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sábado, 27 de enero de 2024

Matthew Ehret (12 de marzo de 2022) La sociedad fabiana, la eugenesia y las fuerzas históricas detrás del colapso sistémico actual

 


https://matthewehret.substack.com/p/the-fabian-society-eugenics-and-the

El sistema financiero se dirige claramente hacia un punto de disolución.

No es exagerado decir que el colapso en sí ya ocurrió y simplemente aún no hemos sentido toda la fuerza brutal de la onda de choque que se acelera hacia nosotros. Este proceso es comparable a un chasquido tectónico en lo profundo de la corteza debajo del océano. Se produce el chasquido y ha comenzado un tsunami. Golpeará la playa con consecuencias devastadoras y sólo rompiendo el hábito de vivir en el “momento” miope, los que están en la playa tendrán la oportunidad de llegar a un lugar más seguro antes de que sea demasiado tarde. La pregunta no es "¿colapsará el sistema", sino más bien cuándo llegará el tsunami con toda su fierza? Además, ¿cuál será el sistema operativo que se pondrá en línea, para reemplazar el caos de las crisis de la cadena de suministro, la hiperinflación, la escasez y la violencia que se producirán?

Choque de dos sistemas


Ya podemos ver claramente dos patrones opuestos que han tomado forma, ilustrados en los comentarios hechos recientemente por el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, quien dijo:

Me temo que nuestro mundo avanza lentamente hacia dos conjuntos diferentes de reglas económicas, comerciales, financieras y tecnológicas, dos enfoques divergentes en el desarrollo de la inteligencia artificial y, en última instancia, dos estrategias militares y geopolíticas diferentes. Ésta es una receta para tener problemas. Sería mucho menos predecible y mucho más peligroso que la Guerra Fría”. Guterres habla de dos paradigmas divergentes… entonces, ¿cuáles son?

Por un lado está la ideología que el propio Guterres apoya devotamente y que ha recibido el título en los últimos años de “La Agenda de Davos” o “El Gran Reinicio”.

Guterres incluso llegó a firmar el tratado de integración ONU-FEM en junio de 2020, que une a ambos organismos globalistas en un sistema operativo similar a los Borg (https://es.wikipedia.org/wiki/Borg_(Star_Trek) ) y anunció: “El Gran Reinicio es un reconocimiento bienvenido de que esta tragedia humana debe ser una llamada de atención. Debemos construir economías y sociedades más igualitarias, inclusivas y sostenibles, que sean más resilientes frente a las pandemias, el cambio climático y muchos otros cambios globales que enfrentamos”.

Si bien el Gran Reinicio profesa utilizar la pandemia actual para impulsar una reforma completa de la sociedad humana, bajo un gobierno mundial tecnocrático, el sistema opuesto, impulsado por aquellas naciones no invitadas a la reciente “Cumbre de la Democracia Global” y etiquetadas como “autoritarias” por Soros y la camarilla de Davos desea evitar ser sacrificada.

Mientras que un sistema se basa en una agenda de despoblación gestionada científicamente desde arriba, el otro sistema afirma el derecho de las naciones soberanas a continuar como la única base legítima para el derecho internacional y el progreso científico como base de la ideología económica. Los términos del nuevo sistema fueron nuevamente enfatizados recientemente a lo largo de la Declaración Conjunta Rusia-China de 5.000 palabras sobre los términos de la Nueva Era que ahora está surgiendo.

El propio Putin expuso recientemente estos términos afirmando: “Sólo los Estados soberanos pueden responder eficazmente a los desafíos de los tiempos y a las demandas de los ciudadanos. En consecuencia, cualquier orden internacional eficaz debe tener en cuenta los intereses y capacidades del Estado y proceder sobre esa base y no tratar de demostrar que no deberían existir. Además, es imposible imponer nada a nadie, ya sean los principios que subyacen a la estructura sociopolítica o los valores que alguien, por sus propias razones, ha llamado “universales”. Después de todo está claro que cuando ocurre una crisis real, sólo queda un valor universal y es la vida humana, que cada Estado decide por sí mismo cómo proteger mejor en función de sus capacidades, cultura y tradiciones”.


