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jueves, 21 de abril de 2022

(I) Iain Davis (22 de febrero de 2022) Tecnocracia: El vigente nuevo orden internacional basado en reglas

 


El International Rules-Based Order (IRBO, Orden Internacional Basado en Normas) está amenazado y el poder mundial está cambiando. Mientras Oriente y Occidente reavivan viejas enemistades, se nos hace creer que esta lucha determinará el futuro de las relaciones internacionales y el rumbo de los Estados nacionales. Sin embargo la transformación global no está dirigida por los gobiernos nacionales, sino por una red global de actores y la tecnocracia global es su objetivo.

En este artículo exploraremos la verdadera naturaleza del orden internacional basado en normas (IRBO) y examinaremos las fuerzas que lo conforman. Consideraremos si los relatos que se nos suelen transmitir se ajustan a la realidad.

Está ampliamente aceptado que el IRBO está experimentando un cambio perturbador. Dicha transformación se presenta a menudo como un movimiento hacia el este en el equilibrio de poder entre los Estados nacionales.

Se dice que este nuevo orden internacional emergente se basará en un sistema global multipolar de Estados soberanos y derecho internacional. Este nuevo sistema se opone supuestamente al modelo occidental "basado en las normas", que está desapareciendo.

Esta vez, en lugar de basarse en el imperialismo occidental, el nuevo sistema basado en el derecho internacional hará hincapié en la cooperación multipolar, el comercio y el respeto a la soberanía nacional. A cambio estará dirigido por un bloque de poder económico y tecnológico euroasiático.

El aparente y continuo antagonismo de la geopolítica parece que mantendrá la división Este-Oeste que conocemos. Sin embargo lo que ahora se presenta como el orden multipolar es, en realidad, el orden de las múltiples stakeholder (partes interesadas).

Como descubriremos, los Estados nación no son la fuerza motriz de la actual reestructuración de la gobernanza mundial. Los relatos geopolíticos que se nos ofrecen suelen ser superficiales.

Los que lideran la transformación no tienen lealtad a ningún Estado nación, sólo a su propia red globalista y a sus aspiraciones como grupo. En visión el derecho internacional no es más que un impedimento para sus ambiciones y un vago compromiso con las "reglas".

Los gobiernos nacionales son socios dentro de esta red formada por actores estatales y no estatales. A pesar de las declaradas animosidades, han colaborado durante décadas para dar forma al complejo de gobernanza mundial que está surgiendo.

Independientemente de quién se diga que lo dirige, el IRBO va a continuar de una nueva forma. A medida que el sistema posterior a la Segunda Guerra Mundial retrocede, el marco que se está imponiendo para ocupar su lugar es completamente ajeno a las personas que viven en las antiguas democracias liberales occidentales.

Por lo tanto nosotros también debemos transformarnos si queremos aceptar el reajuste. Se nos está condicionando para que creamos en la promesa del nuevo IRBO y en la tecnocracia global en la que se basa.

El Orden Internacional Basado en Normas (IRBO)

En 2016, Stewart Patrick, del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), publicó World Order: What, Exactly, are the Rules? (Orden mundial: ¿Cuáles son exactamente las reglas? https://in-this-together.com/UKC/WOWATR.pdf ). Allí describió el tiempo posterior a la Segunda Guerra Mundial como el "orden internacional basado en reglas" (IRBO).

Con sus firmes raíces en el excepcionalismo estadounidense, Patrick describió cómo el llamado IRBO actuaba como un mecanismo de control hegemónico de la política global, la economía mundial y el international monetary and financial system (IMFS, sistema monetario y financiero internacional, SMI):

"Lo que distingue al orden occidental posterior a 1945 es que fue configurado de forma abrumadora por una sola potencia, Estados Unidos. Operando dentro del contexto más amplio de la bipolaridad estratégica, construyó, gestionó y defendió los regímenes de la economía mundial capitalista [...] En la esfera comercial, el hegemón presiona por la liberalización y mantiene un mercado abierto; en la esfera monetaria, suministra una moneda internacional libremente convertible, gestiona los tipos de cambio, proporciona liquidez y sirve como prestamista de última instancia y en la esfera financiera sirve como fuente de inversión y desarrollo internacional".

