaborar un plan maestro de crecimiento sostenible y desarrollo mundial basado en la asignación global de todos los recursos y en un nuevo sistema económico mundial.”


Es la recomendación, por escrito, para crear un gobierno ecototalitario mundial que dicte y dirija el reparto de todos los recursos. El sistema económico mundial resultante de tal mandato no tiene espacio para la libertad individual. De hecho los creadores del Club de Roma no están dispuestos a consentir que la voluntad democrática de los individuos (ignorantes la mayoría) se interponga en su camino. Tampoco la de sus representantes democráticamente elegidos. En The First Global Revolution (1991) leemos: “Aunque suene sacrílego, la democracia ya no está bien preparada para las tareas que tenemos por delante. La complejidad y el carácter técnico de muchos de los problemas actuales no siempre permiten a los representantes elegidos tomar decisiones competentes en el momento oportuno...


No les basta con reducir los ámbitos de decisión a unos pocos “sabios” nombrados a dedo, las masas son apenas eso: números. La misantropía no es una condición de la que avergonzarse: “La tierra tiene un cáncer y el cáncer es el Hombre” (Mankind at the Turning Point, 1973). Por lo que, en última instancia lo lógico es: “La población sostenible ideal resultante es, por tanto, superior a 500 millones pero inferior a 1.000 millones”(Goals for Mankind. A report by the Club of Rome on the new horizons of global community, 1976). En otras palabras, cinco de cada seis humanos DEBEN ser eliminados del planeta.


Para los miembros del Club de Roma está claro que estos objetivos sólo son alcanzables si sus correligionarios están dotados de una fe inquebrantable: “La mayor esperanza para la Tierra reside en que los religiosos y los científicos se unan para despertar al mundo de su situación casi fatal y, a continuación, guiar a la humanidad fuera del desconcertante laberinto de las crisis internacionales hacia la futura utopía de la esperanza humanista…” (Goals for Mankind, 1976).


Como todo movimiento totalitario, en el ecologismo se trata también de crear un “hombre Nuevo”. Uno de los capítulos de Mankind at the Turning Point lleva el título “The Transition - A New Mankind”. En él podemos leer:


“…son necesarios cambios drásticos en el estrato normativo, es decir, en el sistema de valores y los objetivos del hombre…” (página 54)

Los cambios en las actitudes sociales e individuales que recomendamos requieren un nuevo tipo de educación…”(página 148)

Desarrollo de un marco internacional práctico en el que la cooperación esencial para el surgimiento de una nueva humanidad, en una senda de crecimiento orgánico, se convierta en una cuestión de necesidad en lugar de dejarse en manos de la buena voluntad y la preferencia…” (página 145).


Esto es sólo un breve retrato de lo que está ocurriendo hoy. Se preguntarán cómo es posible que una ideología como la descrita haya alcanzado las cuotas de aceptación que hoy disfruta. Y si escarban un poco más se preguntarán a qué se debe que los medios de comunicación se hayan abandonado TODOS al papel de evangelistas, sin ningún tipo de escrúpulos.


Mis tres metas fundamentales serían reducir la población mundial a unos 100 millones de habitantes, destruir el tejido industrial y procurar que la vida salvaje, con todas sus especies, se recobre en todo el mundo”.


Dave Foreman, cofundador de Earth First!


No importa lo que es verdad. Sólo cuenta lo que la gente cree que es la verdad”.


Paul Watson, cofundador de Greenpeace

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Algunas citas célebres que resumen el ecofascismo:


"Cualquier tipo de tecnología compleja es un atentado contra la dignidad humana. Sería una catástrofe para nosotros si se descubriese una fuente de energía rica, limpia y barata si pensamos en lo que el hombre haría con ella: quitar el hambre, eliminar las guerras, calor en donde hace frio y frio donde hace calor..."


Amory Lovins.


"La perspectiva de poder contar con energía barata a partir de reactores de fusión es lo peor que le podría ocurrir al planeta, porque se haría lo que tú dices, Amory".


Jeremy Rifkin.


"Poner en manos de la sociedad energía barata y en gran cantidad sería como darle a un niño idiota una ametralladora. Yo seguro que lo haría mucho mejor".


Paul Ehrlich.


"La extinción de la especie humana no sólo es inevitable, es una buena cosa".


Christopher Manes


"Necesitamos un amplio apoyo. Para estimular la fantasía del público... debemos ofrecer escenarios terroríficos, realizar declaraciones dramáticas y simples y no permitir demasiadas dudas... Cada uno de nosotros debe decidir dónde está el balance entre efectividad y honestidad".


Stephen Schneider.


"Estamos al principio de una transformación global. Lo único que necesitamos es una gran crisis".


David Rockefeller.

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