¡Qué soplo de aire fresco! Compare eso con el infame "no poseerás nada y serás feliz" de Klaus Schwab. ¿De dónde surgió el orden mundial distópico de la Camarilla de Davos?

La conspiración abierta de H.G. Wells


Puede que le sorprenda, pero para responder a esa pregunta, tendremos que retroceder casi un siglo en el pasado y conocer a un anciano ingeniero social misántropo, llamado Herbert George Wells, que escribió una obra en 1928 llamada The Open Conspiracy: Blueprint for a World Revolution Calling (La conspiración abierta: Plan para un llamamiento a una revolución mundial), que abogaba por un gobierno mundial y la despoblación diciendo:

La Conspiración Abierta se basa en una falta de respeto a la nacionalidad y no hay ninguna razón por la que deba tolerar gobiernos nocivos u obstructivos sñolo porque se mantengan arraigados en tal o cual porción de territorio poblado por humanos”.

Wells era miembro de una organización llamada The Fabian Society, que a su vez fue establecida en 1884 por un círculo de eugenistas y malthusianos británicos, con el fin de promover un nuevo orden social diseñado para moldear la sociedad en un nuevo orden mecanizado, dirigido desde arriba por una élite gerencial integrada por un “grupo social” elitista de científicos.

A lo largo del siglo XX la Sociedad Fabiana penetraría todas las ramas del gobierno, el ejército, el mundo académico, los medios de comunicación e incluso juntas corporativas privadas de todo el mundo, creando sistemas globales de quintas columnas, que operaban dentro de células jerárquicamente unificadas por un comando central, dentro de los niveles más altos de la administración de la Inteligencia británica.

Desde abajo la plebe y los trabajadores se sentirían atraídos por “palabras” promovidas por los fabianos, como igualdad, justicia social y redistribución de la riqueza, utilizando términos marxistas, sin darse cuenta de que esas palabras eran sólo una dulce ilusión sin pretensión de realidad.

Al igual que las órdenes jesuíticas y masónicas, muchos fabianos nunca tendrían idea de qué era realmente la máquina de la que eran simplemente partes. Esta es la razón por la que el Partido Laborista Británico (también conocido como el Partido Fabiano de Gran Bretaña) estuvo tan a menudo ocupado por miembros bien intencionados, que nunca tuvieron ni idea de qué se trataba realmente el juego. La Escuela Fabiana oficial, que se convirtió en un centro de control ideológico y campo de reclutamiento para el talento de la próxima generación (en paralelo a la Universidad de Oxford y la Mesa Redonda Rhodes/Milner) actuó desde la London School of Economics.

De hecho, a lo largo del siglo XX, estas dos operaciones oligárquicas a menudo interactuaron estrechamente, con el fabiano Lord Mackinder, trabajando con la Mesa Redonda de Lord Milner, para diseñar una estrategia para América del Norte en 1908 o la fundación de la Sociedad Fabiana Canadiense por cinco Rhodes Scholars en 1932.

HG Wells fue explícito en sus numerosas obras de no ficción de 1904: “La naturaleza siempre ha matado a los últimos y todavía no hay otra manera, a menos que podamos impedir que nazcan aquellos que se convertirían en los últimos. Es en la esterilización del fracaso, y no en la selección de los éxitos para la reproducción, donde reside la posibilidad de mejorar el linaje humano”.

Transformando nuestros sueños en pesadillas a través de la narrativa


No es coincidencia que Wells pasara las tres décadas anteriores creando una nueva forma de guerra cultural, denominada “programación predictiva”.


Ya fuera en sus historias de ciencia ficción La guerra de los mundos, El hombre invisible, El mundo liberado, La isla del doctor Morrow o La máquina del tiempo, Wells siempre infundió caballos de Troya en sus narrativas, que sabía que tendrían un valor duradero en condicionar apliamente el espíritu de la época.

Estos caballos de Troya fueron simplemente: 1) la naturaleza humana es intrínsecamente absurda, egoísta e incapaz de resolver de manera creíble la paradoja deber-libertad, 2) la ciencia y la tecnología, por lo tanto, siempre se utilizarían con fines egoístas y destructivos y 3) el gobierno mundial es la única salvación para la humanidad.