Aunque el derecho internacional es un componente del IRBO, no es en sí mismo derecho. El profesor Malcolm Chalmers, escribiendo para el Royal United Services Institute (RUSI) del Reino Unido, describió el IRBO como una combinación de sistemas económicos y de seguridad universales, combinados con acuerdos internacionales y procesos de resolución de conflictos.

El actual IRBO es supuestamente un sistema occidental de normas e instituciones internacionales. Basado en los acuerdos posteriores a la Primera Guerra Mundial y a la Segunda Guerra Mundial, lo que se sugiere como orden es poco más que la implantación de "el poder es correcto" en el escenario internacional.

Acciones, no palabras

En Occidente se nos ha educado para tener fe en el IRBO. Se nos vende como un acuerdo que establece un comportamiento normativo para los Estados nación. Se supone que se acuerda una base para las relaciones internacionales y se ordena un comportamiento aceptable.

Lejos de ser un conjunto de normas para facilitar la coexistencia pacífica entre los Estados nación, el IRBO siempre ha sido una herramienta de manipulación. La cuestión es quién la maneja.

La reciente declaración conjunta de la Federación Rusa y la República Popular China parecía redefinir explícitamente el actual IRBO. El acuerdo de los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping decía en parte:

"En la actualidad el mundo está experimentando cambios trascendentales y la humanidad está entrando en una nueva era de rápido desarrollo y profunda transformación. En ella se desarrollan procesos y fenómenos como la multipolaridad, la globalización económica, el advenimiento de la sociedad de la información, la diversidad cultural, la transformación de la arquitectura de la gobernanza global y el orden mundial. [...] Ha surgido una tendencia a la redistribución del poder en el mundo. [...] El orden mundial basado en el derecho internacional busca una auténtica multipolaridad, con las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad desempeñando un papel central y de coordinación".

Por el contrario el discurso pronunciado por la ministra de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, en el Instituto Lowy, un think tank política australiano respaldado por los Rothschild y centrado en la región de Asia-Pacífico, ilustró la posición occidental. Dijo:

"Rusia y China están trabajando juntos cada vez más, mientras se esfuerzan por establecer los estándares en tecnologías como la inteligencia artificial y afirmar su dominio sobre el Pacífico occidental. Están desestabilizando el orden internacional basado en normas y están minando los valores que lo sustentan. [...] Creemos en la libertad y la democracia. [...] Como dijo el Primer Ministro Scott Morrison, "sabemos por la evidencia de la historia humana que las democracias son el motor del cambio". [...] La tecnología ha empoderado a la gente, al permitir una libertad increíble, pero sabemos que puede ser aprovechada por otros para promover el miedo. [...] Al unir nuestras fuerzas con las de Estados Unidos estamos mostrando nuestra determinación de proteger la seguridad y la estabilidad en toda la región".

Si lo tomamos al pie de la letra es inevitable concluir que el enfrentamiento continúa mientras las cosas están cambiando. En gran medida se trata de una mentira.

Al hablar del IRBO nos encontramos inmediatamente con un problema de nomenclatura. A veces se denomina "orden internacional basado en normas", otras veces "orden internacional" o "sistema basado en normas" y ocasionalmente "sistema internacional basado en normas". Ahora parece que tenemos que añadir "orden mundial basado en el derecho internacional".

Aunque no hay una definición establecida para este supuesto sistema de gobernanza mundial, todo equivale a lo mismo. Puede que el punto de apoyo se haya movido, pero la artimaña sigue intacta.

Este problema de definición ilustra el principal defecto de cualquier noción de orden mundial basado en normas. Está mal definido y es transitorio. Se basa más en la realpolitik del momento que en cualquier precepto moral, legal o político genuino.

Aunque Truss describió con precisión cómo ese supuesto orden puede ser aprovechado y explotado, engañó a su audiencia en cuanto a quiénes son los abusadores. El IRBO existente tampoco se basa en la democracia y la libertad. Sus afirmaciones fueron un engaño.

Recientemente el United States Department of Homeland Security (DHS, Departamento de Seguridad Nacional de EEUU) declaró que se lograba socavar la confianza en el gobierno mediante individuos que difundían narrativas "falsas" y que esto equivalía a terrorismo. En otras palabras, ningún ciudadano estadounidense tiene derecho a cuestionar la política del gobierno. Si lo hacen están difundiendo desinformación. En consecuencia el DHS sugiere que no confiar en el gobierno debe ser perseguido como un delito.