La única solución a tales problemas era que la sociedad tenía que ser reformulada de nuevo de acuerdo con una intelectulidad científica, que supiera cómo tomar el tipo de decisiones “difíciles” que las masas cochambrosas nunca tendrían la inteligencia ni el valor de tomar por sí mismas. El tema del gobierno mundial y la colectivización de la riqueza, bajo un mando central, también fueron temas propuestos por Wells, quien escribió en 1940:

Colectivización significa el manejo de los asuntos comunes de la humanidad por un control común responsable ante toda la comunidad. Significa la supresión de hacer lo que se quiera en los asuntos sociales y económicos, tanto como en los asuntos internacionales. Significa la franca abolición de la búsqueda de ganancias y de cualquier mecanismo mediante el cual los seres humanos se las arreglen para ser parásitos de sus semejantes. Es la realización práctica de la fraternidad del hombre, a través de un control común”.

El órgano de propaganda de la Sociedad Fabiana, The New Statesman, escribió en 1931: “Las legítimas afirmaciones de la eugenesia no son inherentemente incompatibles con la perspectiva del movimiento colectivista. Por el contrario, se esperaría que encontraran a sus oponentes más intransigentes entre aquellos que se aferran a puntos de vista individualistas sobre la paternidad y la economía familiar”.

Mientras que los socialistas genuinos, que realmente se preocupaban por los derechos laborales en oposición a las fuerzas oligárquicas, generalmente no se llevaban bien con los fascistas, la peculiar especie de socialistas fabianos siempre estuvo unida a la causa fascista y siempre se esforzó por destruir los movimientos obreros genuinos en cualquier nación que estuvieran permeando. Si tan solo esos fascistas pudieran curarse de su nacionalismo, escribió Wells, entonces con mucho gusto defendería el dicho de la esvástica en 1932: "Estoy pidiendo fascistas liberales, nazis ilustrados".

Eugenesia y fascismo: soluciones milagrosas a la gran depresión

Mientras se pronunciaban estas palabras, la oligarquía financiera angloamericana a la que Wells servía, estaba en camino de establecer un sistema global de economía política diseñado para imponer la eugenesia a la humanidad, mediante su apoyo a Hitler. Esta nueva ciencia del gobierno (con su sabor corporativista en Italia) fue lanzada al mundo como la “solución económica milagrosa” a los horrores de la gran depresión de 1929-1932 (en sí misma también causada por una desintegración controlada de una burbuja financiera).

A pesar de que el proyecto fascista fracasó en 1933 (cuando la dictadura de los banqueros centrales fue descarrilada por Franklin Roosevelt) y nuevamente cuando el monstruo Frankenstein hitleriano dejó de obedecer las órdenes de Londres y tuvo que ser sofocado, el plan para un Nuevo Orden Mundial continuó en la posguerra del siglo XX, siguiendo el diseño de una conspiración abierta.

Con la muerte de Wells en 1946, otros fabianos e ingenieros sociales continuaron su trabajo durante la Guerra Fría (incluido el diseño de la Guerra Fría misma, como una forma de destruir el sistema de cooperación en el que todos ganan, así como la amistad entre Estados Unidos, Rusia y China imaginada por FDR).

Fascismo de posguerra: hacer pensable lo impensable


Uno de los principales grandes estrategas, durante este período oscuro, fue el asociado de Wells (y ex miembro de la Sociedad Fabiana), Lord Bertrand Russell, quien escribió en su libro de 1952 El impacto de la ciencia en la sociedad:

Creo que el tema que será de mayor importancia política es la psicología de masas… Su importancia ha aumentado enormemente con el crecimiento de los métodos modernos de propaganda. De ellos, el más influyente es lo que se llama "educación". La religión desempeña un papel, aunque cada vez menor; la prensa, el cine y la radio desempeñan un papel cada vez más importante... se puede esperar que con el tiempo cualquiera pueda convencer a alguien de cualquier cosa, si consigue atrapar al joven paciente y si el Estado le proporciona dinero y equipamiento”.

El asunto avanzará mucho cuando lo aborden los científicos bajo una dictadura científica. Los psicólogos sociales del futuro tendrán varias clases de escolares, con quienes probarán diferentes métodos para producir una convicción inquebrantable de que la nieve es negra. Pronto se llegará a varios resultados. Primero, que la influencia del hogar es obstructiva. En segundo lugar no se puede hacer mucho a menos que el adoctrinamiento comience antes de los diez años. En tercer lugar, los versos musicalizados y entonados repetidamente son muy eficaces. Cuarto, que la opinión de que la nieve es blanca debe considerarse como muestra de un gusto morboso por la excentricidad. Pero lo anticipo. Corresponde a los futuros científicos precisar estas máximas y descubrir exactamente cuánto cuesta por cabeza hacer creer a los niños que la nieve es negra y cuánto menos costaría hacerles creer que es gris oscuro”.

La visión distópica de Russell fue paralela a la de su amigo Sir Julian Huxley, fundador de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en 1946, quien dijo:

La moraleja para la UNESCO es clara. La tarea que se le ha encomendado de promover la paz y la seguridad nunca podrá realizarse plenamente mediante los medios que se le han asignado: la educación, la ciencia y la cultura. Debe prever alguna forma de unidad política mundial, ya sea a través de un gobierno mundial único o de otra manera, como el único medio seguro de evitar la guerra... en su programa educativo puede enfatizar la necesidad fundamental de una unidad política mundial y familiarizar a todos los pueblos con las implicaciones. de la transferencia de plena soberanía de naciones separadas a una organización mundial”.

¿A qué fin apuntaría esta “unidad política mundial”? Varias páginas después la visión de Huxley se presenta con todos sus retorcidos detalles:

Por el momento es probable que el efecto indirecto de la civilización sea disgénico en lugar de eugenésico y en cualquier caso parece probable que el peso muerto de la estupidez genética, la debilidad física, la inestabilidad mental y la propensión a las enfermedades, que ya existen en la especie humana, resultará una carga demasiado grande para lograr un progreso real. Por lo tanto, aunque es muy cierto que cualquier política eugenésica radical será durante muchos años política y psicológicamente imposible, será importante para la UNESCO velar por que el problema eugenésico se examine con el mayor cuidado y que la mente pública esté informada de las cuestiones que están en juego, para que mucho de lo que ahora es impensable pueda al menos volverse pensable”.

La recolonización económica del mundo

Si bien muchos piensan que los años de la posguerra estuvieron determinados principalmente por la Guerra Fría, la realidad es que la Cortina de Hierro siempre fue simplemente una tapadera para imponer una infiltración y colonización completa de las mentes de los ciudadanos, a lo largo de la comunidad transatlántica, que había dado tanto para detener el ascenso del fascismo. La atención se centró especialmente en la joven generación del “baby boom”, que sufriría el condicionamiento de espectro completo más intenso que cualquier otra generación en la historia.

Mientras la población se vio conducida a estados de locura durante la era del terror nuclear constante, las guerras asimétricas en el extranjero y las revoluciones contraculturales de drogas, sexo y rock'n'roll a nivel nacional.


En el momento del asesinato de Bobby Kennedy y el derrocamiento de De Gaulle, se había preparado el escenario para una nueva fase de colonialización de los estados nacionales occidentales mediante la flotación del dólar estadounidense y la destrucción del sistema de reservas de oro, que había servido como base del sistema de Bretton Woods posterior a 1945. Mientras los tipos de cambio fueran fijos, la guerra económica contra las naciones mediante la especulación a corto plazo (que siempre había sido una herramienta de la City de Londres) no sería posible. Además la estabilidad proporcionada por los tipos de cambio fijos permitió el pensamiento y la planificación a largo plazo necesarios para construir infraestructura a gran escala y otros proyectos científicos, que requirieron el tipo de paciencia y previsión que el pensamiento a corto plazo impulsado por el mercado nunca permitió.