Esta es la supuesta justificación del enfoque de la nueva unidad de terrorismo doméstico que trabaja en el US Justice Department’s National Security Division (División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia de Estados Unidos). El fiscal general adjunto Matthew Olsen declaró ante el Comité Judicial del Senado que la unidad se creó para combatir la creciente amenaza del "extremismo", que aparentemente incluye "ideologías antigubernamentales y antiautoridad".

Cuestionar la "autoridad" o al "gobierno" es una posición extremista según el Departamento de Justicia y el DHS. No hay lugar para la libertad de expresión entre los ideólogos extremistas del gobierno. Sin libertad de expresión la democracia estadounidense está acabada.

Del mismo modo en Nueva Zelanda la primera ministra Jacinda Ardern, una young global leader (joven líder global del Foro Económico Mundial), admitió la intención de su gobierno de ignorar el derecho inalienable de la gente a transitar, a menos que se someta a la vacunación. Lo mismo ocurre con la Comisión Europea, cuyo Certificado Digital COVID de la UE, limita la libertad de circulación sólo a los ciudadanos que se inyectan los productos farmacéuticos adecuados.

Estos "certificados" de vacunación son la puerta de entrada a la identificación digital completa, para todos los ciudadanos que cumplan con los requisitos. En junio de 2021 la Presidenta de la Comisión de la UE, Ursula Von Der Leyen, dijo:

"Queremos ofrecer a los europeos una nueva identidad digital. Una identidad que garantice la confianza y proteja a los usuarios en línea. [...] Permitirá a todo el mundo controlar su identidad en línea e interactuar con los gobiernos y las empresas en toda la UE".

En otras palabras, el estatus de vacunación del ciudadano de la UE, que formará parte fundamental de la identidad digital según los planes de la UE, también será necesario para que puedan acceder a bienes y servicios. Sin la correspondiente autorización quedarán excluidos de la sociedad.

Recientemente algunos gobiernos han parecido dar marcha atrás en sus planes de pasaporte o certificado vacunal. Se trata simplemente de un breve paréntesis ante las crecientes protestas del público.

El compromiso con la identidad digital, que controla todos los aspectos de nuestras vidas, es inherente al Objetivo de Desarrollo Sostenible 16.9 de la ONU (https://www.ine.es/dyngs/ODS/es/objetivo.htm?id=5252 ). La trayectoria política hacia la identidad digital es global, independientemente de quién supuestamente dirija el IRBO.

Ninguna de estas políticas indica (como afirmó Truss) ninguna idea subyacente en la "libertad y la democracia". Todo lo que vemos entre las naciones de los Cinco Ojos (https://en.wikipedia.org/wiki/Five_Eyes ) y en toda la UE es un compromiso con la dictadura autoritaria.

En el Reino Unido, donde Truss es una de las principales figuras del gobierno, los planes para una dictadura están en una fase avanzada. El Estado británico ha aprovechado la pseudopandemia para avanzar y promulgar una serie de leyes dictatoriales.

La Ley de Fuentes de Inteligencia Humana Encubiertas (Covert Human Intelligence Sources, Conducta Criminal) de 2020, faculta al Estado a cometer cualquier delito que le plazca y elimina toda responsabilidad legal de sus operativos. El Proyecto de Ley de Policía, Delitos, Sentencias y Tribunales prohíbe efectivamente toda protesta pública y, aunque actualmente está estancado después de que la Cámara de los Lores rechazara el proyecto, es casi seguro que algunas enmiendas menores lo verán convertido en ley. El proyecto de ley de seguridad en línea, cuando se promulgue, acabará con la libertad de expresión en línea y los cambios propuestos para los secretos oficiales, el contraespionaje, y la legislación antiterrorista eliminarán la defensa del periodista por actuar en interés público, acabando efectivamente con la denuncia de irregularidades y el periodismo de investigación en el Reino Unido.