Bajo esta nueva era de desregulación posterior a 1971, la humanidad se atomizó aún más en torno a una nueva idea de “valor”, impulsada por la noción de que los deseos individuales no limitados por la regulación “causan” cambios creativos, dentro de las fuerzas supuestamente autorreguladoras del mercado. Cuanto más se incrustó la fórmula “codicia=bien” en el sistema operativo de los estados occidentales, más se apoderaron de las estructuras más amplias de esos estados las corporaciones y bancos privados, que cada vez más se fusionaron y fusionaron una y otra vez entre sí durante una era de “supervivencia del poder” darwiniana del más apto". Cuanto más se fusionaban estas entidades supranacionales interconectadas, más esas palancas de poder económico fueron arrancadas de los estados nacionales soberanos y puestas en manos de finanzas privadas, en deuda con fuerzas antagónicas a la humanidad. Durante este proceso, los sectores de la economía que alguna vez fueron productivos y que dieron vitalidad a las naciones fueron atrofiados y subcontratados en el extranjero.

Las tasas normales de inversión en el mantenimiento y mejora de la infraestructura intensiva en capital se paralizaron y los sectores industriales fueron cerrados y trasladados a sectores de mano de obra barata en el extranjero, que a su vez se convirtieron en nuevas zonas de mano de obra esclava moderna, llenando el consumismo occidental con “bienes baratos” de China y productos baratos robados al sur global. Mientras que anteriormente el crecimiento monetario había estado vinculado al crecimiento de la producción industrial, el paradigma posterior a 1971 vinculó el crecimiento monetario a tasas cada vez mayores de deuda impagable y capital especulativo ilimitado y no al mundo real.

Dos caras del mal: el FEM y el Grupo Inter-Alfa

Durante ese mismo fatídico año de 1971 se crearon otras dos entidades siniestras.

En enero de 1971, un protegido de Henry Kissinger llamado Klaus Schwab creó una entidad en Suiza que denominó "Foro Económico Mundial". Un miembro fundador destacado fue Maurice Strong, un elitista canadiense conectado con Rockefeller que se había convertido en padre fundador del movimiento ecologista moderno y coarquitecto del Club de Roma. Una de las iniciativas que Strong había ayudado a construir en 1970 fue el 1001 Nature Trust, que era un proyecto dedicado a recaudar capital para el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el nuevo movimiento ambientalista. Uno de los fundadores de fue Sir Julián Huxley.

La otra siniestra entidad formada en 1971 fue el grupo de bancos Rothschild Inter-Alpha (https://en.wikipedia.org/wiki/Inter-Alpha_Group_of_Banks ), bajo el paraguas del Royal Bank of Scotland (https://en.wikipedia.org/wiki/Royal_Bank_of_Scotland ). La intención declarada de este grupo se encuentra en el discurso de 1983 de Lord Jacob Rothschild: “dos grandes tipos de instituciones gigantes, las compañías mundiales de servicios financieros y los bancos comerciales internacionales con competencia comercial global, pueden converger para formar la institución definitiva y completa, un poderoso conglomerado financiero de muchas cabezas”.

A lo que se refería Lord Rothschild era a la destrucción de las leyes de separación bancaria Glass-Steagall (https://en.wikipedia.org/wiki/Glass-Steagall_legislation ) en todo el ámbito transatlántico, que habían mantenido compartimentadas en mundos separados la banca comercial, la banca de inversión y las actividades de seguros desde la Segunda Guerra Mundial. En 1986 esta destrucción de los límites divisorios en la banca comenzó con el Big Bang de Margaret Thatcher, seguido poco después por la destrucción de los Cuatro Pilares (https://www.bis.org/publ/confp07g.pdf ) por parte de Canadá. Aunque tomó otros 14 años, el último clavo fue puesto en el ataúd de la Glass-Steagall cuando Clinton eliminó la ley en uno de sus últimos actos en el cargo. Después de este punto, los contratos de derivados que sólo habían representado 2 billones de dólares en 1991 y 80 billones de dólares en 1999 pronto se dispararon a más de 650 billones de dólares en 2007, cuando el mercado inmobiliario estalló en Estados Unidos.


La economía se convierte en una bomba

Lo que es importante tener en cuenta es que a lo largo de todo este proceso, con posterioridad a 1971, el capitalismo mismo se fue convirtiendo lentamente en una bomba de tiempo que no podía hacer nada más que colapsar. Esto significa que es fatalmente erróneo considerar los abusos de la globalización o el colapso que ahora se está produciendo como errores, sino más bien como la consecuencia prevista del diseño mismo del sistema.

Los estados nacionales occidentales habían perdido su soberanía económica, al vender sus futuros al precio de saldo en el exterior, lo que los volvió adictos a mantener pobres a las naciones pobres y a mantener barata la mano de obra barata (las naciones en desarrollo y en proceso de modernización tienden a tener mano de obra cualificada y bien remunerada y no se convierten en repúblicas bananeras).

Y así la humanidad cayó cada vez más en la jaula del “fin de la historia” que, en última instancia, buscaba un nuevo orden mundial para reemplazar el viejo orden de estados nacionales y democracias que habían gobernado los dos siglos anteriores. Un control supranacional más centralizado de los estados nacionales por parte de la oligarquía financiera se produjo detrás de acuerdos de “libre comercio”, como el NAFTA (North American Free Trade Agreement ( 1992 https://en.wikipedia.org/wiki/North_American_Free_Trade_Agreement ) y el Tratado de Maastricht (1992 https://en.wikipedia.org/wiki/Maastricht_Treaty ) a principios de los años noventa.

Esta fue, por supuesto, la tendencia casi imparable después de la desintegración de la Unión Soviética (y la replicación de la globalización occidental en el corto período de la Terapia de Choque de Rusia (https://thesaker.is/the-rape-of-russia-saker-blog-exclusive-interview/ ) en la década de 1990). Afortunadamente digo “casi imparable” porque algo muy especial e inesperado sucedió que descarriló este plan en 2013.

Surge un nuevo sistema operativo

Me refiero aquí al momento en que Xi Jinping hizo saber al mundo que China no continuaría indefinidamente como el centro de mano de obra barata de Occidente y, en cambio, se dio a conocer un nuevo programa, denominado "Iniciativa de la Franja y la Ruta" (1913 https://en.wikipedia.org/wiki/Belt_and_Road_Initiative ), como la fuerza impulsora de la política exterior de China. Pronto este programa se fusionó con la Unión Económica Euroasiática liderada por Rusia y atrajo a más de 140 naciones del mundo a su sistema operativo, con ramas que se extienden hasta el Ártico, denominado Ruta de la Seda Polar. El sistema multipolar de Eurasia, que había avanzado lentamente entre 1999 y 2013, comenzó a adquirir una tasa de crecimiento acelerada con nuevas instituciones financieras, proyectos de infraestructura a gran escala y nuevas plataformas diplomáticas construidas a lo largo del camino.

En 2015, tanto Rusia como China habían creado sus propias alternativas al SWIFT (controlado por Estados Unidos) y ese mismo año Rusia entró en Siria en defensa del principio de soberanía nacional.

Ahora Rusia y China, ambas cercadas por el complejo industrial militar estadounidense, han emitido una poderosa declaración conjunta en la que establecen un manifiesto para un nuevo sistema operativo que consagre el principio de estados nacionales soberanos y actividades que promuevan la cooperación beneficiosa para todos y el crecimiento demográfico como base del orden.

Entonces, cuando Guterres se mea en los pantalones, quejándose del peligro de que ahora surjan dos sistemas opuestos o cuando los asesores de Biden promueven cumbres sobre la democracia, que excluyen a todas las naciones del mundo que no quieren ser sacrificadas en el altar de Gaia, pueden estar seguros que es porque ha surgido algo compatible con la dignidad humana.

¿Podrían los actuales movimientos por la libertad, que están surgiendo a través del Atlántico, forzar un cambio en los elementos de la clase política, que no han perdido su humanidad ante un compromiso tipo Borg del Foro Económico Mundial, de asimilarlo todo en un sacerdocio transhumanista unipolar? Eso aún está por verse.

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(1) The Origins and Development of the Fabian Society, 1884-1900, Stephen J. O’Neil Loyola University Chicago

(2) George Bernard Shaw, Prefaces (London: Constable and Co., 1934)

(3) H.G. Wells, American Journal of Sociology, Vol. 10 (1904)


Matthew Ehret es el editor en jefe de la Canadian Patriot Review y miembro principal de la Universidad Americana de Moscú. Es autor de la serie de libros "Historia no contada de Canadá" y de Choque de las dos Américas. En 2019 cofundó la Fundación Rising Tide, con sede en Montreal.

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