Todos estos cambios tiránicos se ejemplifican en las reformas de la Ley de Derechos Humanos propuestas por el gobierno del Reino Unido. Su comunicado de prensa demuestra cómo su afirmación de respetar los derechos individuales, las libertades y la democracia no es más que propaganda diseñada para engañar a un público desprevenido. Aunque hablan de diversidad y de un compromiso histórico con la libertad y salpican su comunicado de prensa con frases aparentemente inofensivas, sus acciones desmienten su intención. Afirman:

"El gobierno quiere introducir una Carta de Derechos de manera que proteja los derechos fundamentales de las personas al mismo tiempo que salvaguarde el interés público más amplio [...] El crecimiento de una 'cultura de los derechos' [...] ha desplazado el debido enfoque en la responsabilidad personal y el interés público. [...] Aunque los derechos humanos son universales, una Carta de Derechos podría exigir a los tribunales que tuvieran más en cuenta el comportamiento de los demandantes y el interés público más amplio a la hora de interpretar y equilibrar los derechos cualificados. [...] El desplazamiento del poder legislativo desde el Parlamento hacia los tribunales, al definir los derechos y sopesarlos con el interés público más amplio, ha dado lugar a un déficit democrático. [...] La libertad de expresión no puede ser un derecho absoluto cuando se sopesa con la necesidad de proteger la seguridad nacional, mantener la seguridad de los ciudadanos y tomar medidas de protección contra los daños a las personas".

Aunque el Estado británico afirma que "los derechos humanos son universales", está claro que no lo son si son "derechos cualificados" basados en lo que el gobierno decida que es más importante. Los individuos que defienden sus derechos en los tribunales han obstaculizado los programas del gobierno. Esto se considera un "déficit democrático". Por lo tanto la Nueva Carta de Derechos protegerá el poder y la autoridad del gobierno por encima de las libertades del pueblo.

El Gobierno británico definirá la "seguridad nacional". Según su criterio protegerla anulará todos los derechos individuales. El Estado británico no tolerará la libertad de circulación, de palabra y de expresión. En su lugar un compromiso con el "interés público", la "seguridad" y la protección de la población de alguna noción nebulosa de "daño", sustituirá a la libertad y la democracia.

A ambos lados del Atlántico y en el sur global de los Cinco Ojos está surgiendo un nuevo sistema que facilita lo que Mussolini denominó el Estado Fascista (https://sjsu.edu/faculty/wooda/2B-HUM/Readings/The-Doctrine-of-Fascism.pdf ):

"La concepción fascista de la vida subraya la importancia del Estado y sólo acepta al individuo en la medida en que sus intereses coincidan con los del Estado. [...] El liberalismo negaba el Estado en nombre del individuo. El fascismo reafirma los derechos del Estado como expresión de la verdadera esencia del individuo. La concepción fascista del Estado lo abarca todo; fuera de él no pueden existir valores humanos o espirituales y mucho menos el mismo valor. Así entendido el fascismo es totalitario y el Estado fascista (una síntesis y una unidad que incluye todos los valores) interpreta, desarrolla y potencia toda la vida de un pueblo"(Benito Mussolini,La doctrina del Fascismo, 1932).

Es la alianza de las naciones de los Cinco Ojos (liderada por Estados Unidos) con la Unión Europea, la que se autoproclama protectora del orden internacional basado en normas. Su compromiso con una nueva forma de fascismo global hace que la idea de que el IRBO nos mantiene seguros sea cuestionable. En realidad el actual IRBO nunca ha promovido ni la libertad ni la democracia.

Es habitual que los supuestos líderes del IRBO practiquen la doble moral. Las guerras ilegales, las prolongadas campañas terroristas contra sus propias poblaciones, el apoyo a insurgencias terroristas extranjeras, las crueles sanciones económicas y la participación en operaciones internacionales de contrabando de estupefacientes tipifican las actividades de los Estados nacionales que reclaman la propiedad del IRBO.

Mientras la hegemonía occidental insiste en que todos sigan sus reglas, ellos no se exigen lo mismo. Algunos ejemplos recientes, entre muchos otros, han sido la retirada unilateral de Estados Unidos del Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA, Plan de Acción Integral Conjunto), a menudo conocido como el Acuerdo Nuclear de Irán, el incumplimiento por parte de la OTAN de las garantías, dadas al último presidente soviético Mijaíl Gorbachov, de que no se expandiría "ni una pulgada hacia el este" y el encarcelamiento de periodistas.

No se trata de afirmar que los supuestos oponentes del actual IRBO, especialmente Rusia, China e Irán, estén por encima de cualquier reproche. Sin embargo es insostenible que las "naciones líderes" del IRBO se atribuyan de cualquier supremacía moral.

Políticos como Truss promueven el IRBO como la piedra angular de la paz y la seguridad internacionales, pero se trata de tópicos sin sentido. No hay nada inherentemente pacífico o seguro en ella.

El IRBO real

El actual IRBO se presenta como un proyecto de Estados occidentales, anteriormente liberales y democráticos, que han aprovechado el dominio económico y militar de Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de que así lo presentan los mainstream media (MSM), el mundo académico y los think-tanks, el orden internacional basado en normas no es eso.

El IRBO puede describirse más exactamente como un vehículo para que una red mundial de capitalistas interesados manipule a los Estados nación en pos de su propia agenda corporativa predominantemente privada. De hecho, podríamos argumentar que eso es lo que siempre ha sido.

Una verdadera red mundial de empresas, think-tanks, fundaciones privadas, organizaciones intergubernamentales, ONGs y gobiernos trabajan en asociación para convertir las agendas políticas mundiales en políticas y legislación a nivel de gobierno nacional y local. Se trata de la Global Public-Private Partnership (G3P, Asociación Global Público-Privada) y su alcance se extiende a todas las naciones.

Podemos ver el mapa político mundial como un mosaico de naciones soberanas, que existen en un estado de anarquía (nadie las gobierna), pero la G3P ve eso. Lo que la global stakeholder capitalist network (G3P, red mundial de capitalistas interesados) ve es una estructura autoritaria y compartimentada, que debe ser manipulada para alcanzar su objetivo, que es la creación de un sistema unificado de gobierno mundial bajo su dominio.

A lo largo de la pseudopandemia, el Foro Económico Mundial (FEM) se ha asociado con organizaciones gubernamentales e intergubernamentales para promover su agenda política del Gran Reinicio. El G3P es la encarnación de lo que el FEM llama multistakeholder model of global governance (modelo de gobernanza global de múltiples partes interesadas).

En octubre de 2019, poco antes de que comenzara la pseudopandemia, el FEM publicó Global Technology Governance: A Multistakeholder Approach. Asumiendo la autoridad para exigir que el mundo acepte la intrusión de su planeada 4ª Revolución Industrial, el G3P, representado por el FEM, se lamentó de lo que consideraba la falta de progreso hacia la gobernanza global.

En este sistema de múltiples partes interesadas, los gobiernos elegidos no son más que una de las muchas partes interesadas. La mayoría de los principales socios del G3P son empresas privadas, como el Bank for International Settlements (BIS, Banco de Pagos Internacionales), o representan intereses corporativos privados, como el World Business Council for Sustainable Development (Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible).

Nuestra supervisión democrática sólo llega hasta donde lo permite la influencia de nuestro gobierno nacional como parte interesada del G3P. Podemos apreciar el alcance de esta responsabilidad democrática si tenemos en cuenta los comentarios de Dominic Cummings, antiguo asesor jefe del Primer Ministro del Reino Unido. En un testimonio prestado ante una comisión parlamentaria en mayo de 2021 (https://www.parliamentlive.tv/Event/Index/d919fbc9-72ca-42de-9b44-c0bf53a7360b , 14:02:35), Cummings dijo:

"En marzo empecé a recibir llamadas de varias personas, que decían que estas nuevas vacunas de ARNm bien podrían destrozar la sensatez convencional… Gente como Bill Gates y ese tipo de redes lo decían. En esencia lo que ocurrió es que había una red de personas, del tipo de Bill Gates, que decían que había que replantearse completamente el paradigma de cómo hacer esto [...] Lo que Bill Gates y gente así me decían a mí y a otros en el número 10, era que había que pensar en esto mucho más como con los programas clásicos del pasado. Pero lo que Bill Gates y la gente decía era que el rendimiento esperado con esto es tan grande que, incluso si se desperdician miles de millones, sigue siendo una buena apuesta… y eso es esencialmente lo que hicimos".

Cummings se refería a la respuesta de la política de salud pública del gobierno británico a una supuesta pandemia mundial. Se trataba de decisiones que afectarían a la salud de todos los hombres, mujeres y niños del país.

Sus comentarios revelan que el gobierno del Reino Unido se limitó a seguir las órdenes emitidas por la red de "gente tipo Bill Gates". El Estado británico diseñó una política nacional crucial a instancias de la Fundación Bill y Melinda Gates (BMGF). Actuaban bajo las instrucciones de una fundación privada exenta de impuestos.

La BMGF es una de las principales partes interesadas en el G3P. Al igual que el FEM, sus asociaciones con organizaciones gubernamentales e intergubernamentales son amplias.

Como sabemos ahora, las supuestas afirmaciones de seguridad y eficacia de las vacunas hechas por el BMGF y los políticos que implementaron la política de salud pública para ellos, no eran ni remotamente exactas. También sabemos que este fracaso es irrelevante para la BMGF porque el "rendimiento de esto es tan alto" que no importa.

Los think tanks se encuentran en el centro del G3P. Colaboran con otros socios del G3P para diseñar las agendas políticas que los gobiernos imponen a sus poblaciones.

Los think tanks, como el Royal Institute for Interantional Affairs (RIIA - Chatham House), están formados invariablemente por representantes de empresas multinacionales (incluidos los bancos centrales), instituciones financieras, ONG, fundaciones filantrópicas, donantes privados, organizaciones intergubernamentales, instituciones académicas y gobiernos, etc.

Por ejemplo, entre los miembros de Chatham House se encuentran las Naciones Unidas, la Fundación Bill y Melinda Gates, la Open Society Foundation, el Banco de Inglaterra, Astrazeneca, GlaxoSmithKline, Bloomberg, The Guardian, la City de Londres, la Comisión y la Unión Europea, BAE systems, Goldman Sachs, De Beers, BlackRock, China International Capital Corporation, Huawei, el Kings College de Londres, la London School of Economics (LSE), Oxfam, el ejército británico y gobiernos de todo el mundo. La lista continúa.

Imaginar que estas organizaciones globalistas son efectivamente impotentes y que existen simplemente para ayudar a los gobiernos a diseñar políticas, es extremadamente ingenuo. Un resumen más preciso ha sido ofrecido por algunos académicos. El profesor Hartwig Pautz escribió

"Tratan de influir en los responsables políticos y en el público en general y lo intentan a través de canales informales y formales, haciendo uso de su posición bien conectada en redes políticas, a menudo transnacionales, que abarcan partidos políticos, grupos de interés, empresas, organizaciones internacionales, organizaciones de la sociedad civil y burocracias de la administración pública. [...] Los responsables políticos necesitan cada vez más especialistas, árbitros o filtros que les ayuden a decidir qué información, datos y conocimientos políticos utilizar en sus procesos de toma de decisiones".

Sin embargo basta con ver los comentarios de personas como Dominic Cummings o Hillary Clinton para reconocer que incluso las observaciones de Pautz se quedan cortas. Siendo entonces Secretaria de Estado de EEUU, Clinton dijo que el papel del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) (como think tank de la política exterior de EEUU) era decirle al Departamento de Estado de EEUU "lo que deberíamos hacer y cómo deberíamos pensar en el futuro".

Los gobiernos, incluidos los de Estados Unidos, Rusia y China, son partes interesadas en el G3P. En 2017, hablando en un seminario de Harvard, el fundador y presidente ejecutivo del FEM, Klaus Schwab, dijo:

"La señora Merkel, incluso Vladimir Putin, etc., todos ellos han sido Jóvenes Líderes Globales del Foro Económico Mundial. Pero de lo que estamos realmente orgullosos ahora con la joven generación, como el Primer Ministro Trudeau, el Presidente de Argentina, etc., es de haber penetrado en los gabinetes. Así que ayer estuve en una recepción para el Primer Ministro Trudeau y sé que la mitad de este gabinete, o incluso más de la mitad de este gabinete, es para nuestros… en realidad Jóvenes Líderes Globales del Foro Económico Mundial".

Esto no fue un alarde ocioso. Líderes políticos como Tony Blair, Jacinda Ardern, Emmanuel Macron, Alexander De Croo (primer ministro belga), Sanna Marin (primera ministra finlandesa) y muchos más pesos pesados de la política han pasado por el programa YGL. Por eso, en un discurso a la nación canadiense en noviembre de 2020, en referencia directa al llamado Great Reset del FEM, el primer ministro canadiense Justin Trudeau dijo:

"Building back better (reconstruir mejor) significa conseguir apoyo para los más vulnerables, al tiempo que se mantiene el impulso de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible y los ODS. [...] Esta pandemia ha brindado la oportunidad de un reinicio. Esta es nuestra oportunidad de acelerar nuestros esfuerzos previos a la pandemia para reimaginar sistemas económicos que realmente aborden los desafíos globales, como la pobreza extrema, la desigualdad y el cambio climático."

https://unlimitedhangout.com/2022/02/investigative-reports/technocracy-the-operating-system-for-the-new-international-rules-based-order-1/

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